¿Qué se necesita para ser prudente?
No hace falta estar al frente de un ministerio, un ayuntamiento o un
ejército para dominar
una situación difícil con firmeza. Con esa máxima en la cabeza se puede
salvar una situación
tensa en casa o en el trabajo. Aunque el impulso nos pida dar un golpe
de fuerza para
demostrar nuestra valía, la actitud de callar a tiempo ante una
injusticia y exigir los propios
derechos en su momento será más eficaz. Por su puesto, en la
convivencia hombre/mujer
un pulso de fuerza por las bravas tiene mal fin. Callar, aguantar,
sonreír incluso, y a su hora
poner los puntos en su sitio, es más inteligente, más prudente y más
eficaz.
(Covadonga O ´Shea, El valor de los
valores, p. 181
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