jueves, 30 de marzo de 2023

 ¿Es peligrosa la inteligencia artificial?
El humanismo, tal y como lo entendemos, está amenazado por
una nueva religión que adora el desarrollo y a la diosa tecnología

30/03/2023 – Bieito Rubido, Periódico El Debate
A los seres humanos nos va a matar de nuevo la soberbia, el pecado más difícil de perdonar. Ya no queremos volver a ser el polvo viejo que fuimos, y aspiramos, con el más viejo de los relatos, a convertirnos en Dios: Homo Deus. Nos hemos vuelto fanfarrones y nos consideramos eternos. Esa actitud altiva se puede comprobar ahora en todas las ideas y sus posteriores procesos que estamos desarrollando contra nuestra propia naturaleza: vientres de alquiler o inteligencia artificial que pueda crear una nueva especie, los trashumamos. Es inquietante todo cuanto acontece en este campo, el poco tiempo que le dedicamos los medios y la ignorancia más absoluta que demuestran los políticos al respecto. ¿Han escuchado hablar a alguno de la inteligencia artificial?

Ayer un grupo notable, en número e importancia, de altos dirigentes de empresas tecnológicas, encabezados por Elon Musk han firmado un manifiesto en el que solicitan que se frene la inteligencia artificial. Según ellos, «representa un cambio profundo en la historia de la vida en la Tierra». En medio del fango informativo en el que solemos chapotear, a mí me pareció una de las noticias más relevantes y trascendentales que podíamos ofrecer a los lectores.

Tenemos que comenzar a pensar en profundidad acerca del mundo que viene. El humanismo, tal y como lo entendemos, está amenazado por una nueva religión que adora el desarrollo y a la diosa tecnología. No pretendo oponerme al progreso, que es aquello que nos hace mejores. Tan solo aportar una llamada de atención acerca de la transformación que vivimos y de la que parecemos no querer darnos cuenta. También aquí hay ideología, más allá de las vulgaridades de las ministras de Podemos. Si se ponen en riesgo la dignidad y la libertad de los seres humanos, el avance tecnológico puede volverse en nuestra contra, salvo que a partir ahora lo embridemos desde los valores.

La manipulación genética, los vientres de alquiler, la aspiración al hombre inmortal –que no eterno–, la inteligencia artificial, el culto excesivo al cuerpo… y el abandono de la trascendencia. Y al final, volverá la fragilidad, cuando menos lo esperemos. Y es que el hombre no es Dios.

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Oportuno e interesante libro publicado por Mariano Fazio, TRANSFORMAR EL MUNDO DESDE DENTRO, y una pincelada: “La doctrina cristiana no es una elaboración teórica que se deriva lógicamente de unos principios generales. Se trata más bien de una doctrina viva, que se desprende del Evangelio. El respeto por cada persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios; la centralidad de la familia en la sociedad; la predilección por los pobres y los marginados; la necesidad de luchar por la justicia social; el espíritu de servicio de quienes gobiernan y un largo etcétera son algunas verdades evangélicas que forman parte del fundamento de la doctrina cristiana que ilumina la vida social”.

domingo, 26 de marzo de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 26 de marzo al 1 de abril 2023
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La Cuaresma, un tiempo oportuno para la Confesión
      En toda la Iglesia se observa, con gran fruto para las almas,
la costumbre saludable de confesarse en el santo tiempo de
Cuaresma […]. El santo concilio aprueba esta costumbre y la
recibe como cosa piadosa y digna de ser observada.
                                       (Concilio de Trento, Sesión XIV, cap. 5)
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                                  Ciclo A, año Impar
Día 26. DOMINGO V DE CUARESMA
Jesús, piedra de escándalo (I), n. 587-589
 
Día 27. Lunes de la V semana de Cuaresma
Jesús, piedra de escándalo (II), n. 590-591
 
Día 28. martes de la V semana de Cuaresma
El proceso de Jesús, n. 595-596
 
Día 29. miércoles de la V semana de Cuaresma
Los judíos no son responsables colectivamente de
la muerte de Jesús, n. 597
 
Día 30. jueves de la V semana de Cuaresma
Todos los pecadores fueron los autores de la
Pasión de Cristo, n. 598
 
Día 31. viernes de la V semana de Cuaresma
“Jesús entregado según el preciso designio de
Dios”, n. 599-601
 
