domingo, 29 de enero de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 29 de enero al 4 de febrero 2023
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Jesucristo es hoy el mismo que ayer  
     El que es Dios verdadero nace como hombre verdadero, sin que falte
nada a la integridad de su naturaleza humana, conservando la totalidad
de la esencia que le es propia y asumiendo la totalidad de nuestra esencia
humana. Y al decir nuestra esencia humana, nos referimos a la que fue
plasmada en nosotros por el Creador, y que él asume para restaurarla.
                                                                       (San León Magno, Carta, 28, 3-4)
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                                Ciclo A, año Impar
Día 29. DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO
San Valero, obispo de Zaragoza, siglo III-IV
El mundo visible (I), n. 337-341
 
Día 30. lunes de la semana IV del Tiempo Ordinario
Santa Martina, mártir, siglo III
El mundo visible (II), n. 342-344
 
Día 31. martes, San Juan Bosco, presbítero y fundador, siglo XIX
El hombre, “a imagen de Dios”, n. 355-361
 
Día 01. miércoles de la IV semana del Tiempo Ordinario
Santa Viridiana, virgen y reclusa, siglo XIII
El hombre, “cuerpo y alma”, n. 362-368
 
Día 02. jueves. Presentación del Señor, fiesta
La Presentación de Jesús en el Templo, n. 529-530
 
Día 03. viernes de la IV semana del Tiempo Ordinario
San Blas, obispo de Sebaste (Armenia) y mártir, siglo IV
“Hombre y mujer los creó”, n. 369-373
 
Día 04. sábado de la semana IV del Tiempo Ordinario
San Andrés Corsini, obispo de Florencia, siglo XIV
El hombre en el Paraíso, n. 374-379
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La comunión de los santos, el perdón de los pecados,
 Artículo 10, primera parte.

viernes, 27 de enero de 2023

LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS,
EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Símbolo de los Apóstoles. Artículo 10

      “De la misma manera que en un cuerpo natural la actividad de cada miembro repercute en beneficio de todo el conjunto, así también ocurre en el cuerpo espiritual que es la Iglesia: como todos los fieles forman un solo cuerpo, el bien producido por uno se comunica a los demás: “Cada uno somos miembros los unos de los otros” (Rom 12, 5). Por este motivo, entre las verdades de fe que trasmitieron los Apóstoles, se encuentra la de que en la Iglesia existe una comunicación de bienes; es lo que el Símbolo quiere expresar con la “comunión de los santos”.
      Entre los miembros de la Iglesia el principal es Cristo, que es la cabeza: “Lo puso por cabeza sobre toda la Iglesia, la cual es su cuerpo” (Eph 1, 22-23). Por consiguiente, el bien producido por Cristo se comunica a todos los cristianos, como la energía de la cabeza a todos los miembros. Esta comunicación se lleva a cabo por medio de los sacramentos de la Iglesia, en los que opera la potencia de la Pasión de Cristo, que actúa dando gracia para el perdón de los pecados.
      Los sacramentos de la Iglesia son siete:

El primero es el bautismo que es una regeneración espiritual. Como no puede darse vida carnal si el hombre no nace carnalmente, tampoco puede darse vida espiritual, o vida de la gracia, si el hombre no renace espiritualmente. Esta regeneración tiene lugar en el bautismo: “Quien no renazca de agua y Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn 3, 5).
     Conviene notar que, de la misma manera que un hombre no nace más que una vez, igualmente sólo una vez es bautizado. Por ello los santos añadieron: “Reconozco un solo bautismo”.
     La eficacia del bautismo está en que limpia de todos los pecados en cuanto a la culpa y en cuanto al castigo merecido. Por este motivo a los bautizados no se les impone penitencia alguna por muy pecadores que hayan sido, y si en recibiendo el sacramento mueren, entran inmediatamente en la vida eterna. Por este motivo también, aunque sólo a los sacerdotes compete de este oficio el bautizar, en caso de necesidad puede hacerlo lícitamente cualquiera, con tal que emplee la forma del bautismo, que es: “Yo te bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
      Recibe este sacramento su eficacia de la Pasión de Cristo: “Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte” (Rom 6, 3). Por eso, del mismo modo que Cristo estuve tres días en el sepulcro, tres son las inmersiones que se realizan en el agua.

