domingo, 31 de enero de 2021

 


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 31 de enero al 6 de febrero 2021
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Ante los Siete Domingos de San José
    Todos pueden encontrar en san José –el, hombre que pasa desapercibido, 
el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y 
un guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos lo que están 
aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual 
en la historia de la salvación.
                       (Papa Francisco, Carta Apostólica Patris Corde, Con corazón de padre, p. 8)
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Día 31. DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año impar
San Juan Bosco, presbítero y fundador, siglo XIX
El mundo visible (I) nº 337-341

Día 1. Lunes de la IV semana del Tiempo Ordinario.
Santa Viridiana, virgen y reclusa, siglo XIII
El mundo visible (II) nº 342-344

Día 2. Martes. PRESENTACIÓN DEL SEÑOR, fiesta.
La Presentación en el Templo, Huida a Egipto, nº 529-530

Día 3. Miércoles de la IV semana del Tiempo Ordinario.
San Blas, obispo y mártir, siglo IV
El hombre, “a imagen de Dios”, nº 355-361

Día 4. Jueves de la IV semana del Tiempo Ordinario.
San Andrés Corsini, obispo y confesor, siglo XIV
“Corpore et anima unus” , nº 362-368

Día 5. Viernes. Santa Águeda, virgen y mártir, siglo III
“Hombre y mujer los creó”, nº 369-373

Día 6. Sábado. Santos Pablo Miki y compañeros, mártires, siglo XVI
El hombre en el Paraíso, nº 374-379
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domingo, 24 de enero de 2021

 



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, 
siguiendo el Año litúrgico. Del 24 al 30 de enero 2021 
Domingo de la Palabra de Dios 
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Dialogar con Dios mediante sus palabras
    La Palabra divina nos introduce a cada uno en el coloquio con el Señor: El Dios que 
habla nos enseña cómo podemos hablar con Él. Pensemos espontáneamente en el 
Libro de los Salmos, donde se nos ofrecen las palabras con que podemos dirigirnos a él, 
presentarle nuestra vida en coloquio ante él y transformar así la vida misma en un 
movimiento hacia él.   (Benedicto XVI, Exhortación Apostólica “Verbum Domini”, nº 24) 
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Día 24. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año impar
San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia, 1567-1621
El misterio de la aparente impotencia de Dios, nº 272-274

Día 25. Lunes. Conversión de San Pablo, apóstol, fiesta, siglo I
La vida del hombre: conocer y amar a Dios, nº 1-3

Día 26. Martes de la III semana del Tiempo Ordinario.
Santos Timoteo y Tito, obispos, siglo I
El Creador, nº 279-281

Día 27. Miércoles de la III semana del Tiempo Ordinario.
Santa Ángela de Mérici, virgen y fundadora, 1474-1540
La catequesis sobre la creación, nº 282-289

28. Jueves. Santo Tomás de Aquino, presbítero dominico
y doctor de la Iglesia. siglo XIII
La creación: obra de la Santísima Trinidad, nº 290-292

Día 29. Viernes de la III semana del Tiempo Ordinario.
San Valero, obispo, siglo III-IV
“El mundo ha sido creado para la gloria de Dios” nº 293-294

Día 30. Sábado de la III semana del Tiempo Ordinario.
Santa Martina, mártir, siglo III
El misterio de la creación, nº 295-298
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lunes, 18 de enero de 2021

 

                   EL  LIBRO Y MIS AMIGOS POR  EL  LIBRO

Habría que hablar, por ejemplo, del libro en el que se narra la historia de un pueblo. Y no me estoy refiriendo a la narración como recuerdo de un individuo, o como resultado de la investigación histórica, sino en el sentido en que ese pueblo hace historia, que tiene en sí mismo algo que funda, forma y conserva”    (Romano Guardini, Elogio del libro, p. 58)

