sábado, 22 de febrero de 2020



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 23 al 29 de febrero de 2020
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Tiempo de Cuaresma
     La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua.
Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del
Bautismo, de reconciliación  con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a
las “armas de la penitencia cristiana”: la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6, 1-18)
                                                      (Del Directorio sobre la Piedad popular y la Liturgia, n 124)
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Día  23. DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A, año par
            San Policarpo de Esmirna, obispo y mártir II
            Signos y símbolos, nº 1145-1149

Día  24. Lunes de la VII semana del Tiempo Ordinario
            San Etelberto, rey de Kent, siglo VII
            Signos cristianos, nº 1150-1152

Día  25. Martes de la VII semana del Tiempo Ordinario
            San Valerio, eremita, siglo VII
            Palabras y acciones, nº 1153-1155

            Se interrumpe el Tiempo Ordinario
               
                         Tiempo de Cuaresma
Día  26. Miércoles de Ceniza
            San Alejandro, Patriarca de Alejandría, siglos III-IV
            Penitencia interior, nº 1430-1433

Día  27. Jueves después de la Ceniza
            San Gabriel de la Dolorosa, religioso pasionista, siglo XIX
            La conversión de los bautizados, nº 1425-1429
           
Día  28. Viernes después de la Ceniza         
San Leandro de Sevilla, obispo, siglo VI
Reconciliación con Dios y con la Iglesia, nº 1440-1445

Día  29. Sábado después de la Ceniza
            El sacramento del perdón, nº 1446-1449
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                           CAVILOSAS VARIACIONES DE LOS JUICIOS POLÍTICOS
¿Están en el poder nuestros amigos políticos, o aquellos que más nos convienen, y dan algunas providencias contrarias  a la ley? “Las circunstancias, decimos pueden más que los hombres y  las leyes; el gobierno no siempre puede ajustarse a estricta legalidad: a veces lo más legal es lo más ilegítimo; y además, así los individuos, como los pueblos, como los gobiernos, tienen un instinto de conservación que se sobrepone a todo; una necesidad a cuya presencia ceden todas las consideraciones y todos los derechos.” La infracción de la ley ¿se ha hecho con lisura, confesándola sin rodeos, excusándose con la necesidad? “Bien hecho, decimos; la franqueza es una de las mejores prendas de todo gobierno. ¿De qué sirve engañar a los pueblos y empeñarse en gobernar con ficciones y mentiras? ¿Se ha procurado no quebrantar la ley, pero se ha eludido con una cavilación fútil interpretándola en sentido abiertamente contrario a la mente del legislador? “La ocurrencia ha sido feliz, debimos, al menos se muestra tan profundo respeto a la ley que no se le desmiente ni en la última extremidad. La legalidad es cosa sagrada, contra la cual es preciso no atentar nunca; no hace poco el gobierno que, no pudiendo salvar el fondo, deja intactas las formas. Si algo hay de arbitrariedad, al menos no se presenta con la irritante férula del despotismo. Esto es preciso para la libertad de los pueblos.”
   (Jaime Balmes, El Criterio, p. 212)
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viernes, 14 de febrero de 2020


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del del 16 al 22 de febrero de 2020
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    Hoy necesitamos una educación que haga referencia a un proceso de aprendizaje
permanente de todo ser humano en la sociedad: la educación ha de implicar consciente
y decisivamente a la persona en  proceso permanente y vitalicio que empiece en el
hogar y la familia, que continúe en un ambiente académico adecuado y, después en
el trabajo y en las actividades de ocio, en el entorno religioso, en la comunidad y
en otros grupos organizados como pueden ser las asociaciones o la vida política 
                     (King y Schneider, Valores para vivir, p. 20, Editorial CCS)
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Día  16. DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo A, año par
            San Macario el Grande,  abad, siglo IV
            Los sacramentos de la Iglesia, nº 1117-1121

Día  17.  Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario
            Santos Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, siglo XIV
            Los sacramentos de la fe, nº 1122-1126

Día  18.  Martes de la VI semana del Tiempo Ordinario
            San Eladio de Toledo, arzobispo, siglos VI-VII
            Los sacramentos de la salvación, nº 1127-1129

Día  19.  Miércoles de la VI semana del Tiempo Ordinario
            San Álvaro de Córdoba, predicador dominico, siglos XIV-XV
            Los sacramentos de la vida eterna, nº 1130

Día  20.  Jueves de la VI semana del Tiempo Ordinario
            San Eleuterio de Tournai, obispo, siglos V-VI
            La celebración de la Liturgia celestial, nº 1137-1139

Día  21.  Viernes de la VI semana del Tiempo Ordinario
            San Pedro Damián, cardenal y doctor de la Iglesia, siglo XI
            Los celebrantes de la liturgia sacramental, nº 1140-1141

Día 22.  Sábado. Cátedra de San Pedro, apóstol, fiesta
             “Las llaves del Reino”, nº 551-553
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domingo, 9 de febrero de 2020




                           Una semblanza: Israel, Palestina, Tierra Santa

      Recientemente he realizado un  viaje a Tierra Santa, proyecto que venía desde hace tiempo acariciando.  Lo visto y experimentado me ha parecido tan fantástico que, me decido a seguir viajando e “investigando”   y si cabe, considerando más de cerca esta atractiva tierra.
      Se puede considerar exitoso el viaje realizado a Palestina, del 23 de Marzo al 8 de Abril de 2018, al  haber concurrido varias circunstancias:
 1. Desde el principio se denominó Peregrinación-Convivencia; 2. muy bien organizado desde un Centro del Opus Dei de Madrid; 3. Compuesto por un selecto grupo; 4. Contamos con una excelente guía, judía, ilustrada; 5. Coincidiendo las fechas de Semana Santa, Pascua de Resurrección y Pascua Ortodoxa, cuya confluencia de peregrinos, de razas, ritos, vestimentas, etc. han proporcionado un ambiente y colorido al encontrarnos en los mismos lugares visitados,  y el discurrir por las calles;  6. A todo lo anterior, procede sumar, el haber vivido durante toda la estancia en Saxum (quince días) Casa de Retiro y Conference Center del Opus Dei, a 15 km. de Jerusalén, muy próximo a la ciudad de Abu Ghosh, en el camino de Emaús.

       El 8 de junio de 2018, la Universidad de la Santa Cruz de Roma, presentaba como iniciativa una conferencia: “La vida en Tierra Santa”,  junto  al  “Proyecto Saxum”,  presidida por el prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz. Sobre la primera, intervenía Mons. Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén.
      Aldo Bressi, presidente de Amigos de Saxum, exponía: “El Proyecto Saxum surge en Tierra Santa para difundir una cultura de paz, diálogo e integración en los lugares más antiguos del cristianismo. No lejos de Jerusalén, se ha puesto en marcha un centro residencial y un área multimedia  de avanzada tecnología para acoger a los peregrinos y para ofrecer formación a los guías que se encargarán de las peregrinaciones a Tierra Santa”.

      
      Como  antes se aludía, a mi regreso, sigo con  el impacto y grato  recuerdo  de  imágenes y vivencias, que se pueden actualizar, entre otras, en la lectura y repaso de los Santos Evangelios, pues de veras, uno sube a Jerusalén (lo que se constata por su altura); se ve y se toca el agua del Jordán, subes y bajas del Monte de los Olivos, se recorre la Vía Dolorosa como verdadero Vía Crucis,  se  vuelve a consideran  las enseñanzas en el monte de las Bienaventuranzas, invita al recogimiento el Cenáculo, y el  Calvario, etc.
      Aunque parezca prolijo, parece vale la pena situar brevemente la historia y antecedentes de este histórico país, sus pueblos y gentes, conjugando a su vez lo religioso y humano. El conocido Garrigou-Lagrange  llega  a decir que la Geografía de Palestina es como “el quinto evangelio”. Para no perderme en el relato, recurro a la ayuda de prestigiosas publicaciones y trataré de seguir el siguiente orden:

A. Palestina;   B. Tierra  Santa;  C. Jerusalén;  D. Ain  Karem;  E. Belén;  F. Nazaret, Campo de Pastores;  G. Lugares bíblicos-evangélicos;   H. Iglesias y basílicas;   J. Lugares  del  Islán;  
 K.  Lugares del Judaísmo;  L. Otras ciudades y lugares de Palestina.
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A.    PALESTINA
Para empezar con una cita obligada: “La Tierra Santa sigue siendo todavía hoy meta de peregrinos del pueblo  cristiano, como  gesto de oración y penitencia, como atestiguan ya en la antigüedad autores como san Jerónimo. Cuanto más dirigimos la mirada y el corazón a la Jerusalén terrenal, más se inflama en nosotros tanto el deseo de la Jerusalén celestial, verdadera meta de toda peregrinación, como la pasión de que el nombre de Jesús, el único que puede salvar, sea reconocido por todos”    (Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, n 89)
   
  Desear conocer Tierra Santa, ayudará sin duda, comenzar por Palestina, aportando alguna información de su historia y también de su situación geográfica.
      Para situarnos, nos encontramos a algo más de 5.000 km. desde España. Para quien no ha estado o estudiado Tierra Santa, quizá puede considerarse un país lejano, y que aparentemente, no despierta mucho interés.
      La historia de la Palestina bíblica abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Una de las preocupaciones de los biblistas y en especial de los arqueólogos, ha sido trabajar denodadamente para localizar los diversos puntos y ciudades que se citan en la Biblia.
      La prehistoria de Palestina abarca un período de dos millones o un millón y medio de años, llamado Pleistoceno por lo geólogos y Paleolítico por los arqueólogos. En época más reciente se suceden las siguientes etapas:

-         Paleolítico.   Antes de 10.000 años antes de Cristo. (Gn 1,11)
-         Meseolíco.    Del 10.000 al 8000  a.C.
-         Neolítico.      Del 8000 al 4500  a.C.
-         Calcolítico.   Del 4500 al 3150  a.C.
-         Edad de bronce.  (Periodo Cananita) Edad temprana. Del 3150 al 2200 a.C.  (Gn 1,50)
-         Edad de bronce, media.   Del 2200 al 1550 a.C.  Abrahan – Jacob llega a Egipto
-         Edad de bronce, última.  Del 1550 al 1200 a C.  El Éxodo y la Conquista
-         Edad de hierro, (Periodo Israelita)   Del 1200 al 587 a.C.
-         Edad de hierro, temprana.   Del 1200 al 1000 a.C.  David es coronado rey
-         Edad de hierro, media.    Del 1000 al 586 a.C. Israel y Judá son conquistadas (722 y 587)
-         Periodo Persa, (última de hierro)   Del 587 al 332 a.C.  Cautiverio en Babilonia (587-537)
-         Periodo Helenístico.   Del 332 al 37 a.C.  (Macabeo – Hasmoneano)
-         Periodo Romano.         Del 37 a.C. al 324 d. C.
-         Periodo Romano. I      (Herodiano)  Del 37 a.C. al 70 d.C.  Jesucristo
-         Periodo Romano. II     (Medio)  Del 70 al 140 d.C.
-         Periodo Romano. III    (último)  Del 180 al 324 d. C.
-         Periodo Bizantino. Iglesia primitiva en el Imperio Romano.  Del 324 al 640 d. C.
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B.    TIERRA SANTA
·      De los Patriarcas a los Jueces (1850-1020 a.C.). Comprende desde la salida de Abrahán de Ur de los Caldeos (1850 a.C.), hasta el Éxodo (1250 a.C.), la historia de Abrahán, Isaac, Jacob y la bajada de éste con sus hijos a Egipto (Gn 12,50), a mediados de la Era de Bronce (Gn 11,25).
·      La Monarquía (1020-587 a.C.) Saúl, su primer rey (1020-1010) logra arrojar a los filisteos de las zonas montañosas y hacerles retroceder a la Filistea. – David (1010-970 a.C.), funda una dinastía que perdura 400 años, hasta la conquista de Babilonia; tiene a Jerusalén como capital. – Salomón (970-931 a.C.), edificó el primer Templo.


·      Período de Restauración (538-333 a.C.). A la dominación babilónica sucede la del imperio persa, cuyo rey Ciro permite, el año 538, que vuelvan unos 400.000 repatriados conducidos por Zorobabel. El 520 a.C. se inicia la reedificación del Templo y cinco años después se celebra su consagración. En el 455 a.C. la segunda repatriación y se levantan los muros de Jerusalén.
·      Período Helenístico (333-63 a.C.). Alejandro el Grande conquista Palestina el año 332. Un año después de su muerte, sus generales se reparten su vasto imperio.
·      Período Romano (63 a. C – 325 d.C.). El papel de Roma como árbitro en las luchas de  sucesión  al trono entre Hircano II  y  Aristóbulo II, abre el período de influencia y dominio romano.
·      Período Bizantino (325-636 d.C.). Con el edicto de Milán en el 313 se inicia la gran expansión cristiana en Tierra Santa.  La primera medida es la sustitución de los obispos judeo-cristianos por otros procedentes de la gentilidad. Constantino construye a instancias de su madre Santa Elena, en el 326, las tres grandes basílicas: el Santo Sepulcro, Eleona en el monte de los Olivos y la de la Natividad en Belén.
·      Período Árabe (636-1099). Siendo Patriarca de Jerusalén san Sofronio, el califa Omar toma Jerusalén.  Éste  respetó  la  administración bizantina, hasta el punto que a judíos  y cristianos se les consideró  “ciudadanos protegidos”. Pero la subida al poder de Al-Haken  en  el  1009, la rigurosa persecución de judíos y cristianos y la profanación y destrucción  del Santo Sepulcro, levantaron en Europa un clamor que daría lugar a las Cruzadas.
·      Período Cruzado (1099-1291). Godofredo de Bouillón conquistó Jerusalén el 1099. Su hermano Balduino, en 1100, se corona rey el día de Nochebuena, en Belén, estableciendo el Reino Latino de Jerusalén, que durará aproximadamente dos siglos, largo período luminoso y fecundo en obras y vigor cristianos.
·      Período Mameluco y Otomano (1291-1917). Bajo el período Mameluco, Tierra Santa se convirtió en provincia dependiente de Damasco. A partir de ahí, altibajos políticos y económicos se sucederán ininterrumpidamente. En el año 1516, Palestina queda sometida al imperio otomano con la conquista de Jerusalén por Selim I.
·      Desde el sionismo al Estado de Israel (1897-1948) Organizado en Suiza por Teodoro Hersl, fue un movimiento de liberación nacional, convencidos sus organizadores de que el pueblo judío sólo podría liberarse por autodeterminación. El primer Congreso Sionista fue en 1897. - La primera guerra Mundial, en 1914, pone fin a los 400 años de dominación otomana en Palestina. - La Declaración de Balfour en 1917 reconoce la conexión histórica del pueblo judío con Palestina y les promete el establecimiento de un “Hogar Nacional Judío”. -  El  Mandato  Inglés 1922-1948. – La  guerra  de  la  Independencia, 1948-1949.
El rechazo de los países árabes de esta decisión y el 14 de mayo de 1948 el Consejo del Pueblo, reunido el Tel Aviv, declara el establecimiento del Estado de Israel. - La guerra de los Seis Días en 1967, con la insatisfacción de los países árabes por el reparto. La guerra del Yom  Kippur en 1973 y la ONU solicita el arreglo entre las partes.

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      Palestina deja de ser un país independiente al ocuparla Pompeyo en el 63 a.C., y queda anexionada a la provincia romana de Siria.
     En el año 40, el Senado nombra monarca a Herodes, quien procede de inmediato a conquistar Palestina. En el 37, mientras el gobernador Sosio toma Jerusalén, Herodes puede hacerse  cargo del reino y Antígono fue ejecutado en Antioquía.
  

      En reinado de Herodes el Grande, bien conocido gracias a su historiador Nicolás de Damasco, se  extiende  del  37 al 4 a.C. En el año 30, Octavio le entrega todos los territorios palestinos, a excepción de la Decápolis romana. Herodes entonces emprende la construcción de grandes obras: antigua ciudad de Samaría con el nombre de Augusto (Sebaste), Cesarea Marítima con su puerto y templo en honor del emperador. En Jerusalén: el Palacio real, el Templo y ensanche de su explanada, la Torre Antonia y las Murallas de la ciudad. Un santuario espléndido en honor de Augusto en las fuentes del  Jordán. Para su seguridad, las fortalezas: Masada, en la orilla occidental del mar Muerto, el Castillo reformado de Maqueronte, el Herodión, para su propia sepultura, el palacio de invierno en Jericó, un castillo con el nombre de su madre “Kipros”, el Hircanus, en el desierto de Judea como cárcel para los disidentes, y las ciudades de Hípico y Fasael en el valle del Jordán.
       Herodes, amigo de Roa, se comportaba como un gobernante helénico-pagano, inclinado hacia los extranjeros antes que la misma comunidad religiosa de Jerusalén. El asesinato del Sumo Sacerdote Aristóbulo, en Jericó, provocaría una repulsa y el descontento del pueblo.
        El año 4 a.C. murió (Herodes el Grande) en Jericó, haciéndose enterrar con gran pompa en  el Herodión.  A su muerte, los romanos distribuyeron su reino: Arquelao, nombrado Etnarca, recibió Judea, Idumea, Samaría; Antipas y Filipo, como Tetrarcas, reciben el primero Galilea y Perea, y el segundo Traconítide, Batabea, Auranítide e Iturea; Salomé, hermana de Herodes, las ciudades de Asdod y Jamnia y los palacios de Ascalón y de Fasaelis.
       Muy pronto, la actuación despótica de Arquelao obligó a Roma a destituirlo el año 6 d.C. anexionados a Siria sus territorios, dentro de cuya provincia romana disfrutaron de una administración especial, dirigida por un Procurador con sede en Cesarea del Mar, a quien correspondían las  funciones  de la justicia suprema, en tanto que a la comunidad religiosa de Jerusalén se le reconocía el derecho a juzgar sus propios asuntos ante el Sanedrín.

    En Tierra Santa existen muchos lugares que conservan la huella del paso del Señor, y han sido venerados a lo largo de los siglos con toda justicia. Sin embargo, ninguno es comparable al Santo Sepulcro, el sitio preciso donde se produjo el acontecimiento central de nuestra fe.

       Como saldrá con frecuencia referencias a los Santos Evangelios, requiere una pequeña semblanza de los mismos:
      El  Evangelio y los Evangelios.  En la lengua común  del  Imperio Romano  (que era el griego) la palabra evangelio significaba  buena noticia. Esta palabra no fue inventada por los cristianos, pues mucho antes que ellos, griegos, romanos y judíos la utilizaban para referirse a acontecimientos que eran para ellos una buena noticia.
       Los evangelios canónicos son aquellos que fueron aceptados por las primeras comunidades cristianas como inspirados, y pasaron a formar parte del canon o lista de libros inspirados del Nuevo Testamento. Son evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
       Además de los cuatro evangelistas incluidos en el canon del Nuevo Testamento,  en los primeros siglos de la Iglesia surgieron otros escritos que también recibieron este nombre. Son los evangelios apócrifos, palabra que en griego significa oculto o escondido.
      Los evangelios despiertan un gran interés porque sirven para conocer quién era Jesús, qué hizo, qué dijo, cómo fue su vida.
      En la historia de los orígenes del cristianismo pueden distinguirse tres etapas o periodos:
a)     La vida de Jesus  (6 a.C. – 30 d. C.)
b)     La generación apostólica  (30 -70 d. C.)
c)      La segunda generación cristiana  (70 -  110 d. C)
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                                               Un enfoque de la distribución territorial
GALILEA
      Es el área preferida de Jesús para abrir caminos nuevos y para la abundante siembra de su palabra salvadora. Nada queda fuera de los límites de su proyecto salvífico y a su vez, el anuncio de su Reino.
      Recorrer tan variados parajes ahora es probar y actualizar la memoria con idénticos paisajes que Él recorrió y habitó. Es llenar el corazón con la resonancia de su vez inextinguible, plena de desusada autoridad y siempre atenta y amorosa, incluso con quienes requieren su consejo, se les antoja exigente y le abandonan entristecidos porque su camino es escarpado y fragoroso.
      Galilea comprende la región norte de Palestina. En su parte central está cruzada por las montañas de Neftalí, desde el monte Hermón al valle de Jezrael. La línea que va desde Safed a Acre  la divide en alta y baja Galilea. El valle de Esdrelón, el más extenso de Israel, está rodeado por las montañas del Carmelo al oeste, los montes de Gelboé al sur, y se une por el este al valle del Jordán, con una extensión  de 30 km. de ancho por 40 km. de largo. Toda esta zona fue ocupada por las tribus de Dan, Isacar, Zabulón, Aser y Neftalí (Jos 19, 10-15)
      Forma la parte central de Palestina, consistente en un macizo montañoso que la recorre de norte a sur, arrancando de la llanura costera de Sefela y cayendo por el este a la depresión del Jordán. Por su configuración orográfica, destacan en ella cuatro regiones: Galilea, Montes de Efraín, Montañas de Judea y Montañas del Négueb
        Se divide en alta y baja Galilea, como se aprecia en la Biblia (Tb 1, 2). Galilea es el área preferida de Jesús para abrir caminos nuevos y para la copiosa siembra de su Palabra.
      Es la parte más septentrional de la cordillera al oeste del Jordán, en Palestina, y lugar de la vida oculta y primer ministerio de Jesucristo. Bíblicamente Galilea asume mayor importancia en los Evangelios, que narran la actividad de Jesús antes y después de su resurrección. En Galilea empezó su vida pública y sus milagros, y allí pasó  la mayoría de los años anteriores. Como ocurre con muchas realidades bíblicas, tanto personas como de lugares, la misión profunda de Galilea en la historia de la salvación fue anunciada antes en el A.T. por los profetas. En el 732 a.C. Isaías emitió un oráculo que parece ligado a la deportación de los galileos por Tiglatfileser. El profeta habla  de  la Galilea de los gentiles y el camino del mar, asemejándole a un pueblo que anda a oscuras, pero que de repente ve una luz intensa (Is 9,1).
      Jesús pasó la mayor parte de su vida en Galilea (Mt 2,23; Lc 2,51). Sus primeros discípulos son de Galilea: Simón, Andrés, Santiago y Juan (Mt 4,18). Después de la Ascensión al extenderse el cristianismo por toda la Palestina los Apóstoles serán llamados “Galileos” (Act 1,11).
       Cesarea  de Filipo (alta Galilea), El lugar ofrecía todos los atractivos  inimaginables una ciudad populosa, signos sobrados de antigua  y constante religiosidad, aromas bíblicos de rancia presencia profética. Roca viva, agua viva, son entorno semántico lo suficientemente significativo como para que Jesús sitúe allí el lugar exacto en que infundir, en la roca de Pedro, la palabra viva  que lo elija cabeza suya visible, para dirigir en su nombre la Iglesia, llegado el instante previsto. Cefas, la roca de Cristo; la fuente, Cristo siempre.

      Llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo y preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías…. Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! …..  Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia(Mt 16, 13-20)

       Amar, Besaida, Cesarea de Filipo, Caná, Cafarnaúm, Mar de Galilea, (que recibe sucesivamente los nombres de mar de Tiberiades, mar Muerto, mar Rojo, lago de Niassa y Tanganica), Monte Carmelo, Naím, Nazaret, Tabor, Tabgha.

La planicie de Acre. Comprende desde Rosh Hanikra o Ras en Naqurah –las escaleras de Tiro-, en el  norte, hasta el  monte  Carmelo en el sur.  En  ella se encuentra la llanura de Zabulón, que contacta con el valle de Jezrael o Esdrelón entre las montañas de la baja Galilea y el Carmelo.

Valle del Sarón. Comprende estrictamente la llanura costa desde el Carmelo a Jafa, aunque el nombre de Sarón se aplique a otras regiones. En la antigüedad bíblica tuvo dos puertos importantes Dor y Jafa, protegidos por una serie de rocas.

La Costa Filistea. Se extiende por la parte sur de la planicie costera hacia el Sinaí y Egipto. Recibe el nombre de sus ocupantes, los filisteos, y con los romanos dará nombre a todo el país: Palestina. La pentápolis filistea la constituían las ciudades de Gaza, metrópoli durante largos periodos históricos, Ascalón, el puerto principal y Azoto, las tres junto al mar, y al interior Gat y Ekrón, que rivalizaron con la Sefela de Judea.