El segundo sacramento es la confirmación. Como los que nacen a la vida corporal, necesitan fuerzas para el ejercicio de sus funciones, los que renacen a la vida espiritual, necesitan el vigor del Espíritu Santo. Por ello recibieron el Espíritu Santo los Apóstoles después de la Ascensión de Cristo, para que fueran vigorosos: “Vosotros quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza de lo alto” 
(Lc 24, 49).
      Este vigor se confiere en el sacramento de la confirmación; por tanto, los que tienen niños a su cargo, han de ocuparse diligentemente de que sean confirmados, porque es grande la gracia que proporciona este sacramento. Si mueren, tendrán mayor gloria el confirmado que el que no lo ha sido, porque aquél recibió más gracia”.

   (Santo Tomás de Aquino, Escritos de Catequesis, El símbolo de los Apóstoles, Artículo 10, primera parte, p. 98-100)

domingo, 22 de enero de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 22 al 28 de enero 2023
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La llamada a la santidad universal  
      La luz de la vocación a la santidad conduce a ver de modo nuevo los
talentos de cada uno y las circunstancias en las que se encuentra, incluso
las adversas. No son algo fortuito ni ajeno a la vocación a la santidad y al
apostolado, sino que están incluidas en su realización.
               (Ernst Burkhart-Javier López, Vida cotidiana y santidad. Vol. 1, p. 205)
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                                 Ciclo A, año Impar
Día 22. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO
San Vicente, diácono y mártir, siglo III-IV
El misterio de la aparente impotencia de Dios, n. 272-274
 
Día 23. lunes, San Ildefonso, obispo, siglo VII
El Creador, n. 279-281
 
Día 24. martes, San Francisco de Sales, obispo y doctor
de la Iglesia, 1567-1621
Catequesis sobre la Creación, n. 282-289
 
Día 25. miércoles, Conversión de San Pablo, apóstol, fiesta
La vida del hombre: conocer y amar a Dios, n, 1-3
 
Día 26. jueves, Santos Timoteo y Tito, obispos, siglo I
La Creación, obra de la Santísima Trinidad, n. 290-292
 
Día 27. viernes de la III semana del Tiempo Ordinario
San Ángela de Mérici, fundó la Comunidad de
Hermanas Ursulinas, siglo XVI
“El mundo ha sido creado para la gloria de Dios” n. 293-294
 
Día 28. sábado, Santo Tomás de Aquino, presbítero dominico,
doctor de la Iglesia, siglo XIII
El Misterio de la Creación, n. 295-298
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La santa Iglesia católica, Artículo 9, segunda y última parte

sábado, 21 de enero de 2023

I. Persona, familia y sociedad desde la fe en Dios
   que es uno y trino


6.     La vida es un don que ha salido de las manos de Dios. Todo lo creado
lleva un sello trinitario y de manera especial la persona, varón y mujer,
a quien Dios ha amado por sí misma. En la creación del ser humano,
«hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gen 1, 26), interviene
toda la Trinidad, Dios Padre que crea, el Hijo que moldea el barro
del alfarero y el Espíritu que alienta la vida. La primera familia humana
y la encomienda que recibe en su propia condición sexuada, «sed fecundos
y multiplicaos» (Gen 1, 28), es un «sacramento primordial» en
el que se recoge el plan de Dios para la humanidad y para la casa común
que se les ha regalado: sed familia y cuidad el hogar. Las reflexiones
sobre la Trinidad ayudaron a comprender el significado del ser personal.
Hoy, cuando la persona es reducida a individuo, la recuperación de
la concepción trinitaria de persona puede ayudarnos a salir del encierro
del individualismo. La fe trinitaria nos ofrece una propuesta de familia
y sociedad. La familia es «sacramento primordial» de esa propuesta.

1. Una antropología que ayude a interpretar todo lo humano

7.     La Iglesia puede ofrecer la propuesta de una antropología adecuada
a la experiencia humana elemental. 3 cf. Juan Pablo II, Catequesis de los miércoles sobre
matrimonio y familia «Teología del cuerpo» (1979-1984)
. Experta en humanidad, acoge en
su seno existencias personales de hombres y mujeres con nombres y
rostros, de personas en acción a quienes la pregunta radical que Dios
hace a todo hombre en sus dos primeras palabras dirigidas a los humanos
en la Escritura: Adán «¿dónde estás? (Gen 3, 9); Caín ¿dónde está
tu hermano?» (Gen 4, 9), los ayudan a caer en la cuenta de dónde estamos
situados: es decir de tener una innegociable racionalidad, despertándoles
así la conciencia de las polaridades que constituyen el ser
personal: cuerpo-espíritu, hombre-mujer, individuo-sociedad.