Día 01. Sábado de la V semana de Cuaresma
La subida de Jesús a Jerusalén, n. 557-558
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Cantalamessa y la “chispa”, la palabra de Dios
a veces actúa sin que la vivas
 Segunda predicación de la Cuaresma a la curia
Vida del cristiano: Cómo ayuda una buena formación
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viernes, 24 de marzo de 2023

 VIDA DEL CRISTIANO
CÓMO AYUDA UNA BUENA FORMACIÓN
 
Hoy muchos no cuentan en sus vidas el conocimiento y la cercanía de Dios. No saben quién es Jesucristo, verdadero Dios, hombre verdadero, lo que lleva entre otras consigo:  la carencia del esplendor de la fe, el valor del amor y la seguridad de la esperanza.

      El hombre es por naturaleza y por vocación un ser religioso. Viniendo de Dios y yendo hacia Dios, el hombre no vive una vida plenamente humana si no vive libremente su vínculo con Dios(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 44)
 
      “El amor a Cristo no es un simple sentimiento. Detengámonos un momento en este punto. Desde luego, los sentimientos pueden estar involucrados, pero también pueden estar ausentes. Este amor es esencialmente un acto de la voluntad que implica conocimiento: es un acto-conocimiento. Para amar a Cristo es preciso conocerle y, a su vez, el amor hace más penetrante y vivo el conocimiento. No es el amor de un siervo que “no sabe lo que hace su señor” (Evangelio de s. Juan 15, 15) y se limita a cumplir lo que le manda sin preocuparse de conocer los motivos y, por tanto, sin poner en juego plenamente su inteligencia y su voluntad. “A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15,15). El amor a Cristo es un amor de amistad, el amor del amigo que conoce y hace propios los pensamientos y deseos más íntimos […]. A su vez el amor lleva a profundizar en el conocimiento. Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección. Con este mutuo alimentarse del conocimiento y del amor se va estableciendo y radicando el reinado de Cristo en el alma.
      En este marco se entiende mejor que san Josemaría hable de etapas clarísimas en la vida cristiana: “Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo” (Es Cristo que pasa, n. 107). No se trata de etapas sucesivas, porque buscar a Cristo es ya haberle encontrado y comenzar a amarle”.        (Ernst Burkhart-Javier López, Vida cotidiana y santidad, vol. I. p. 379)
 
Derecho a una educación cristiana. “Todos los cristianos que, transformados en una nueva criatura por la regeneración del agua y del Espíritu Santo [Bautismo], se llaman y son hijos de Dios, tienen derecho a una educación cristiana. La cual no sólo busca la madurez de la persona humana, como queda expuesto, sino que mira principalmente que los bautizados, a medida que van siendo introducidos gradualmente en el conocimiento del misterio de la salvación, vayan dándose cuenta cada vez más del don de la fe que han recibido; que aprendan a adorar a Dios Padre en espíritu y verdad”
 
Los responsables de la educación. “ Los padres, que han dado la vida a sus hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por eso se han de considerar sus primeros y principales educadores. Esta responsabilidad es de tanto peso, que, si falta, difícilmente puede suplirse. Tienen, pues, los padres, que crear un tal ambiente familiar -animado por el amor y la piedad hacia Dios y hacia los hombres- que favorezca la educación entera, personal y social de los hijos. La familia es, por consiguiente, la primera escuela de las virtudes sociales que necesita toda sociedad”.
                                                           (Concilio Vaticano II, Declaración “Sobre la educación cristiana”, n. 2 y 3)

miércoles, 22 de marzo de 2023

Cantalamessa y la «chispa»: la palabra de Dios a veces
actúa sin que la vivas, pero es la excepción

       Raniero Cantalamessa, segunda predicación de los ejercicios de Cuaresma de 2023

            El texto que meditó lo tomó de la 1ª Carta de San Pablo a los Romanos:
      "No me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación".

     Cantalamessa se centró en predicar sobre la evangelización, tema que interesa a los Papas recientes: de la Evangelii Nuntiandi, de San Pablo VI, a la Evangelii gaudium, del Papa Francisco, pasando por las encíclicas de Juan Pablo II y la creación de un Pontificio Consejo para la Evangelización por parte de Benedicto XVI.