La Sefela. Entre la planicie costera y los montes de Judea existe una región de colinas llamada Sefela (país bajo). Fue la parte más rica de Judea y tenía ciudades fortificadas contra los filisteos en los valles que conducían  a las montañas de Judea: Gezer, Ayalón y Bet-Orón en el valle de Ayalón.-
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SAMARÍA-SEBASTE
    Samaría es como un arco que salta de Galilea a Judea. Y en la historia caminante de Jesús, además de zona de tránsito, es área muy específica de su plan evangélico, de modo que el gradual avance en el camino y en el anuncio de la palabra cumpla, los designios del Padre de pregonar a todos la inminencia del Reino. 
     Para los galileos, Samaría era hostil tierra de paso. El rechazo, no obstante no retrae a Jesús, sino que le impele a buscar asilo todavía más al interior.  
      Samaría, una de las provincias asirias, y más tarde persas, de Palestina Cisjordania, que con Galilea  y  Perea había formado el reino de Israel después del cisma de Jeroboam. Es la región central de Palestina que toma el nombre de su homónima capital del reino de Israel. En tiempo de los Reyes se denominaba “Montes de Efraín” y se extendió desde la llanura de Esdrelón al norte hasta la raíz de las montañas de Judea, en una extensión de 80 km. Región más alegre  y terreno más fértil que el del sur, por ella entraron los Patriarcas, en ella se asentaron las tribus y acabó siendo testigo y fácil presa de la ambición y los avatares de los imperios de Siria y Mesopotamia.

     En ella radicaron en tiempos de los Jueces y de los Reyes dos grandes lugares de culto: Silo y Betel. En Siquem y Tirsá residió el primer rey de Israel, Jeroboam I (931-910 a.C.), y Omrí (875-874 a.C.) estableció en Samaría la capital del reino de Israel.
      Nombre, en hebreo Sômrón; en arameo bíblico Sâmrâin; en asirio Samerîna. Algunos geógrafos ven Samaría dos cadenas montañosas. La occidental forma un verdadero dédalo de valles y montes donde se hallan las cimas más elevadas, como el Ebal y el Garizím (868 m.) y la oriental, más  uniforme  y  de menor altura, que se extiende desde los montes de Gelboe hasta el Qarn Sartabe, como lo llamen los árabes a la cima que destaca casi 600 m. sobre su base, en la hondonada del valle del Jordán, aunque sólo alcance la cota de 379 m. sobre el Mediterráneo.
       El  Ebal  y  el  Garizím  son  los montes de las bendiciones y maldiciones  de  Josué cuando se renovó la Alianza después de la toma de posesión de la Tierra Prometida. El Garizím es el lugar escogido por Jotam para proclamar su célebre apólogo contra Abimelek, el hijo de Gedeón. Cristo alude al templo sobre él construido en su conversación con la samaritana junto al pozo de  Jacob (Jn 4,21).
  
    Sargón II, 722 a.C. constituyó la provincia de Samerina con la ciudad y sus aledaños, recién conquistados, a los que unió la provincia de Maguedu (Meguido bíblica)  construida en 733 a.C.
       En  tiempo de Alejandro  Magno, 332 a.C.  goza  Samaría de  un  nuevo rejuvenecimiento. Durante el periodo macabeo, Juan Hircano la conquista y destruye. Era el 108 a.C. El general Pompeyo, 63 a.C. la anexiona a la provincia romana de Siria. Herodes el Grande, 37 a.C. reconstruye y hermosea la ciudad, dedicándola al emperador Augusto (Sebastos, en griego) con el nombre de Sebaste. Es su época de máximo esplendor.
       En el N.T., además del conocido pasaje de la samaritana, si cita el paso de Jesús y los discípulos en Lc 9,51-56 y acaso en Mt 15,24; curación de los 10 leprosos; la predicación de los Apóstoles (que debe preceder a la predicación de los gentiles, Act 1,8); Felipe, el diácono, convierte samaritanos que reciben el Espíritu por el ministerio de Pedro y Juan (Act 8,4 ss y 14 ss.) con el conocido incidente de Simón el mago Act 9,31 y 15,3.

       Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar a un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos decían: Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Al verlos, le dijo: Id a presentaros a los sacerdotes. Y mientras iban de camino quedaron limpios…. (Lc 17, 11-19)

        Samaritanos, en hebreo sômrônîm, habitantes de Samaría, aunque ellos se llamen observantes. Resto diminuto de los antiguos samaritanos que vive en Nablus y en Tel Aviv. 
       Los judeo-cristianos veneran aquí las tumbas de san Juan Bautista y la de los profetas Eliseo y Abdías. Tanto bizantinos como cruzados, levantaron sendas basílicas en honor de san Juan Bautista, con base en esta tradición. La catedral cruzada fue transformada en mezquita en 1187 hasta el día de hoy.
       Fruto de las excavaciones, pueden admirarse, las Puertas de Herodes, de la que arranca la columnata del cardo máximus, del tiempo de Septimio Severo; el foro, edificado por Herodes, flanqueado de pórticos columnados; junto a éste, la Basílica de las tres naves, igualmente de Septimio. El gran estadio hacia el norte (en proceso). Al Teatro romano del siglo III. La Torre helenística del siglo IV-II a.C.). Del Templo de Augusto y una gran escalinata del siglo II. La Iglesia de San Juan, del siglo V, conmemora el hallazgo de la cabeza del Bautista.
       Betel, Jenín, Montes Garizím y Ebal, Sicar, Siquem, Valle de Dotaín


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JUDEA
     El Evangelio está siempre en camino, dice un comentarista de los Hechos de los Apóstoles, quien  concibe el Evangelio de Jesús como un cuidadoso camino preparatorio que conduce, y tiene su complemento,   en la ardua subida a Jerusalén, y de Jerusalén al Calvario, lugar extremo de su peregrinaje
      Judea es el nombre helenístico-romano de la parte sur de Palestina, donde Jerusalén, tiene su centro. Fue constituida provincia de los persas dentro de la V Satrapía y pervivió con este nombre hasta el siglo IV d.C. No siempre la tribu de Judá ha tenido la misma división geográfica, sujeta a los avatares de la historia. Solamente aparece en la Biblia a partir de la conquista persa.
       Orográficamente comprendió siempre la parte meridional del yogo montañoso o cordillera palestina con su ladera al Jordán y Mar Muerto. Estos distritos montañosos tienen una altura media bastante elevada con cimas superiores a los 800 m. sobre el Mediterráneo en los alrededores de Jerusalén, de más de 1.000 m. en Baal Hazor al norte de Betel, y en el macizo de Hebrón al sur. En los distritos de Sefela, de menor altitud, los valles: Eleuterópolis, Maresa y Zoreah, con alturas entre los 400 y 300 m., hasta que llegan casi a identificarse con la llanura como Laquis y

Lyda,  que apenas llegan a los 100 m.  Tanto Jericó como Dok y Bet Hogla, en el valle del Jordán; Ir Hamelaj,  junto al Mar Muerto, se hallan muy debajo del nivel del Mediterráneo, entre los -200 y -300 metros.  
        Entre los montes de Judea no pocos guardan recuerdos históricos fundamentales para Israel, el cristianismo y el Islam. Todo el distrito de la montaña alrededor de Jerusalén es repetidamente citado tanto por el Antiguo como por el Nuevo Testamento. En esta zona hay que citar, además, las cimas de  Baal Hazor, dominio de  Absalón (2 Sam 13 - 23), y lugar de la muerte  de  Judas  Macabeo (1 Mac 9.15).
       La provincia primitivamente comprendía tan sólo cuatro distritos, cuyas capitales eran Jerusalén, también capital de la provincia; Mispá, Betsur y Queila. Cada uno de los distritos estaba regido por dos jefes. En aquel momento la población distaba de ser uniforme: a los cautivos, recién regresados, se unían los judíos no desterrados y no pocos extranjeros que se había establecido durante el destierro, ocupando en cierta forma el vacío creado por la marcha de los cautivos.

Era difícil la unión entre los tres grupos, incluso  entre los dos judíos.   Los  nativos  de Judea, llamados despectivamente “pueblo de la tierra”, tenían las reacciones de minoría dominada, que procura vivir con los dominadores extraños sacrificando todo y a la paz posible. La labor proselitista de Nehemías y sus sucesores sobre los judíos de otros distritos y provincias originó problemas con samaritanos y otros extranjeros, hasta llegar al destierro de judíos en el 351 a.C. No hay que olvidar que los habitantes de Judea estaban empobrecidos, como lo acreditan las medidas económicas  y administrativas de Nehemías.
      Alejandro Magno conquistado el imperio persa, mantuvo la organización administrativa del mismo. Judea por consiguiente, siguió siendo una provincia del imperio griego dentro de la V Satrapía después del 331 a.C. (…)  Cuando Pompeyo, 63 a.C., provocado por Aristóbulo marcha contra Jerusalén y la ocupa, respeta la religión y prerrogativas judías, cambiando tan sólo al Sumo Sacerdote: Hircano II en lugar de Aristóbulo, pero con una presencia romana rn Judea, contra la que  sublevaron los judíos en 57 a.C.  Provocando el  desmantelamiento de  sus  fortalezas de Hircania, Maqueronte y Alexandrion. Poco después el propio Gabinio, dominador de la revuelta, reestructura Judea dividiéndola en tres synhedría; Jerusalén, Gazara (Gezer) y Jericó.
        Toda Judea formó parte del Reino de Herodes el Grande, quien la reestructuró dividiéndola en 11 topoquías, presididas  por  Jerusalén, la capital del Reino, que  siguió siendo centro de la toparquía de oreine.  Al morir Herodes, el Etnarca Arquelao recibe Judea pero sin Fasael, que junto a Azoto y Yamnia forma el dominio personal de Salomé. (…)
       Acallada la sublevación en 135, por Adriano, el emperador refunda Jerusalén de sus cenizas, pero con nombre nuevo y pagano: Aelia Capitolina. Judea sigue gobernada en el orden religioso por los propios judíos: un Patriarca sucede al Sumo Sacerdote al no existir el Templo; no reside en  Jerusalén  y  su misión  es  moderar a los judíos. Judea queda englobada en la provincia de Siro-Palestina, junto a Galilea, Samaría, Idumea y Perea.
      El  cristianismo, como  indican  los Hechos de los Apóstoles y las Actas de los Mártires, se extendió rápidamente por Judea desde Jerusalén. Lyda, Azoto, Emaús-Nicópolis, y Jope se consideran iglesias fundadas por san Pedro. Eleuterópolis se gloria de haber sido evangelizadas por san Ananías de Damasco. Muy pronto aparecen iglesias en Belén y en Aenea. Se conocen los nombres de los mártires de Jerusalén, Gaza, Aenea, Yamnia y Eleuterópolis, desde los orígenes, pero especialmente en la persecución de Diocleciano, bajo Urbano y Firmiliano.
      Algunas de las ciudades o pueblos de Judea: Afara, al-Azariye (pueblo de Lázaro), Belén, Betania,  Betfagé, (casa de los higos), Emaús  El Qubeibe (también  llamado Nicópolis), Er-Ram, Gabaón, Gueba, Jabes Galaad, Jericó, Jerusalén, 
                
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C. JERUSALÉN
    Jerusalén, situada a una altitud de 750 m. ocupa el centro de una meseta de las montañas de Judea, que asciende por el norte (Samaría) y el sur (Hebrón), y desciende hacia el este (valle del Jordán)  y  al oeste (llanura mediterránea). Hacia el valle del Jordán se desciende 1.200 m. a lo largo de 22 km., y al Mediterráneo, 850 m., en  una distancia de 55 km.
      Hoy la Tierra Santa (Jerusalén)  fue un pueblo escogido al mando de Josué, que conquistó la tierra prometida entre el 1220 y 1200 (a.C.), quedó en un enclave en el territorio asignado a Judá. Era la Salem, la ciudad de los jebuseos en la colina de Ofel, junto a la fuente de Guijón, amurallada  y de unas cuatro hectáreas de extensión.
      En Qumrán apareció una obra, Descripción de la Jerusalén Nueva, que por fragmentos conocidos parece estar inspirada en Ezequiel.
      Esta ciudad cananea fue conquistada por el rey David (1010-970 a.C.), hacia el 1000 la convirtió en capital de su reino y fue trasladada a ella el Arca de la Alianza. Salomón (970-931 a.C.) su hijo, la engrandeció y la prolongó hacia el norte construyendo en la cima, en la “era de Arana”, el Templo. Se triplicó la ciudad y así nació Jerusalén judía.
     Hace más de treinta siglos y tras siete años de trabajos, el rey Salomón trasladó el Arca de la Alianza desde la ciudad de David al Debir, el Santo de los Santos, y consagró la casa de Yahvé. Las fiestas duraron siete días y sacrificaron miles de bueyes y cientos de ovejas.
      Cuatro siglos más tarde (587 a.C.) el Templo fue saqueado y desapareció el Arca de la Alianza, llevado a cabo por Nabucodonosor, rey de Babilonia, destruido el palacio real, las casas y murallas de Jerusalén. Cincuenta años después (538), bajo el dominio de Ciro, rey de los persas, los judíos vuelven de Babilonia, reedifican la ciudad y las murallas en el 515, concluyeron el segundo Templo, el de Zorobabel.
       En el tiempo de los griegos, el rey Antíoco IV Epifanes (175-164), desató una sangrienta persecución contra los observantes de la Ley de Moisés, profanó el Templo, estableciendo un altar a Zeus Olímpico. Jesús Macabeo, vence a los seléucidas (164) restauran el Lugar Santo y ofrecen holocaustos y sacrificios de Comunión en acción de gracias.
       Herodes el Grande (37-4 a.C.) lleva a cabo la reconstrucción del Templo con 10.000 obreros, y hasta el año 66 d.C.) no se dieron por concluidas.
       Jerusalén significa “la ciudad de la paz” aunque paradójicamente, no hay ciudad en el mundo ante cuyas murallas se haya combatido más. Ha sido asediada más de cincuenta veces, treinta y seis conquistada por los ejércitos extranjeros y en diez ocasiones destruida.
       Jerusalén ocupa un lugar central en la vida de Jesus: viajes, predicación, consumación de su sacrificio redentor, resurrección y ascensión. En Jerusalén se construye y se va conformándose día a día la Iglesia y de allí parten los Apóstoles para anunciar la Buena Noticias, primero a las regiones limítrofes, luego a otros países, desde su inicio gentil en Antioquía.
       Jerusalén suele dividirse en Ciudad Vieja y Ciudad Nueva o moderna. La vieja la forman cuatro barios: el judío, el musulmán, el cristiano y el armenio. En la Ciudad Vieja o amurallada están gran parte de los lugares Sagrados de la Cristiandad.
                         Sin duda, es la ciudad amada y venerada por los fieles de las
                                               tres grandes religiones monoteístas:
·         Para los judíos, la ciudad de David, la sede del Templo. El centro religioso del judaísmo del Antiguo Testamento
·         Para los cristianos, la que encierra la basílica del Santo Sepulcro, con su Calvario. Jesús de Nazaret, realiza parte de su vida pública, sufrió persecución y muerte. Testimonios de su Resurrección.
·         Para los musulmanes “la Santa”, La tercera ciudad del Islam, después de la Meca y Medina, pues desde la primera, subió Mahoma al cielo.

Jerusalén.  La  Biblia la menciona por primera vez en el Génesis 14, 17-24, cuando Melquisedec, el  rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo sale al encuentro de Abrahán y le presenta pan y vino .Jerusalén significa “la ciudad de la paz”  Asediada más de cincuenta veces; treinta y seis conquistada;  diez destruida.  En los Anales de Nabucodonosor se la llama la ciudad de Judá, en el  sentido de capital del Reino. En la Biblia aparece con frecuencia la denominada “ciudad de David” referida a todo Jerusalén o a parte de la ciudad, como homenaje al gran rey y  conquistador de fortaleza tan bien defendida.

                                                 Jerusalén, la nueva capital de David
   David se enfrento con un grave problema: la elección de una ciudad como capital podría dar la impresión de que una tribu era superior al resto. Al principio resultaba difícil mantener doce tribus juntas. Si situaba su capital en Judá, su territorio de nacimiento, las tribus del norte, ya entonces rebeldes, podrían pensar que no quería ningún trato con ellas. En cambio, si ponía su capital en algún lugar del norte, podrían parecer que estaba dando la espalda a su fieles seguidores de Judá.
     Pero existía una antigua ciudad justo en la frontera entre Judá y las otras tribus, una ciudad que no pertenecía a ninguna de ellas.
     Jerusalén era una de esas ciudades cananeas que los israelitas no habían conseguido destruir durante la conquista.
     “Los hijos de Benjamín no pudieron expulsar a los jebuseos de Jerusalén: por eso los jebuseos viven allí con los hijos de Benjamín hasta el día de hoy”, dice Jueces 1,21. Y Josué 15,63 dice: “Los hijos de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, por eso siguen habitando en Jerusalén, en medio de los hijos de Judá, hasta el día de hoy”. Queda, pues, claro que Jerusalén estaba justo en frontera entre Judá y Benjamín.
     Desde entonces Jerusalén fue la capital de David. Incluso llegó a ser conocida como la Ciudad de David, nombre que la parte antigua de la ciudad todavía conserva. David construyó la ciudad y su nuevo aliado, el rey Jiram de Tiro, envió artesanos fenicios para edificarle un palacio. Sabemos por otras fuentes históricas que Tiro estaba comenzando una época dorada de prosperidad bajo el rey Jiram. Ésta no sería la última vez en su largo reinado que Jiram se mostraría amigo de Israel.
      La cúpula de la mezquita de la Roca, construida sobre la Sagrada Piedra de Abrahán en el monte Moria (monte del Templo), es donde se construyó al principio el templo de Salomón. Planeado por David pero construido por Salomón, el Templo fue el punto central de culto para los israelitas hasta su construcción por babilonios el año 587 a.C.  El Templo fue construido o reconstruido tres veces recibiendo distintos nombres: El Templo de Salomón, el Segundo Templo y el Templo de Herodes. Los tres fueron destruidos. La mezquita fue construida por el califa Omar sobre las ruinas del Templo el año 691 d.C.

     Se piensa que enla parte superior de esta excavación en la Ciudad de David estaban situados el palacio y la ciudadela de David. La estructura escalonada de piedra se remonta más o menos al año 1.000 a.C. (los tiempos de David). Esta zona estaba dentro de las murallas de la ciudad cuando el Templo fue construido.

           Jerusalén durante el tiempo de David y Salomón, hacia los años 1010 – 930 a.C.
    “El monte del Templo (donde estaba la era que David compró a Arauná y dónde Salomón edificó el Templo) parece ser que estaba al norte del monte Sión. Se asocia tradicionalmente con el monte  Moria.  El monte Moria de los tiempos de David es la parte central de la colina oriental. El término Sión, inicialmente usado para describir la fortaleza de los Jebuseos situada al sur, acabó aplicándose también al monte del Templo.
      
     Ofel es el nombre que se da al extremo sur del monte del Templo. Al sur del Ofel estaba la antigua ciudad jebusita del monte Sión”. (Scott Hahn, Comprender las Escrituras, p. 191, 192, 209)

Palestina en tiempo de Jesús. Después del exilio de Babilonia tres son los elementos que configuran una época que llega hasta el tiempo de Jesús: el sacerdocio, que hizo del Templo el centro único del culto; la desaparición del profetismo oficial, que representaba la religión espontánea; y el triunfo de los escribas, que concentran la vida en la estricta observancia de la Ley.
     En la vida de Jesús, el pueblo se rige por el Gran Consejo o Sanedrín, compuesto por el Sumo Sacerdote y aristocracia sacerdotal; los ancianos o aristocracia laica y los escribas o doctores de la Ley (Mt 26,57). El Consejo con sus 71 miembros representaban la autoridad espiritual frente al extranjero. Administraban principalmente asuntos religiosos. El Gran Sacerdote, siempre de la descendencia de Aarón, era el jefe verdadero, como el Templo era el verdadero centro de la vida pública y el Santuario de la religión nacional.
     El culto del Templo agrupaba a un personal numeroso. Los sacerdotes eran los oficiantes del culto y los levitas tenían que ocuparse en trabajos auxiliares. Unos y otros tenían como acto esencial el sacrificio público, matutino y vespertino, el favor del pueblo. Flavio Josefo estima en Palestina 24 turnos que aseguraban el servicio semanal y anual.
     La Torá (instrucción, ley), como recopilación de la legislación mosaica del Pentateuco, era la regla intangible, la norma absoluta de toda la vida religiosa.
     En el Nuevo Testamento se nombra a los escribas con los fariseos como representantes de la tendencia legalista y exclusivista, sin ser una secta ni una escuela (Mc 2, 16; Lc 5, 30).
     La Sinagoga constituía el centro de la vida religiosa y el punto de contacto entre los escribas y el pueblo, su función era, por tanto, complementaria del templo. Parece que tiene su origen en tiempos de Esdras y Nehemías, cuando al intensificar el estudio de la Ley, hubo que fundar lugares de instrucción religiosa, ya que en ellas el culto giraba en torno a la lectura de la Ley y los Profetas.  Plegarias  y el canto de los Salmos complementaban  el ri to.  Raro era   el pueblo en Palestina  que  no tuviera su sinagoga. Los sábados y vísperas de las grandes fiestas era el día obligado de reunión en ella.
      La compleja realidad de la vida religiosa dio origen en la práctica a cuatro tendencias: saduceos, fariseos, zelotes y esenios.

      Saduceos. Este nombre parece derivar de Sadoc, sumo sacerdote de quien provenía, desde Salomón, todo el orden sacerdotal. Constituía este grupo un conjunto de personas que negaban la vida futura y su retribución, porque no creían en la resurrección y la inmortalidad, rechazando a su vez, la existencia de ángeles y demonios.
      Conformaban más un partido que una secta religiosa, y sus miembros se reclutaban entre aristócratas,  ricos y sacerdotes.

      Fariseos. -o separados- recibieron el nombre  de “hassidim” los piadosos, por el rigor con que cumplían la Ley y la Tradición, que imponían también a los demás. Tenían por una gracia muy singular de Yahvé y fuente de gozo el estudio de la Ley y la aceptación de sus cargas. La Haggadá y la Halachá venían a ser para ellos como un desarrollo de la Torá.
     Gozaron de gran consideración o influencia en el pueblo por su fidelidad a la Torá, y la crítica que hace de ellos el Evangelio. A pesar de su legalismo, se manifestaban abiertos a novedades religiosas, lo que les movió a imponer al pueblo reglas que no estaba n en la ley de Moisés, conciliando así el viejo yavismo con las novedades que a su juicio imponían los tiempos.
      Entre sus creencias, admitían ángeles y demonios, alentaban la esperanza de la resurrección y esperaban el pronto advenimiento del reino de Dios. Del fariseísmo salían los mejores escribas, exégetas y juristas, que produjeron posteriormente la obra ingente del Talmud.
     Zelotas. Zelotes o cananeos, eran un ala de los fariseos y reconocían otro jefe y maestro que Dios. Nacidos contra la opresión romana, rechazaban la pasividad de los fariseos y proponían la acción decidida y audaz como única solución. Se les llegó a conocer por sicarios o asesinos, y su exaltación jugó un papel decisivo en la Gran Revuelta, porque sus acciones, básicamente religiosas, se confundían con la agitación política.

    Esenios. Dentro de la ortodoxia judía, constituyen una asociación de pietistas escrupulosos que encarnaban la Torá en una regla de vida, una disciplina, prácticas rituales ajenas a la tradición ya vista  normal, y  que  introducen el espíritu, a  pesar  de  las representaciones  de  una gnosis cosmológica, en el cuerpo de la religión nacional.