No trato de vender ningún libro; tampoco comentar nada de la edición e impresión, sí en cambio, sacar algún partido a la conocida frase: Recordar es Volver a vivir, la que me hace actualizar y retroceder en el tiempo, teniendo como muy presentes, cercanos, a tantas amistades que me ha proporcionado mi profesión a lo largo de 58 años, los que me han permitido trabajar, aprender, vivir, viajar mucho y disfrutar, y el haber conocido  a cientos de personas, obteniendo  la mayor de las veces una buena sintonía, fraguándose  la amistad. Son muchas las ocasiones, además de los obligados temas profesionales, salen otros, con naturalidad, por amistad y confidencia, cuestiones  personales: entorno familiar, la vida cristiana, la creencia en Dios, y cómo no, el alejamiento de la Iglesia y nula la frecuencia de sacramentos.  He de confesar, esta profesión, me ha enseñado a fomentar y cuidar la amistad, ver la riqueza y variedad de caracteres y modos de pensar y actuar tan distintos, con abundancia de cultura  y buen saber que se da con abundancia en el gremio.

Qué duda cabe, la amistad es un valor permanente, una sincera y recíproca correspondencia. Me gusta recordar –también de tenerlo presente- una enseñanza propia para toda buena relación de Josemaría Escrivá de Balaguer: Comprender, disculpar, perdonar.

Por lo que se refiere a Madrid, entre otras, están las muchas ocasiones de relacionarse, pudiéndolas denominar oportunidades gremiales: Las Ferias del Libro, en el Paseo de Recoletos, años después en el Retiro;  los Congresos nacionales del libro, celebrados en Barcelona, Canarias, Valencia, La Coruña, Madrid, Valladolid, Oviedo, etc.; las comidas de los libreros de Madrid el día 12 de cada mes; las reuniones gremiales en el INLE, Instituto Nacional del Libro Español  (una época en la calle Princesa, después en Santiago Rusiñol), hoy Cámara de Comercio del Libro. Luego estarían las visitas o entrevistas más personales, pues en mi caso, el viajar era una obligación, también compromiso  todas las ciudades  de España, visitando las librerías, en otras ocasiones, a las editoriales, los Centros Coordinadores de Bibliotecas.

Cito brevemente, algunas de las personas que de algún modo tengo un recuerdo por algún especial motivo, algunos de ellos se marcharon (q.e.p.d.):

 Libreros: Antonio Rubiños, Juan Grabulosa/Hormiga de Oro; Hnos. Manso/Luz y Vida; Julio Rojo/Ojanguren; Mercedes Palet/Garbí; Paco Gugel /Martínez de Murguía;  Amelia Ortí/Ideas; Felipe Alfaro; Enrique Bataller; Antonio Matey, Fernando Arenas; Jesús Alcrudo; José Mª Boixaareu/ Hispano Americana; Rafael Rodríguez/Religiosa; Pepe Latorre/Nuevas Estructuras; Sebastián y  Pedro Fabregues/Hogar del Libro; Emma y Male Guajardo/Beityala, etc.

Editores: Alex Rosal-Carmelo Arias/LibrosLibres; Kamperberge  - Antonio Valt /Editorial Herder; Francisco Asís Martín-Carmen Deleyto/Palabra; José Antonio Martínez Puche/Edibesa; José Luis Maldonado/Rialp;Joaquín Subirats/Planeta; Gabriel Revuelta/Ciudad Nueva; Antonio Roche/Everest; Jesús Mate/Don Bosco; José Luis Gutiérrez-José A. Herrero/BAC; Miguel Lirio/CPL; P. Fernando Domingo/Monte Carmelo, J. Jordán Seguí/ Plaza Janés; Jesús Pol/ Pirámide; Inocencio Feijóo/ Fulgraf, etc.

Compañeros de trabajo: Jaime Closas, Ulises Farreras, Eugeniano Barrera, Raúl París, Pedro Rodríguez, María Josefa y Pepita Real, José A. Pato, José Gimeno, Carmen Martín, Vicente Gil, Conchita Gómez, etc.

Madrid, 17 de enero 2021

domingo, 17 de enero de 2021


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, 
siguiendo el Año litúrgico. Del 17 al 23 de enero 2021 
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La unidad de los cristianos
    Esta conversión del corazón y esta santidad de vida, juntamente con las
oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, se han de
considerar como el alma de todo el movimiento ecuménico y pueden
justamente llamarse ecumenismo espiritual.