8. ¿Cuál es la experiencia humana elemental?:
– que somos amados. Amor que se expresa en el don de la vida, en
nuestra corporalidad y conciencia.
– que somos cuerpo y que podemos reflexionar sobre este dato. Porque
nuestro cuerpo nos dice que hay una diferencia sexual —masculino,
femenino— que tiene un significado y que podemos reflexionar sobre él.
– que la conciencia de lo que somos y de nuestras relaciones nos
permite reconocer nuestro yo personal, familiar y social.
     Por tanto, si la experiencia humana elemental nos dice que somos
don, cuerpo-espíritu, cuerpo sexuado y sujetos miembros de un pueblo
—es decir, personas relacionales y no individuos aislados—, nos
hace falta una reflexión antropológica sobre lo que somos como seres
humanos que sea adecuada a esa experiencia humana elemental, que logre
acoger y, al mismo tiempo, expresar todas las potencialidades de la
dimensión personal, de la dimensión relacional-afectiva y de la dimensión
institucional que nos constituyen. Pensamos que la fe en Dios, uno
y trino, y la antropología que de esa fe se deriva ofrecen una respuesta
«adecuada» a estas nuestras experiencias más elementales.

9. Queremos reflexionar y comunicar esta propuesta antropológica
que responde a la verdad de lo que el ser humano es. En esta reflexión,
es de extraordinaria importancia el significado de la diferencia
sexual. Es preciso un nuevo diálogo sobre la vocación del hombre y
de la mujer, previo a los roles sociales y económicos que hombre y
mujer desempeñan. Benedicto XVI habla al respecto de una «ecología
del hombre»: «Quisiera afrontar seriamente un punto que —me parece—
se ha olvidado tanto hoy como ayer: hay también una ecología del
hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar
y que no puede manipular a su antojo» 4.

10. Esta antropología religadora de todo lo humano, personal, ambiental
e institucional, solo se sostiene si hay una religación fundante,
un Padre que abraza y reúne a la familia en el hogar común. Una antropología
adecuada a la experiencia humana es aquella que acoge y
aúna la dimensión personal (corporal-espiritual), la dimensión relacional
afectiva (deseo-amor) y la dimensión público-institucional (fecundidad-
solidaridad). Además, da respuesta a los latidos profundos del
corazón humano —libertad, amor, alegría— sin contraponerlos y sin
pensar que cada uno de ellos va por su cuenta. Una libertad situada
entre la verdad y el bien; pero, por otra parte, una libertad herida, a la
que la fe ofrece redención para que pueda amar sin reservas y encuentre
la alegría.

     No cabe una división entre problemas propios de la moral social y
problemas de la moral personal. Esta propuesta denuncia la falsedad de
la división entre asuntos privados y públicos, que además deja en tierra
de nadie el ámbito familiar.
     Si la cuestión antropológica es hoy el centro de la cuestión social,
hemos de concluir recordando uno de los textos más luminosos del
Concilio Vaticano II:
    En realidad, el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo
encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de
venir, es decir, Cristo nuestro Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación
del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre
al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación (GS 22).

                               4.Benedicto XVI, Discurso al Parlamento alemán (22.9.2011).

(Editorial Edice, El Dios fiel mantiene su alianza, DT 7,9, p.17-19, continúa)

domingo, 15 de enero de 2023

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 15 al 21 de enero 2023
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      Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida
cómoda, sino un corazón enamorado.  (San Josemaría, Surco, n. 795)
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                                 Ciclo A, año Impar
Día 15. DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO.
San Mauro, abad, siglo VI
Los símbolos de la fe, n. 185-197
 
Día 16. lunes de la II semana del Tiempo Ordinario.
San Marcelo I, Papa, siglo IV
“Creo en un solo Dios”, n. 198-202
 
Día 17. martes, San Antonio Abad, 250-350
Dios revela su nombre, n. 203-213
 
           Semana 18/24, oración por la unidad de los cristianos
Día 18. miércoles de la II semana del Tiempo Ordinario.
Santa Prisca o Santa Priscila, mártir, siglo I
“El sagrado Misterio de la Unidad de la Iglesia”, n. 813-814
 