      Los herodianos que aparecen en el Nuevo Testamento, no debe identificarse con una secta judaica que habría considerado a Herodes el Grande como el Mesías.  En el fondo se trata de un grupo de partidarios de la dinastía de Herodes.                     
      Los Evangelios, dan una importancia excepcional al ministerio de Cristo en Jerusalén. Incluso en ocasiones destacan pormenores de sus viajes a Jerusalén o su presencia en el Templo. Es san Lucas el que hace girar toda la vida de Cristo alrededor del Templo y de Jerusalén; desde el anuncio del nacimiento del Bautista a su padre mientras oficiaba en el Templo (Lc 1,8), hasta la rotura del  velo del santísimo (Lc 23, 45). Tal vez a partir de dicho momento para S. Lucas el Templo carece  ya de su valor y al describir la Ascensión habla de Jerusalén y no del Templo (Lc 24,50). En el principio de los Hechos de los Apóstoles, relata cómo los Apóstoles acudían al Templo para bendecir a Dios.
      Para los apóstoles y los evangelistas la entrada solemne de Jesús en Jerusalén no es sólo el cumplimiento  de la profecía, sino  la toma  de posesión de  la ciudad que, como  heredero de David, le pertenece  y  de  la que, como Hijo de Dios, es su Señor (Mc 11, 1 - 11; Mt 21, 1-11; Lc 19, 20-49; Jn 12, 12-19.

Jerusalén antigua. Entendemos por ciudad vieja o antigua la Jerusalén actualmente amurallada, que encierra los vestigios de la historia y para acceder a su interior: Puerta de Damasco, Puerta Dorada, Puerta de Herodes, Puerta de San Esteban o de los Leones, Puerta de la Basura o de los Mogrebinos, Puerta de Sión o de David, Puerta de Jafa y Puerta Nueva.

Puerta de Damasco.  En el centro de la muralla septentrional, la más bella de todas, realizada por Sinán, el arquitecto  de Solimán (1542). Siguiendo el cauce del Tiropeón  (El wad) da acceso al barrio árabe-musulmán y al Muro de las Lamentaciones, de intenso tránsito, es paso obligado para  el zoco. Remozado su exterior en forma de anfiteatro, sirve para que los árabes celebren allí sus principales fiestas del Ramadán.  Bajo la actual puerta, hoy  se  puede visitar el nivel de la romana con uno de los arcos laterales y el inicio del Cardo Maximus.

Puerta Dorada.   Está enfrente al Monte de los Olivos. Dicen que, por esta puerta, hizo Jesús su entrada triunfal en Jerusalén el Domingo de Ramos. Según una creencia del lugar, al final de los tiempos, Jesucristo volverá a entrar, en su gloria por esta Puerta en Jerusalén. Por esta razón la tapiaron los turcos en 1590, y por esta misma razón, los musulmanes hicieron un cementerio al pie de la misma, esperando la segunda venida triunfal de Cristo. A la entrada de esta Puerta, San Pedro curó a un cojo de nacimiento (Hc 3,1-11). Por ella entró el emperador Heráclito llevando la santa Cruz (631). Conserva elementos de la construcción herodiana.

Puerta de Herodes. Se llama así porque conducía a una casa que los peregrinos identificaban como el palacio de Herodes Antipas. Los árabes la denominan Bab es Zahireh, puerta de las flores.

Puerta de san Esteban. Es la puerta oriental de la ciudad; la llaman “Bab Sitti Maryam”, que da al valle del Cedrón. También Puerta de los Leones, por tener dos leones (León de Judá) esculpidos en piedra, a uno y otro lado de la puerta. Se llama de san Esteban, porque por ésta sacaron para apedrear a san Esteban (Hc 7, 54-60). Probablemente ocupa el lugar de la (puerta hermosa)  puerta probática, donde san Pedro y san Juan curaron el paralítico (Hch 3, 2-11), da acceso a la explanada del Templo y a las mezquitas.

Puerta de la Basura o de los Mogrebinos. Los árabes prefieren llamarla Bab el Maghrabia, por la vecindad del barrio donde vivían los árabes del Magreb. Puede corresponder a la que Nehemías llama del Muladar (12.31). Es la puerta por donde de entra desde el exterior de las murallas, al Muro occidental o de las Lamentaciones y a la explanada del Templo.
Puerta de Sión o de David. Construida por Solimán, según inscripción allí consignada; se abre al Monte de Sión y tumba de David. Los árabes la llaman Bab Nebi Daud.

Puerta de Jafa. Constituye uno de los principales accesos a la ciudad vieja. De ella arranca la ruta que va a Jafa hasta alcanzar el Mediterráneo. Los árabes la llaman Bab el-Jalil, puerta del Amigo, porque de aquí parte también la vía que conduce a Hebrón, residencia del patriarca Abrahán, llamado “amigo de Dios”. 
       Junto a ella se encuentra la llamada Ciudadela de David, que no es otra que la levantada por Solimán el Magnífico en el siglo XVI, transformado la de los cruzados.

Puerta nueva.  Por la necesidad de las comunicaciones entre los nuevos barrios extra muros con el de los cristianos, se abrió en 1887, una nueva entrada en la murallas, que se conoce por Puerta nueva. Los árabes la conocen por Bad el-Yedid. Es el acceso más fácil para llegar al Santo Sepulcro, el convento de San Salvador y la hospedería “Casa Nova”.
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       La impresión que produce la ciudad santa al visitante, en cuanto descubre el perfil de sus murallas, depende de la particular perspectiva que adopte ante ella el ánimo cansado, ferviente o meramente curioso del viajero.  
       En la orografía de Jerusalén, destacan los nombres de los montes Scopus y Olivete (850 m.), de las colinas Bezetha, Moria, Ofel y las de Gareb y Sión. Jerusalén es mencionada en la Biblia 656 veces, diecisiete veces destruida y dieciocho reconstruida.
       Enmarcado en un simple plano, dentro de sus murallas se podría citar como referencia: El Santo Sepulcro, la Vía Dolorosa, la Mezquita de Omar. Como barrios: armenio, judío, cristiano y árabe.
¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén”   (Salmo 121,1-2).

   Entramos en Jerusalén por la puerta de Jaffa,  por el Barrio Judío, para llegar a la explanada. Después de la destrucción  de Jerusalén, el año 70, los judíos se reunían en las ruinas del Templo para orar. Durante los doscientos años de la Aelia Capitolina, no tienen esa posibilidad por el decreto de expulsión de Adriano, que, además, había profanado la explanada con la erección de un templo a Júpiter. Aunque regresan en la época de Constantino, tendrán que abandonar el lugar de su oración cuando, en el centro se levante la mezquita de Omar. Sólo les quedó –oculto entre las casas- el muro occidental.
        El muro es parte de la gran construcción de Herodes para ampliar la explanada hacia occidente, que busca sus cimientos en el lecho del Tiropeón, unos 15 m. más bajo del nivel actual. Sólo  las   siete hiladas  inferiores de grandes piedras ribeteadas, son herodianas. Los bloques cuadrados son añadido romano y la parte final de menor  tamaño, son obra árabe
     
   
     El muro es hoy el principal centro religioso judío de Jerusalén y el lugar de reunión  en el “Shabat” y  fiestas  nacionales, donde se ora  y  se  realiza, como  en  una singular sinagoga, el Bar-Mitzvá, la entrada a iniciación de los adolescentes en la Ley judaica.
     Jerusalén es la capital de Israel; la constituyen aproximadamente: 883.000 habitantes, 63% judíos;  32% musulmanes y 5% de cristianos. Superficie 125 kilómetros cuadrados.

          Jerusalén  es  un  trozo estimable de suelo evangélico. Sus santuarios mantienen vivo el respeto piadoso a Jesús, localizado allí donde ocurrieron los acontecimientos más significativos de nuestra salvación, hasta el punto que puede organizarse la historia de su presencia  dolorosa en la ciudad, haciendo el recorrido y meditando en los distintos lugares que mantienen  y actualizan  su presencia
Barrios de Jerusalén. Como antes se cita, la ciudad está dividida en cuatro barrios: Judío, Armenio, Cristiano (griego y latino)  y Musulmán.

     Barrio judío. Se encuentra en la parte suroeste de la ciudad amurallada, desde el Muro de las Lamentaciones  hasta  el barrio armenio.  En la antigüedad  debieron  figurar el palacio de los asmoneos, donde Jesús fue conducido ante Herodes (Lc 23,6-12), el Xistus o palacio Comunal y, probablemente, la fortaleza Akra (1M 6), A las ruinas arqueológicas, habría que añadir, dentro del barrio, los siguientes lugares: Santa María de los Teutones, con monasterio y hospedería, hoy convertidos en jardines, cuatro sinagogas sefardíes, y la de Hurba, hoy en reconstrucción.

Barrio armenio. Comprende la parte oeste, desde la puerta de Jafa a la de Sión. Rodeado de altos muros dentro del reciento amurallado, la residencia del Patriarca armenio-ortodoxo, de los monjes y algo más de unas doscientas familias que vienen a constituir un pequeño estado teocrático.

Barrio cristiano.  Comprende la  parte  noreste, desde la puerta de Jafa a la calle del rey David hasta la puerta Nueva, habitada por los griegos ortodoxos y católicos latinos. En él quedan enclavados, el Patriarcado griego-ortodoxo, el Patriarcado  latino con su Iglesia, el Convento de San Salvador, sede  de la Custodia de Tierra Santa y el Patriarcado griego-católico. Todos ellos en torno a la Basílica del Santo Sepulcro.
     Frente al Santo Sepulcro se encuentra el barrio comercial del Muristán, que ocupa el área del Hospital de San Juan, cuna de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Carlomagno había  erigido en este espacio la iglesia llamada Santa Maria Latina, con un monasterio benedictino y un hospicio  para  peregrinos, que  fueron destruidos por el califa  Al-Hakem, En  1889 el gobierno prusiano levanta la iglesia luterana del Santísimo Redentor en el lugar de Santa María Latina. En el ángulo suroeste del Muristán se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, construida por los amalcitanos sobre una estructura en forma de trébol del siglo V.

Barrio musulmán.  Ocupa casi  la mitad  del reciento amurallado de la ciudad, en torno a las Mezquitas. En él está el Zoco, que va desde la puerta de Damasco hasta el barrio judío, la mayor parte de las estaciones del Vía Crucis, el lugar de la Torre Antonia, Flagelación y Litostrótos, la piscina  Betesda  con  la Iglesia de Santa Ana. En sus estrechas y tortuosas callejuelas, y en las entradas al Haram es Sherif, se pueden admirar interesantes fachadas de edificios mamelucos, bien sean  escuelas (madrasa),  hospederías (ribat), mercados (suq), posadas (kban), monumentos funerarios (turba) o fuentes ornamentales.

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                                 El judaísmo en tiempos del Nuevo Testamento     
    “Según el historiador judío Josefo, “los judíos… tenían tres filosofías…. La de los esenios, la de los saduceos y por último un tercer grupo llamado los fariseos “(Antigüedades judías XVIII, 11).
      Los fariseos fueron los antecesores de los rabinos. Al aplicar la Torah a la vida corriente, los fariseos hacían posible la práctica d ela fe en lugares apartados de la ciudad.
      Los saduceos eran el partido del poder político, primero bajo los Macabeos y luego bajo los romanos. Una asamblea llamada el Sanedrín tomaba las decisiones en el día a día del gobierno de Judá. Aunque los fariseos ocupaban algunos puestos en el Sanedrín, la mayoría estaba dominada por los saduceos.
     Los esenios eran un grupo de judíos piadosos que protestaron por la unión entre el poder político y el poder religioso por parte de los Macabeos. Pensaban que el Templo se había corrompido por completo bajo los saduceos. Por eso, se fueron fuera de Jerusalén y establecieron una pequeña comunidad en el desierto, en Qumrán, junto al Mar Muerto. Sus escritos (los royos del Mar Muerto descubiertos en la década de los cuarenta del siglo pasado) muestran a una comunidad que veía a sus miembros como puros y justos, en comparación con los contaminados saduceos y (probablemente) con los fariseos. Existe una teoría que dice que San Juan Bautista fue un esenio”.
                                                                                             (Scott Hahn, Comprender las Escrituras, p. 290)
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                                             Otros lugares en la Jerusalén este
La Tumba de los Reyes. La reina Elena de Adiabene, país a orillas del Tigris, una vez convertida al judaísmo, peregrinó  a Jerusalén  el año octavo del 44 d.C. y salvó a la ciudad del hambre que había anunciado Agabo (Hch 11, 28).
     La reina se hizo cavar en la roca viva, un complejo funerario, con capacidad  para ella y sus familiares. Lo forma una amplia escalinata que descendía hasta un patio interior, dotado de dos canales para recoger agua en grandes cisternas, aseguraba toda la necesaria para las abluciones rituales. La entrada a la tumba, a la izquierda, se cierra como era uso común, con una piedra circular. El interior de la tumba 6 x 6 m. y desde ella se abren lateralmente varias salas sepulcrales.

 Gruta de Jeremías y Cavernas Reales
     Desde  el  siglo  XVI,  viene  considerándose como  la  gruta del  profeta  Jeremías, donde compondría “las Lamentaciones”, a una gruta natural, enclavada en el recinto de un cementerio musulmán, que queda situada sobre la estación  de autobuses árabes.

Museo Rockefeller. Se encuentra frente al ángulo nordeste de las murallas y sobre el foso natural de las mismas, lugar por donde los cruzados asaltaron la ciudad.
     Contiene los elementos más valiosos de la arqueología, desde la remotísima edad de piedra, hasta los procedentes de sucesivos períodos de Palestina. Entre otros: el cráneo del hombre de Galilea, esqueletos prehistóricos de las cuevas del Carmelo, cabeza de una estatua de Jericó, cerámicas y armas de Siquem. También gran parte de los manuscritos de Qumrán, las métopas cruzadas de la fachada del Santo Sepulcro.

La Tumba de Simón el Justo. 
    Simón, príncipe de sus hermanos, y gloria de su pueblo, hijo de Onías I. (Ecl 50, 1). Desde el siglo XIII veneran los judíos  su enterramiento, en el torrente Cedrón.
     En esta zona, comienza el barrio de Sheik Jarrak, donde fueron erigiendo los más antiguos consulados de las naciones cristinas ante la ciudad de Jerusalén, Italia, España, Francia (1850).


Barrios Occidentales
     Son los situados  al noreste de las murallas desde el barrio del Mea Shearim, la calle de Jala y lo conocido como ciudad nueva. Dicha calle, de principio de siglo, puede considerarse como la arteria principal de Jerusalén, donde desembocan otras principales como las de Ben Yehuda y la de King George: Este es el centro vital de la ciudad.

Catedral Anglicana
    La entrada de los anglicanos en Tierra Santa en 1841, dio lugar a este complejo, que comprende la  catedral de  San Jorge levantada  en  1895 al estilo de Westminster, el palacio episcopal, un colegio y hospedería para peregrinos.

Tumbas de los Jueces o Sinedrio
      En el Barrio del Sanedrín, se encuentran estos sepulcros helenísticos, excavados en la roca, con dos hileras de lóculos. Atravesando el vestíbulo, una puerta de pequeño tamaño,  da acceso a una gran sala donde se hallan alineados los sepulcros.

Barrio Mea Shearim o de las Cien puertas
      Levantado por los judíos emigrados de Polonia  (1875), lo habitan los “Hasidim” (asideos), judíos piadosos, celosos del más estricto cumplimiento de la Ley. Todos ellos integran un movimiento, fundado en Polonia a finales del siglo XVIII, que ha conservado su identidad, gracias a la fidelidad a sus tradiciones, al género de vida e incluso a la vestimenta que usaban en los ghettos de Europa. Viven abstraídos del mundo secular que los rodea, atentos sólo a la lectura y comentarios de la Torá en las pequeñas sinagogas y yeshivot (escuelas). El rigor con que interpretan la Ley, les induce a exigirse y aún a exigir estricta modestia al circular por sus calles. Algunos no reconocen el Estado de Israel, alegando que no fue fundado por el Mesías.

Catedral Abisinia y Catedral Rusa
      La Catedral de Abisinia, llamada Davra  Ghannat (lugar del cielo), está cerca de la calle de los profetas y tiene monasterio adjunto.
      La Catedral Rusa, dedicada a la Santísima Trinidad, es de estilo moscovita. Los edificios  de alrededor estaban destinados a albergar peregrinos. Hoy los ocupa el Ministerio de Justicia.
       Delante de la catedral, puede admirarse una columna de 12 m. aún no extraída de la roca, destinada en su día al templo herodiano.

Centro Notre Dame
     La importante hospedería que los Asuncionistas quisieron abandonar por el deterioro sufrido en los años 48-67, ha sido restaurada por el Vaticano como centro cultural de espiritualidad y de acogida de peregrinos, dependiente de la Santa Sede.

Monasterio de la Santa Cruz
     Construido por Taciano rey de Georgia en el siglo X, lo vuelve a reconstruir Justiniano. Pasó  de manos de los georgianos a los griegos ortodoxos. Fue levantado donde la tradición señala el bosque en que crecía y se cortó el fecundísimo árbol de la Cruz del Señor.

Valle de Refaim o de los Gigantes
     Se denomina  así a  una  fértil  llanura que desciende  del  valle  de  la  Santa  Cruz, a lo largo de 3 kilómetros.  En ella se fijó la línea divisoria entre Judá y Benjamín (Jos 15,8), célebre por las luchas de David contra los filiteos (1Cr 14, 11).


El Museo Arqueológico y Bíblico
     Muestra las colecciones del Departamento  de Antigüedades y Museos de Israel. Contiene desde el colmillo del elefante del 200.000 a.C., hasta osarios del Calcolítico de Hazor, cerámicas cananeas,  inscripciones  hebreas  y de otros periodos persa, helenístico, romano, bizantino y árabe. Abarca todos los periodos de la arqueología de Israel.

Santuario del Libro
     El nombre del museo responde a la veneración que se debe a la Sagrada Escritura.
     El inapreciable muestrario de los manuscritos de Qumrán: Isaías, Manual de disciplina, Lucha de los Hijos de la Luz contra los de las Tinieblas, Salmo 151. Pesarim (comentarios) de Habacuc, y la Biblia de Alepo. En su sótano encierra documentos igualmente valiosos, como cartas y objetos de la segunda rebelión judía.

 Museo Nacional “Bezalel”
       Lo es de artes refinadas, tanto judaica como etnográfica, y se le impuso el nombre que lo designa, en conmemoración del artífice que, a petición y sugerencia de Moisés, modeló el Tabernáculo en el desierto. Alberga además una colección de pintura moderna con valiosos cuadros muy representativos de Picasso, Chagall, Mason, Chadivif.
 
Maqueta de Jerusalén Herodiana
      En los jardines del hotel Holy Land se exhibe una reproducción de la Jerusalén del tiempo de Jesucristo. Construida a escala  1:50,  y más fiel reproducción a los originales.  Para su realización se han tenido en cuenta las noticias que aportan la Misná, Tosephta, el Talmud, Flavio Josefo y el Nuevo Testamento.
      Muy acertada visión conjunta de la Jerusalén, pocos años antes de su destrucción.

Laura de Duka o de la Cuarentena
      Se funda en conmemoración del ayuno de Jesús en el desierto, adosado como un niño de águilas al monte Qarandal, frente a Jericó. Se ve cuevas excavadas en la roca que pertenecieron a san Caritón. Actualmente es monasterio que habitan monjes griego-ortodoxos.

Posada del Buen Samaritano
       A mitad de camino entre Jerusalén y Jericó en el valle de Adumim (valle de sangre), límite entre las tribus de Judá y Benjamín, se conmemora la parábola del Buen Samaritano. En el actual recinto de origen turco (Khan el-Ahmar) hay vestigios de un santuario bizantino y cruzado.
    
 Entonces  un doctor de la Ley se levantó y dijo para tentarle: Maestro ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le contestó: ¿qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? (…) ¿Y quién es mi prójimo? Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo: Un hombre bajaba  de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que después (…) (Lc 10- 25-37)
      
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D. AIN KAREN

Montaña de Judea. Con el término bíblico “la Montaña” (Jos 10.6; Lc 1, 39) queremos referirnos a la parte oeste de las mismas de Jerusalén al Bab el Wad (puerta del Valle), que se abre a la Sefela, y a la parte sur hasta Hebrón. El terreno a veces escalonado en terrazas, recibe lluvia suficiente para permitir el cultivo de frutales y viñedos.
   
       Saliendo de Jerusalén, a 8 kilómetros,  se encuentra la pequeña ciudad de Ain-Karen (fuente del viñedo), patria de Isabel  y Zacarías. Hasta 1948, sus habitantes eran en su totalidad árabes musulmanes y cristianos. Desde 1961, ha sido incluida en el municipio de Jerusalén.
     En la distribución de la tierra hecha por Josué, la Karen, asignada a Judá, equivale a la actual Ain Karen, según corroboran la arqueología y la tradición. Es en el periodo bizantino cuando se sitúa aquí la patria de San Juan Bautista.
      Descendiendo hacia el fondo del valle y, en el centro del pueblo, se encuentra con Bab Sitti Maryam, la “fuente de la Virgen”, la única del lugar, abovedada, que mana abundantemente por tres caños. Es de suponer, que bajaría María con su cántaro, en aquellos tres meses que atendía a la prima Isabel.

      Relatos bíblicos. En la distribución de las tierras, Karen fue asignada a la tribu de Judá (Jos 15,59); anuncio a Zacarías en el Templo (Lc 1,5); María se desplaza  a la ciudad de Judá (Lc 1,39); nacimiento del Bautista (Lc 1,57); Juan en el desierto (Lc 1,80).

      En aquellos días, María se puso en camino (Nazaret dista de Ain Karen 130 km.)  y fue aprisa a la montaña a un pueblo de Judá, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En  cuanto Isabel oyó el saludo de María saltó la criatura en su vientre. Se llenó del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor!..... (Lc 1, 39-45)

     “Caminamos apresuradamente hacia las montañas, hasta el pueblo de la tribu de Judá. (Lc 1,39)
Llegamos. – Es la casa donde va a nacer, el Bautista.- Isabel aclama, agradecida, a la Madre de su Redentor: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi Señor a visitarme?
     El Bautista nonnato se estremece… (Lc 1,41) – La humildad de María se vierte en el Magnificat”…
                                                                              (Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo Rosario, p. 27)
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                                                 E.  BELÉN – Campo de los Pastores  
     
      Belén (Bet-Lehem) (casa de pan) se encuentra en las montañas de Judea que son similares a la parte sur de la montaña de Efraím y dista de Jerusalén 7 km. Es un pueblo cananeo, asentado graciosamente en la cumbre de dos colinas gemelas a  777 m. sobre el nivel del mar, y por sus laderas se derrama el caserío formando anfiteatros. Así como Nazaret donde el Verbo se anonadó en  la  encarnación, está  como oculto en el fondo de un nido, Belén está alto, pues allí se nos manifestó la luz que ilumina a todo hombre.
      Pueblo asignado a Judá (Jos 15,59), fue poblado por los hijos de Efrat, de donde le viene el nombre de Efrata. En esta región apacentaba David los ganados de su padre cuando fue ungido por Samuel y, tres generaciones antes, su bisabuela Rut espigaba los campos de trigo y cebada de la parcela de Booz.
      Belén fue también la patria de judíos conocidos: De Booz (Rut 2, 3-4); de Isa (Rut 4, 22); de David (Rut 4, 22), el cual fue ungido rey de Israel, por el profeta Samuel (1Samuel, 16, 12-13).
       Por su situación, Belén, entre dos colinas, que constituyen la separación de las aguas hacia el mar Muerto y el Mediterráneo, el terreno de Belén es bastante fértil. De hecho, sus pequeños valles y ladeas en terraza, están cubiertos de viñas, olivos y cultivo de cereales
       En tiempo de Herodes el Grande, Belén recupera cierta importancia al encontrarse en la ruta que lleva a las fortalezas de Herodion y Masada. Por sus inmediaciones pasaba el acueducto que surtía de agua a Jerusalén, desde los estanques de Salomón.
      
