domingo, 30 de abril de 2023

                                           El problema fundamental de España

España tiene un grave problema político, pero el problema de España no es político. El cambio de Gobierno no basta. Es necesario, pero no suficiente. La final se juega en otro estadio
                                      30/04/2023 Periódico El Debate, Ignacio Sánchez Cámara

Muchos españoles esperamos que este año electoral nos traiga un cambio de gobierno que estimamos imprescindible e inaplazable, pero no debemos esperar de él la solución de los más hondos problemas nacionales. El problema fundamental de España no es político, en realidad nunca suele serlo. La política constituye un orden superficial de la vida social, muchas veces el más visible, el que hace más ruido, pero nunca el más radical y profundo. Lo peor es que además distrae la atención y buscamos en él la clave de lo que nos pasa, pero no se encuentra ahí.

Nada de esto quita un ápice a la gravedad de nuestra situación política. El Gobierno está haciendo mucho de lo que nunca debe hacer uno democrático. La democracia no sólo afecta a la legitimidad de origen, sino también a la de ejercicio. Un gobierno elegido democráticamente puede adoptar decisiones que no lo son. La democracia también consiste en defensa de los derechos, división de poderes, respeto a la crítica de la oposición y mucho más. Votar es condición necesaria, pero no suficiente, de la democracia. En ella, caben decisiones y programas políticos muy diferentes, pero hay otros que quedan excluidos. Ni el Gobierno ni el Parlamento pueden vulnerar derechos, imponer una ideología, una visión de la verdad religiosa, moral, filosófica, histórica o científica a toda la sociedad, no puede excluir a la mitad de la ciudadanía, ni mentir ni robar. Un ejemplo: el aborto. Cabe la penalización, la despenalización parcial, la despenalización total, la tolerancia general. Naturalmente, no afirmo que todo eso dé igual. Pero lo que no cabe es su consideración como un derecho, entre otras cosas, porque vulnera la obligatoria protección jurídica de la vida humana. Considerar el aborto como un derecho no sólo es inmoral e ilegal. Es, también, antidemocrático.

Los políticos están sobrevalorados en lo relativo a su influencia en la sociedad. Aunque lo pretendan no son arquitectos arbitrarios del orden social. A lo más profundo de la vida colectiva nunca llegan plenamente. Tampoco es cierto que constituyan el grupo (la «casta») peor de la sociedad. No es razonable pensar que ciudadanos sabios y justos se dejen gobernar por una legión de ignorantes desvergonzados. Algo falla. Pero, desde luego, tampoco son devotos de las sabias palabras del Rey Salomón, dirigidas a Dios, en el bíblico Libro de los Reyes: «Concede a tu siervo un corazón dócil, para que sepa juzgar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal». Lo del corazón dócil no va con los petulantes soberbios, ni aspiran a distinguir entre el bien y el mal quienes se erigen en sus definidores.

Existen, pues, otros problemas nacionales, prepolíticos, como el estado de la vitalidad social, el ambiente de disociación y particularismo (la horrible tragedia del nacionalismo separatista), la hemiplejia moral, la ausencia de un proyecto de vida en común, la falta de minorías ejemplares o su escasez, o la falta de reconocimiento que reciben. Aquí se juega lo que luego llega a la política como enfermedad total. Pero dentro de estos problemas sobresale uno, el fundamental, la causa de las causas: la indigencia intelectual y moral, el declive de la inteligencia y de la virtud. Existen, al menos, cuatro posiciones relevantes ante el bien y el mal. Quienes, católicos o no, optan en favor de la moral clásica de raíz cristiana, que ha sido durante siglos la vigente en Europa. Otros que la repudian en nombre de una moral laica, progresista y, en última instancia, atea. Entre estas dos, pese a sus radicales diferencias, cabe, y es preciso, el diálogo. Al fin y al cabo, las ideas modernas proceden del cristianismo, se hayan vuelto o no locas. Está también la muchedumbre de los indiferentes, a quienes les importa su bienestar y no ninguna disquisición sobre el bien y el mal. Y, por último, los que dispensan la semilla del diablo al optar, deliberadamente o no, por el mal. Ignoro el reparto numérico entre las cuatro opciones, pero intuyo que asistimos a una alianza, de momento triunfante, entre las dos últimas, las peores, la coalición entre los indiferentes y los malos.