      Y en nuestros días el tema se trata en la reforma de la Curia (en Praedicate Evangelium)
y en el nuevo Dicasterio para la Evangelización (antigua Congregación de Propaganda Fide).

    Para definir la Evangelización acudió a la Primera Carta de Pedro: "anunciar el Evangelio
en el Espíritu Santo" (
1 P 1,12).

     El núcleo de lo que se anuncia lo señala San Pablo en los tres primeros capítulos de la
Carta a los Romanos, con dos partes:
- primero, cuál es la situación de la humanidad frente a Dios tras el pecado;
- segundo, cómo se sale de esa situación mala, cómo uno se salva por la fe y se hace nueva criatura.

Encender la chispa

     “¿Cómo podemos hacer que esa chispa hacia la persona de Jesús se encienda
en tantos? No se encenderá en quien escucha el mensaje evangélico si antes no se ha encendido
-al menos como deseo, como búsqueda y como propósito- en quien lo anuncia. Ha habido y
hay excepciones; la Palabra de Dios tiene fuerza propia y puede actuar, a veces,
aunque sea pronunciada por quien no la vive... pero es la excepción”.


De los evangelizadores depende crear las condiciones para que esa chispa se encienda y se propague, señaló.

    "Pero ella se enciende en las formas y momentos más inesperados. En la mayoría de los casos que he conocido en mi vida, ese descubrimiento de Cristo que cambia la vida se produjo al encontrarse con alguien que ya había experimentado esa gracia, al participar en una reunión, al escuchar un testimonio, al haber experimentado la presencia de Dios enun momento de gran sufrimiento, y -no puedo callarme, porque es lo que pasó conmigo –habiendo recibido el llamado bautismo del Espíritu".

     Cada vez más son los laicos evangelizadores
. Cantalamessa apunta que "por la escasez de nuestro número, nos es más fácil a nosotros, clérigos, ser pastores que pescadores de almas: más fácil pastorear a los que vienen a la Iglesia con la palabra y los sacramentos, que salir al mar a pescar a los que están lejos. Los laicos pueden suplirnos en la tarea de ser pescadores de hombres. Muchos de ellos han descubierto lo que significa conocer a un Jesús vivo y están ansiosos por compartir su descubrimiento con los demás".

       Después se refirió a "los movimientos eclesiales, que surgieron después del Concilio", que 
"fueron para muchos el lugar donde hicieron este descubrimiento".

     Recordó que Benedicto XVI, en su última misa crismal como Pontífice (Jueves Santo de 2012) reconocía el valor de estos movimientos: "Quien mira la historia de la era posconciliar puede reconocer la dinámica de la verdadera renovación, que a menudo ha tomado formas inesperadas en movimientos llenos de vida y que hace casi tangible la inagotable vivacidad de la Santa Iglesia, la presencia y acción eficaz del Espíritu Santo”.

      Citando luego a San Buenaventura ("Itinerario de la mente hacia Dios"), afirma:
"Esta sabiduría mística secretísima nadie la conoce sino quien la recibe; nadie la recibe sino aquellos que la desean; nadie la desea sino aquellos que están inflamados por dentro por el Espíritu Santo enviado por Cristo a la tierra". Ese es el fuego que debe desear y contagiar el evangelizador.

                                  (Publicado en Religión en Libertad, 10 /03 / 2023

domingo, 19 de marzo de 2023

 Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 19 al 25 de marzo 2023
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La permanente búsqueda de Dios
      Escuchar a Dios se convierte en vivir con Dios, y lleva
de la fe al amor, al descubrimiento del otro. Jesús no es
indiferente al hambre de los hombres, a sus necesidades
materiales, pero las sitúa en el contexto adecuado y les
concede la prioridad debida.
    (Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, p. 59)
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                                  Ciclo A, año Impar
Día 19. DOMINGO IV DE CUARESMA
Jesús, el Señor, n. 446-451
 
Día 20. lunes. SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA, solemnidad
La virginidad de María, n. 496-501
 
Día 21. martes de la IV semana de Cuaresma
Jesús e Israel, 574-576
 
Día 22. miércoles de la IV semana de Cuaresma
Jesús y la Ley (I), n. 577-579
 
Día 23. jueves de la IV semana de Cuaresma
Jesús y la Ley (II), n. 580-582
 
Día 24. viernes de la IV semana de Cuaresma
Jesús y el Templo, n. 583-586
 
Día 25. sábado, ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, solemnidad
“Hágase en mí según tu palabra” n. 494-495
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La comunión de los santos, el perdón de los pecados.
Artículo 10, tercera y última parte
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miércoles, 15 de marzo de 2023

 LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS,
EL PERDÓN DE LOS PECADOS
El Símbolo de los Apóstoles. Artículo 10
 
      “El séptimo sacramento es el matrimonio. Si los hombres viven en él limpiamente, se salvan, y pueden vivir sin cometer pecado mortal. A veces los casados caen en pecados veniales, siempre que su concupiscencia no los arrastre fuera de los bienes del matrimonio: porque si se salen de éstos, incurren en pecado mortal. (1)

       Por medio de estos siete sacramentos alcanzamos el perdón de los pecados. Por eso el Símbolo inmediatamente agrega: “El perdón de los pecados”.

      A este fin fue dado a los Apóstoles el poder de perdonar. Por ello tenemos que creer que los ministros de la Iglesia -los cuales recibieron de los Apóstoles ese poder, como éstos lo han recibido de Cristo- tienen en la Iglesia potestad de atar y desatar, y que en ésta existe plena potestad de perdonar los pecados, aunque jerarquizada, a saber, partiendo del Papa hasta los demás prelados.

      Conviene notar también que no sólo se nos comunica la eficacia de la Pasión de Cristo, sino además los méritos de su vida. Y todo lo bueno que han hecho todos los santos, se comunica a los que viven en amor, porque todos son una sola cosa: “Yo soy partícipe de todos los que te temen” (Ps 118,63). De aquí procede que quien vive en amor, participa de todo lo bueno que se lleva a cabo en el mundo entero; si bien participan más intensamente aquéllos en favor de los que se aplica una obra buena de manera especial, pues uno puede dar satisfacción por otra persona, como resulta evidente en la costumbre de muchas congregaciones que admiten a la participación en sus bienes espirituales personas ajenas a ellas.

      Así pues, por la comunión de los santos conseguimos dos cosas: una, que los méritos de Cristo se nos comuniquen a todos; otra, que el bien llevado a cabo por uno se comunique a otro. Por consiguiente, los excomulgados, por estar fuera de la Iglesia, se pierden una parte 
de todos los bienes que se producen, lo que supone un perjuicio mayor que la pérdida de cualquier bien temporal. Incurren además en un riesgo: es sabido que los sufragios de la Iglesia obstaculizan las tentaciones del diablo; por tanto, cuando uno se queda excluido de tales sufragios, es vencido por el demonio con mayor facilidad. Por este motivo en la Iglesia primitiva, cuando uno era excomulgado, en seguida el diablo lo atormentaba corporalmente” (2)

(1)   Los tres bienes del matrimonio son, en terminología de san Agustín recogida por el Concilio Florentino (1439): bonum prolis (procreación y cuidado de los hijos) bonum fidei (débito conyugal y fidelidad); bonum sacramenti (la indisolubilidad del matrimonio y la estabilidad de una comunidad de amor). El Magisterio (Pío XI y Pío XII) han señado que el bonum prolis constituye el fin más próximo y esencial del matrimonio. Cualquier acción que atente gravemente contra uno cualquiera de los tres bienes es pecado mortal.

(2)  Se entiende por excomunión, según el Derecho Canónico vigente, la censura por la cual se excluye a alguien de la comunión de los fieles. (Censura es una pena por la cual se priva al bautizado que ha delinquido y es contumaz, de ciertos bienes espirituales, hasta que cese su contumacia y sea absuelto)

     (S. Tomás de Aquino, Escritos de Catequesis, El símbolo de los ApóstolesArtículo 10, 3ª y última partep. 103-105)

domingo, 12 de marzo de 2023

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 12 al 18 de marzo 2023
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Preparando la fiesta de San José
      Cuando se desea sinceramente vivir de fe, de amor y de
esperanza, la renovación de la entrega no es volver a tomar
algo que estaba en desuso. Cuando hay fe, amor y esperanza,
renovarse es -a pesar de los errores personales, de las caídas,
de las debilidades- mantenerse en las manos de Dios: confirmar
un camino de fidelidad. Renovar la entrega es renovar, repito,
la fidelidad a lo que el Señor quiere de nosotros: amar con obras.                                        
      (Josemaría Escrivá de Balaguer, EN EL TALLER DE JOSÉ, n. 43)
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                                  Ciclo A, año Impar
Día 12. DOMINGO III DE CUARESMA
Santa Fina de San Gimeniano, siglo XIII
Los signos del Reino de Dios, n. 547-550
 