        De Belén había profetizado, hacia ocho siglos, el profeta Miqueas: Más tú, Belén, Efrata, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti ha de salir aquel que ha de dominar en Israel. (Miq 5. 1). En la actualidad su población es de unos 35.000 habitantes  en su mayoría árabes y de religión musulmana, unos 11.000 cristianos.
       Patria de David y sus antepasados, centra las esperanzas mesiánicas como lugar del nacimiento del Mesías: ¿No dice la Escritura que del linaje de David y de la aldea de Belén ha de venir el Mesías? (Jn 7,42)
       Jesús nace en Belén en tiempo del rey Herodes (Mt 2, 1). Lo acostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada  (Lc 2, 7).
      La gruta en que nació Jesús estaba en la parte oriental de Belén, en sus afueras y durante m
ás de un siglo conservó su estado natural. Fue objeto de veneración y de culto desde los primeros años por parte de judeo-cristianos, por lo que en el año 135 el emperador  Adriano plantó allí mismo un bosque en honor de Adonis, el amante de Venus, diosa de la belleza y del amor, para paganizar aquel lugar y borrar todo vestigio cristiano. Ello sirvió posteriormente para identificar la verdadera gruta.
En la Historia eclesiástica, Eusebio de Cesarea describe la construcción de la basílica constantiniana en sus obras De ladlibus Constantini y Vita Constantini. La monja Eteria indica su ornato y algunas de las ceremonias celebradas por el clero patriarcal de Jerusalén en su Itinerario.
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Campo de los Pastores y Beit Sahur.
     En esta región  apacentaba  David los ganados de tu padre cuando fue ungido por Samuel (Sam 16, 1-13). Siglos después, cuando se cumplió el momento de la venida del Hijo de Dios a la tierra, allí tuvo lugar el primer anuncio del nacimiento de Jesús:

    Había unos pastores por aquellos contornos, que dormían al raso y vigilaban por turno su rebano durante la noche. De improviso un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de luz. Y se llenaron de un gran temor. El ángel  les dijo: No temáis. Mirad que vengo a anunciaros una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor, y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. (Lc 2,8-12)

      Aunque el relato evangélico no permite identificar con certeza el lugar de aquella aparición, los cristianos enseguida la situaron en un paraje a unos dos o tres km. al este de Belén, donde hoy se encuentra el pueblo árabe de Beit Sahur (casa de los vigilantes), cercano a los campos llamados de Booz (Libro de Rut).
     El nombre de este pueblo de unos 6.000 habitantes, en su mayoría cristianos, recuerda a los pastores que vigilaban sus rebaños la noche de Navidad y a quienes les fue dada la gran noticia. Egeria sitúa aquí el pasaje evangélico de la aparición de los ángeles a los pastores, y había una gruta que hoy tienen los griegos ortodoxos junto a una iglesia de reciente construcción.    
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                                                                  F.  NAZARET
  
   Nazaret era una aldea desconocida para la mayor parte de los habitantes del mundo: un puñado de pobres casas, parcialmente excavadas en la roca, que se agrupan en la ladera de unos promontorios en la  Baja Galilea. En dos horas de camino a pie, se llegaba a Séforis, donde se concentraban casi toda la actividad comercial de la zona. Nazaret, la flor de Galilea, es un anfiteatro circundado de colinas con el verdor de los cipreses, naranjos, palmeras, almendros e higueras, que crecen en sus huertos y jardines. La vista panorámica es encantadora. Al día de hoy cuenta con unos 79.000 habitantes: 30.000 judíos; 26.000 musulmanes; 23.000 cristianos.
  

    El trabajo de arqueólogos ha permitido descubrir cómo eran las casas en esta zona de Galilea hace dos mil años: muchas eran cuevas excavadas en la roca, a veces ampliadas exteriormente con una sencilla construcción, con un posible granero y de una cisterna para guardar agua. De todos modos, se trabajaba por lo general de viviendas pequeñas, estrechas y poco iluminadas.
      Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento del Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible a imitar esta vida.  
     
     En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada  Nazaret, a una  virgen desposada con  un varón de nombre José, de la casa de David y el nombre de la virgen era María. (Lc 1,26-27)
     
     Nazaret cobra toda su importancia por la Encarnación del Verbo de Dios en las entrañas de María Santísima. San Lucas introduce con sencillez el momento grandioso en que dio comienzo nuestra redención. Conocemos muy bien cómo sigue el relato: el anuncio del Ángel, la turbación de María, aquel diálogo cuajado de humildad, y la respuesta final de la Virgen:

Ecce ancilla Domini; fiat mihi secundum verbum tuum. (Lc 1, 38)
He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.

     “En Nazaret, Jesús, María y José santificaban  la vida ordinaria, sin acciones espectaculares o llamativas. Llevaban una existencia aparentemente igual a la de sus conciudadanos, importante no por la materialidad de lo que realizaban, sino por el amor, en perfecta adhesión a la voluntad del Padre:
      Acostumbraos a  buscar la intimidad de Cristo con su Madre  y con su padre, el Patriarca Santo, que entonces tendréis lo que Él que tengamos: una vida contemplativa. Porque estaremos, simultáneamente, en la tierra y en el Cielo, tratando las cosas humanas de manera divina. (San Josemaría, 26.V.1974)

      Para ir por este camino de contemplación en la vida ordinaria, ayudará meterse con la imaginación en el hogar de Nazaret, para afrontar las tareas cotidianas como lo harían José, María y Jesús”. (Jesús y Eduardo Gil, Huellas de nuestra fe, p 82)  
     
 La tradición histórica de los lugares santos de Nazaret, radica y se fundamenta en la población judeo-cristiana, principalmente entre los familiares de José y María, que transformaron sus casas en iglesias-sinagogales, de las que se conservan dos baptisterios de los siglos I y II.
      En Nazaret hay varios enclaves en los que se conserva el recuerdo de la presencia del Señor: el más importante es la Basílica de la Anunciación; otros lugares evangélicos son la Sinagoga y el cercano Monte del Precipicio, que rememoran el rechazo de algunos nazarenos tras haber escuchado la predicación de Jesús; además, están la Fuente de la Virgen, donde según algunas tradiciones antiguas, María iría a buscar agua; la Tumba del Justo, en la que habría sido enterrado el Santo Patriarca, y la Iglesia de San José, construida sobre los restos de una casa que la propiedad popular ha identificado como el hogar de la Sagrada Familia.

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                                 G. LUGARES  BÍBLICOS - EVANGÉLICOS

LAS  BIENAVENTURANZAS. Difícilmente podrá hallarse alguien, incluso al margen de nuestra fe, por escasa que resulte su sensibilidad, que no se sienta sobrecogido y se honre en admirar emocionado la excepcional grandeza de ánimo que campea en Las Bienaventuranzas. El sentido compasivo y misericordioso que inspiran tan insólitas bendiciones con los que rozan la marginalidad, revelan y manifiestan  la exquisita afectividad de Jesús. Será la doctrina y el camino de la santidad que le asigna a su Iglesia.
       Sobre la localización del Monte de las Bienaventuranzas, parece ser que el lugar más probable donde Jesús expuso la síntesis de espiritualidad, sería la pequeña colina que cae a la actual carretera, frente al Primado. Existen, en efecto, ruinas de una pequeña  iglesia  del  siglo IV, adornada de antiguos mosaicos, que aquellos piadosos cristianos levantaron sobre la gruta de la que habla Egeria.
       Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los podres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán saciados.  
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
              Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el
     Reino de los Cielos.  (San Mateo, 5, 1-10)

      “Las bienaventuranzas  iluminan las acciones y actitudes que caracterizan la vida cristiana, expresan lo que  significa ser discípulo de Cristo, haber sido llamado a asociarse a su Pasión y Resurrección”   (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1717)
      Según la tradición de los cristianos que habitaron en la comarca desde los tiempos de Jesús, el Sermón de Montaña, fue pronunciado cerca de la Iglesia de la Multiplicación de los panes y los peces, en la ladera de un monte vecino, donde había una cueva
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Lago de Tiberiades  y  alrededores.  En el tiempo de Jesús, el lago y la región circundante ofrecían una vista maravillosa de campos de olivo, viñas y frutales. La pesca era abundante en sus aguas.
       Ciudades bien pobladas lo rodeaban. Tiberiades, Magdala, Cafarnaún, Corozaín, estas en la ribera noroccidental.; Betsaida Julias, Gérgesa, Gamala, Hippos, en la oriental.
       La Biblia lo conoce como Mar de Kinneret (Num 34,11; Jos 11,2), de la ciudad antigua cananea Tel Kinneret, donde actualmente se bombea el agua para el riego de Israel, lago de Genesaret o Genosar (Lc 5,1), Mar de Galilea (Mt 4,18; Mc 1,16), tomado del distrito, lago de Tiberiades, por la ciudad dedicada a Tiberio (Jn 6,1).
       El lago nos hace revivir las más hermosas páginas del Evangelio. Por sus orillas Jesús predicó el Evangelio del Reino, tomando la ciudad de Cafarnaún como centro de su apostolado (Mt 4,13). A medida que se recorre el lago a lo largo de sus márgenes, brotan en el alma nuevos recuerdos que parecen hacer flotar sobre aquellas aguas de manera misteriosa la ideal figura de Cristo.
   


      En ninguna otra parte pronunció el Salvador más discursos que aquí, ni  en  ninguna  otra región manifestó tan alto grado de omnipotencia, ni dio a conocer tanto a los hombres su bondad y cariño hacia ellos.

      Llamamiento de los primeros discípulos. Mientras caminaba junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y  Andrés su hermano, que echaban la red al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: Seguidme y os haré pescadores de hombres.
Ellos, al momento, dejaron las redes y le siguieron. (Mt 4, 18 -20)
      
       La pesca milagrosa. La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla….. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Rema mar adentro y echad las redes para pescar. Simón contestó: Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero por tu palabra, echaré las redes…. (Lc 5, 1-11; Mt 4, 18-22; Mc 1, 16-20).

     La tempestad calmada.  Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; Él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!. El les dijo: ¡Cobardes! ¡Qué poca fe!  Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: ¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!  (Mt 8, 23-27; Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25)

Jesús camina sobre las aguas y Pedro con Él,  Después que se sació la gente, Jesús apremió a su discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra  orilla mientras Él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario.
       De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo.  Pedro le contestó: Señor, si eres Tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Y le dijo: Ven. Pedro bajo de la barca y echó  andar  sobre  el  agua  acercándose a Jesús…. Hombre  de  poca fe, ¿Por qué has dudado?....   (Mt 14, 22-23; Mc 6, 45-52; Jn 6, 16-21)
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Cafarnaún
     Contaba poco en la historia de Israel. El nombre semítico que significa poblado de Nahum, apenas  aporta pistas  sobre  su origen, pero indica  que no llegaba a considerarse una ciudad. Aún siendo una ciudad pequeña, se encontraba en la Vía Maris, en dirección hacia Siria, de ahí que tuviera guarnición militar (Mt 8,5) y aduana (Mt 9,9). Su existencia arranca del siglo II a.C. Sus habitantes, agrupados en pequeños núcleos familiares. La principal ruta que comunicaba Damasco  y Egipto, y en una zona fronteriza entre dos regiones gobernadas por los hijos de Herodes  –Galilea, por  Antipas, y Gaulanítide, por Filipo-; la ciudad populosa y rica en  tiempo de Jesús, mientras residía en casa de Simón Pedro, ofrece hoy un panorama de extensas ruinas en una superficie de  seis hectáreas.
      Jesús pasó por sus calles, yendo a la sinagoga, a la casa de Jairo, se acercaría al telonio de Leví y no mostró escrúpulo en ir a la casa del centurión romano. Es en su sinagoga el lugar en el que Jesús les sorprende con el discurso del pan de vida.
    
  
       Fue para Jesús en su vida pública lo que Nazaret en la privada. Cambió el pueblecito de montaña, alejado de las vías de comunicación, de que, además, sus compatriotas lo habían de rechazar, pues nadie es profeta en su patria, y se estableció en Cafarnaún. Lo eligió como centro y base de operaciones para enseñar la buena nueva en los alrededores, en Galilea, Jerusalén, Tiro y Sidón, y la Decápolis. A Cafarnaún, “a su ciudad” “a su casa” (Mt 9,1; Mc 2,1; 3,29), volvía después de sus recorridos en que anunciaba el advenimiento del Reino de Dios.
     A finales del siglo IV, la peregrina Egeria escribía: “En Cafarnaún se ha transformado en iglesia la casa del príncipe de los Apóstoles, cuyas paredes se han conservado hasta hoy tal y como eran.  
Allí el Señor curó al endemoniado, a la que se llega subiendo muchos escalones; dicha sinagoga está hecha con piedras cuadradas”. (Itinerario Egeria, II, V, 2)

Jesús, al comenzar la vida pública, dejó Nazaret y vino a residir en Cafarnaún, junto al lago, en territorio de Zabulón  y de Neftalí. Así  le cumplió lo que había dicho el profeta Isaías (Is 8, 23; 9, 1): País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte una luz les brilló” (Mt 4, 12-16)

La sinagoga. Es la más bella de las antiguas sinagogas de Israel, construida con piedra blanca o malaki, se remonta a mediados del siglo IV y al parecer fue construida por judeo-cristianos de Siria, llamados despectivamente “minim”, seguidores de Cristo, o por el emperador Juliano el Apóstata (361-363).
     De estilo greco-romano, con capiteles corintios tiene unas dimensiones de 24,40 por 18,65 m. y en sus muros laterales corren dos hileras de asientos de piedra o poyos, adosados a las paredes. La engrandece su amplio atrio lateral, el balcón que da al sur y un peristilo en la parte norte de la sala central o de oración. Posiblemente tuvo matroneo o lugar exclusivo para las mujeres.

La casa de Pedro. No ha resultado difícil identificar la casa de Pedro entre todas las que conforman el poblado. Se halla en el límite meridional, ocupando un extenso espacio, a unos 20 metro de la playa.  El habitáculo existía  ya  cuando Pedro, procedente  de  Betsaida, se  establece en Cafarnaún. Era de un solo piso y el techo plano resultado accesible gracias a unos escalones que ascendían desde el patio.

      La Domus Ecclesiae. La sala central de la vivienda fue aislada y convertida por los judeo-cristianos en Domus Ecclesia para venerar el lugar santificado por la presencia de Cristo y Pedro. En el siglo IV, se da realce al interior de la sala levantando un arco central sobre dos pilastras que todavía existen. 

“-Yo soy el pan de vida”…. Jesús les replicó: Os aseguro, no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.
      Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de la vida. El  que  viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed, pero como os he dicho, me habéis visto y no creéis  (Jn 6)
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Corozaín. A poca distancia de Cafarnaún, en lo alto de la colina que mira al lago, se encuentra esta ciudad incluida por Jesús entre las ciudades infieles (Mt 11, 20-21). Las ruinas de la villa, de la época helenística, y de la sinagoga judía construida en piedra basáltica durante los siglos III-IV, han sido convenientemente señalizadas para facilitar su visita.
    

    Ent0nces  se  puso  a  reprochar  a  las  ciudades donde se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque se habían convertido:
    ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran…. (Mt 11, 20-21)
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Betsaida  (casa de pesca). Después de varias investigaciones, la sitúan en el lugar llamado Et.Tel, a 2,5 km. al nordeste del lago de Genesaret. Betsaida vuelve a ver la luz, después de casi dos mil años de enterramiento.
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Tabgha (siete fuentes). Vocablo Tabgha  es  la  composición de la palabra griega Heptapegón, como se  conocía  esta  región del litoral del lago, abundante en fuentes termales, siete de las cuales fueron aprovechadas por lo bizantinos para balnearios cuyas ruinas permanecen. Es un paraje situado a tres km. al oeste de Cafarnaún, que se extiende por una pocas hectáreas desde la orilla del lago tierra adentro, hacia las colinas que lo rodean.
    Un texto atribuido  a la peregrina Egeria, quien visitó Palestina en el siglo IV, nos ofrece un testimonio de la memoria cristiana sobre Tabgha: “No lejos de Cafarnaún se ven los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor. Allí, junto al mar se encuentra un terreno cubierto de hierba abundante y muchas palmeras (…). Junto a las paredes de  aquella  iglesia pasa la vía pública, donde Mateo tenía su telonio. Sobre el monte vecino hay un lugar donde subió el Señor para pronunciar las Bienaventuranzas”
Relatos evangélicos: Jesús se retira a Betsaida (Lc 9, 10); la primera multiplicación de los panes (Lc 9, 11-17); la curación de un ciego (Mc 8, 22-26) amenaza a las ciudades infieles (Mt 11, 2024).
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Caná (La Caná de Galilea)
     Protagoniza la presentación  en sociedad de Jesús, de la mano de María, de modo que es el suyo un milagro porfiado y compartido. María que dispone, los criados que llenan de agua los cántaros, por  indicación de Jesús, y la obra de Dios que revela la grandeza del Hijo ante sus discípulos que le siguen.
     No es gratuito que el milagro de Jesús aparezca en conexión directa con una boda que le es familiar –siempre el amor le es familiar a Dios-, presidida por la alegre fidelidad de los esposos, cuando además disponían de la compañía de la Virgen y también invitados los discípulos de Jesús.
      La Caná de Galilea del Evangelio, (Caná, Caña, cañaveral)  se identifica con la actual Kefar Cana a 8 km. al norte de Nazaret, una población de 8.000 habitante musulmanes y cristianos que trabajan en la industria israelí y en sus campos.
      Era la patria de Natanael, por sobrenombre Bartolomé, el hijo de Tolomai (Jn 21, 2). Aquí también Jesús curó al hijo de un cortesano de Cafarnaún. (Jn 4, 46-54)
      La nueva remodelación  del  santuario  ha  ratificado los datos  arqueológicos  conocidos anteriormente, con el hallazgo del ábside bizantino del siglo V-VI, restos de casas del siglo I al IV bajo la actual sacristía y una cisterna.
      Relatos evangélicos. Vocación de Natanael (Jn 1, 45-51); las bodas de Caná (Jn 2, 1-12); la curación del hijo del cortesano (Jn 4, 46-54); la ciudad de Natanael (Jn 21,2).
 
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El pozo de Jacob, de la Samaritana
    El pozo, cercano a Siquem, en la ciudad de Nablus, a 65 km. de Jerusalén, en una finca que es propiedad de la Iglesia ortodoxa-Rusa,  que la tradición venera como pozo de Jacob, que un día compró a los hijos de Jamor, por el precio de cien corderos (Gn 33, 19), y que legó en calidad de


mejora a su hijo José (Gn 48,21-22)   -quien luego será sepultado en Siquem, justo a un km. del pozo (Jos 24,32) pozo también de la samaritana.

     El Pozo tiene un diámetro de dos metros y medio, su profundidad es de 32 m. y está cavado en piedra caliza. En el exterior hay un brocal de piedra, y con el sistema de garrucha, cubo y soga sacan el agua. Se encuentra dentro de una pequeña habitación abovedada, que es capilla parroquial de los ortodoxos. Lo preside un sencillo altar, y está rodeado de un alegre jardín.
     También junto al pozo de Jacob, Jesús conversa con la Samaritana y le revela el secreto mesiánico: él era el Mesías, y le aclaró que para adorar y dar culto a Dios no era preciso acudir a un lugar concreto, ni a Jerusalén, ni al Garizim.

Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
     Llega una mujer de Samaría a sacar agua, Jesús le dice “Dame de beber”.
  Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la samaritana:   
  ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Jn 4, 7-9)

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Betel y alrededores
      La ciudad cananea (los almendros) es conocida desde el tiempo de los Patriarcas con el nombre de Bet-El (Casa de Dios). Fue el primer santuario israelita en las montañas de Efraín, en el camino de Siquem, al sur de Silo y al norte de Ramá.
      En el Bronce tardío era un centro comercial de importancia. Se encuentra una gran capa de ceniza, coincidiendo con la entrada de los israelitas. En la primera revuelta judía es destruida por Vespasiano. Pero florece de nuevo con el cristianismo: San Jerónimo nos habla de una iglesia del siglo IV. En época medieval llegó a ser feudo de los cruzados. Se notan, en efecto, ruinas de una torre cruzada y de un monumento romano transformado en iglesia en el siglo IV.

     Relatos  bíblicos: Jacob  eleva  un  altar  a  Yahvé (Gn 35, 1-7);  los  hijos  de José  en  su  tierra (Jc 1, 22-26), entre Ramá y Betel, bajo la palmera, juzgaba Débora, la profetisa (Jc 4, 4), santuario del reino del norte, cisma religioso (1R 13), escuela de profetas de Elías y Eliseo (2R 2, 2), Amós predica contra los abusos de Betel (Am 7, 10 ss., 3, 13-15; Os 6, 6-7); los asirios destruyeron Bet-Ely se llevan el becerro de oro (Os 10, 5) reconstruido al regreso de Babilonia (Ne 11, 31), durante el tiempo de los macabeos se convierte en plaza fuerte del general Báquides (1M 9, 50).

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Betfagé
     La humilde aldea aporta todo lo que tiene a mano, sus gentes, animales útiles, el alfombrado de sus calles, la participación inevitable de los niños, pueri hebreorum, agitando ramos en sus manos, y  la suprema cortesía del corazón entusiasmado, para proclamar, como en triunfo, la entrada por ella del Mesías en Jerusalén.
      En la ladera este del Monte de los Olivos, no lejos de la Ascensión, se asienta el pequeño poblado, Betfagé (Casa de los higos), de donde Jesús mandó traer el polillo para entrar en Jerusalén.

      Entrada triunfal en Jerusalén
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé (…) Id a la aldea que veis enfrente y encontraréis  en  seguida un asna atada, con su pollino al lado desatadlos y traédmelos. Si alguien os dijera algo responderle que el Señor los necesita (…) (Mt 21, 1-11)
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Betania
    Es el rincón  donde estaciona Jesús su recogimiento y sus descansos, de vuelta a Jerusalén, también encuentro familiar y verdadera confianza.
    El lugar de Betania donde Jesús experimentó, con frecuencia, el calor de la amistad humana, lloró y se compadeció  ante el  desenlace  final de Lázaro y demostró el poder de su divinidad resucitándolo.
    Betania (Casa del pobre), pervive en el nombre del poblado árabe al-Azariye (pueblo de Lázaro),  situado  según los evangelios, al flanco oriental  del monte de los Olivos, a 15 estadios de Jerusalén (2.700 m.). Por allí pasa la carretera de asfalto que de Jerusalén conduce a Jericó.
     Por los restos arqueológicos debía encontrarse más ´hacia el noroeste, cerca de la calzada que subía de Jericó a Jerusalén por “Betfagé-Betania.

     Y sucedió que yendo de camino entró en  cierta aldea, y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada también a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta andaba afanada con los múltiples quehaceres de la casa y poniéndose delante dijo: ¿Señor te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, pues, que me ayude. Pero  el  Señor le respondió: Marta, Marta, tú  te  preocupas  y  te  inquietas  por muchas cosas. En verdad una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, que no será arrebatada. (Lc 10, 38-42)

     A pocos metros de la moderna iglesia franciscana que hay en Betania, está una tumba, que los vecinos dicen ser la auténtica tumba de Lázaro. Se trata de una pequeña habitación, vieja, oscura y abandonada. En el pueblo hay unos 500 habitantes mahometanos.    
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Ramala-Al Bireh  son hoy dos ciudades distintas, cristianas y musulmanas, que suman unos  50.000  habitantes.  Se asientan  en la línea divisoria  de las aguas que vierten al Mediterráneo y al  Jordán. Al Bireh (los pozos)  puede  corresponder  a  Beriot de  la confederación  gabonita  (Jos 9, 17); Josué la asignó a la tribu de Benjamín (Jos 18, 25).
        No es improbable que la Sagrada Familia pernoctara aquí en sus desplazamientos a Jerusalén con motivo de la Pascua; al menos la tradición medieval sitúa aquí el lugar donde José y María  echaron de menos al niño Jesús. En su memoria, los cruzados  levantaron una basílica a la Sagrada Familia. En su parte baja se conserva aún una fuente y un kban para las caravanas, junto a la actual mezquita.