Día 19. jueves de la II semana del Tiempo Ordinario.
San Mario, obispo, siglo VI
Los vínculos de la unidad, n. 815-816
 
Día 20. viernes de la II semana del Tiempo Ordinario
San Sebastián, mártir, siglo IV
Las heridas de la unidad, n. 817-819
 
Día 21. sábado, Santa Inés, mártir, siglo IV
Hacia la unidad, n. 820-822
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Preparación Santa Misa/ Recogimiento y la acción
Capítulo 4, segunda y última parte.

viernes, 13 de enero de 2023

    «A los que he hecho daño de alguna manera, les pido perdón de todo corazón»
      Se hace público el testamento espiritual de Benedicto XVI:
   «¡Manteneos firmes en la fe!»
 
"Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mis oraciones salen de mi corazón, día a día", escribió Benedicto XVI.
 
En las últimas horas ha transcendido el testamento espiritual que dejó escrito Benedicto XVI el 29 de agosto de 2006. Un legado para todos los cristianos que no tiene desperdicio
              A continuación, reproducimos íntegramente este valioso y bello texto:
 
"Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he recorrido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. En primer lugar, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me dio la vida y me guió en diversos momentos de confusión; siempre me levantó cuando empecé a resbalar y siempre me devolvió la luz de su semblante. En retrospectiva veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y fatigosos de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guio bien.
       Doy gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí una morada magnífica que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La lúcida fe de mi padre nos enseñó a los niños a creer, y como señal siempre se ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin este constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta. 
       De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a Su bondad. Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y os lo ruego, queridos compatriotas: no os dejéis apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.
       A todos aquellos a los que he hecho daño de alguna manera, les pido perdón de todo corazón.
Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia están confiados a mi servicio: ¡manteneos firmes en la fe! No se confundan. A menudo da la impresión de que la ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por otro- es capaz de ofrecer resultados irrefutables en contradicción con la fe católica. 
He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he podido comprobar cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas sólo aparentemente pertenecientes a la ciencia; del mismo modo que, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el límite del alcance de sus pretensiones, y por tanto su especificidad. 
       Hace ya sesenta años que acompaño el camino de la Teología, en particular de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles, demostrando ser meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la maraña de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.
Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mis oraciones salen de mi corazón, día a día.

Benedictus PP XVI.          (Publicado en omnes el 1 de enero 2023)
 
PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN
DE LA SANTA MISA 
Romano Guardiani, capítulo 4. El recogimiento y la acción

      “Lo mismo vale para los diferentes movimientos y ademanes. ¿Hay algo más desagradable que el modo en el muchos entran en el templo y se sientan, después de haber realizado en forma displicente una genuflexión? ¿No es igual a la forma en que alguien se sienta en el banco de una plaza o en la butaca de un cine? Evidentemente no saben dónde están, ya que cuando ellos, después del culto, visitan a alguien que les interesa, seguramente se comportan de manera diferente. Pero en lo que respecta al hecho mismo de estar sentado, en el templo, tiene una significación mayor que la de brindar comodidad, ya que es la postura que adopta quien escucha con recogimiento. De la misma manera, el arrodillarse en el templo significa también una cosa completamente distinta del mismo gesto ejecutado por el cazador cuando apunta con su fusil, porque es el sacrificar la postura erguida delante de Dios. Incluso el estar de pie en la iglesia tiene un sentido más profundo que el hecho de hacer un alto en el camino o de detenerse para iniciar un recorrido, por cuanto es la postura de reverencia ante el Señor de los cielos. Pero todo esto puede hacerse solamente, y de manera digna, si se está metido en el asunto, y esto último lo consigue únicamente quien se recoge.

     Algunas veces, hay oportunidad de observar disimuladamente en una función teatral los rostros de aquéllos que escuchan o miran; estos rostros orientados hacia algo y observando con tanta atención puede causar una impresión tan fuerte, que asusta y obliga a desviar la mirada. En la mirada humana, está todo el hombre. Mirar el altar con los ojos impregnados de fe significa mucho más que estar convencido de que ése es el lugar donde se desarrolla la acción sagrada: ese mirar es ya participación. Una vez presencié, en la catedral de Monreale, en Sicilia, como el pueblo asistía a la solemnidad del sábado Santo. Al momento de marcharme, la celebración llevaba más de cinco horas y todavía no había concluido. La gente no tenía libros ni tampoco rezaba el rosario, lo único que hacía era contemplar, pero lo hacían de tal modo, que los que asistían estaban totalmente sumergidos en la ceremonia. ¡Cómo se ha ido perdiendo poco a poco esta capacidad de contemplar! El hábito del recogimiento. El que todavía es conservado por el hombre sencillo que se ha criado en la tradición cristiana. La mirada hacia el altar es precisamente tan profunda como lo es el recogimiento del cual ella proviene.