(C. Vaticano II, Decreto, “Unitatis Redintegratio”, sobre el ecumenismo, n. 8)
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Día 17. DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año impar
San Antonio, abad, año 250-356
Los símbolos de la fe, nº 185-197

Día 18. Lunes de la II semana del Tiempo Ordinario.
18 al 25: Octavario de oración por la Unidad de los cristianos.
“Creo en un solo Dios” nº 198-202

Día 19. Martes de la II semana del Tiempo Ordinario.
San Mario, obispo, siglo VI
Dios revela su nombre, nº 203-209

Día 20. Miércoles de la II semana del Tiempo Ordinario.
San Sebastián, soldado romano, mártir, siglo IV
“Dios misericordioso y clemente” nº 210-213

Día 21. Jueves. Santa Inés, virgen y mártir, siglo IV
Dios es la Verdad, nº 214-217

Día 22. Viernes. San Vicente, diácono y mártir, siglo III-IV
Dios es amor, nº 218-221

Día 23. San Ildefonso, obispo, siglo VII
El Todopoderoso, nº 268-271
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domingo, 10 de enero de 2021


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, 
siguiendo el Año litúrgico. Del 10 al 16 de enero 2021 
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     Las personas a veces piden verdades puras y simples. Demasiado a menudo, sin 
embargo, lo que esperan son los piadosos lugares comunes de generaciones anteriores. 
La verdadera simplicidad es, realmente, una virtud altamente considerada. Pero no 
aparece precisamente al abrir un paquete. Después de toda una vida pensando, luchando, 
amando y rezando, quizás podamos, por la gracia de Dios, haber alcanzado la verdadera simplicidad.    (Richard Harries, El arte y la belleza de Dios, p. 21) 
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Día 10. DOMINGO. BAUTISMO DEL SEÑOR, fiesta. Ciclo B, año impar
El Bautismo de Jesús, nº 535-537
                  Termina el tiempo de Navidad

                Comienza del Tiempo Ordinario
Día 11. Lunes. I semana del Tiempo Ordinario.
Santo Tomás de Cori, presbítero franciscano, 1655-1729
Yo sé en quien tengo puesta mi fe”, nº 150-152

Día 12. Martes. I semana del Tiempo Ordinario.
San Benito Biscop, abad, siglo VII
La fe y la inteligencia, nº 156-159

Día 13. Miércoles. I semana del Tiempo Ordinario.
San Hilario de Poitiers, obispo y doctor de la Iglesia, siglo IV
Libertad, necesidad y perseverancia de la fe, nº 160-162

Día 14. Jueves. I semana del Tiempo Ordinario.
Santos Félix de Nola, obispo, siglo III y Juan de Rivera, religioso, siglo XVI
La fe, comienzo de la vida eterna, nº 163-165

Día 15. Viernes. I semana del Tiempo Ordinario.
San Mauro, abad, siglo VI
La fe, un acto personal y eclesial, nº 166-171

Día 16. Sábado. I semana del Tiempo Ordinario.
San Marcelo I, papa, siglo IV
Una sola fe, nº 172-175
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miércoles, 6 de enero de 2021


DIOS, el que és. Importancia de la lealtad para con Dios

No hay mejor ilustración del modo como una imagen mental puede afectar nuestro pensamiento, aun después de haber sido formalmente expulsada del entendimiento, que la representación de Dios como un varón venerable con barba, semejante al poeta Tennyson o, quizás a Karl Marx.

Nadie que sea capaz de pensar algo cree todavía que tal imagen asemeja a Dios. Pero aun los que se ríen más desdeñosamente de tan ingenua concepción, creo que si exploraran hábilmente sus propias ideas descubrirían no sin sorpresa que están peligrosamente afectadas por ella. Es algo parecido a lo que ocurre cuando leemos una novela ilustrada. Sin darnos cuenta en lo más mínimo asimilamos una cierta impresión de los personajes por el modo en que el artista los ha representado, y esta impresión afecta a la lectura de todo el libro.

Nada en el mundo ha causado guerras más numerosas y encarnizadas que lo que los hombres han 
creído de Dios. Ríos de sangre han corrido por causa de lo que el hombre ha creído de Dios. Y, repentinamente, se pretende sin más que la religión es un asunto privado, lo cual sólo puede significar que los hombres no creen nada muy profundo sobre Dios, o que, si lo creen, no están probablemente dispuestos a hacer nada muy importante en relación a ello. Vienen a la memoria los hombres que tenían por Dios a Molok. Creyeron que había de ser aplacado arrojando niños a un horno y lo aplacaron a´si. Recordamos también a los thugs cuyos dios era la diosa Kalí. Creyeron que se complacía cuando estrangulaban hombres en su honor, e hicieron lo que pudieron por complacerla.