Jesús entre los doctores.  Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén, por las fiestas de la Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre…  A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba… (Lc 2, 41-52).
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Valles del Cedrón, Tiropeón y Ben Hinom
     Estos valles enmarcan  la Jerusalén bíblica: el Cedrón (significa “negro”, “sombrío”), plantado de olivos, naranjos  y palmeras,  comienza a formarse a unos dos kilómetros al norte de la ciudad la ciñe por el este segregándola del Monte de los Olivos, el Tiropeón oculto hoy por el relleno de escombros y edificaciones por el oeste; el Ben Hinom que viene de oeste a este, se une a los anteriores formando un único Cedrón que desemboca en el Mar Muerto.
      En la falda del monte, el huerto de Getsemaní, el jardín de la Agonía, sobre él, entre la verde mancha de los cipreses y de los pinos, surge exótica la iglesia rusa de Santa María Magdalena,

cuyas siete cúpulas de oro y forma bulbosa resplandecen al sol.  Aún  más arriba, en  la ladera destaca la blanca capilla del “Dominus flevit” y en la cumbre las torres del “Pater Noster” y de la iglesia rusa de la Ascensión.
      Jesús lo atravesaría muchas veces este valle para subir al Templo por la Puerta Dorada, para llegarse a Betania y descansar en casa de sus amigos Marta, María y Lázaro, para descansar las noches con sus discípulos en Getsemaní.
    
     Abarcan el Ofel -ciudad de David-, el Templo y la Jerusalén de los Reyes. Al torrente Cedrón se llama también en la Biblia Valle de Josafat (Yuvé juzga),  porque en él reunirá Dios a todas las naciones para ser juzgadas (Jl 4, 1-3). De ahí que en sus laderas hayan surgidos los cementerios judío y musulmán, con la esperanza de que la resurrección y juicio final tendrán lugar aquí.
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Fuente de Gihón – Piscina de Siloé
      En la  ladera oriental del Ofel, ya en el lecho del Cedrón, brota la fuente bíblica de Gihón, llamada la fuente de la Virgen en la tradición cristiana. Al nivel del manantial se desciende por una escalera de treinta y dos peldaños, excavada en la roca. En torno a esta fuente se desarrolla la vida de la población jebusea y la Jerusalén real.
      El agua de la fuente no corre por la superficie de la colina sino que es conducida por un canal subterráneo a la piscina de Siloé. El rey Ezequías (718-689 a.C.), por temor al asedio de los asirios hizo excavar hacia el año 700 en la roca viva una galería, que atravesaba la colina de norte a sur y transportaba el agua hasta la piscina (2Re 20,2; 2Cro 32, 30).

 Piscina de Siloé, “enviado”.  Recibe el agua de la fuente de Gihón. En la Fiesta de los Tabernáculos se organizaba una procesión desde el Templo a la piscina, para tomar el agua que se vertía sobre el altar, en recuerdo del agua milagrosa que Moisés hizo brotar del desierto (Ex 17, 3). Jesus aprovecha este solemne momento para presentarse al pueblo como el agua viva (Jn 7, 37-39).

Curación de un ciego de nacimiento.  
     En aquel tiempo, al  pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién pecó; éste o sus padres para que naciera ciego?. Jesús contestó: Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios (…) (Jn 9, 1-34).
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El Monte de los Olivos  (818 metros)  es la continuación de la misma cadena montañosa que discurre paralela a la ciudad de Jerusalén. Lo separa de ella el torrente Cedrón, y desciende hasta el Monte del Escándalo (734 m) lugar así llamado por el recuerdo de los cultos que Salomón ofrecía a sus divinidades.
       La localización  del lugar de la Ascensión del Señor a los cielos, que el evangelio de Lucas sitúa cerca Betania (Lc 24,50), y los Hechos en el  Monte de los Olivos, distante de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado (1.892 m.).
       Una de las tres grandes basílicas construidas por Constantino, a instancias de su madre santa Elena, sobre  las  grutas místicas, con Belén y el Santo Sepulcro, es la del monte de los Olivos, elevada sobre una gruta donde los judeo-cristianos recordaban las enseñanzas escatológicas de Jesus: Padre nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-4; discurso escatológico (Mt 24, 1-41; Mc 13, 1-4; Lc 21, 5-7).
      Las  excavaciones han sacado a la luz restos de esa basílica constantiniana, de tres naves y pavimento de mosaico, sobre cuyas ruinas se levantó en el siglo XII otra iglesia; la basílica del Monte de los Olivos, llamada Eleona por Egeria, recibe desde la Edad Media el título de Iglesia

del Pater-Noster, según tradición apoyada en Lucas 11, 1-4. Por iniciativa de la princesa Aurelia de Bossi, prima de Napoleón III, se levantó en el lugar un monasterio de religiosas carmelitas en 1875. En el claustro y muros del recinto antiguo aparece la reproducción en azulejos la oración de Jesús del Padrenuestro en 116 idiomas
      En las puertas de acceso a la gruta se recoge la frase de Egeria: Gruta en la que solía enseñar el Señor a sus discípulos.
    
“En  la propia  Jerusalén se hallan  estas citas históricas:
a)     el Monte de los Olivos  que  desde  el Cedrón domina Jerusalén, y guarda recuerdos de Cristo: desde su base, con la granja de Getsemaní, testigo de la agonía del Huerto, hasta su cima, con el lugar de la Ascensión, y con sus laderas, donde se rememoran los lamentos sobre la ciudad santa, la enseñanza del Padre Nuestro, y las anécdotas de su repetidos viajes a Betania, a casa de Lázaro y sus hermanas; hoy todavía se conservan restos, reconstruidos dentro de  nuevas edificaciones  o  al aire libre, de varios de los muchos santuarios que en época bizantina cubrían el Monte de los Olivos: Basílica de la Agonía, Dominus Flevi, Eleona, Imbomom, Cripta del Credo, etc.;  
                                        
b)     el Monte de Sión, inicialmente la fortaleza jebusea, ,y luego la ciudad de David, se convierte en el Monte Sión sobre el que se eleva el Templo, centro de la vida religiosa del Pueblo de Dios, y escenario de no pocos de sus avatares históricos, como su destrucción por Nabucodonosor o su defensa por los Macabeos;

c)      el Monte Scopus, prolongación septentrional del Monte de los Olivos, guarda la memoria de la atalaya que dominaba los accesos a Jerusalén; en su pendiente occidental cortaba la vía de acceso a Jerusalén y al coronar los peregrinos dicha elevación veían por primera vez la ciudad; con el tiempo se erigió un pequeño oratorio llamado por los cruzados de Notre Dame de Montjoie, de donde surgió la orden española de Nuestra Señora de Montjoie”
                                                                                      (Enciclopedia GER, vol. XIII, p 622)
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Sepulcro de la Virgen
      La tradición jerosolimitana ha colocado siempre el sepulcro de la Virgen en el torrente Cedrón. La tumba de María excavada en la roca, fue transformada en santuario por el emperador Teodosio el Grande (379-395). Su obra consistió en aislar la cámara  sepulcral, a semejanza del Santo Sepulcro.
      Según  escritos apócrifos, Domitio Virginis o Transitus Beatae Virginis de los siglos IV y V, cuyo núcleo original se remonta a la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén de los siglos I y II.
      Allí había un complejo funerario de tres grutas excavadas y en la más interior “en un banco de piedra que hay en la pared oriental”, los apóstoles depositaron el cuerpo de María.
      Aquel lugar fue testigo de la asunción de María en cuerpo y alma, llevada en manos de los ángeles a los cielos.  Por una escalinata de piedra se desciende a la iglesia del sepulcro, en un nivel interior.
      Los Santos Padres y grandes doctores, en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, explican, que como la vida de la Virgen María no estuvo sujeta a la corrupción, sino que también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su único Hijo Jesucristo. Y así, san Juan Damasceno, afirma con elocuencia vehemente:

   Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad, conservara su cuerpo también  después  de  la muerte libre de corruptibilidad. Convenía que aquella que había

llevado al Creador como un niño en su seno, tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre”.  (San Juan Damasceno, Homilía II in dormitioren B.V. Mariae 14)
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 Jericó     
   Situada en el valle del Jordán, a unos 11 km. del río y 14 del mar Muerto, a 245 m. bajo el nivel del Mediterráneo. Dos probables etimologías: ciudad de la Luna, o ciudad de los perfumes, y que respondería a la exuberancia del oasis en el que se hallaba la antigua ciudad, y a la que parece eludir el texto bíblico del Eccli 24,14 (Vulgata 24, 18).
      A 37 kilómetros de Jerusalén, al norte del desierto de Judea y del Mar Muerto, se encuentra esta ciudad, llamada por la Biblia “La Ciudad de las Palmeras” (2Cr 28, 15), por las muchas palmeras que allí hay. Está a 350 m. bajo el nivel del mar.  Algunos arqueólogos afirman que Jericó es la ciudad más antigua del mundo. Los yacimientos que se han encontrado allí se remontan hasta la Edad de Piedra. En tiempos de Josué, Jericó tenía ya miles de años. Era también un lugar estratégico de acceso a Palestina, una ciudad fuerte e importante  situada  en  el  centro de la tierra prometida.
       Jericó fue  la primera ciudad que encontraron los israelitas, al cruzar el Jordán. El libro de Josué narra todos los episodios de la conquista y destrucción de la ciudad cananea. Fue adscrita a la tribu de Benjamín.
       Parece que una pequeña parte de la muralla se mantuvo en pie, una parte que tenía pequeñas casas construidas en su interior. En el libro de Josué se dice que la casa de Rajab “estaba en la misma pared de la muralla” (Jos 2. 15). La Biblia dice que Rajab (mujer cananea de Jericó que ayudó a escapar a los espías de Israel. Más tarde se casó con un israelita y se convirtió en uno de los antepasados de Jesús)  y toda su familia se salvaron cuando Jericó fue destruida.

La toma de Jericó. Al día séptimo se levantaron con el alba, y dieron del mismo modo siete vueltas en derredor a la ciudad. A la séptima, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Yahvé os entrega la ciudad. La ciudad será dada a Yahvé en anatema, con todo cuanto en ella hay (…)  las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad frente de sí. (Jos 6, 12-20)
    La ciudad herodiana había sido fortificada por Báquides y por los Macabeos y, cuando Herodes el Grande regresó de Roma, la encontró  casi despoblada. Eligió el lugar para su residencia de invierno por su clima altiplanicie central. Ensanchó los límites de la ciudad hacia la desembocadura de wadi (torrente) El-Quelt, erigió una fortaleza, a la que llamó Kypros en honor de su madre, reconstruyó el palacio ya existente y edificó templos, un hipódromo, un anfiteatro, acueductos y quintas con escalinatas monumentales.

Tentaciones en el Desierto.   Jesús  fue  llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. [….] Entonces le dijo Jesús: Vete Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adoraras y a Él sólo darás culto. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles y le servían. (Mt 4, 1.11)

El ciego de Jericó.  Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: pasa Jesús Nazareno. Entonces gritó: ¿Jesús, hijo de David, ten  compasión de mí? Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él  gritaba más fuerte: ¡Hijo de

David, ten compasión de mí! Jesús se paró y mandó que lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? El dijo: Señor, que vea otra vez. Jesús le contestó: Recobra la vista, tu fe te ha curado. En seguida recobró la vista y siguió glorificando a Dios, Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. (Lc 18, 35-43)

Zaqueo. Entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesus, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús al llegar aquel sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. (…) Jesús le contestó: Hoy ha sido la salvación de esta casa, también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Lc 19, 1-10)
    El Monte Tabor  (llanura de Esdrelón o Jezrael). La montaña es siempre lugar de apartamiento de Cristo en busca de la necesaria proximidad y discreto diálogo con el Padre. La montaña aparece también,  a veces, como escenario privilegiado para predicación, como en las bienaventuranzas, y otras, como sitio preferente para el retiro. Montes espiritualmente eminentes son el Calvario y el Tabor. Allí salva; aquí se nos manifiesta Jesús en todo su esplendor.
        El Monte Tabor se eleva en la llanura de Esdrelón con una altura de 588 m., formando un semicircunferencia. Se distingue de su forma graciosa, aislada, cubierta de pequeñas encinas, algarrobos, terebintos, pinos y lentiscos. La cumbre la forma una planicie de 1.200 por 400 m. Se denomina montaña “santa” como el Hermón, Garizim, ´Sinaí y Olivete.
        En los Evangelios no consta el lugar exacto de la Transfiguración. Eusebio de Cesarea, san Cirilo de Jerusalén, san Jerónimo, peregrinos de los siglos IV, V y VI, afirman que es el Tabor la montaña de la Transfiguración. El Concilio de Constantinopla (533) erige un obispado con sede en el Tabor.
Relatos evangélicos:
La Transfiguración de Jesús  (Mt 17, 1-14; Mc 9, 2-13; Lc 9, 28-36)
Misión apostólica de los once  (Mc 28, 16-20)
Los apóstoles testigos de la Transfiguración  (2P 1, 16-19; Sal 88, 13)
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       El Cenáculo (Monte Sión)
La colina suroccidental de Jerusalén, fuera del reciento amurallado desde el siglo V, correspondiente en tiempos de Jesús a la ciudad alta y residencial, recibe hoy el nombre de monte de Sión cristiano para indicar que el término Sión ha sufrido una traslación topográfica y teológica más.
       La Sión bíblica correspondiente al Ofel de la ciudad cananea de Jebús, conquistada por David hacia el año 1000 a.C. y recibe desde entonces el nombre de “ciudad de David”
       Jesús celebró la cena pascual judía en una sala grande, en el piso superior de la casa de algún conocido (Mc 14, 15). La víspera de la fiesta de Pascua, como Jesús sabía que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. (Jn 13, 1).

       Otros  relatos  evangélicos: Lavatorio  de los  pies (Jn 13, 4-17;   el  mandamiento  nuevo (Jn 15);  la oración sacerdotal (Jn 17);  la institución de la Eucaristía (Mc 14, 22-25, Mt 26, 28-29, Lc 22, 19-20),  (1Co 11, 23-26); la aparición de Cristo resucitado (Jn 20, 19-23,  Mc 10, 14, Lc 24, 36-45, Pentecostés (Hch 2, 1-12).

        La sala gótica actual data del siglo XIV y se debe a la restauración realizada por los franciscanos, sus dueños legítimos desde 1342. Éstos fueron expulsados  por la autoridad turca en 1551. Ya antes, en 1524, les había sido usurpado el Cenáculo, que quedó convertido en mezquita con el argumento de que allí se encontraría enterrado el rey David, considerado profeta de los musulmanes. Así permaneció hasta 1948, cuando pasó a manos del estado de Israel, que lo administra hoy.
     Se accede al Cenáculo a través de un edificio anexo, subiendo unas escaleras interiores y atravesando una terraza a cielo abierto. Se trata de una sala de 15 m de largo y 10 de ancho, prácticamente vacía de adornos y mobiliario. Varias pilastras en las paredes y dos columnas en el centro, con capiteles antiguos, sostienen un techo abovedado. Algunos añadidos son evidentes, como la construcción hecha en 1920 para la plegaria islámica en la pared central, que tapa una de las tres ventanas, o un baldaquino de época turca sobre la escalera que lleva al nivel inferior. Debido a la existencia del cenotafio en honor de David, que se venera como la tumba del rey bíblico, algunos judíos acuden al nivel inferior pare rezar ante ese monumento. En la actualidad no es posible el culto en el Cenáculo.                        
Cenacolino.  En el convento franciscano, fundado en 1936, se encuentra el Cenacolino o iglesia del Cenáculo, el lugar de culto más cercano a la sala de la Última Cena. En esta capilla, el beato Álvaro celebró la Santa Misa por última vez en su vida, la mañana del 22 de marzo de 1994. Veinticuatro  años después, nuestro grupo esa mañana asistimos a la santa Misa concelebrada por cuatro de nuestros presbíteros
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La tumba de David.  Debajo del Cenáculo está la tumba de David identificada  como tal por Benjamín Tudela (judío español), en 1173. A través de un jardincillo exterior, se penetra en un recinto de techo bajo y abovedado que es en la actualidad  una  sinagoga, donde  los judíos se alternan con la Biblia en la mano y orando silenciosamente.
       El cenotafio  (monumento  funerario en  el que no está el  cadáver del personaje al que se dedica)  en honor al rey David suele estar cubierto con un tapiz, y la sala donde se encuentra se divide en dos zonas, una para hombres y otra para mujeres.      
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Getsemaní
     “Horas de amargura humana para Jesús; horas de paz inefable en el hondón de su espíritu, porque cumple la Voluntad santa de su Padre. Unas horas éstas, las de la oración de Jesús en el huerto, que llegan muy al fondo del alma del cristiano. El Maestro quiso rezar con los hombres y por los hombres en el momento culminante de su entrega a la obra redentora. (…)
      Cada detalle de esa noche memorable nos afecta: hemos de vernos en ese trance, para agradecer la bondad de Dios, para afrontar personalmente la Pasión y Muerte del Redentor y profundizar en este misterio. Así aprenderemos a amar y a rectificar nuestra vida. Vamos a proceder como Teresa de Jesús que, al contemplar la vida de Cristo, hallábase mejor donde lo veía más “solo y afligido”. “En especial –nos dice- me hallaba muy bien en la oración del Huerto. Allí era mi acompañante. Pensaba en aquel sudor y aflicción que allí había tenido… Deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor… Muchos años, las más noches antes que me durmiese, cuando para dormir me encomendaba a Dios, siempre pensaba un poco en este paso de la oración del huerto… Y tengo para mí que por aquí ganó muy mucho mi alma, porque comencé a tener sin saber qué era…” (Libro de la vida, 9,4).
        Vaya por delante esta doctrina clara: todos podemos rezar; con más exactitud, todos debemos rezar, porque hemos venido al mundo para amar a Dios, alabarle, servirle y luego, en la otra vida –aquí estamos de paso-, gozarle eternamente.
       ¿Y qué es rezar? Sencillamente, hablar con Dios mediante oraciones vocales o en la meditación. No cabe la excusa de que no sabemos o nos cansamos. Hablar con Dios para aprender de Él, consiste en mirarle, en contarle nuestra vida –trabajo, alegrías, penas, cansancios, reacciones, tentaciones-; si le escuchamos, oiremos que nos sugiere: deja aquello, sé más cordial, trabaja mejor, sirve a los demás, no pienses mal de nadie, habla con sinceridad y con educación… No des

preciemos el tesoro de la oración, porque se ama como se reza, y se reza como se ama. De seguro que, al contemplar al Maestro en Getsemaní, se abrirá paso en nuestra mente la necesidad de orar también cuando no resulta fácil” (Javier Echevarría, Getsemaní, p. 11-12)

     Larga noche la de aquel primer Jueves Santo en que Jesús atraviesa Cedrón para adentrarse en el  huerto de los olivos de Getsemaní, lugar retirado donde intimar  con el Padre en oración.
     El término Getsemaní, del hebreo Gat Shemen (molino de aceite), aplicado a un olivar en la falda del monte de los Olivos, incluye tres lugares cuya visita  permite entender los movimientos de Jesús la noche de Jueves Santo.
      Hoy está cerrado por una verja de hierro. En él hay ocho viejos olivos, retoños posiblemente de aquellos que fueron testigos de la Oración de Jesús.
     Deja ocho de los apóstoles en un lugar (la  gruta), se adentra en el olivar con Pedro, Santiago y Juan (el huerto), y se aleja de ellos como un tiro de piedra (la basílica).
      Gruta del Prendimiento. Aunque del Evangelio se desprende que la traición de Judas y el prendimiento tuvieron lugar en el huerto, la tradición ha dado este nombre a la gruta que formaba parte de la vivienda o molino de la finca de Getsemaní.

La oración de Getsemaní. Entonces vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy a orar (Mt 26, 36-46).

Agonía de Jesús: Llegado allí díjoles: Orar para que no entréis en tentación. Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba diciendo (…) (Lc 22, 39-46)

 Prendimiento de Jesus:
 Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos (…) (Jn 18, 1-11; Mc 14, 43-52)
  
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Vía Dolorosa (Camino del Calvario)

   ¿Quieres acompañar de cerca, muy de cerca a Jesús?... Abre el Santo Evangelio y lee la Pasión del Señor. Pero leer sólo, no: vivir. La diferencia es grande. Leer es recordar una cosa que pasó; vivir es hallarse presente en un acontecimiento que está sucediendo ahora mismo, ser uno más en aquellas escenas”   (San Josemaría, Vía Crucis, IX Estación)

   Seguir contritos y emocionados, este itinerario de sudor y sangre, tratando  de  adivinar  el tormento de Jesús  paso  a paso, es el objeto piadoso del habitual recorrido del fervor penitente. El escenario permanece sustancialmente fiel a la primitiva geografía del recorrido, similitud que le imprime su antigüedad.
      El deseo de todo peregrino de seguir las huellas de Jesús por Tierra Santa especialmente en su Pasión desde el Pretorio hasta el Calvario, ha quedado plasmada en el ejercicio de Vía crucis. Esta devoción medieval franciscana entronca con la costumbre de los primeros cristianos. La “Dormitio Virginis nos habla de María recorriendo los lugares de la Pasión. Orígenes en sus escritos corrobora esta tradición y la peregrina Egeria nos hace un recuento de cuáles eran las stationes del Viernes Santo en su tiempo, ratificando el recorrido tradicional.
    Situado el Pretorio en la Torre Antonia, se inicia el recorrido de la Vía Dolorosa, finalizando en el Calvario, dentro de la Basílica del Santo Sepulcro.


I.  Estación: Jesus condenado a muerte. (Jn 19, 13-16). Se sitúa en el patio de la escuela musulmana del Omariye.

II.   Jesús carga con la cruz.  (Mt 27, 31; Jn 19, 17; Mc 15, 15-37; Lc 23, 25-46). Se fija en la pared de la capilla de la Condenación.

III.  Jesús cae por primera vez  Se conmemora en la capilla de los armenios católicos, situada en el cruce de la Vía Dolorosa con la calle  que viene de la puerta de Damasco: el antiguo Tiropeón.

IV.  Encuentro de Jesús con su Santísima Madre. La Iglesia del Patriarcado Armenio-católico, en honor de la Santa Maria del Espasmo recoge la tradición.

V. El cirineo ayuda a Jesús. (Mc 15, 21) En la capilla franciscana, al comienzo de la pendiente del Gareb.

 VI. La verónica enjuga el rostro de Jesús. Se recuerda a través de una columna en la pared de la capilla griego-católica, hoy atendida por las Hermanas de Foucauld

VII. Jesús cae por segunda vez.  Viene  señalada  en  el cruce de la Vía Dolorosa con el Zoco (antiguo  Cardo Maximus) por una capilla propiedad de los franciscanos.

VIII. Jesús se encuentra con las piadosas mujeres. (Lc 23, 27-31) Ascendiendo hacia el Gareb, está  indicada  con  una  pequeña  Cruz (Nike) en  la  pared  del convento  griego-ortodoxo de Caralambos.

IX.  Jesús cae por tercera vez. Señalada en una columna incrustada  en la puerta del convento  copto, detrás  del  ábside  del Santo Sepulcro. Hay que subir unas escaleras  y  seguir la estrecha callejuela.

X.  Jesús despojado de sus vestiduras. (Mc 15, 22-32; 33-41;   Mt 27, 31-56;  Lc 22, 26-40; Jn 19, 16-30). Ante el altar de la Crucifixión (Basílica del Santo Sepulcro).