    Por ejemplo, consideremos los gestos litúrgicos. Pensemos en el más simple y, al mismo tiempo, el más sagrado de todos: la señal de la cruz. El modo en que, a menudo, se lo ejecuta, a la manera de un movimiento negligente y deforme, ¿no es verdaderamente escándalos? En el ánimo y en la mente de quien lo ejecuta, ¿no es idéntico al gesto que él hace cuando saludo rápidamente a alguien, en una forma completamente indiferente? ¡Pero este gesto, así realizado, no es aquél por medio del cual marcamos nuestro cuerpo con el símbolo de la muerte de Cristo, atravesamos nuestra alma con la imagen de la redención, reconocemos al Señor y nos ponemos bajo su amparo y protección! Reflexionemos sobre el modo en que vamos a comulgar.

     Nosotros no vamos a la iglesia para “presenciar la misa”, que, por lo general, significa mirar sin tomar parte, sino que vamos para adorar a Dios, junto con el sacerdote. Lo que hacemos allí debe ser culto tributado a Dios, desde la entrada y hacerse presente en el templo, pasando por arrodillarse, el sentarse y el ponerse de pie, hasta la recepción de la sagrada comunión. Pero esto sólo puede lograrse, cuando el ánimo está verdaderamente presente y el espíritu está atento.
    El hombre se sitúa frente a Dios y vive con Él, cuidando y viviendo la Liturgia”

     (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / El recogimiento y la acción, p. 27-29, capítulo 4, segunda y última parte)

lunes, 9 de enero de 2023

       En el blog se acaba de incorporar en “los enlaces” el siglo XI de
DOS MIL AÑOS DE CRISTIANISMO, junto a los diez siglos anteriores

En las llamas “Páginas”, como ya se sabe, se encuentran las carpetas o
archivos de las siguientes materias:

     CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA – FAMILIA – FORMACIÓN –                        DIVULGACIÓN  - BIOGRAFÍAS – LIBROS DE INTERÉS

 

domingo, 8 de enero de 2023

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 8 al 14 de enero 2023
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¿Conocemos nuestra dignidad?     
      La más alta razón de la dignidad humana está en la vocación
del hombre a la comunión con Dios. Ya desde su nacimiento el
hombre está invitado a un diálogo con Dios, pues no existe sino
porque, creado por el amor de Dios, también gracias al amor
sigue existiendo; y no vive plenamente según la verdad si no
reconoce libremente ese amor y se entrega a su Creador.
                      (Vaticano II, Const. Pastoral “Gaudium et spes”, n. 19)
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                                 Ciclo A, año Impar
Día 08. DOMINGO. EL BAUTISMO DEL SEÑOR.
San Severino, presbítero, siglo V
El Bautismo de Jesús, n. 535-537
                   Termina del Tiempo de Navidad
  
                  Primera semana del Tiempo Ordinario
Día 09. lunes de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir, siglo IX
“Yo sé en quien tengo puesta mi fe”, n. 150-152
 
Día 10. martes de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Gregorio de Nisa, obispo, siglo IV
La fe y la inteligencia, n. 156-159
 
Día 11. miércoles de la I semana del Tiempo Ordinario.
Santo Tomás de Cori, presbítero franciscano, 1655-1729
Libertad, necesidad y perseverancia, n. 160-162
 
Día 12. jueves de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Benito Biscop, abad, siglo VII
La fe, comienzo de la vida eterna, n. 163-165
 
Día 13. viernes de la I semana del Tiempo Ordinario
San Hilario de Poitiers, obispo y doctor de la Iglesia, siglo IV
Creemos, n. 166-171
 
Día 14. sábado de la semana del Tiempo Ordinario.
San Juan de Ribera, religioso, siglo XVI
Una sola fe, n. 172-175
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Derecho natural, relativismo y democracia, Benedicto XVI
(en páginas: Formación)
Selección de 10 libros sobre Joseph Ratzinger / Benedicto XVI
(Divulgación)

viernes, 6 de enero de 2023

        Derecho natural, relativismo y democracia en Ratzinger

Tres, entre otros muchos, son los aspectos que se pueden destacar de la obra teológica y
hasta pastoral de Joseph Ratzinger y que son perfectamente actuales: su defensa del
derecho natural, su crítica firme y razonada a la dictadura del relativismo y su análisis
-de la democracia que, en la actualidad, se vive en muchos países de occidente.