Pero la creencia en Dios tiene un alcance mayor sobre todas las cosas y los hombres mismos que la profesan. Con relación a Dios, el error no puede ser un asunto particular, pues sólo puede conducirse a una vida mezquina y falseada. La voluntad de Dios es la razón de nuestra existencia. Si estamos equivocados sobre su voluntad, estamos ineludiblemente equivocados sobre la razón de nuestra existencia, y si estamos equivocados en esto, ¿en qué otra cosa no lo estaremos?

Conocer en qué consiste un error privado (es decir, el que verosímilmente no perjudica a nadie, excepto al que lo comete) y cuándo éste se convierte en público, es de considerable importancia. Supongamos que un hombre rehúsa creer en la existencia del sol. Tal hombre tendría, por supuesto, preparada una teoría para refutar la opinión ampliamente difundida de que el sol existe. Diría quizá que el sol es una alucinación colectiva, o un gran fuego situado a unas millas de altura, arriba en el aire, y el resultado de un quimérico pensamiento, o un efecto visual producido por unas manchas en el hígado, o la reliquia de una superstición de tribu, o una obra simbolismo sexual, o una pura compensación mental de un sistema económico injusto. Por muy ingeniosa que fuera su teoría, o por muy excelente que fuera su reputación e intenciones estaría su autor equivocado sobre el día y la noche, sobre las estaciones, la luna, las estrellas, el tiempo; incurriría además en peligro de muerte por insolación. A pesar de que pudiera muy bien ser éste su punto de vista particular. Pero si conseguiría persuadir a un gran número de personas que el sol no existía, su error particular se hallaría en camino de constituir un peligro público; y si fuera capitán de navío las vidas de los pasajeros no estarían seguras con él. De modo semejante, no se puede discutir la finalidad de la vida con un hombre que niega la existencia de Dios”.

(F.J. Sheed, Teología y Sensatez, selección, p. 37-40, Editorial Herder)

domingo, 3 de enero de 2021

 



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, 
siguiendo el Año litúrgico. Del 3 al 9 de enero 2021 
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La oración en la vida cristiana
    El Señor nos llama a una vida de oración porque es la fuente de una infinidad 
de bienes para nosotros. Nos transforma íntimamente, nos santifica, nos sana, 
nos permite conocer y amar a Dios, nos hace fervorosos y generosos en el amor 
al prójimo. El que se inicia en la vida de oración debe estar absolutamente seguro 
de que, si persevera, recibirá todo eso y mucho más.
           (Jacques Philippe, Tiempo para Dios, Guía para la vida de oración, p. 18)
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Día 3. DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD. ciclo B, año impar
Santísimo Nombre de Jesús
La Encarnación, nº 461-463

Día 4. Lunes, Feria del Tiempo de Navidad.
Santos, Genoveva, religiosa y Manuel González, obispo y Fundador,
Verdadero Dios y verdadero Hombre, nº 464-469

Día 5. Martes, Feria del Tiempo de Navidad.
San Juan Nepomuceno
Como es Hombre el Hijo de Dios, nº 470

Día 6. Miércoles. EPIFANÍA DEL SEÑOR, solemnidad
La manifestación como Mesías, nº 528

Día 7. Jueves, Feria del Tiempo de Navidad.
San Raimundo de Peñafort, presbítero dominico, 1175-1275
El alma y el conocimiento de Cristo, nº 471-475

Día 8. Viernes, Feria del Tiempo de Navidad.
San Severino, presbítero, monje, siglo V
El Bautismo de Cristo, nº 1223-1225

Día 9. Sábado, Feria del Tiempo de Navidad.
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir, siglo IX
El bautismo en la Iglesia, nº 1226-1228

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sábado, 2 de enero de 2021


San Agustin. Nace el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, inicia los estudios en Madura y continúa en Cartago, su padre quiere que se incline y sea abogado. A él le atrae la retórica, posee destreza didáctica y polemista. A los 19 años es maestro de retórica primero en su ciudad , después en Cartago. Durante 15 años permaneció fiel a su compañera sentimental de entonces. A los dieciocho años, como el mismo asegura, le da un hijo, Adeodato. Su madre Mónica, desde niño le enseña a rezar y le trasmite su sentido cristiano. Agustín deja de tomar en serio la fe de su infancia y las quejas y reproches de su madre.