XI.  Jesús es crucificado. En el altar de la Crucifixión  (Basílica del Santo Sepulcro).

XII.  Jesús muere en la Cruz.  En el altar griego del Calvario (Basílica del Santo Sepulcro).

XIII. Jesús en brazos de su Madre. Ante el altar de la Dolorosa en el Calvario (Basílica de Santo Sepulcro).

XIV. Jesús es sepultado.  En la edícula del Santo Sepulcro.

 Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. (Flp 2, 5-8)
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Torre Antonia - Litóstrotos
        Ascendiendo por la calle que arranca de la puerta de san Esteban, en la parte más alta de Betesda, se encuentran a la izquierda, la escuela musulmana Omariye, y a la derecha, el Estudio Bíblico Franciscano de la Flagelación. Ocupan el espacio que fue de la gran torre Antonia, construida por Herodes el Grande en honor del triunviro Marco Antonio, sobre la antigua torre Baris de los Macabeos.
     La tradición cristiana del siglo IV coloca en ella el lugar donde se desarrolló el proceso de Jesús: “llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio” (Jn 18, 28). Flavio Josefo describe la torre Antonia como palacio-fortaleza. San Juan nos dice que Pilato sentenció a Jesús en el sitio llamado “Litóstrotos” (enlosado en hebreo). Destruida por Tito en el año 70, fue reconvertido el lugar, en tiempos de Adriano, en la plaza de la Aelia Capitolina;  de la que permanece el arco del Ecce Homo.
       En el patio del Estudio Bíblico Franciscano de la Flagelación, dos capillas recuerdan lo acontecido en el Pretorio. En el Estudio B.F., museo con los hallazgos realizados por la Escuela, estudios arqueológicos y objetos procedentes de excavaciones realizadas en: Nazaret, Cafarnaún, Magdala, etc. y cerámicas palestinense y  egipcias.
      La capilla de la Flagelación es de origen medieval. Fue puesta de nuevo al culto en 1838.
      Litóstrotos. En el convento de las Hermanas de Sión se encuentran elementos arqueológicos relacionados con la Torre Antonia y la Jerusalén de Adriano.  
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                                    H.  IGLESIAS  Y  BASÍLICAS

Iglesias de Israel.    Los cristianos han llenado Israel de grandes Basílicas, numerosas  y bellas iglesias, con el fin de recordar los lugares donde vivió Jesús. En la actualidad, existen unas 300 iglesias y capillas. Haremos mención de las más representativas o más conocidas.

DE LA AGONÍA, Basílica. Está en  el Huerto de Getsemaní, ocupa el lugar donde el Señor se apartó de sus discípulos como un tiro de piedra (Lc 22, 41) e inició su oración al Padre, víspera de su pasión. También, el lugar que fue prendido Jesús y abandonado de sus discípulos. (Mt 26. 36)
      Fue destruida por los persas; reconstruida por los cruzados, luego también  destruida  por Saladino y en 1020-24 se inició la reconstrucción actual,  siguiendo el trazado y estilo bizantino. Basílica espaciosa, columnas delgadas que sostienen las doce cúpulas rebajadas con que se quiere dar a entender la postración de Jesús en Getsemaní. Un gran mosaico en el altar mayor reproduce la agonía de Jesús.
     Se puede recordar la primera iglesia bizantina de Teodosio el Grande, que la peregrina Egeria visitara y le diera la calificación “iglesia elegante”. El peregrino de Burdeos (333) la recuerda con la sobria expresión de “lugar de traición”.
     La actual, construida por Barluzzi, a lo largo de los años 1920. Su pórtico tiene tres arcadas bizantinas, apoyadas en cuatro pilastras, con tres hermosas columnas a cada una, que sostienen preciosos capiteles corintios y las estatuas de los cuatro evangelistas. El mosaico del tímpano, abra de Bargellini, representa a la Humanidad doliente, participando en la Agonía del Redentor.
       El interior consta de tres naves, separadas por columnas de piedra roja, de Belén. Cada nave tiene cuatro cúpulas, decoradas con mosaicos.
       En el presbiterio está la “Roca Sagrada” o “Roca de la Agonía”, rodeada  de  una simbólica corona de espinas, de hierro artísticamente forjado, en la cual hay dos palomas de plata y varios pájaros  pequeños  que  beben en el cáliz del dolor. En su enlosado se encuentran magníficas huellas bizantinas.
    
      La fachada exterior, que mira al Cedrón, aparece rematada con tímpano, cuyo luminoso y colorista mosaico, obra de Julio Bargallini, representa a Jesús asumiendo el dolor universal de la humanidad.
     También se la conoce con el nombre de “Iglesia de las Naciones”, porque fue construida con aportación de las naciones: Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Bélgica, España, México y Portugal, cuyos escudos nacionales aparecen en los mosaicos y en la reja de hierro.
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DE LA  “ANUNCIACIÓN”, Basílica. Está en Nazaret, donde la Santísima Virgen recibió el anuncio del nacimiento de Jesús (Lc 1, 26-36). Comenzaron a edificarla el año 1960 y fue consagrada el 23 de marzo de 1969, por Mons. Garrone. Es obra del arquitecto Giovanni Muzio. Es posiblemente una de las más hermosas de Israel.
      Se asienta sobre los restos de la catedral cruzada, de la que se conserva el muro norte. Sus dimensiones son de 68 m. por 29 m. con una longitud menor que la cruzada.
      La iglesia superior de estilo neobizantino, quiere ser un homenaje al Verbo de Dios encarnado. Todo en ella se concita a este fin: el altar Mayor, con un enorme mosaico, obra de Salvatore Fiume (de granito rojo, representa la barca de Pedro con sus velas),  la Iglesia, una, santa, católica y apostólica, y a la Virgen como Madre de la misma; una cúpula, con linterna, espléndida y novedosa por su disposición en estrella, con paneles que simulan un enorme lirio de blancos pétalos, cuya corola alcanza 25 m. de amplitud y 55 de altura, partiendo del nivel del pórtico de entrada de la basílica; un “oculus”, protegido  con barandillas, que proporciona  luz  cenital  a  la  Gruta; el original Vía Crucis de cerámica con inscripciones árabes; las vidrieras policromadas; el suelo de mármol taraceado, que recuerda los concilios y escudos de papas que proclamaron algún dogma mariano.
      En la parte inferior de esta iglesia, hay una gruta, en la cual el ángel Gabriel, nos recuerda y actualiza su embajada:

   En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada  con  un  varón de nombre José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María  (Lc 1, 26-27).

 Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lc 1, 30-31)

    La Gruta de la Anunciación, fue concebida por el arquitecto como un ambiente que facilite la contemplación del misterio recordado en la inscripción: “Verbum caro hic factum est”
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IGLESIA DE LOS “ARCÁNGELES”  En el interior del barrio armenio-ortodoxo, de Jerusalén, hay una pequeña iglesia del siglo XVI, llamada de los “Arcángeles”. Fue considerada siempre como la casa  del sumo sacerdote Anás, suegro de Caifás. La Virgen, Reina de los ángeles y arcángeles, preside su bello altar, de estilo armenio, adornada con  numerosas lámparas.
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IGLESIA DE LA “ASCENSIÓN”  Desde la cima del Monte de los Olivos: Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo (Lc 24, 50-51).
     Para conmemorar la Gloriosa Ascensión del Señor a los Cielos, la ilustre matrona Pomenia, construyó en este Monte de los Olivos, una iglesia, en el 376. Al ser destrozada por los persas, en el siglo VII, los cruzados construyeron otra, en el mismo sitio, de forma octogonal, parecida a la actual mezquita de Omar; corrió la misma suerte que la anterior, siendo demolida totalmente en el siglo XII, por Saladino. Sobre sus ruinas, los musulmanes levantaron una mezquita en el 1187.
       La transformación en mezquita por los musulmanes, cubrió la edícula central con una cúpula que impide percibir sensiblemente lo dicho a los apóstoles: “¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?”. Aunque el lugar sigue convertido en mezquita, tiene acceso para visitarlo, y celebrar la fiesta de la Ascensión, las diferentes confesiones cristianas.
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IGLESIA DE LAS “BIENAVENTURANZAS”  Entre 1937 y 1938 se edificó el santuario actual de las Bienaventuranzas pero, con el fin de disponer de una panorámica mayor del mar de Genesaret, se eligió un emplazamiento más alto, a unos 200 metros sobre la superficie del lago y a dos km. de la localización antigua.
Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su  boca les enseñaba diciendo: Bienaventurados los…. Mat 5,1-11; Lc 6,20-26).

      Se trata de una iglesia de planta octogonal, cubierta por una cúpula de tambor esbelto y rodeado por un pórtico amplio que hace más tenue la luz y el calor. El uso de basalto negro local, piedra blanca de Nazaret y travertino romano forma un conjunto armonioso y permite que el edificio destaque entre la densa vegetación del área. En el interior, los elementos se disponen con sencillez de líneas: en el centro, el altar, coronado por una arquivolta de alabastro; detrás, elevado sobre un pedestal de pórfido, el tabernáculo, decorado con escenas de la Pasión en bronce dorado; en el tambor, ocho ventanas con vidrieras donde se leen las palabras de las bienaventuranzas; y cerrando el espacio, la cúpula, con un revestimiento en tonos dorados.
     La iglesia  obra  del mismo arquitecto que diseñó las basílicas del Tabor y de Getsemaní, el italiano Barluzzi.
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IGLESIA DE LOS “CATÓLICOS GRIEGOS”  En Nazaret, existe la sinagoga que tanto frecuentaba Jesús, en donde se proclamó Mesías, provocando la ira de sus paisanos, que le expulsaron de la sinagoga.
     
 Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga en sábado, y se levantó para leer. Entonces le entregaron  del profeta Isaías y, abriendo el libro encontró el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido; me ha enviado para evangelizar a los pobres, para sanar a los contritos de corazón, para anunciar la redención a los cautivos(Lc 4, 16-30).
     
En la actualidad, es una iglesia católica, propiedad de los católicos griegos, que la usan como parroquia.
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IGLESIA DE LA “CONDENACIÓN”  Capilla  que se encuentra en Jerusalén, dentro del patio de acceso al convento de los Franciscanos de la Flagelación, al fondo, a la izquierda.
      En este lugar comienza la primera Estación del Vía Crucis (Vía Dolorosa).En el suelo se ven las losas estriadas del Lithóstrotos, que terminan en el contiguo Convento de las Damas de Sión.
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IGLESIA “DESCENDENTIBUS  ILLIS”   “CUANDO DESCENDÍAN”  Se trata de  una  capilla pequeña, rústica, de mampostería y abierta siempre a los peregrinos. Al bajar del Monte Tabor, suelen descansar.
   
    Al comenzar  a descender del Monte Tabor, se pasa por delante de esta pequeña capilla, que fue reconstruida sobre las ruinas de un antiguo oratorio. Como está en el descenso del Tabor, le llaman: Cuando descendían.
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IGLESIA “DOMINUS FLEVIT  “EÑ SEÑOR LLORÓ”  Está en el Monte de los Olivos, a media distancia entre la Ascensión y Getsemaní. Bajando de Eleona, a media ladera del Olivete se encuentra esta iglesia en veneración del llanto de Jesús sobre la Ciudad Santa:

    Y cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque  vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas (…) y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho (Lc 19, 41-44).

      Pequeña capilla del arquitecto Barluzzi (1955) abierto su altar mayor hacia la panorámica que ofrece la Ciudad, permite al peregrino adentrarse y poder contemplar y meditar la escena antes aludida, pues en lugar del retablo, un gran ventanal de medio punto, permite al celebrante, ver la ciudad.
     El término Getsemaní (molino de aceite), aplicado a un olivar, en la falda del monte de los Olivos, incluye tres lugares cuya visita permite entender los movimientos de Jesús la noche del Jueves Santo: salió Jesús al otro lado del torrente Cedrón (Jn 18, 1); al monte de los Olivos (Lc 22, 39); a un lugar llamado Getsemaní (Mt 26, 36); Judas conocía el sitio (Jn 18, 2). Deja a ocho de los apóstoles en un lugar (la gruta); se adentra en el olivar con Pedro, Santiago y Juan, y se aleja de ellos como un tiro de piedra (la basílica
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 “DORMITIO VIRGINIS” “DORMICIÓN DE LA VIRGEN” Basílica. Según la tradición recogida por el apócrifo Dormitio Virginis del siglo II, la Virgen María murió en Sión y fue enterrada en el torrente Cedrón. La nave septentrional de la Agia Sion recordaba la dormición; y san Sofronio habla de la piedra donde la Virgen se recostó para morir. También en la basílica cruzada hubo una edícula en que constaba esta inscripción: “Exaltata est sancta Dei Genitrix super choros angelorum”, para recordar el tránsito de María. El emperador prusiano Guillermo II, en 1898, obtiene el lugar del sultán Abdul Hamid para regalarlo a los cristianos. Y  la sociedad pro Palestina de Colonia, construye la actual basílica en 1906, de arquitectura románica, según el estilo de Aix-le Chapelle, confiándola a los benedictinos alemanes.
       Basílica, de planta circular y cúpula cónica, está dividida en dos niveles: la cripta, donde se venera directamente la dormición con  la imagen yacente de María, y la nave central en la que destaca su ornamentación en mosaico; el del ábside con María y Niño; “Luz del mundo”, en el más clásico estilo bizantino, con teselas de oro, y el del pavimento con teselas de mármol rojo y blanco, que representa toda la historia de la salvación, desde el trisagio hasta los meses del año y signos del zodíaco, pasando por profetas, apóstoles y evangelistas.

      Se ha dormido la Madre de Dios. –Están alrededor de su lecho los doce Apóstoles.- (…) Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la Gloria. – Y la Corte celestial despliega todo su aparato para agasajar a la Señora (…). La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre y Esposa de Dios…” (Josemaría Escrivá, Santo Rosario, p. 78-79)



IGLESIA DEL “ECCE HOMO”  Es la recogida capilla del Instituto Religioso femenino, Damas de Sión, en Jerusalén, pared por medio con el arco del “Ecce Homo”, que une  los edificios de ambos lados de la Vía Dolorosa, justamente, en el arco romano que arquea la calle.
     Lo más interesante de esta iglesia, está en los sótanos donde se encuentra una parte importante del Lithóstrotos, del tiempo de Jesús.
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IGLESIA DE LA “FLAGELACIÓN”  En el patio del Estudio Bíblico Franciscano de la Flagelación, dos capillas recuerdan  lo  acontecido en  el Pretorio: la  capilla de la Flagelación es de origen medieval. Fue puesta de nuevo al culto en 1838 y restaurada en 1929 por el arquitecto Barluzzi. La capilla de la Condenación es el ángulo oeste, reconstruida  en 1904, conserva el plazo original bizantino. Es una preciosa capilla, de piedra de sillería, con varias y diferentes torres, rematadas en cúpula.
     Una  tercera iglesia, es recuerdo de la coronación de espinas, se levantaba en lo que hoy es patio de la escuela musulmana Omariye, desde donde todos los viernes, a las 15 horas, comienza el Vía Crucis público.
      Se asusta Pilatos ante en creciente tumulto. Manda entonces traer agua, y se lava las manos a la vista del pueblo mientras dice: Inocente soy  de la  sangre  de  este justo; vosotros veréis (Mt 22, 24). Y después de haber hecho azotar a Jesús, lo entrega para que lo crucifiquen. Se hace el silencio en aquellas gargantas embravecidas y posesas. Como si Dios estuviese ya vencido.
                                                                                                                   (Josemaría Escrivá, Vía Crucis, I Estación)
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IGLESIA “IN GALLI CANTU”  “DONDE EL GALLO CANTÓ”  Descendiendo del monte de Sión, cruzada la carretera, se llega a la Iglesia de los PP. Asuncionistas.  
     Iglesia bizantina y cruzada recordaron el canto del gallo, unido al llanto de Pedro, en esta pendiente hacia Siloé.  Alrededor  de  la  iglesia  surgen  ruinas de  la  Jerusalén del tiempo de Jesucristo y una calle escalonada de época romana que descendía del barrio alto a la ciudad baja, y  por  la que pudo haber descendido  Jesús  la noche  del  Jueves  Santo, camino de Getsemaní (Jn 18, 1-3).
     La iglesia tiene la forma de cruz griega y la cubre una gran cúpula redonda y calada con una cruz de vidrieras, en cuyo  centro  está  la figura de Jesús: piedra angular. El mosaico del altar mayor representa a Jesús que atraviesa el patio y mira a Pedro, que se calentaba en una hoguera:

  Y dijo Pedro: No sé, hombre, lo que dices. Y al instante, cuando todavía estaba hablando, cantó un gallo. El Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro las palabras que el Señor le había dicho: Antes que canto el gallo hoy, me habrás negado tres veces (Lc 22, 60-61)

 Los de los otros dos altares reproducen a la mujer pecadora (Lc 7, 36-50) y al ladrón arrepentido:

   Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino. Y  le respondió: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc 23, 42-43).

      En el portón de bronce de la iglesia, Jesús anuncia la triple negación de Pedro durante la Última Cena. El dintel de ésta se puede leer: El Señor guarda tus entradas y salidas (Sal 121,8).
     Debajo de la iglesia hay una cripta cubierta con una bóveda rebajada, con blancas y estriadas peñas naturales. Suponen que allí estuvo el patio de las negaciones. También, la fosa que fue arrojado Jesús y que debió pasar su última noche.

    
Según la tradición, en el lugar de esta iglesia, estaba la casa del Pontífice Caifás, a donde Jesús
Fue conducido inmediatamente después del prendimiento.
     Los que detuvieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los letrados y los senadores (Mt 26, 27).
       Está construida sobre una gruta, donde se supone que los apóstoles se escondieron durante el drama de la Pasión.
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IGLESIA DE LA “MAGDALENA”  Por encima del Huerto de Getsemaní, hay una colosal iglesia rusa construida en  1888, por el Zar ruso Alejandro III, en memoria de su madre la emperatriz Maria  Alexandrowna.  Iglesia de estilo ruso, resplandecen  en oro sus siete cúpulas bulbosas. Pertenece al Patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa y cuida del culto una comunidad de monjas de la misma nacionalidad. Van vestidas de negro, y un largo velo les cae por las espaldas hasta el suelo.  El interior de la iglesia es hermoso y no muy grande. Las paredes están cubiertas con grandes cuadros alusivos a María Magdala. Como originalidad: éste, María Magdalena conversa con Tiberio para defender la inocencia de Jesús y la cobardía de Pilato. En el iconostasio y en las pilastras brillan  iconos  de  vivos colores. De la cúpula central pende una lámpara enorme de hierro con lámparas rojas y cirios amarillos. En la cripta reposan los restos de la Gran Duquesa Isabel Feodrovna asesinada en 1918 por los bolcheviques y trasladados aquí en 1921.
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IGLESIA DE LA “MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y DE LOS PECES”  En el lugar de la primera multiplicación (Lc  14, 13-21), se levanta en el 350 un pequeño santuario del que nos habla de peregrina Egeria. En el siglo V es sustituido por uno más amplio, de 30 por 20 m. decorado con preciosos mosaicos, todavía existentes, que representan la fauna y flora de Egipto. El popular mosaico de la cesta de los panes y los peces permanece ante la mesa del altar mayor.
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IGLESIA DE “NAIM” (Agradable) Recostada sobre la ladera norte del Jebel Dahi o pequeño Hermón, y a 7 km. al suroeste del Monte Tabor, se la identifica con la actual Naím. Una pequeña iglesia franciscana (desde 1880) recuerda el hecho evangélico (Lc 7, 11-17), en medio del poblado actual musulmán. Una vez al año, celebran la Santa Misa los franciscanos del Monte Tabor.
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IGLESIA DE LA “NATIVIDAD” Basílica  En Belén, donde tuvo lugar la Natividad del Señor, se levanta la más antigua de las basílicas de Tierra Santa. Para recordar tan gran acontecimiento, el Emperador Constantino y su Madre Santa Elena la construyeron en el año 326, sobre la Gruta del Nacimiento de Jesús.
       La que actualmente contemplamos, es la de Justiniano (540), que se ha conservado en sus líneas fundamentales, circundada  por los conventos franciscanos, griego y armenio. La plaza anterior  a  la  basílica,  quedaba  ocupada  en  el siglo IV por  el  atrio  constantiniano. La fachada reforzada con contrafuertes, tiene tres puertas, reducidas  hoy  a  un  bajo de estrecho pasaje. Aún se pueden contemplar el arquitrabe bizantino y el arco cruzado. Se entra a la basílica por el antiguo nártex, totalmente oscuro a causa del cegamiento de las ventanas.
      Cuatro hileras de columnas monolíticas de piedra rosada del país, decoradas por los cruzados, con pinturas de santos  dividen  su interior en cinco naves. El techo de madera de cedro del Líbano, muy deteriorado, tuvo que ser restaurado a instancias del Procurador fray Andrés de Montoya, franciscano español, en los años 1714-25. El crucero tiene la misma anchura que la nave central,  rematado en  su  cabecera  por  tres  ábsides  semicirculares.
       Debajo del transepto se encuentra la gruta de la Natividad. Para el acceso a la misma, habilitaron dos escaleras laterales, aunque en la Basílica constantiniana posiblemente se bajaba desde la misma nave central.
      Dentro de la basílica puede admirarse el magnífico baptisterio octogonal, de una sola pieza, del siglo VI; y los mosaicos del piso de la basílica constantiniana, que quedan a 80 cm. Bajo el piso actual.
      El actual iconostasio de los griegos impresiona por su riqueza artesanal del siglo XVIII, pero desfigura la originalidad de la basílica. La propiedad de la misma es compartida por las comunidades griega,  armenia  y  franciscana, a  la  que le fueron despojados, en distintas épocas, sus derechos adquiridos en 1347.
     Lo principal de esta Basílica es la Gruta del Nacimiento del Salvador, que está debajo del presbiterio. Tiene diez m. de largo por tres de ancho. Se baja a ella por unas escaleras de 16 peldaños, que  hay  a uno y otro lado de gran coro de la basílica. Esta forrada de tapices de amianto que fueron regalo de España.
     Debajo del altar de esta Gruta y sobre el suelo de mármol, una estrella grande, de plata, indica el lugar exacto donde nació Jesús con una inscripción:

                                    “Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est”

      Se dice que, la estrella de la plata que trajeron los españoles de América en el siglo XVI.
      Los sacerdotes de rito latino, no pueden celebrar Misa en el Altar de la Natividad; este privilegio está reservado a los ortodoxos-griegos; los primeros, deben celebrar en el Altar de los Reyes Magos.
       El pesebre se encuentra a la derecha de la Gruta, transformado ahora en una pequeña capilla latina. El pesebre auténtico se conserva, hoy, en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
      Frente al altar  del Santo Pesebre, hay otro pequeño altar que recuerda la adoración de los Reyes Magos.
      San Jerónimo vivió muchos años cerca de la Gruta, y allí trabajó sin descanso; tradujo la Biblia al latín (la Vulgata). Murió en el 420 y aquí está sepultado.

    Contemplo ahora a Jesús, reclinado en un pesebre (Lc 2, 12), en un lugar que es sitio adecuado sólo para las bestias. ¿Dónde está, Señor, tu realeza: la diadema, la espada, el cetro? Le pertenecen, y no los quiere; reina envuelto en pañales. Es un Rey inerme, que se nos muestra indefenso: es un niño pequeño. ¿Cómo no recordar aquellas palabras del Apóstol: se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo (Fil 2, 7)?  (Josemaría Escrivá. Es Cristo que pasa, nº 31)

       La capilla lateral derecha está dedicada al Santísimo, pinturas de estilo picasiano, obra de Rafael Úbeda
      Adosada a la Basílica, en su lado norte, se encuentra la Iglesia de santa Catalina de Alejandría, parroquia para los católicos de Belén y las Grutas de san Jerónimo. Aprovecha estructuras medievales y fue agrandada en 1880  por el Beato Frederic Jansoone, habiendo desaparecido la galería oriental del claustro de san Jerónimo.
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IGLESIA DE “NUESTRA SEÑORA DEL DOLOR”  Esta pequeña iglesia se encuentra entre la tercera y cuarta Estación del Viacrucis, en la Vía Dolorosa. Es una iglesia armenio-católica; fue construida en 1881 y está dedicada a Nuestra Señora de Dolor o Dolorosa.
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IGLESIA DE LOS “PASTORES”  La noche en que Jesús nació en Belén, un ángel se apareció a unos pastores que velaban sus rebaños (Lc 2, 8-14).

      El lugar donde  se  encontraban  los pastores está a unos tres km. de Belén, a los pies de la colina de  Belén, entre campos verdes y espigados, para recordar este glorioso y celestial acontecimiento, los franciscanos construyeron este iglesia en el año 1953, con el título “Sanctorum Angelorum ad Pastores”.    
                 