La muerte de Benedicto XVI ha puesto de actualidad su pensamiento. El pensamiento
de un teólogo señero, desde sus primeros tiempos en Alemania, hasta sus últimos días
en el Vaticano.

Las opiniones sobre sus ideas y sobre sus escritos han sido muy variadas y muchas de ellas 
apenas han diferido de las que se plasmaron durante su vida. Ya desde sus tiempos de prefecto 
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hasta sus encíclicas una vez elegido Papa, esas 
opiniones- de las que en muchos casos no se puede obviar una cierta mala fe- sí que pueden 
pecar de una superficialidad acorde con la fluidez del pensamiento que se viveen estos tiempos.

Desde el “panzercardenal” hasta su integrismo o ser el perro guardián de la Iglesia en tiempos de 
Juan Pablo II, de Benedicto XVI se han dicho muchas cosas y no siempre justas por reduccionistas.

Limitar su figura a la de un Papa que luchó contra la pederastia en la Iglesia o como adversario de 
la Teología de la Liberación o azote de la heterodoxia en su propio país, es demasiado simple.

Tres, entre otros muchos, son los aspectos que se pueden destacar de la obra teológica y hasta 
pastoral de Joseph Ratzinger y que son perfectamente actuales: su defensa del derecho natural, 
su crítica firme y razonada a la dictadura del relativismo y su análisis de la democracia que en 
la actualidad, se vive en muchos países de occidente.

Un relativismo que “lo inunda todo en nombre de la tolerancia, provoca que también los derechos
humanos se relativicen y eso abre la puerta a la intolerancia”.

“Se niega la existencia de una verdad absoluta, lo que cada uno opina es la verdad y se establece 
como dogma, la ausencia de dogmas.

“No existe una verdad absoluta que sea válida para todos los hombres, sino que la verdad
se construye en cada época de la historia.

Se niega de esta manera la existencia de un derecho natural válido para toda la humanidad que 
esté por encima de modas, de opiniones y por supuesto de mayorías supuestamente democráticas.

Dice Ratzinger que la “vedad existe y el hombre puede encontrarla y es libre para hacerlo”

A este respecto, vienen a cuento las palabras de Chesterton cuando decía que “nosotros los católicos 
no queremos una religión cuando nosotros tenemos razón. Lo que queremos es una religión que tenga razón cuando nosotros estemos equivocados”.

La verdad, la búsqueda de la verdad, fue una de las constantes de Ratzinger como pensador. Decía que “ahora a la búsqueda de la verdad se la llama absolutismo”.

Y de ahí su pensamiento sobre la democracia. “La democracia solo puede florecer cuando los líderes políticos son guiados por la verdad. Una democracia sin valores puede perder su propia alma”.

“La democracia opera con el principio de las mayorías, pero la historia nos enseña que también las mayorías pueden ser ciegas e injustas. La razón y el derecho son condiciones necesarias para conservar la salud de la democracia y de las instituciones”.

Y continua su razonamiento: “No debe tener vigencia el derecho del más fuerte sino más bien, la 
fuerza del derecho”. “Como es difícil encontrar la unanimidad entre los hombres, la formación democrática del consenso tiene como instrumentos la delegación y la toma de las decisiones por mayoría. Pero ¿se puede seguir hablando de justicia y de derecho cuando una mayoría aplasta a una minoría?”.

“El principio mayoritario deja siempre abierta la cuestión de los principios éticos del derecho, algo 
que es injusto en sí mismo o algo que es incuestionablemente conforme a derecho. Algo que precede 
a cualquier decisión de la mayoría y que debe ser respetado por ella”.