España tiene un grave problema político, pero el problema de España no es político. El cambio de Gobierno no basta. Es necesario, pero no suficiente. La final se juega en otro estadio.

 
Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 30 de abril al 6 de mayo 2023
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Abiertos al don de la vida
      Incorporados a la “teología del cuerpo” de Juan Pablo II y la
“teología del amor” de Benedicto XVI han permitido redescubrir la
riqueza de la antropología bíblica y de la tradición cristiana sobre
las citadas realidades, poniendo de manifiesto la belleza y el
misterio de la comunidad fecunda del hombre y de la mujer abierta
al don de la vida. 
            (AEDOS, XIII seminario, 12.V.2012, El lenguaje del cuerpo humano)
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                      Tiempo Pascual
Día 30. DOMINGO IV DE PASCUA.
Santa Sofía de Ferino, virgen y mártir, siglo III
El Sacramento del Orden, n. 1536-1538
 
Día 01. lunes de la IV semana de Pascua.
San José Obrero
El único sacerdocio de Cristo, n. 1544-1547
 
Día 02. martes. San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, 295-373
In persona Christi Capitis…, n. 1548-1553
 
Día 03. miércoles. Santos Felipe y Santiago, apóstoles, siglo I
La Iglesia es apostólica, n. 857
 
Día. 04. jueves de la IV semana de Pascua.
San Antonio Pierozzi de Florencia, 1389-1459
El Sacramento del Matrimonio, n. 1601-1605
                     
Día. 05. viernes de la IV semana de Pascua.
San Ángel, carmelita, mártir, 1185-1226
El matrimonio en el Señor, n. 1612-1617
 
Día 06. sábado de la IV semana de Pascua.
Beato Bartolomé Pucci-Franceschi, presbítero franciscano, 1245-1330
La celebración del matrimonio, n. 1621-1624
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Preparación para la Santa Misa
El espacio sagrado, capítulo 5, segunda y última
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miércoles, 26 de abril de 2023

PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN

DE LA SANTA MISA
Romano Guardiani, capítulo 5. El espacio sagrado 

      “En su discurso en el Areópago, en Atenas, san Pablo dice: “En él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17, 28). Ninguna partícula del universo puede subsistir, si no está impregnada de Dios. Sin embargo, hay una presencia efectiva y una morada actual de Dios en el mundo. Todo el Antiguo Testamento relata la historia de su venida y de su permanencia entre los hombres, de cómo los ha gobernado y dirigido y del destino que su amor por ellos los hizo cargar sobre sus espaldas. Pero la última y sustancial venida, presencia y morada de Dios entre nosotros es Cristo. El prólogo del Evangelio de san Juan dice que la Palabra “estaba en el mundo y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron”, Y agrega, “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (san Juan 1, 10-11; 14)

      Donde estaba Jesús esta Dios. Cuando Jesús entraba en el templo, iba a una casa o caminaba por las calles, allí estaba Dios, en un forma tan particular y expresiva, que se debe añadir que, así como estaba allí, al mismo tiempo no estaba en el umbral del templo, en otra casa o en otra calle cualquiera. Hablar así parece extraño, infantil, espiritualmente torpe, pero, sin embargo, es verdad. La verdad es siempre la verdad, y ella declara que algo real y esencial se presenta, es visto y expresado manifiestamente. Pero hay distintos grados jerárquicos de la verdad, pues algunos son superiores y más nobles que otros. Es una verdad maravillosa la que afirma que Dios está en todas partes, gobierna como Creador cada lugar del mundo y lo sostiene con su poder y con su amor. Pero hay otra verdad, mucho más noble y sagrada, que nos revela que Dios ha venido efectivamente en Cristo, de tal modo que allí donde estuvo Cristo también de una manera novedosa y específica, estaba presente Dios, una manera que nuestro pensamiento no comprende, porque no puede ponerla en consonancia con la omnipresencia divina, que es experimentada por la intimidad viva de nuestro espíritu como el más profundo misterio del amor de Dios.