Dentro del plan de estudios, le llevan a la lectura de Hortensio, en el que Cicerón invita a dejar la retórica política y encaminarse a la filosofía que da valor a la vida de aceptar con dulzura la muerte y de introducirse el alma en la inmortalidad. Esta obra produce en Agustin una impresión imborrable.

Mis vanas expectativas me parecieron de golpe despreciable y con inconcebible ardor del corazón deseé la sabiduría inmortal… hice un primer intento de levantarme y retornar a Ti. (Confesiones, III 4.7).

Queda sin embargo decepcionado al no encontrar en lo considerado ninguna referencia a Cristo. Convulsionado o confuso se acerca a la secta de los maniqueos. El mismo considera que su historia y su capacidad íntima no derivan de su constitución personal ni de sus propias acciones, sino que la entiende como efecto de la gracia divina. Agustín posiblemente como el más genial de los Padres de la Iglesia y figura clave de la historia de la teología cristiana.

La historia de su vida queda expuesta en el libro de las Confesiones, una joya de la literatura universal. Otra obra maestra de la apologética cristiana es La ciudad de Dios, en el que recoge y considera los turbadores acontecimientos de su época, con una clara exposición y respuesta, el sentido providencial y los misteriosos designios de Dios:

Dos amores hicieron dos ciudades. El amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios hizo la ciudad terrestre: el amor a Dios hasta el desprecio de sí mismo hizo la ciudad celeste (De civitate Dei XIV.28). y la tradicional afirmación: Nos hicisteis, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti (Confesiones I,1,1)

En Sermones.81, 8 No rechaces rejuvenecer con Cristo, incluso en un mundo envejecido;

y en Epistolario.1,1 A mí me parece que hay que conducir de nuevo a los hombres… a la esperanza de encontrar la verdad.

Su conversión al cristianismo, el 15 de agosto del 386. A los 32 años fue bautizado por san Ambrosio el 24 de abril de 387, durante la Vigilia pascual, en la catedral de Milán, fue ordenado presbítero el 391, en Hipona, cuatro años después, el año 395 fue consagrado obispo. En sus 35 años de obispo, influyó notablemente en la Iglesia Católica de África romana y en el cristianismo de su tiempo. Falleció el 28 de agosto del 430, a los 75 años.

En la producción literaria de san Agustín –por tanto, más de mil publicaciones subdivididas en escritos filosóficos, apologéticos, doctrinales, morales, monásticos, exegéticos y contra los herejes, además de las cartas y homilías- destacan algunas obras excepcionales, de gran importancia teológica y filosófica.

Ante todo, hay que recordar las Confesiones, antes mencionadas, escritas en trece libros entre los años 397 y 400… las Retractationes, redactadas en dos libros en torno al 427, en las que san Agustín, ya anciano, realiza una labor de “revisión” de toda su obra escrita, dejando así un documento literario singular y sumamente precioso, pero también una enseñanza de sinceridad y de humildad intelectual.

De civita Dei, obra importante y decisiva para el desarrollo del pensamiento político occidental y para la teología cristiana de la historia, fue escrita entre los años 413 y 426 en veintidós libros… Este libro sigue una fuente para definir bien la auténtica laicidad y la competencia de la Iglesia, la grande y verdadera esperanza que nos da la fe.

Igualmente importante es el De Trinitate, obra de quince libros sobre el núcleo principal de la fe cristiana, la fe en el Dios trino, escrita en dos tiempos: entre los años 399 y 412.

El libro De doctrina christiana es, en cambio, una auténtica introducción cultural a la interpretación de la Biblia y, en definitiva, al cristianismo mismo, y tuvo una importancia decisiva en la formación de la cultura occidental”. (Benedicto XVI, Catequesis: Grandes maestros de la Iglesia de los primeros siglos, p. 261 s.)

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