Día 13. lunes de la III semana de Cuaresma
San Rodrigo de Córdoba, presbítero y mártir, siglo IX
La justificación (I), n. 1987-1991
Día 14. martes de la III semana de Cuaresma
Santa Matilde, reina, Sajonia, 895-968
La justificación (II), n. 1992-1995
 
Día 15. miércoles de la III semana de Cuaresma
Santa Luisa de Marillac, 1591-1660
La gracia (I), n. 1996-2000
 
Día 16. jueves de la III semana de Cuaresma
San Heriberto de Colonia, obispo, 970-1021
La gracias (II), n. 2001-2003
 
Día 17. viernes de la III semana de Cuaresma
San Patricio, obispo de Irlanda, 385-461
La gracia (III), n. 2004-2005
 
Día 18. sábado de la III semana de Cuaresma
San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia, siglo IV
La santidad cristiana, n. 2012-2014
Renovar desde el Espíritu y juzgar sin odiar: la 1ª predicación de
Cuaresma por el cardenal Raniero Cantalamessa.
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lunes, 6 de marzo de 2023

Renovar desde el Espíritu y juzgar sin odiar:
la predicación de Cuaresma de Cantalamessa a la Curia

El cardenal Raniero Cantalamessa, capuchino, de 88 años de edad y predicador de la Casa Pontificia desde 1980, impartió su primera predicación de los ejercicios de Cuaresma de este año ante la Curia romana y el Papa este viernes 3 de marzo de 2023.

En un contexto de debates sobre la sinodalidad y los cambios organizativos en la Iglesia, ha pedido poner en el centro al Espíritu Santo y escuchar su guía en la toma de decisiones. Ha recordado a San Ireneo y Orígenes, que en los siglos II y III ya hablaban de "renovar la novedad" y de hacerlo todo nuevo con el "vino" de la verdad y la tradición.

Citando Lumen Gentium, ha pedido tener en cuenta los carismas del Espíritu: "tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia", ha recordado.

Y ha matizado la muy citada frase de Jesús en Mateo 7: "No juzguéis, para que no seáis juzgados". "¿Es posible vivir, nos preguntamos, sin juzgar nunca? ¿No es la capacidad de juzgar parte de nuestra estructura mental y no es un don de Dios?" La respuesta, dice, es que "no se trata de eliminar el juicio de nuestro corazón, ¡sino de eliminar el veneno de nuestro juicio! Es decir, el odio, la condena, el ostracismo".

      Un apunte histórico: la Iglesia paralizada ante el Modernismo
Cantalamessa inició su meditación hablando de una "amarga lección" en la Historia de la Iglesia de finales del siglo XIX y principios del XX, su lenta reacción para adecuarse a los tiempos modernos.

La falta de diálogo, por un lado, empujó a algunos de los modernistas más conocidos a posiciones cada vez más extremas y, finalmente, heréticas; por otro, privó a la Iglesia de una enorme energía, provocando en ella laceraciones y sufrimientos sin fin, haciéndola que la hicieron retraerse, cada vez más, en sí misma, perdiendo de este modo el ritmo de los tiempos”, lamentó.

Tampoco el Vaticano II debe verse como un parón, advirtió. "Si la vida de la Iglesia se detuviera, sucedería como un río que llega a una barrera: inevitablemente se convierte en un lodazal o en un pantano".

Después citó a Orígenes e Ireneo, cristianos aún en época de persecuciones, que ya pedía renovar sin cesar la Iglesia.

“No penséis –escribía Orígenes en el siglo III– que basta con renovarse una sola vez; necesitamos renovar la misma novedad: 'Ipsa novitas innovanda est'. Antes que él, el nuevo Doctor de la Iglesia San Ireneo había escrito: La verdad revelada es como un licor precioso contenido en un vaso valioso. Por obra del Espíritu Santo, rejuvenece continuamente y también hace rejuvenecer la vasija que la contiene. El ‘vaso’ que contiene la verdad revelada es la tradición viva de la Iglesia”.