Ideas claras, actuales y vigentes, que deberían hacer reflexionar a muchos más allá de integrismos, ortodoxias y heterodoxias.
                                     Félix Gallardo, publicado en ECD. Confidencial Digital, 6 de enero 2023

jueves, 5 de enero de 2023


SELECCIÓN DE 10 LIBROS SOBRE JOSEPF RATZINGER Y
EL PAPA BENEDICTO XVI

1, Carta Encíclica CARITAS IN VERITATE. Sobre el desarrollo humano integral en la caridad 
y en la verdad. Documentos MC, Palabra, 143 p. 8 €-

2, INFORME SOBRE LA FE. Joseph Ratzinger entrevistado por el periodista Vittorio Messori, Colección Popular, n 66 BAC, 16 €

3, LA SAL DE LA TIERRA. Cardenal Joseph Ratzinger. Cristianismo e Iglesia católica ante 

el nuevo milenio. Quién es y cómo piensa Benedicto XVI. Una conversación con Peter Seewald, 
décimosegunda edición, 310 p. 19 €

4, LA PALABRA DEL SEÑOR. Exhortación Apostólica postsinodal “VERBUM DOMINI” 

del Santo Padre Benedicto XVI. Colección Magisterio de la Iglesia, Editorial Edibesa, 198 p. 6 €

5, LUZ DEL MUNDO. Benedicto XVI. El Papa, La Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald, voz sincera y cercana de un papa ante un mundo en plena transformación, Editorial Herder, 226 p. 14,95 €

6, INTRODUCCIÓN AL CRISTIANISMO. Lecciones sobre el Credo Apostólico, Joseph 

Ratzinger, decimoquinta edición. Editorial Sígueme, 314 p. tala dura, marzo 2022, 18 €

7, Carta Encíclica SPE SALVI. Sobre la esperanza cristiana. Colección Documentos MC, 

Ediciones Palabra, 90 p. 7 €

8, Benedicto XVI. UNA VIDA. Biografía. Reciente publicación del prestigioso periodista Peter Seewald, Editorial Mensajero, 1184 p. tapa dura, 29,92 €

9, Benedicto XVI Habla sobre LA FAMILIA. Comentarios: Mons. Mario Iceta, Augusto 

Sarmiento y Javier Escrivá Ivars. Coordinador: Pablo Blanco. Ediciones Palabra, 200 p. 15,50 €

10, SACRAMENTUM CARITATIS. Exhortación Apostólica sobre la Eucaristía fuente y 

culmen de la vida y de la misión de la Iglesia, 160 p. Palabra, 8 €




domingo, 1 de enero de 2023

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 1 al 7 de enero 2023
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      Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la octava de la
Natividad del Señor y en el día de su Circuncisión. Los Padres del
Concilio de Éfeso la aclamaron como “Theotokos”, porque en ella
la Palabra se hizo carne y acampó entre los hombres el Hijo de Dios,
príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
                                                                   (Elogio del Martirologio Romano)
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                             Ciclo A, año Impar

Día 01. DOMINGO. OCTAVA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS,
solemnidad.
La maternidad virginal en el designio de Dios, n. 502-507
            Termina La Octava de la Natividad del Señor

Día 02. lunes, Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno,
Obispos y doctores de la Iglesia, siglo IV
Verdadero Dios y verdadero hombre (I), n. 464-467


Día 03. martes, Feria del Tiempo de Navidad.
Santísimo Nombre de Jesús.
Verdadero Dios y verdadero hombre (II), n. 468-469

Día 04. miércoles, Feria del Tiempo de Navidad.
La humanidad del Hijo de Dios (I), n. 470

Día 05. jueves, Feria del Tiempo de Navidad.
La humanidad del Hijo de Dios (II, n. 471-475

Día 06. viernes, Epifanía del Señor, solemnidad.
La manifestación como Mesías, n. 528

Día 07. sábado, Feria del Tiempo de Navidad.
San Raimundo de Peñafort, presbítero dominico, 1175-1275
El Bautismo de Cristo, n. 1223-1225
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La Iglesia entona un emotivo himno de acción 
de gracias por Benedicto XVI

El Pontífice ha elevado «con conmoción» un Te Deum sin precedentes en la historia de agradecimiento a Dios por el don de Joseph Ratzinger «a la Iglesia y al mundo»

Jesús Colina Corresponsal en Roma y El Vaticano periódico El Debate 31.12.2022


Nadie lo había programado. Joseph Ratzinger falleció en el día que la Iglesia consagra a la acción de gracias. De este modo, la Basílica de San Pedro del Vaticano se convirtió en testigo del Te Deum de fin de año más emocionante que pueda recordarse.