IGLESIA DEL “PATER NOSTER” “PADRE NUESTRO” Basílica  El Maestro puso siempre especial insistencia en que sus seguidores supieran hablarle a Dios desde la limpieza y sencillez de corazón, desde el perdón fraternal que pacifica el ámbito en que se reclama la divina presencia, desde la  cotidiana sinceridad de nuestras necesidades que confiesan mejor que nosotros mismos nuestra radical miseria, allegándose entonces hasta Él con toda la afectividad filial y confianza posibles.
      Una de las tres basílicas construidas por Constantino, a instancias de su madre santa Elena.
Basílica en el monte de los Olivos, llamada Eleona por Egeria, recibe desde la Edad Media el título de Iglesia del Pater Noster, según tradición apoyada en san Lucas 11, 14.
     Por iniciativa de la princesa Aurelia de Bossi, prima de Napoleón III, se levantó en el lugar un monasterio de religiosas carmelitas en 1875, quien han ambientado la iglesia, el claustro y muros del recinto antiguo con la reproducción en 43 grandes azulejos de cerámica  la oración de Jesús en 116 idiomas. (Mt 6, 9 – 13)
     En las puertas de acceso a la gruta se recoge la frase de Egeria: Gruta en la que solía enseñar el Señor a sus discípulos.
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IGLESIA DEL “PRIMADO  Junto  al  Lago de Genesaret, hay una histórica piedra llamada “Mensa Christi” Mesa de Cristo. Recuerda la tercera aparición del Señor Resucitado a sus discípulos, cuando a la orilla del lago les ofreció de comer:
   
Después volvió a aparecerse Jesús a sus discípulos a orillas del mar de Tiberiades. Se apareció así: estaban juntos Simón Pedro y Tomás –el llamado Dídimo-, Natanael –que era de Caná de Galilea-, los hijos de Zebedeo (…) Jesús les dijo: Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú quién eres?, pues sabían que era el Señor. Vino Jesús, tomó el pan y lo distribuyó…. (Jn 21, 1- 13).

     Es este mismo lugar donde Jesús concedió a San Pedro el Primado de su Iglesia. (Jn 21, 15- 23).
     Para recordar estas delicadas y magistrales escenas evangélicas, los franciscanos construyeron esta modesta iglesia en 1933, de piedra cuadrada, de color gris oscuro.
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IGLESIA DE “SAN ESTEBAN”   Se  encuentra en Caná de Galilea, a la salida del pueblo hacia Tiberiades. Los cristianos de Caná, en tiempos pasados, construyeron una pequeña iglesia, en la casa  de  San Bartolomé, el   cual era de este pueblo, como  así  también,  Santiago  el  Menor. Más tarde los mahometanos la convirtieron en mezquita, que luego fue destruida. Los Franciscanos  compraron las ruinas de esta mezquita y volvieron a construir esta sencilla iglesia de San Bartolomé.                            ---------------------------------------------------------------

IGLESIA DE “SAN GABRIEL” Esta iglesia se encuentra en Nazaret, en el lugar donde, según la tradición greco-ortodoxa se dio la aparición del Ángel San Gabriel a la Virgen María, para anunciarle sería Madre de Dios. Por tal motivo, los griegos-ortodoxos la construyeron.
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IGLESIA DE “SAN JOSÉ”  Está en Nazaret, al norte de la Iglesia de la Anunciación, a unos 200 metros de la misma. Fue construida en el año 1914 sobre las ruinas de otra iglesia del siglo VI, del emperador Justiniano. En la cripta se ven los restos de esta primitiva iglesia.
      Amplia, de tres naves, de estilo románico, con preciosas columnas y excelente artesonado. Su torre es alta y cuadrada, En el friso del arco que forma el ábside hay una inscripción que dice:
      “Hic Jesus erat súbditus illis”. “Bajó con ellos, vino a Nazaret y les estaba sujeto  (Lc 2,51).

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IGLESIA DE “SAN JUAN BAUTISTA”  En Ain Karen, en la misma casa donde vivieron Zacarías e Isabel, en el año 1885, y en las mismas ruinas de un antiguo santuario bizantino del siglo V, los franciscanos construyeron esta Iglesia, dedicada a San Juan Bautista, el Precursor.
      Tiene tres naves, separadas por pilastras, y cúpula de tambor en el centro. El piso es de mármol. Por una escalera a la izquierda, se desciende a la Gruta de la Natividad de San Juan Bautista. En esta iglesia hay varias donaciones de cuadros de España: La degollación del Bautista, de Ribera; San Juan Bautista Penitente, de Murillo y San Juan Bautista Niño, de Ribera.

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IGLESIA DE “SAN LÁZARO”  A tres km. de Jerusalén, está Betania, donde vivían Lázaro y sus hermanas Marta y María, y donde Lázaro, fue resucitado por Jesús (san Juan 11, 1 – 14).
     A unos cien metro de la tumba de Lázaro, se encuentra esta iglesia, que fue construida en 1954 por Barluzzi. Es bella, limpia y luminosa. Está levantada en forma de cruz griega, sobre el lugar de la antigua basílica, levantada en su día por los cruzados; en el siglo IV existía una iglesia bizantina, la que fue derribada por los persas. Nuevamente en el siglo XII, por tercera vez los cruzados la construyeron y fue demolida.

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IGLESIA DE “SANTA ANA”  Muy cerca de la Puerta de San Esteban y antes de llegar a la Vía Dolorosa, se encuentra esta iglesia, llamada también, Nacimiento de la Virgen María. Está dentro del seminario griego-ortodoxo de los Padres Blancos y junto a la Piscina Probática.
       Es obra de los Cruzados, quienes construyeron esta bellísima iglesia en memoria de Santa Ana, madre de la Virgen. Es de estilo románico, de piedra vista, por dentro y por fuera. Tiene tres naves, está coronada por una cúpula de tambor. Está edificada sobre la cripta venerada como el lugar del nacimiento de la Virgen. En la cripta se enseña el lugar de su nacimiento.
      Fue construida en el año 1100, por la esposa del Balduino I, rey de Jerusalén, a la muerte de su hermano el rey Godofredo de Bouillón.
     Durante el reino de Saladino (1171-1193), fue convertida en una escuela del Corán. Durante la guerra de Crimea, en 1856, pasó a manos de Francia, que restauró. En la actualidad, cuidan de ella los Padres Blancos, franceses.
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IGLESIA DE “SANTA CATALINA”  Esta Iglesia de Santa Catalina de Alejandría se encuentra en Belén, pegada a la Iglesia de la Natividad, con la cual se comunica por un pasillo subterráneo, que pueden utilizar los peregrinos. Fue construida en el año 1881 por los Franciscanos. Actualmente es la Parroquia de los católicos de Belén, regidos por los propios Franciscanos. Sus lámparas tienen forma de rueda de tortura, que recuerdan el martirio de Santa Catalina.
                          
IGLESIA DEL “SANTO SEPULCRO”  Basílica del Santo Sepulcro y Calvario.
      Podría confundir al peregrino, si esperase encontrar el Calvario y Santo Sepulcro en campo abierto. Se trata de un edificio sagrado, dentro de las murallas, oprimido en un barrio comprimido de casas y callejuelas angostas. Es cierto que puede sufrir cierta decepción, ante dificultades de los accesos o falta de clima de recogimiento. En parte podría quedar justificado por los diversos grupos cristianos copropietarios del templo. A esto, se uniría las diversas liturgias, culturas y amalgama de ornamentación en la decoración.
Los textos sagrados del Evangelio se anteponen a todo lo anterior y aportan los datos suficientes para identificar los lugares donde se efectuaron los misterios de la Redención: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Tanto los Sinópticos como San Juan coinciden en que Jesús murió un viernes (Mt 27, 62; Mc 15, 42; Lc 23, 54; Jn 19, 31). Y según la precisión de Jn 18, 28    los judíos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua-    Jesús murió el 14 de Nisán, día tradicional para la manducación de la Pascua.

     Esta Iglesia es el santuario más sagrado del mundo, construido sobre el lugar de la
          Crucifixión, inhumación y resurrección del Salvador del mundo, Jesucristo.

§  Cinco son las iglesias construidas sobre estos santos  lugares: la primera en el año 124. El Emperador Adriano, queriendo borrar el cristianismo, la destruyó totalmente, y en su lugar edificó un tempo dedicado a Júpiter.
§  En  el año  326 el Emperador Constantino destruyó el templo de Adriano, y en el 335 inauguraba la segunda iglesia del Santo Sepulcro. Cosroes, rey persa, la volvió a destruir en el año 614.
§  Al poco tiempo el Abate Modesto la reconstruye, aunque humilde y sencilla, y ésta es la tercera iglesia aquí construida. En el año 1009 el califa fatimita de Egipto, Hakín, la vuelve a destruir, lo que originó uno de los principales motivos de las Cruzadas.
§  El emperador de Constantinopla Constantino IX Monómaco (1042-1055), empezó a construir la cuarta iglesia del Santo Sepulcro, que terminó el Patriarca Nicéforo.
§  En el siglo XII los Cruzados reforman notablemente la iglesia anterior y construyen la quinta iglesia, que es la actual. En el año 1808, esta iglesia de los Cruzados es destruida parcialmente, por el fuego. En poco tiempo fue reparada por los griegos-ortodoxos, quizá no con acierto. En el año 1949, vuelve a incendiarse. El 1954, las tres principales Comunidades Cristianas, Franciscanos, griegos-ortodoxos y armenios, se pusieron de acuerdo, para su digna y total restauración, que sigue todavía, y que aún les costará mucho tiempo para terminarla.
       Los textos sagrados del Evangelio aportan los datos suficientes para identificar los lugares donde se efectuaron los misterios de la Redención: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Tanto los Sinópticos como San Juan coinciden en que Jesús murió un viernes (Mt 27, 62; Mc 15, 42; Lc 23, 54; Jn 19, 31). Y según la precisión de Jn 18, 28    los judíos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua-    Jesús murió el 14 de Nisán, día tradicional para la manducación de la Pascua.
La Basílica Constantiniana. La Tumba del Resucitado o “Anástasis”.
La tumba, recortada de su entorno rocoso, quedaba en el centro de una gran rotonda, adornada por tres exedras o ábsides, y coronada por una cúpula central, sostenida por 12 columnas que alternaban con tres grupos de pilares de sustentación. Un oculus central de la cúpula y las ventanas de la galería proporcionaban abundante luz a todo el recinto. Un deambulatorio rodeaba la Rotonda, dándole mayor amplitud. Así el misterio de la Resurrección o “Anástasis” quedaba enmarcado en este suntuoso monumento.

La Roca del Calvario en el sector del tripórtico o patio porticado. Un gran patio porticado mediaba entre la Anástasis y el Martyrium. En el encuentro del pórtico sur y este, descollaba a cielo descubierto la Roca del Calvario, rodeada de cancelas y coronada por una cruz de oro. La Roca puede verse en la capilla de Adán (lado oeste), en la Basílica (lado norte) y su ápice en el Calvario, dejado visible recientemente por los griegos ortodoxos en 1988. El lado este, con la gruta de Adán, donde mejor se aprecia, permanece oculto dentro del convento griego ortodoxo.

La Basílica o el Martyrium. Forma parte del tercer bloque del gran complejo Constantino. Sabemos por Eusebio de Cesarea que Constantino quiso que esta iglesia superara en magnificencia a todos los monumentos. Le precedía el Cardo Maximus, un atrio oriental que se unía a la Basílica por tres puertas. Su interior estaba articulado en cinco naves con artesonado de oro y el ábside con doce columnas de plata, orientado al oeste, hacia el Anástasis. La nave central tenía una anchura de 15 m. dotada de galerías superiores.
    
                La composición de la Basílica del Santo Sepulcro es como sigue:

      Atrio: Piedra de la Unción, Rotonda o Anástasis, Capilla de la Aparición y coro de los franciscanos,  Capilla  de santa Elena, Capilla de la Invención de la Cruz, Santo Calvario, Coro de los Griegos.  (8 espacios o lugares).

     Además están: Capilla de Santiago el Menor, Capilla de San Juan Bautista, Capilla de los 40 Mártires, Convento de san Abrahán, Capilla de San Juan, Capilla de San Miguel, Acceso a la basílica, Campanario, Capilla de los Francos, Santa María Egipciaca, Porteros musulmanes, Memorial de las tres Marías, Capilla del Ángel, Tumba del Señor, Capilla de los Coptos, Capilla de los Sirios, Tumba judía de José de Arimatea, Pasadizo, Sala cruzada, Altar de María Magdalena, Convento franciscano, Sacristía, Arcos de la Virgen, Cárcel de Cristo, Girola, Capilla de Longinos, Capilla del reparto de las vestimentas, Capilla de los Improperios, Capilla de Adán (bajo del Calvario), Altar de la Crucifixión y Altar de la muerte Jesús. (31 espacios o lugares).

        La actual Basílica del Santo Sepulcro es básicamente la construida por los cruzados. Comparten su propiedad tres comunidades cristianas: griegos-ortodoxos, latinos o católicos y armenios-ortodoxos, bien que también los coptos y sirios tienen lugares de culto. Despojados los franciscanos el 1757 de la propiedad de la basílica, ésta y los horarios de culto quedan regulados por el statu quo decretado por las autoridades turcas en 1852, según el cual, nada puede ser cambiado o renovado.

El Atrio. El acceso a la basílica viene precedido por un patio que en el siglo XII tenía un pórtico columnado. En  el  lado  derecho  de la plaza está el convento de san Abrahán, de los griegos ortodoxos, y las capillas de San Juan y San Miguel de los armenios y etíopes respectivamente. En el lado izquierdo, la parroquia griego-ortodoxa con tres capillas: Santiago, San Juan y los 40 Mártires.
La fachada y el campanario cruzado. La fachada románica se compone de un doble cuerpo, separado por una cornisa finamente labrada; la parte superior con dos ventanas que dan luz al transepto, y la doble puerta, rematada en un frontis bellamente decorado.
       La puerta del lado derecho fue clausurada por Saladino. Junto a ésta arranca la escalera de piedra que conduce a la capilla de los francos, antigua entrada cruzada al santo Calvario. A la izquierda se encuentra el campanario, originariamente de tres cuerpos, que alcanzaba una altura de 48 m, pero le falta la parte superior, que cayó en el terremoto del siglo XVI.

La piedra de la Unción. Franqueada la puerta de la basílica se encuentra la piedra memorial que recuerda el rito judío realizado con el Señor antes de la sepultura (Jn 19, 38), que solía hacerse en la antecámara sepulcral. Frente a ella, un gran mosaico representa el descendimiento, la unción y sepultura de Jesús.

El Calvario. El montículo del Calvario, al ser incorporado al interior de la basílica, obligó a los arquitectos cruzados a crear un doble plano. Una escalera, a mano derecha de la entrada, conduce al nivel superior a la altura la cima de la roca. En torno a ella tres altares recuerdan los momentos de la crucifixión y muerte de Jesús.   El  espacio está dividido en dos naves o capillas: la de la derecha es propiedad de los latinos, con los altares de la crucifixión y de la Dolorosas; la de la izquierda de los griegos-ortodoxos, en la misma cima de la roca del Calvario que sostuvo la Cruz, indicada por un disco de plato bajo el altar.

            La capilla de Adán. En el plano inferior del Calvario continúa viéndose la roca con su hendidura (Mt 27, 51).
El título de capilla de Adán procede de la literatura judeo-cristiana y homilías mistagógicas de los santos Padres que señalan su tumba bajo la roca del Calvario.

La edícula del Santo Sepulcro. La tumba del Señor, lugar de su gloriosa resurrección, ocupa el centro de la gran rotonda –Anástasis constantiniana- de 21 m de diámetro, rodeada por una hilera de pilastras y columnas que sustentan una doble galería de 18 arcos y remata en la gran cúpula de 31 m de altura.

El Catolicón griego.  El crucero de la basílica, el antiguo coro de los canónigos del Santo Sepulcro, recibe hoy el nombre de Catolicón y sirve de iglesia patriarcal a los griegos ortodoxos. A poca distancia de la entrada resalta una piedra llamada  onfalos,  el ombligo del mundo, queriendo  indicar  que  este punto, entre el Calvario y el Santo Sepulcro, entre el cielo y la tierra, señala el centro de la creación, cuando la bondad de Dios opero en él la Redención del hombre (Sal 73, 12). La cúpula del mismo está decorada con mosaicos de estilo bizantino.

             Capillas de santa Elena y de la Invención de la Santa Cruz.  Una amplia escalinata, en cuyas paredes los peregrinos de diferentes épocas han dejado grabadas infinitud de cruces, conduce a la capilla de santa Elena, propiedad de los armenios. Cuatro grandes columnas bizantinas con capiteles cruzados sostienen la bóveda y la cúpula que recibe su luz del antiguo claustro de los canónigos del Santo Sepulcro, hoy habitado por los monjes etíopes. A la derecha, la escalera sigue descendiendo a una cavidad, antigua cisterna, llamada capilla de la Invención de la santa Cruz.
Como privilegio y única excepción, en la Basílica del Santo Sepulcro, se celebra la
         Pascua de Resurrección, santa Misa,  en la mañana del Sábado Santo.
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IGLESIA DE LA “TRANSFIGURACIÓN” Basílica.   El Monte Tabor, según la tradición, fue el escenario de la Transfiguración del Señor (Mt. 17, 1-9). En el siglo V se levantó en lo más alto de este monte, una bella basílica, en honor de este hecho evangélico.
    La actual basílica, construida  por los católicos en 1924, es obra del arquitecto Barluzzi. Tiene la forma de tres tiendas, en consonancia  con  la  escena  evangélica. En  sus dos tres laterales se encuentras  antiguas capillas dedicadas a Moisés y a Elías. El pavimento de la Iglesia es de mármol. La cuidan los Franciscanos y además tienen un convento y una residencia para peregrinos. Desde la puerta del Viento, una larga avenida flanqueada de cipreses conduce hasta la basílica de la Transfiguración y el convento franciscano. Delante de la iglesia, pueden verse las ruinas del monasterio benedictino del siglo XII, aunque también hay vestigios de la fortaleza sarracena.
     La fachada, con el gran arco entre las dos torres y los frontones triangulares de las cubiertas, transmite al mismo tiempo bienvenida e invita a rezar. Al atravesar las puertas de bronce, esta sensación se multiplica: la nave central separada de las laterales por grandes arcos de medio punto, se convierte en una escalera tallada en  la roca que desciende hasta la cripta.
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IGLESIA DE LA “TUMBA DE LA VIRGEN”  Es también conocida,  “Iglesia de la Asunción” o “Transitus Virginis”. Está en el valle de Josafat, junto a la Basílica de la Agonía, y como se puede ver, es distinta de la antes reseñada: Iglesia de la “Dormición de la Virgen” que está junto al Cenáculo.
     Los Cruzados, sobre sus ruinas, construyeron la actual; pero la parte superior fue destruida por el sultán Saladino. Posteriormente fue reconstruida, y se encargaron de ella los Franciscano, durante tres siglos. En 1757, los turcos les obligaron a abandonarla, y se la encomendaron a los Griegos y a los Armenios. Actualmente, ejercen culto en ella los griegos-ortodoxos, los armenios, los sirios y los abisinios.
      A la iglesia, que es muy oscura, se baja por una escalinata, de 48 peldaños de piedra. Hacia la mitad de la escalinata, a la derecha, hay  una capilla dedicada a San Joaquín  y Santa Ana; a la izquierda y a la misma altura, hay otra capilla dedicada a San José.
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IGLESIA DE LA “VISITACIÓN”  En Ain-Karen, lugar del nacimiento de San Juan Bautista, hay dos bellas iglesias: una dedicada a San Juan Bautista, y la otra a la “Visitación de la Virgen” a su prima Santa Isabel.
      Es Santuario de la Visitación, lo forman dos iglesias superpuestas. La inferior, en forma de cripta bizantina, está adornada con frescos representados por la Visitación, San Zacarías y San Juan Bautista.
      Se llega hasta la iglesia de la Visitación por subida escalonada, desde la que se domina Ain Karen y sus alrededores. Al final de la cuesta el reciento está delimitado por una artística verja, que da entrada a un patio alargado: a la izquierda, en una pared del santuario, un mosaico representa a Santa María en viaje desde Nazaret, a los un burro y rodeada de ángeles; a la derecha, junto a la puerta, con conjunto escultórico el saludo de dos mujeres; detrás, el muro está cubierto por el Magnificat, el himno que María exclamó, escrito en numerosos idiomas.
     La iglesia de la Visitación, terminada en 1940, se levanta sobre la cripta, en el mismo espacio que ocupó la construida por los cruzados en el siglo XII.  En el ábside una gran pintura de F. Manetti evoca la glorificación de María. En la pared de la derecha, cinco grandes frescos conmemoran el Concilio de Éfeso que declaró a María la Madre de Dios, a María cobijando bajo su manto a la Iglesia universal, las Bodas de Caná, la Batalla de Lepanto y la defensa de la Concepción Inmaculada de María, sostenida por Juan Duns Escoto en la Sorbona de París.

      El santuario de San Juan Bautista, construido sobre la casa donde, según la tradición, vivían Zacarías e Isabel. Las excavaciones han demostrado que la vivienda se convirtió en el lugar de culto y enterramientos hacia el siglo IV. El interior de la iglesia está adornado con azulejos de Manises,  colocados en el siglo XIX y al fondo de la nave norte, una gruta excavada en la roca

conserva la memoria del nacimiento del Precursor. En el patio que circunda a la iglesia aparece en varios idiomas  el  Benedictus, que Zacarías, padre de Juan, lleno  del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David su siervo…. (Lc 1, 5-89)

    En la cripta, un ábside alberga el altar; otro, con la forma de túnel un pozo con una pequeña fuente. En un nicho, se conserva una roca donde, según antiguas tradiciones, santa Isabel escondió a su hijo para librarlo de la matanza de inocentes de Herodes.
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                                     J.  LUGARES  DEL  ISLAM

MEZQUITA  DE  EL-AKSA.  El Emperador Justiniano I, el año 530 levantó una magnífica iglesia de tres  naves, en la parte meridional de la explanada del Templo judío, que tituló: “Iglesia de la Presentación de María”, porque según la leyenda, en este lugar se verificó la Presentación de la Virgen en el Templo.
    En el 637, el califa Omar arrebató Jerusalén al imperio bizantino, transformó esta iglesia en mezquita, poniéndole el nombre de el-Aksá, la más alejada, por ser la más septentrional o más lejana de las tres principales: La Meca, Medina y Jerusalén.
    Es grande, de siete naves, bella y hermosa, de gran valor artístico. Forma un rectángulo de 90 metros de largo por 60 de ancho. Esta mezquita es el santuario más venerado del Islán, en la ciudad de Jerusalén. A unos 500 metros de la mezquita de Omar
     Debajo de ésta, se encuentran los célebres establos o caballerizas de Salomón. Grandioso, con decenas de columnas, con pórticos y capitales de auténtica belleza y pueden recordar a la Mezquita de Córdoba.

MEZQUITA  DE  OMAR.  Está construida en la explanada de Templo; os obra del califa Omar, segundo de los califas que sucedieron a Mahoma, de quien era yerno, construida a finales del siglo séptimo, obra maestra del islamismo. Tiene cuatro puertas de acceso, correspondiente a los cuatro puntos cardinales; 56 bellas y armónicas vidrieras, de fascinante policromía. También muchos y valiosos mosaicos, no hay bancos ni sillas, sí ricas alfombras extendidas en el suelo.
     Exteriormente tiene forma octogonal, midiendo cada lado 20 metros, con un diámetro de 60. La cúpula es dorada, de una aleación de bronce y aluminio, tiene una altura de 34 metros y 18 de diámetro.
     También se la conoce con el nombre de “El Domo de la Roca”, “Casa de la Roca”, porque en ella se encuentra la histórica Roca del Monte Moriá, que está en el centro de la mezquita, debajo de la cúpula. Esta piedra tiene unos 17 metros de largo por 13 de ancho, y 1,5 alto.
     Según la tradición islámica, sobre esta piedra Abrahán se disponía a sacrificar a su hijo Isaac
(Gen 22, 1- 19). Como antes se cita, es uno de los tres famosos lugares sagrados del Islám.
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                                     K.  LUGARES  DEL  JUDAISMO

Jerusalén. Es la más sagrada de las ciudades del judaísmo, así como el epicentro espiritual del pueblo judío desde siglo diez (a. C.) cuando el sitio fue escogido por el Rey David para emplazamiento del Templo sagrado.