En realidad, advirtió, la petición de renovar es reconocer la necesidad de conversión continua, desde el creyente individual a toda la Iglesia. Así se habla de “Ecclesia semper reformanda” (Iglesia siempre reformándose).

      Cómo renovar: con el Espíritu Santo
"Nosotros tenemos un medio infalible para emprender siempre de nuevo el camino de la vida y de la luz: el Espíritu Santo", predicó el capuchino, muy ligado a la Renovación Carismática corriente donde el Espíritu Santo tiene un reconocimiento central.

Recordó la promesa de Jesús: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra". Y detalló que cuando San Juan escribió estas palabras, los cristianos llevaban ya décadas viviendo que, efectivamente, así sucedía.

Los 5 sermones que pronunciará en este retiro de la Curia, dijo, tienen un objetivo: "animarnos a poner al Espíritu Santo en el centro de toda la vida de la Iglesia y, en particular, en este momento, en el centro de las decisiones sinodales". "El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las Iglesias", recordó citando Apocalipsis 2,7.

Después recordó el primer concilio de Hechos de los Apóstoles. ¿Qué debían hacer los primeros cristianos respecto a los gentiles y paganos? "No cuesta mucho ver la analogía entre la apertura que entonces se tomaba hacia los gentiles, con la que se impone hoy hacia los laicos, especialmente a las mujeres, y a otras categorías de personas", apunta Cantalamessa.

También en el Vaticano II la Iglesia redefinió el papel de los laicos, citando 1 Co12,11 y 1 Co 12,7:
 el Espíritu distribuye sus dones y carismas (también a los laicos), haciéndoles aptos y adecuados "para común utilidad".

Así, no se trata solo de redescubrir la naturaleza jerárquica de la Iglesia, sino también la carismática.

      "Dios está con todos, no contra nadie"
Además, de los Apóstoles aprendemos que llevar las decisiones de un concilio a la práctica requieren "tiempo, paciencia, diálogo, tolerancia; a veces incluso compromiso. Cuando se hace en el Espíritu Santo, el compromiso no es ceder, ni rebajar la verdad, sino llevarlo a cabo con caridad y obediencia a las situaciones".

Pidió no tomar partidos demonizando al otro. "No digo que esté prohibido tener preferencias: en el campo político, social, teológico, etc., o que sea posible no tenerlas. Sin embargo, nunca debemos esperar que Dios se ponga de nuestro lado contra el adversario. Tampoco debemos preguntárselo a quienes nos gobiernan. Es cómo pedirle a un padre que elija entre dos hijos; cómo decirle: “Elige: yo o mi oponente; ¡muestra claramente con quien estás!” ¡Dios está con todos y por eso no está contra nadie! Es el padre de todos”.

Habló además de la sincatábasis, la condescendencia del grande para hacerse entender por el pequeño, como un padre se adapta al lenguaje del niño para que le entienda. Así se expresa Dios con los hombres, también en la Biblia.

Va ligado eso a la amabilidad, ser bueno y paciente con el otro, algo que relacionó con los frutos del Espíritu (Gal 5,22) y la Caridad (1 Cor 13, 4, "el amor es paciente"). Un ejemplo a seguir, dijo, es 
San Francisco de Sales, que murió hace 400 años. En épocas de controversias amargas, era amable y paciente en su defensa de la ortodoxia.

"Todos deberíamos volvernos, en la Iglesia, un poco más condescendientes y tolerantes, menos enganchados a nuestras certezas personales, conscientes de cuántas veces hemos tenido que reconocer dentro de nosotros mismos que estábamos equivocados sobre una persona o una situación, y cuántas veces nosotros también hemos tenido que adaptarnos a las situaciones. En nuestras relaciones eclesiales, afortunadamente, no existe -ni debe existir- esa propensión a insultar y vilipendiar al adversario que se advierte en ciertos debates políticos y que tanto daño hace a la pacífica convivencia civil".