El templo más grande del catolicismo, con una capacidad de acogida de unas 20 mil personas, se llenó para unirse al Papa Francisco en el reconocimiento del servicio de Joseph Ratzinger. Su sucesor no utilizó palabras vacías. Abrió su corazón para confesar lo que más le había tocado en sus años de relación con el Papa alemán: «su gentileza».

«Con conmoción recordamos su persona tan noble, tan gentil. Experimentamos en el corazón profunda gratitud - confesó-: gratitud a Dios por haberlo donado a la iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que hizo; y, sobre todo, por su testimonio de fe y oración, especialmente en estos días de vida retirada. Solo Dios conoce la fuerza de su intercesión y sacrificios, ofrecidos por el bien de la Iglesia».

Escuchaba entre la asamblea las palabras del Papa, Verónica Rossi, enfermera de 41 años de Milán. Tenía libre ese día y logró subirse a un tren de alta velocidad y llegar a tiempo para participar en la celebración: «Benedicto XVI con sus homilías y escritos fue mi verdadero catequista. Tenía que venir», reconoce a El Debate.

«Ojos llenos de amor»

Entre los presentes se encontraba también el cardenal Angelo Amato, quien fue secretario del entonces cardenal Joseph Ratzinger, cuando este era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes ser elegido Papa.

«Fue un santo, su muerte me apena profundamente -logra decir el purpurado entre lágrimas-. Merece ser recordado por el pueblo, porque iluminó a la Iglesia con su cultura. Sin palabras huecas, sino con un pensamiento reflexivo y serio, filtrado por la verdadera tradición cristiana: me alegra poder dar testimonio de ello».

«Le vi hace poco, hace un mes –recuerda el cardenal, hoy prefecto emérito de la Congregación vaticana para las causas de los santos–. Sufría, ya no tenía casi voz, pero estaba muy consciente. Su voz era tan suave que ni siquiera se entendía lo que decía, pero sus ojos estaban llenos de amor. Debo dar las gracias a monseñor Georg Gänswein, que le ayudó hasta el final. Fue él quien me traducía las palabras del Papa emérito que yo no podía entender ni comprender».

Desde el Cielo «nos ve y nos bendice»


El mejor portavoz del sentimiento de los católicos italianos ha sido el presidente de su Conferencia episcopal. El cardenal Matteo Maria Zuppi, ha reconocido cómo «durante años, el Papa emérito Benedicto se asomó a la ventana de la Plaza de San Pedro. Y cuando celebró el funeral de San Juan Pablo II hizo referencia a esta imagen».

«Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora junto a la ventana de la Casa del Padre, nos ve y nos bendice –añadió el cardenal Zuppi, arzobispo de Bolonia–. Sí, ¡bendícenos Santo Padre! Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora hacia la gloria eterna de su Hijo».

Fuerza en la fragilidad


El padre Federico Lombardi, quien fue portavoz de Benedicto XVI y ahora es presidente de la Fundación Joseph Ratzinger, constataba antes de la ceremonia: «Por fin llegó el momento de su encuentro con el Señor. Desde luego, no puede decirse que fuera inesperado y que nuestro querido anciano llegara sin preparación. Si su predecesor nos había dado un precioso e inolvidable testimonio de cómo vivir en la fe una dolorosa enfermedad progresiva hasta la muerte, Benedicto XVI nos dio un hermoso testimonio de cómo vivir en la fe la creciente fragilidad de la vejez durante muchos años hasta el final. El hecho de que renunciara al papado en el momento oportuno le permitió –y a nosotros con él– recorrer este camino con gran serenidad».

Peregrinos de todo el mundo para el adiós


Mientras tanto, miles de peregrinos de los cinco continentes se han agolpado en las páginas web de compañías aéreas para buscar en internet un billete a Roma y poder despedirse del Papa Benedicto XVI.

Según el prefecto de la ciudad de Roma, Bruno Frattasi, se espera que entre «30 y 35 mil personas al día» se acerquen a la basílica vaticana para despedirse ante el féretro del Papa Benedicto. «Prevemos que para el 5 de enero, día del funeral, una afluencia aproximada de entre 50 y 60 mil personas», añadió el prefecto.