      A partir de esto, se logra también la respuesta de por qué el templo eclesial es casa de Dios y recinto sagrado. En primer lugar, por el hecho de que el obispo, en virtud de su ministerio, lo separa del vínculo universal que tiene el mundo del hombre con la realidad natural, lo aparte de las finalidades y aplicaciones de la existencia cotidiana y se lo adjunta a Dios. De este modo, lo convierte en propiedad de Dios, en expresión de su inaccesibilidad, reflejo de su santidad y signo de su soberanía. Pero esto es, antes que nada, una anticipación, pues, en sentido específico, el lugar se torna sagrado en virtud de la celebración del memorial del Señor. En la consagración del pan y del vino, él mismo se hace actualmente presente en una forma que sólo es válida aquí. Él permanece en medio de la comunidad reunida de los fieles, con su amor redentor y con su destino salvífico universal. En la comunión, él se da como alimento y luego vuelve a marcharse. Así, una y otra vez, tiene lugar el “paso del Señor”, y la Iglesia es el espacio el cual se consuma esta venida, permanencia y partida del Señor. Tales pensamientos nos preparan para celebrar la santa Misa. Afirmar que el templo es el lugar sagrado al cual él vendrá, que es el lugar donde permanecerá y del cual volverá a ausentarse, nos arranca de la distracción y nos hace vencer la indiferencia”

    (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / El espacio sagrado, capítulo 5, segunda y última, p. 36-38)

domingo, 23 de abril de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 23 al 29 de abril 2023
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 El sello del Bautismo
      Incorporados a Cristo por el Bautismo, el bautizado es
configurado con Cristo (cf Romanos 8, 29). El Bautismo imprime en
el cristiano un sello especial indeleble (character) de su pertenencia
a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el
pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619).
Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado.
                                                (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1272)
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                                  Tiempo Pascual
Día 23. DOMINGO III DE PASCUA.
San Jorge, siglo IV
Fe y Bautismo, n. 1253-1255
 
Día 24. lunes de la III semana de Pascua.
San Fidel de Sigmaringen, sacerdote y mártir, siglo XVII
La necesidad del Bautismo, n. 1257-1261
 
Día 25. martes. San Marcos, evangelista, fiesta, siglo I
Inspiración y verdad de la Sagrada Escritura, n. 105-108
 
Día 26. miércoles. San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, siglos VI-VII
El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia, n. 84-87
 
Día. 27. jueves de la III semana de Pascua.
Nuestra Señora de Montserrat, patrona de Cataluña, siglo IX
La gracia del Bautismo, n. 1262-1266
                    
Día 28. viernes de la III semana de Pascua.
San Pedro Chanel, sacerdote y mártir, siglo XIX
Un solo Bautismo para el perdón de los pecados, n. 977-980
 
Día 29. sábado. Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia
Patrona de Europa, fiesta, siglo XIV
La virginidad por el Reino de Dios, n. 1618-1620
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La resurrección de la carne, primera parte
Capítulo 11, Símbolo de los Apóstoles
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viernes, 21 de abril de 2023

ESCRITOS DE CATEQUESIS
LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE
El Símbolo de los Apóstoles. Artículo 11
 
      “El Espíritu Santo no sólo santifica las almas de los miembros de la Iglesia, sino que con su poder resucitará nuestros cuerpos. “El que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor” (Romanos 4,24); “Si por un hombre vino la muerte, por un hombre la venido la resurrección de los muertos(1 Corintios 15, 21). Por ello nuestra fe profesa que habrá una resurrección de los muertos.
      Acerca de la cual salen al paso cuatro consideraciones: la primera se refiere a la utilidad de esta fe en la resurrección¸ la segunda trata de las consideraciones en que resucitarán todos los cuerpos en general; la tercera, de los cuerpos de los justos; la cuarta, de los cuerpos de los condenados.
 