Y finalizó animando a juzgar, pero sin veneno ni condena. "No se trata de eliminar el juicio de nuestro corazón, ¡sino de eliminar el veneno de nuestro juicio! Eso es el odio, la condena, el ostracismo".
                                             (publicado Religión en Libertad, 03. 03. 2023)

domingo, 5 de marzo de 2023

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 5 al 11 de marzo 2023
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El empeño del cristiano
      Si el bautismo es el sacramento de la regeneración, la confirmación
es el sacramento del perfeccionamiento, del vigor cristiano, de la madurez 
sobrenatural. La confirmación trasplanta al bautismo al estado de mayor
de edad, de adulto. El cometido de avanzar en la perfección, que se nos
impuso en el santo bautismo, apremia y urge más desde que se ha recibido
la confirmación.
                     (Benito Baur, O, S.B. En la intimidad con Dios, p. 43)
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                Ciclo A, año Impar
Día 05. DOMINGO II DE CUARESMA
San Cristóbal Macassoli de Milán, franciscano, siglo XV
La Transfiguración, n. 554-556

Día 06. lunes de la II semana de Cuaresma
San Olegario, obispo, siglos XI-XII
La diversidad de pecados, n. 1852-1853

Día 07. martes de la II semana de Cuaresma
Santas Perpetua y Felicidad, mártires, siglo II
La gravedad del pecado (I), n. 1854-1860

Día 08. miércoles de la II semana de Cuaresma
San Juan de Dios, religioso, Orden Hospitalaria, 1450-1550
La gravedad del pecado (II), n. 1861-1864

Día 09. jueves de la II semana de Cuaresma
Santa Francisca Romana, 1384-1440
La proliferación del pecado, n. 1865-1869

Día 10. viernes de la II semana de Cuaresma (Abstinencia)
María Eugenia de Jesús Milleret. Herm. de la Asunción, siglo XIX
“El Reino de Dios está cerca”, n. 541-542

Día 11. sábado de la II semana de Cuaresma
San Constantino de Escocia, Rey y mártir, siglo VI
El anuncio del Reino de Dios, n. 543-546
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-La Preparación santa Misa / El espacio sagrado
Capítulo 5, primera parte.
-El Sacramento de la Penitencia
Primera parte. (ambos en páginas: formación)
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viernes, 3 de marzo de 2023

EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
Y DE LA RECONCILIACIÓN

    Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen el perdón de la ofensa que han hecho a Dios, por su misericordia, y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que han herido con su pecado, la cual contribuye a su conversión con el amor, el ejemplo y las oraciones. Por la unción sagrada de los enfermos y por la oración de los presbíteros, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor paciente y glorificado, para que los alivia y los salve.
                                                           (Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática, “Lumen gentium, nº 11)

Institución-Misericordia divina
      Nuestro Salvador Jesucristo instituyó en su Iglesia el sacramento de la Penitencia al dar a los apóstoles y a sus sucesores el poder de perdonar los pecados; así loa fieles que caen en el pecado después del bautismo, renovada la gracia, se reconcilien con Dios. La Iglesia, en efecto, posee el 
agua y las lágrimas, es decir, el agua del bautismo y las lágri­mas de la penitencia. 
                                                                                        (San Ambrosio, Epístola, n. 41)

      Consideremos cuán grandes son las entrañas de su misericordia, que no solo nos per­dona nuestras culpas, sino que promete el reino celestial a los que se arrepienten después de ellas.
                                                                   (San Gregorio Magno, Homilía 19 sobre los Evangelios)

      Si se pierde la sensibilidad para las cosas de Dios, difícilmente se entenderá el Sacramento de la Penitencia. La confesión sacramental no es un diálogo humano, sino un coloquio divino; es un tribunal, de segura y divina justicia y, sobre todo, de misericordia, con un juez amoroso que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ez 33,11). (San Josemaría Escrivá. Es Cristo que pasa, nº 78)

      Entre los hombres, el castigo sigue a la confesión, mientras que ante Dios a la confesión sigue la salvación. (San Juan Crisóstomo, Catena Aurea, vol. VI. p. 506)

Nueva conversión-La confesión de las culpas
      De esta contrición del corazón depende la verdad de la penitencia. Así pues, la conversión 
debe penetrar en lo más íntimo del hombre para que le ilumine cada día más plenamente y lo vaya conformando cada vez más a Cristo. (Ordo Poenitentiae, núm. 6)

      La confesión de los pecados (acusación), incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro. (Catec. de la Iglesia Católica, núm. 1455)