Menora.  Gran candelabro de siete brazos, que está colocado frente al Parlamento Israelí. Lo tienen todas las sinagogas.
     Las sinagogas judías nacieron en el destierro de Babilonia, por la necesidad que tenían de reunirse para oír la Palabra de Dios. Puede haber en Israel unas 6.000.
     En los evangelios: Recorría Jesús toda Galilea enseñando en las sinagogas… (Mt 4, 23)

Templo (Explanada). La explanada del antiguo Templo de Salomón ocupa una superficie de 470 metros de larga por 295 de ancha, (tres veces la plaza del Vaticano)

Muro de Las Lamentaciones.  Los judíos lo llaman también Muro del Oeste. Para ellos, es el lugar más sagrado de Jerusalén, porque es lo único que se conserva del antiguo Templo de Salomón, reconstruido después del exilio de Babilonia (520 al 516 a.C.), llamado postexílico, que a la vez fue destruido por Tito en el año 70 (d. C). Actualmente el Muro hace las veces del Templo.
     Este Muro es para los judíos un lugar de gloria nacional y centro del culto religioso a Yahveh. Se reza en cualquier momento del día o de la noche, especialmente los viernes, cuando el sol se pone y empieza, para ellos, el nuevo día.
     El Muro consta de 24 hileras de grandes piedras. Al pie del mismo hay una gran explanada para las grandes concentraciones de judíos. En esta explanada hay separación de sexos; una alambrada divisoria, colocada en el centro, deja a los hombres a la izquierda y a las mujeres a la derecha.
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                      L.  OTRAS CIUDADES  Y  LUGARES  DE  PALESTINA

      “Entre los cristianos la expresión Tierra Santa, designa generalmente el marco geográfico de la vida de Jesucristo. Corresponde a la antigua tierra de Canaán, la tierra santa prometida por Dios a los Patriarcas”. El nombre de Palestina, dado por los griegos a dicha región, prevaleció por sobre el de Canaán.
       Al hablar de Tierra Santa se apunta principalmente a los Santos Lugares, es decir, a los santuarios que conservan el recuerdo de los principales hechos evangélicos. De todos ellos los que más  importancia  han  tenido a través de la historia son: la basílica del Santo Sepulcro con el Calvario, en Jerusalén y la basílica de la Natividad en Belén.
        Canaán o Palestina han designado la región delimitada por el desierto de Siria y el Mediterráneo, por el Líbano y por la península del Sinaí. En la época de Jesús, Palestina, bajo el yugo romano, estaba dividida en provincias. Al oeste del Jordán (la Cisjordania) y de norte a sur estaban las provincias de Galilea, Samaría y Judea; al este, en las regiones de Moab y de Ammón, se situaban las provincias de la Decápolis y de Perea. La vida de Jesús tal como la presentan los evangelios se desarrolla principalmente en Cisjordania. Los puntos que más interesan al relato evangélico son, en Judea: Jerusalén, Belén, Ain Karem, Emaús, Arimatea, Efraín, Jericó y Betania; en Samaría: Samaría y Sicar; en Galilea: Nazaret, el lago de Tiberiades, el monte Tabor, Magdala y Cafarnaún.  La Perea  y la Decápolis, así como otras regiones al norte de Galilea: Siria-Fenicia (regiones de Tiro y Sidón), la Traconítide (Cesarea de Filipo) fueron también visitadas por Jesús, y de estas regiones “le siguieron numerosas muchedumbres” (Enciclopedia GER, vol.22 p 463).

       Toda persona está condicionada por su entorno geográfico, la Sagrada Familia y de modo excepcional Jesús por sus correrías, tuvo el suyo muy concreto en Palestina. Las bellezas de Galilea llenaron sus ojos a lo largo de su vida, en un ámbito que goza de una temperatura templada, una vegetación exuberante y la clara luz mediterránea. La montañosa Samaría y la adusta Judea fueron escenario privilegiado de su ministerio. El padre Garrigou-Lagrange dice que la Geografía de Palestina es como el quinto Evangelio. Viajar y conocer Tierra Santa, es dar una excepcional oportunidad para enriquecer la asidua lectura de la Biblia, y quizá de modo especial, los cuatro Evangelios: Marcos, Mateo, Lucas y Juan.

       San Gregorio Magno escribía a Juan, Patriarca de Jerusalén, que “allí  -en Tierra Santa- es fácil ver con los ojos aquello que en otros sitios se cree por la fe”.
“Por tanto, los Santos Lugares tienen el alto valor de ofrecer a la fe un sostén irrebatible, permitiendo al cristiano estar en contacto directo con el ambiente en que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Exhortación Apostólica Nobis in animo, de Pablo VI, 25.III.1974).

      A la hora de citar o comentar algún lugar bíblico, no se puede garantizar con certeza, si tal lugar o piedras son las auténticas de los relatos evangélicos, y que en su momento, constituyeron protagonismo  en la vida de Jesús, de María o José. Pero sí se palpa y se constata, la tierra, el mar, la vegetación, etc., son idénticas a la que Jesús, recorrió, contempló y el aire que respiró.
               
Casa de Caifás. Frente de la puerta de Sión o de David, se está reconstruyendo la iglesia de san Salvador, propiedad de los armenios, sobre el lugar tradicional de la casa de Caifás. En el siglo IV, el peregrino de Burdeos la recuerda, cerca del Cenáculo. Se pueden ver en dicho espacio antiguos restos de una iglesia bizantina y de una capilla cruzada.
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Vía Maris  (la vía del Mar).  Procede de Egipto, después de cruzar el torrente de Arish, transcurría a todo lo largo de la costa mediterránea. En el Éxodo se llamaba “Camino de la tierra de los Filisteos”, e Isaías la llamaba “camino del mar” (Is 8,23). No hubo otra que la aventajase en importancia, pues se utilizó interrumpidamente durante todos y cada uno de los periodos históricos y junto a ella fueron surgiendo las ciudades más antiguas del país.
      Al alcanzar el valle del Sarón se dividía en dos ramales importantes: el del norte que, por la llanura de Acre, se dirigía a Fenicia y Ugarit, llegando hasta la Anatolia; y el del oriente que, siguiendo el Valle Ara, entre Aruna y Meguido, a lo largo del valle del Esdrelón y Hazor, se dirigía por la Bepá a Damasco y Mesopotamia.

       La ruta de los Reyes (Nm 20, 17) corría a lo largo del desierto de Transjordania sirviendo de enlace para el intenso comercio desarrollado entre los países del sur de Arabia y Damasco. La sección norte, conocida como “Camino de Basán” (Nm 21,33) llegó a crearle competencia a la propia “Vía Maris”. La Biblia llama a la parte del sur “el camino del desierto de Edom” y cita nombre de ciudades y diferentes reinos por los que cruza al igual que las rivalidades que suscitaba por su valor comercial y estratégico. De ella arrancaban ramales hacia Egipto, Áqaba y Petra.
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El Monte Carmelo. En la gran bahía de Haifa se alza el espigón del Monte Carmelo. Es una bella cadena de montañas con una longitud de 24 km., que arranca d elas montañas de Samaría, cuyas floridas laderas miran al Mediterráneo y al valle de Zabulón. Existe un paso central que facilita  la comunión entre los valles de Esdrelón y el Sarón. Su altitud media es de 300 m. La Escritura celebra su fecundidad y hermosura, traduciendo la palabra hebrea “Carmel” por huerto o jardín de Dios.
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Monasterio de la Cuarentena. Desde Tel es-Sultán puede verse hacia el oeste el monasterio griego-ortodoxo colgado en el acantilado del monte Qarantal como un nido de águilas, erigido en recuerdo de las tentaciones de Jesús en el desierto.
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Qumrán. Sobre una pequeña meseta de materiales de aluvión, entre los acantilados del desierto de Judea y el Mar Muerto, se hallan las ruinas del “monasterio” de Qumrán, de especial interés para el estudio bíblico y el conocimiento del período histórico coincidente con los orígenes cristianismo, situado a 13 km al sur de Jericó y 2 km al oeste del mar Muerto, donde se hallaron en 1947 los manuscritos o rollos de la Comunidad judía. El hallazgo, como muchos de su clase, se realizó casualmente: Un pastor beduino llamado Muhammad al-Dib, apacentaba un rebaño de cabras, una se internó por los abruptos  riscos del acantilado, se introdujo en una cueva, fue en su busca y encontró a la cabra ante vasijas conteniendo los pergaminos.

Paleografía. La  cantidad de manuscritos encontrados ha hecho avanzar el estudio de la Paleografía hebrea. Se pueden distinguir rasgos de unos 400 escribas. La letra ordinaria se usaba para la copia de los libros bíblicos, y la cursiva para la de los demás documentos.
       Los textos. Se han recogido unos  40.000 fragmentos de las 11 cuevas, lo que arroja un total de 500 libros, unos pocos íntegros y la mayor parte en fragmentos. De ellos, 100 forman parte de la Biblia. Está representado todo el Antiguo Testamento. Algunos de los libros del A.T. están repetidos, además de la versión hebrea de la Biblia, la de los LXX.
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Río Jordán. Para San Lucas, el encuentro entre Jesús y su primo San Juan Bautista, es digno de una estela conmemorativa:

    En el año décimo quinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes Tetrarca de Galilea, su hermano Filipo Tetrarca de Iturea y de la Traconítide, y Lisanias Tetrarca de Abilene, durante el sumo sacerdote de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la región del Jordán(Lc 3, 1-6)

      El río Jordán es el más sagrado y largo de Israel. Nace en el Líbano, a los pies del Monte Hermón, cuya altura es de 2.800 m. El Jordán atraviesa toda Palestina, y después de recorrer 320 km. desemboca en el Mar Muerto. Una paradoja: Jordán, llamado “el río de la vida”, desemboca en un Mar Muerto. Unos 25 m. de anchura y no mucha profundidad: unos 2 metros.
      Dios dijo a Josué que había llegado el momento de cruzar el río Jordán y entrar en Canaán. Para los cristianos, el paso del Jordán es figura del bautismo (Jos 3, 9-17). (Josué, uno de los espías enviados a Canaán. Sólo él y Caleb tuvieron fe en la promesa de que Dios entregaría la tierra a Israel. Sería el sucesor de Moisés como líder del pueblo de Israel).

       Entonces vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bautizado por Juan. Pero éste se resistía diciendo: Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí? (Mt 3, 13 – 14).
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Haifa (La bella). Fue conquistada por los Cruzados en 1100 y destruida en 1761 por Taher el Amar. Está al pie del Monte Carmelo y a orillas de la bahía de Acre, a 150 km. de Jerusalén. Es el principal puerto del país, ciudad muy industrial, relativamente moderna y de 260.000 hab.
      No se menciona en la Biblia, aunque sí aparece nombrada en el Talmud; cuenta además con muestras arqueológicas de antiguos establecimientos cananeos, israelitas, fenicios, persas y helenísticos.
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Cesarea de Palestina  o Marítima. Ciudad marítima de Palestina, construida por Herodes el Grande entre los años 20 al 9 a.C., en honor de César Augusto. Fue el primer puerto de Palestina, y  una de las más bellas ciudades de aquella época. Aquí vivía Poncio Pilato y desde aquí fue a Jerusalén  para procesar a Jesús.
     Aquí predicó Pedro y bautizó al centurión romano y otros (Hch 10). También aquí Pablo fue acusado ante el procurador como alborotador y profanador del Tempo y estuvo encarcelado dos años (Hch 21-27).
     Desde antiguo la primitiva iglesia dio rango episcopal a Cesarea. El año 195 se celebra aquí un concilio que determina que la Pascua cristiana se celebre  el D0mingo. Orígenes traslada a ella su escuela bíblica, desde Alejandría, por discrepancias con su obispo Demetrio. Ordenado sacerdote en 250, compone la primera versión políglota de la Sagrada Escritura, llamada Éxaplas. Y el primer historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea, ocupa la sede episcopal de esta ciudad, del 313 al 340. Sus conocidas y prestigiosas obras: Onomasticón (geografía de Palestina) y la Historia Eclesiástica.
     Entre Haifa y Tel-Aviv se encuentran las ruinas de esta ciudad, donde aún  pueden verse el magnífico acueducto que construyó Herodes el Grande.                
Tel-Aviv.  (Colonia de Primavera)  Ciudad nueva de Israel, fundada en el año 1909. Es la primera ciudad construida por los judíos, después de más de 2000 años, antes era un desierto. Está situada junto al Mediterráneo, en el centro del país, con una población de 450.000 habitantes.
     El término Tel-Aviv aparece en la Sagrada Escritura una sola vez, durante el destierro de Babilonia (Ez 3,15).  Su área incluye otras ciudades, entre otras: Jafa o Joppe, una ciudad antiquísima y tiene su origen en Jafet, hijo de Noé. En esta ciudad vivió San Pedro, algún tiempo, en casa de Simón el curtidor (Hc 9, 43). También donde Pedro resucitó a Tabita (Hc 9, 36-43) y tuvo la visión  que le invitaba a recibir a los gentiles (Hc 10, 9-23).
     Así como en Jerusalén, capital oficial de Israel, hay muchas iglesias, el Tel-Aviv, capital de hecho de Israel, no hay ninguna; sólo hay sinagogas. La iglesia católica más próxima se encuentra en Yafo, a las afueras de Tel-Aviv.
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Gaza. (La fuerte) Ciudad cananea muy antigua. En el siglo XII, a.C. fue conquistada por los filisteos. Es célebre en la historia de los judíos. Sansón se llevó sus puertas y se sepultó bajo las ruinas de su templo con 3.000 filisteos (Jc 16). En esta ciudad estuvo la Sagrada Familia a su regreso de Egipto.
       Todavía existe, en la actualidad; está a 92 km. de Jerusalén. En ella hay una preciosa mezquita, que en el siglo XII era una bella iglesia cristiana, construida por los Cruzados.
      Actual capital de la “franja de Gaza”, primera zona de la Autonomía Palestina tras los acuerdos de Oslo, es el centro de una llanura de 50 km. de largo por 6 km. de ancho, comprendida entre el Mediterráneo y una serie de dunas y colinas de roca arenosa, bordeaba al norte por el río Shiqura y al sur por el Besor-Arza (el torrente bíblico El-Arish). Hoy cuenta con una población de 900.000 habitantes.
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Kibutz  Kineret. Fundado en 1908, como la primera granja agrícola de Israel. Ocupa los terrenos antiguos de ciudad de Senabris del Talmud, que es donde acamparon las tropas  del emperador Vespasiano antes de entrar en Tiberiades.
     Aldea comunal en donde toda la propiedad y los medios de producción son comunes y no existen bienes privados. Hay unos 280 Kibutzim en Israel.
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Las alturas del Golán.  (Zona oriental) El sistema montañoso del Golán cubre la parte este del lago de Genesaret. Es parte de las antiguas tierras De Basán (Dt 3, 10), llamada posteriormente Gaulanítide   en época de Herodes de Filipo. Su meseta llegó a un punto de máxima prosperidad,

con  la  Decápolis, en  el periodo bizantino. De todo ello quedan resabios en las ruinas de sus iglesias, monasterios y edificios públicos de los siglos IV al VII.
        La relación  entre  Golán y Basán queda reflejada en Jos 20, 8; 21, 27. Su historia bíblica la podemos reconocer en los relatos de Za 11,2; Dt 3 y 4, 41-43; Sal 21. 13.
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Gerasa.  A 48 km. de Amán, entre las montañas de Galaad, se encuentran las ruinas bien conservadas de la que fuera ciudad de la Decápolis (región de paganos de origen griego y sirio).  Se la llamó también “Antioquía del Chrysorrhoas”, río de oro, por un pequeño arroyo que la divide en dos.    
       En el año 90 entra a formar parte de la nueva provincia de Arabia. En tiempo de Trajano se construyen las termas. Con motivo de la visita del emperador Adriano (129-130) se levanta el arco de triunfo en su honor, remodelándose el templo de Artemisa, el Zeus, el Nnfeo y otros dedicados a diferente dioses.
        Ciudad de Transjordania, en tiempos de Jesús. De allí era el endemoniado geraseno, del que nos hablan los Evangelios (Mc 5, 1-20).                      
Amán. Pocos son los monumentos que perdurar aún de la Filadelfia de la Decápolis. El teatro romano, en parte restaurado, capacidad 6.000 personas. Las pocas columnas que están en pie junto a él formaban parte del Cardo y del foro. En el ala izquierda del teatro está instalado el Museo de folclor jordano.
      Existen restos de un gran templo romano dedicado a Hércules, que contenía una imagen de 8 m. de alta. Se atribuye al emperador Marco Aurelio (161-180 d.C.) Bajo los edificios romanos estaba la roca sagrada de los amonitas. Lo que mejor se conserva dentro de la Acrópolis es el castilla, obra de los califas de Damasco.
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Petra.  La sorprendente ciudad rosada, capital de los nabateos, se encuentra a 250 km. al sur de Amán. Desde  wadi Musa, pueblo de beduinos sedentarizados, junto a la fuente de Moisés, se contempla la cima de Jebel Harún en las montañas de Edom y las colinas y roca que ocultan la ciudad. El único acceso a Petra a través del Siq, desfiladero de un kilómetro de largo con paredes de hasta 100 metros de altura, formado por el antiguo torrente que conducía las tumbas de la Urna, la, la corina, la escalonada, y la del Sexto Florentino (140 d.C.).  La mejor tumba de Petra llamada el Deir o Monasterio.
      Sabemos que Petra contó con una estimable población cristiana en las primeras décadas del siglo IV, y con obispado.
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Monasterio de Santa Catalina.  Este monasterio está muy dentro del Sinaí, cerca del Monte Gebel Musa, a 400 km. de El Cairo. Está construido en el lugar mismo donde Dios se apareció a Moisés en la zarza ardiendo (Éxodo 3, 2.4) y fue construido en el siglo VI.
       La iglesia justiniana, de planta basilical y columnas de granito, encierra bellezas artísticas de la época bizantina. Un mosaico que representa la Transfiguración decora el ábside central y de sus paredes penden numerosos icono de los siglos VII al XVIII. Tras el altar mayor se encuentra
 -como una cripta-  la primitiva capilla de la “zarza Ardiente”.
        Su primitiva capilla fue consagrada a la Virgen, por voluntad de Santa Elena. Más tarde fue llamada de la Transfiguración.
        Desde el siglo  VIII se llama de Santa Catalina, porque como es sabido, esta santa fue martirizada en Alejandría el año 387, y se cuenta, que los ángeles transportaron sus restos, desde Alejandría, donde fue martirizada, a esta bíblica montaña.
        En el dintel del pórtico puede leerse, en griego y en árabe: “Este santo convento del Monte Sinaí donde Dios habló a Moisés, fue construido desde sus fundamentos por el piadoso emperador de los romanos, Justiniano, para su eterna memoria y la de su esposa Teodora. Fue concluido


el año 30 de su reinado. Em emperador estableció un superior llamado Doulas, en el año 6021 después de Adán, 527 d.C.”
       La estructura del monasterio,  el refectorio, de estilo gótico; la torre de las campanas; la galería de los iconos, donde se exhiben 150 sugestivos ejemplares
       Este monasterio habitado siempre por monjes griegos ortodoxos, es sede del arzobispado del Sin aí, con estatuto propio dentro de la Iglesia Ortodoxa. Vigente una biblioteca con 30.000 volúmenes, 8.000 manuscritos y documentos; alguno de éstos, lleva la firma de Mahoma y otro de Napoleón.                               --------------------------------------------------------------------------


El Mar Muerto. Mar interior de Palestina, a 35 km. de Jerusalén. Bíblicamente recibe el nombre de Mar del Desierto, Mar Oriental, Mar de la Sal. Se llama Mar Muerto desde el siglo II (d. C.)
    Forma un lago de 85 km. de largo por 16 de ancho, a 398 m. bajo el nivel del Mediterráneo, sus aguas calientes pueden llegar hasta los 50 grados, salitrosas, aceitosas y amargas, 26% de sal. Flanqueado por dos cordilleras de montañas a ambos lados. Se trata de un mar interior que comprende la depresión más grande de tierra: su profundidad desciende hasta una cota máxima de 800 m.
        Anualmente recibe 6,5 millones de litros de agua del río Jordán, que se detienen aquí sin salida posible, dada la elevada evaporación.

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Tiberiades.  Pocos lugares de Tierra Santa acercan con tanta inmediatez al Nuevo Testamento como el mar de Genesaret, en Galilea. El paisaje se mantiene casi inalterado; su contemplación, que recrea la vista y relaja el espíritu, llena el alma de una sensación grata; el recuerdo de Jesús y el eco de sus palabras, que aún parecen resonar en estos parajes, hacen transcender el tiempo presente.
      Las huellas más importantes del paso del Señor por estas tierras se conservan en la parte noroeste del mar de Genesaret, alrededor de Cafarnaún: Y le seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán (Mt 4, 23-25). El Señor había dejado Nazaret y vivía en Cafarnaún, en la parte noroeste del mar de Genesaret, donde algunos de los Doce o sus parientes disponían de casas.
      Tabgha es un paraje situado a tres kilómetros al oeste de Cafarnaún, que se extiende por unas pocas hectáreas desde la orilla del lago tierra adentro, hacia las colinas que lo rodean. Según tradición de cristianos que habitaron aquella zona, Jesús, allí habría multiplicado los cinco panes y los dos peces para dar de comer a una multitud; allí habría pronunciado el Discurso de la Montaña que comienza con las Bienaventuranzas; y allí se habría aparecido a los Apóstoles después de resucitado, cuando propició la segunda pesca milagrosa y confirmó a san Pedro como primado de la Iglesia.(Mt 14,13-21; Mc 6, 32-44; Lc 9, 12-17; Jn 6, 1-15)
      La riqueza de la comarca se debía en primer lugar a los recursos de pesca en el lago, que tiene 21 km de largo de norte a sur, una anchura máxima de 12 km y una profundidad media de 45 m. Su caudal procede principalmente del río Jordán y de algunos manantiales que nacen a sus orillas o bajo la superficie del agua. El pescado más abundante es la tilapia, también conocido como pez de san Pedro.

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Monte Sión.
      La colina suroccidental de Jerusalén, fuera del recinto amurallado desde el siglo V, correspondiente en tiempos de Jesús a la ciudad alta  y residencial, recibe hoy el nombre de monte Sión cristiano para indicar que el término Sión ha sufrido una traslación topográfica y teológica más.
      La Sión bíblica corresponde al Ofel de la ciudad cananea de Jebús, conquistada por David hacia el año 1000 a.C. y recibe desde entonces el nombre de “ciudad de David”. Para los cristianos Sión fue mucho más. Para abarcar los hondos misterios de sus raíces, traslada el nombre al monte donde se alza el Cenáculo. En la tradición cristiana, Sión ampliará su ámbito a la Jerusalén celestial (Rom 11, 26; Heb 12, 22; Sal 110, 2).
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Ofel (cerro): Ciudad de David.  Abarca una lengua de terreno en declive hasta el valle de Hinom (2Cr 27,3; Ne 7,3), y corresponde a la fortaleza jebusea conquistada por David y su general Joás (1Cr 11, 47), denominada luego Sión y Ciudad de David. 
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Si al principio comentaba, que al regreso de la primera visita a Tierra Santa, se lee  y se saborea mejor las Sagradas Escrituras, por la propia experiencia de visitar lugares que en ésta se relata, también se podría concluir: Se obtiene mayor y mejor rendimiento de la visita, aquellos que de antemano la conocen porque asiduamente la manejan, y este conocimiento, les sitúa en cada momento.


                       Nota. Recopilado textos e información de los siguientes libros:
Huellas de nuestra fe, Enciclopedia GER, Peregrinación a Tierra Santa, Comprender las Escrituras, El Viaje de Egeria: La peregrina hispana del siglo IV, Nuevo Testamento de la Biblia de Eunsa, Viaje a Tierra Santa de José Gallardo.
En algunos otros casos, se cita la referencia del libro.




En Madrid, 25 de Julio del 2018, festividad de Santiago Apóstol.        Ramón Bertrand