      A, Tocante a lo primero, la fe y la esperanza en la resurrección nos son útiles en cuatro sentidos.
      Primero, para sobreponernos a la tristeza que nos produce la muerte de los nuestros. 
Es imposible que uno no sienta la muerte de un ser querido; pero, si esperamos en su resurrección, se mitiga considerablemente el dolor. “Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os entristezcáis como los hombres sin esperanza” 
(1 Tesalonicenses, 4, 12).
 
      Segundo, porque libran del miedo a la muerte. Si el hombre no esperara otra vida mejor después de su fallecimiento, la muerte sería sin duda muy de temer, y habría que hacer cualquier mal antes de morir. Pero como creemos que existe esa vida mejor, a la que llegaremos después de la muerte, está claro que nadie debe temerla ni cometer maldad alguna por evitarla. “Para aniquilar por medio de su muerte al que detentaba el señorío de la muerte, es decir, al diablo, y libertad a cuantos, por miedo a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Hebreos 2, 14-15).
 
      Tercero, porque nos vuelven alertados y afanosos por obrar bien. Si no contase el hombre con más vida que la actual, tampoco tendría mayor afán por obrar de esta manera; hiciese lo que hiciese, quedaría insatisfecho, puesto que sus deseos no tienen como objeto un bien limitado a un cierto tiempo sino la eternidad. Pero como creemos que por lo que hacemos aquí, recibiremos bienes eternos en la resurrección, esta fe nos impulsa a practicar el bien. Si sólo para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más desgraciados de todos los hombres” (1 Corintios 15, 19).
 
      Cuarto, porque nos retraen del mal. Del mismo modo que es un estímulo para obrar el bien la esperanza del premio, retrae del mal el miedo al castigo que creemos estar reservado a los malos. “Y marcharán los que hayan hecho el bien a una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal a una resurrección de condena” (San Juan 5, 29).  (Continúa)

   (S. Tomás de Aquino, Escritos de Catequesis, El símbolo de los ApóstolesArtículo 11, primera parte, p. 105-107)

domingo, 16 de abril de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 16 al 22 de abril 2023
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Cristo presente en los cristianos
      Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe.
Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte,
del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. No temáis, con
esta invocación saludó a las mujeres que iban al sepulcro
                                                     (Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, n. 102)
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                                  Tiempo Pascual
Día 16. DOMINGO II DE PASCUA o DE LA DIVINA MISERICORDIA.
El año litúrgico, n. 1168-1171
 
Día 17. lunes de la II semana de Pascua.
El Sacramento del Bautismo, n. 1213-1216
 
Día 18. martes de la II semana de Pascua.
Las prefiguraciones del bautismo en la Antigua Alianza, n. 1217-1222
 
Día 19. miércoles de la II semana de Pascua.
La iniciación cristiana, n. 1229-1233
 
Día. 20. jueves de la II semana de Pascua.
La mistagogia de la celebración, n. 1234-1245
                    
Día 21. viernes de la II semana de Pascua.
El Bautismo de adultos, n. 1246-1249
 
Día 22. sábado de la II semana de Pascua.
El Bautismo de niños, n. 1250-1252
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Empeño de acercarse a conocer a Jesucristo, para amarle.
         blog, Buena Pista,  https://ramonbertrand.blogspot.com

martes, 11 de abril de 2023

    EMPEÑO DE ACERCARSE A CONOCER A JESUCRISTO, PARA AMARLE
Amor a Jesucristo para saber responder y darlo a conocer

      San Mateo, en su Evangelio 16, 15-16, comenta como el Señor un día les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Si esa misma pregunta nos la formula, que también nos la hace ¿sabríamos dar una acertada?
      Para acertar a la ilusionante y sobrenatural pregunta, responde la fe que nos lleva a conocer a Cristo como Dios, a verle como nuestro Salvador, y en la medida que se conozca y se medite el Evangelio, la vida, enseñanzas y el andar terreno del Señor.

“Es importante aquello en lo que creemos, pero más importante aún es aquel en quien creamos” (Benedicto XVI, Homilía, 26 de mayo 2006)

“El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones. Él es Aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndolo juez de vivos y de muerto. Mientras está en la historia es el centro y el fin de la misma: Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el fin. Ap 22, 13, (C.D.F. Declaración Dominus Iesus, n. 15)

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón El es el único Mediador entre Dios y los hombres.

Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la única Persona del Hijo de Dios.

Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y una voluntad humanas, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y a su voluntad divinas que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 480, 481, 482)

Primer Concilio de Nicea, año 325
Pontificado del Papa San Silvestre I (314-335)
El Símbolo Niceno

Creemos en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles; y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra…

Concilio de Calcedonia, año 451 (IV ecuménico)
Pontificado de San León I el Magno (440-461)
Definición de las dos naturalezas de Cristo.

Siguiendo, pues, a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de confesarse a un solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad, Dios verdaderamente, y el mismo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y el mismo consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, `semejante en todo a nosotros menos en el pecado` [Hebr 4, 15]; engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a un solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito de dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino un solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo…

domingo, 9 de abril de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 9 al 15 de abril 2023
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La Resurrección del Señor
      Resucitado al tercer día. Se trata de una verdad que confesamos
con la Iglesia en palabras que se remontan hasta la comunidad
originaria de Jerusalén, hasta la predicación de Jesús incluso, y que
hunden sus raíces en el Antiguo Testamento. Cabe preguntarse al
respecto: ¿qué significa propiamente el que en nuestra fe se incluya
esta referencia a una fecha determinada?
      El día de la resurrección es incorporado al Credo: forma parte
del núcleo de la fe y de la vida de la Iglesia.
                  (Joseph Ratzinger, Cooperadores de la verdad, p. 156-156)))
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                                  Comienza el Tiempo Pascual
Día 09. DOMINGO DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.
“No dejarás que tu santo vea la corrupción”, n. 624-628
 
Día 10. LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
“Al tercer día resucitó de entre los muertos”, n. 638-639
 
Día 11. MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
El sepulcro vacío, n. 640
 
Día 12. MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Las apariciones del Resucitado, n. 641-644
 
Día. 13.JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
La Resurrección como acontecimiento trascendente, n. 645-647
                    
Día 14. VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
La Resurrección, obra de la Santísima Trinidad, n. 648-650
 
Día 15. SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Sentido y alcance salvífico de la Resurrección, n. 651-655
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      Anticipándome, deseo hacerte llegar mi felicitación
de la nueva Pascua de Resurrección.             
      Acabo de publicar en el blog, la nueva versión del siglo XII
DOS MIL AÑOS DE CRISTIANISMO.
Éste y los siglos anteriores, se encuentran disponibles en los
enlaces del blog, Buena Pista,  https://ramonbertrand.blogspot.com
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domingo, 2 de abril de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 2 al 8 de abril 2023
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Semana Santa y Triduo Pascual
      Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de
la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida,
comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.
      Todos los años en el “sacratísimo triduo del Crucificado, del
Sepulcro y del Resucitado”, o Triduo Pascual, que se celebra desde
la misa vespertina del jueves en la Cena del Señor hasta las Vísperas
del Domingo de Resurrección, la Iglesia celebra, “en íntima comunión
con Cristo su Esposo”, los grandes misterios de la redención humana.
                                    (Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia, n. 138,140))
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                                  Semana Santa
Día 02. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR.
La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, n. 559-560
 
Día 03. LUNES SANTO.
“Dios le hizo pecado por nosotros”, n. 602-603
 
Día 04. MARTES SANTO.
Dios tiene la iniciativa del amor redentor universal, n. 604-605
 
Día 05. MIÉRCOLES SANTO.
Toda la vida de Cristo, ofrenda al Padre, n. 606-607
                  Comienza el Triduo Pascual
Día 06. JUEVES SANTO.
La ofrenda de la vida de Jesús, n. 608-611
                    
Día 07. VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL SEÑOR.
Obediente hasta la muerte, n. 612-614
 
Día 08. SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR.
“Jesucristo descendió a los infiernos”, n. 631-635
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Periódico El Debate: ¿Es peligrosa la inteligencia artificial?
TRANSFORMAR EL MUNDO DESDE DENTRO
Un libro de interés de Mariano Fazio
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