Plena sinceridad
      Algunos van con los pecados disimulándolos y como coloreando porque no parezcan tan malos,
 lo cual más es irse a excusar que a acusar. (San Juan de la Cruz, Noche oscura 1-4)

      La sinceridad en el momento de la confesión es la sinceridad ante Dios mismo; la actitud del que no es sincero es como la de quien, acudiendo a la consulta del médico para ser curado, perdiera el juicio y la conciencia de a qué ha ido, y mostrase los miembros sanos y ocultase los enfermos (…) Has de dejar que sea el médico quien te cure y vende las heridas, porque él las cubre con medicamentos. ¿Y a quién las ocultase? A quien conoce todas las cosas. (San Agustín, Comentario sobre el Salmo 31)

       Si no declaras la magnitud de la culpa, no conocerás la grandeza del Perdón.
                                                                (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre Lázaro n. 4)
PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN
DE LA SANTA MISA
Romano Guardiani, capítulo 5. El espacio sagrado
 
      “La Misa se celebra en la Iglesia, es decir en un lugar consagrado. En circunstancias especiales puede ser celebrada en otros lugares, como ser al aire libre, cuando se reúne una gran muchedumbre, en un barco o en una casa particular en épocas de conflictos o de persecuciones. Sin embargo, experimentamos que tales formas de celebración son algo extraordinario, ya que, por regla general, la Misa tiene que ser celebrada en un lugar adecuado, como es el templo consagrado.

      A esta norma se le objeta, en una forma tan frecuente y repetida que ya no produce ningún efecto, que se puede adorar a Dios en cualquier parte, porque cada uno “experimenta a su Dios en cualquier lugar”. Quizás el que habla así agrega, recurriendo a la Sagrada Escritura, que el verdadero lugar para adorar a Dios es “la pequeña y silenciosa habitación”. Más aún, dice que Dios, en la naturaleza, está especialmente más cerca del hombre bien intencionado y que, ante cada flor, se puede sentir interiormente su presencia, mucho más que en un templo sofocante… Muchas respuestas podrían darse a este respecto.

            La Iglesia toma al mundo con mucha seriedad. Sabe que todo lo que ha sido creado por Dios es sostenido por su poder y planificado por su pensamiento. Pero también, sabe qué mundo ejerce un poder totalmente fascinante que busca arrastrar al hombre hacia sí. Por eso, aunque reconoce que toda es propiedad de Dios y quiere integrarlo en su reino, desgaja, del conjunto del mundo, un espacio que, desligado de todos los demás fines y aplicaciones, debe pertenecer exclusivamente a Dios. En ese lugar, el hombre debe sr consciente de que existe algo que es totalmente diferente de la naturaleza y de la obra humana cotidiana: lo sagrado. Usamos esta palabra de acuerdo con el significado preciso que le da la revelación, según la cual únicamente Dios es santo.

      La “santidad” expresa la característica propia de su ser, es decir, que él es puro, tremenda y soberanamente puro; que él no sólo aleja de sí el mal, sino que lo aborrece y condena; que él es el bien perfecto, él mismo es el bien, por lo que todo lo que es bueno no es sino un reflejo de él; que él vive en un misterio inaccesible, con el que no hay familiaridad alguna posible, pero que constituye la meta hacia la que se encamina el más profundo y absoluto anhelo del hombre. Si queremos saber lo que es la santidad de Dios, no tenemos que escuchar las frases de los poetas, sino la doctrina de los profetas.

      ¿Cómo es que un lugar puede ser sagrado o santo? No puede serlo por sí mismo, porque ninguna cosa creada es tan poderosa según su propia esencia, de tal modo que pueda proporcionarle un lugar a la santidad de Dios. Un lugar sólo puede ser a ser sagrado, cuando Dios mismo la santifica.

      Esto ocurre, y con esto vamos precisamente al centro de la cuestión, cuando Dios se dirige a ese lugar, se hace presente en él y lo convierte en morada suya. Pero Dios está “presente en todas partes: ¡en el cielo, en la tierra y en todo lugar! Si, Dios lo abarca todo, dispone de ello y lo sostiene, de tal modo que él no está en un lugar particular, sino que cada lugar o espacio del que se puede hablar está en él esto es cierto. Necesaria e inevitablemente, todo está en Dios, por el hecho de haber sido creado por él”.
 
         (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / El espacio sagrado, capítulo 5, primera parte, p. 35-36)