domingo, 27 de febrero de 2022


Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
siguiendo el Año litúrgico. Del 27 de febrero al 5 de marzo 2022
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Una nueva Cuaresma
   Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.
Un día sin notificación es un día perdido, porque no
nos hemos negado, no hemos vivido el holocausto.

                       (Josemaría Escrivá de Balaguer, Surco, nº 983-988)
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                 Ciclo C, año Par
Día 27. DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO.
El santoral en el año litúrgico, nº 1172-1173

Día 28. lunes de la semana VIII del Tiempo Ordinario.
La Liturgia de las Horas, nº 1174-1178

Día 1. martes de la semana VIII del Tiempo Ordinario.
Tradiciones litúrgicas y catolicidad de la Iglesia. Nº 1200-1203
           Se interrumpe el Tiempo Ordinario
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                        Tiempo de Cuaresma
Día 2. miércoles de ceniza. Ayuno y abstinencia
La penitencia interior, nº 1430-1433

Día 3. jueves después de ceniza
La conversión de los bautizados, nº 1425-1429

Día 4. viernes después de ceniza
El sacramento de la Penitencia y Reconciliación, nº 1440-1445

Día 5. sábado después de ceniza
El sacramento del perdón, nº 1446-1449
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sábado, 26 de febrero de 2022

                                 SAGRADA BIBLIA: DEUTERONOMIO, primera parte

Deuteronomio es el título por el que es conocido comúnmente en la cristiandad el quinto libro del Pentateuco. El nombre procede de la traducción que la versión griega del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, hizo del Dt 17,18: en lugar de traducir “que haga escribir (el rey), para uso suyo, en un libro una copia de esta Ley” vertieron: “… esta segunda Ley” (= to deuteronómion toúto). No obstante, el título no resulta impropio, ya que el libro comprende, junco con los recuerdos históricos, largos discursos exhortaciones, etc., un segundo conjunto legislativo, que contiene, con diferencias más o menos grandes según los casos, un cuerpo de leyes semejante al contenido en el libro del Éxodo (y, a veces, en el Levítico). En el judaísmo, este libro es designado por sus primeros vocablos: Elleh ha-debarim (Éstas son las Palabras”), o más sencillamente Debarim (“Palabras”).

1, Estructura y síntesis del contenido. El Deuteronomio narra los acontecimientos principales del final de los cuarenta años de vida errante de los israelitas, bajo la guía de Moisés: el pueblo está acampado en las tierras de Moab, en la región nororiental del Mar Muerto, a la vista de la tierra prometida que se extiende al lado occidental del Mar Muerto y del río Jordán. Moisés enseña al pueblo -a punto de emprender la conquista de la tierra que Dios les a entregar-, en unos discursos de despedida o testamento, la conducta que deberían seguir. Para ello, recapitula los principales sucesos ocurridos durante el éxodo y les insta a que observen la Ley fundamental de la Alianza o Decálogo (promulgado también en Éx20,2-17); les dirige algunos discursos exhortativos, les propone algunas agrupaciones de leyes y completa sus discursos de despedida con un largo cántico y algunas bendiciones. 

2, La tradición deuteronomista: Una teología de la historia. Las características teológicas, literarias, estilísticas, etc., que se observan como comunes en el Deuteronomio y en los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes han llevado a los investigadores a considerar que todos ellos son el fruto impresionante de la labor teológica, histórica y literaria de una tradición o escuela, que puede denominarse “deuteronomista”. Ella, recibiendo la herencia de las generaciones procedentes, así como la inspiración del Espíritu de Dios, que educaba a su pueblo con luces y castigos, concibió la primera gran teología de la historia del pueblo de Israel desde su establecimiento en la tierra de Canaán a finales del segundo milenio a. C. hasta la cautividad de Babilonia (siglo VI a.C.). El hondo sentido de Israel acerca de su identidad de pueblo elegido, y la providencia de Dios, han realizado la más grandiosa historia que la humanidad ha concebido.

 3, Composición. Parece que las tribus que ocuparon las regiones del norte de la tierra prometida (mayores en número que las del sur) conservaron los recuerdos de la época anterior a la monarquía davídica y tuvieron un desarrollo de su vida religiosa en torno a algunos santuarios y a algunas fiestas. En el norte se debió de conservar de manera más intensa que en sur el rito de la renovación de la Alianza. Así, en Jos 8,30-35 se menciona una gran asamblea religiosa en los alrededores de Siquem (en la región de Samaría). Se piensa con fundamento, que en esas asambleas se hacía una lectura de un relato de los episodios principales de la salida de Egipto, de los Mandamientos divinos dados por medio de Moisés y de listas de bendiciones y maldiciones para exhortar a la observancia de tales mandamientos que mantenían el compromiso de la Alianza con Dios. Jos 24,25 nos informa de la renovación de tales ceremonias en Siquem y 1 S 12,7 ss. en Guilgal.

     Además de la Alianza, Dios les prometió una tierra donde asentarse. El Deuteronomio, en definitiva, constituye la transición de la prehistoria de Israel, Patriarcas y Éxodo, a la historia del pueblo de la Alianza y de los Profetas”. Continúa 

 (Facultad de Teología Universidad de Navarra, Sagrada Biblia, Comentario (selección) p. 164-198)

 

lunes, 21 de febrero de 2022

Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana
siguiendo el Año litúrgico. Del 20 al 26 febrero 2022
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Sólo el conocimiento de Dios nos hace felices
     ¿Acaso, Señor Dios de verdad (Salmo 30,6), ¿todo el que sabe esas
cosas ya te agrada a ti? Desgraciado, en verdad, el hombre que
sabe todas estas cosas, pero no te conoce a ti; dichoso, en cambio,
aquel que te conoce, aunque las ignore. En cuanto al que conoce
las cosas y también te conoce a ti, no es más feliz por ellas,
sino solamente es feliz por ti, si conociéndote, te glorifica como
a Dios y te da gracias y no se envanece en sus pensamientos.

                       (Agustín de Hipona, Confesiones, Biblioteca Patrística, p. 157)
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                     Ciclo C, año Par
Día 20. DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO.
San Eleuterio de Tournai, obispo, siglo V-VI
¿Cómo celebrar? Signos y símbolos (I) nº 1145-1149

Día 21. lunes, de la semana VII del Tiempo Ordinario.
San Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia, siglo XI
¿Cómo celebrar? Signos y símbolos (II) nº 1150-1152

Día 22. martes. Cátedra de san Pedro, apóstol, fiesta
“Las llaves del Reino”, nº 551-553

Día 23. miércoles. San Policarpo, obispo y mártir, siglo II
Palabras y acciones, nº 1153-1155

Día 24. jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario.
San Etelberto, rey de Kent, siglo VII
Canto y música, nº 1156-1158

Día 25. viernes de la semana VII del Tiempo Ordinario.
San Valerio, eremita, siglo VII
Imágenes sagradas, nº 1159-1162

Día 26. sábado de la VII semana del Tiempo Ordinario.
San Alejandro, patriarca de Alejandría, siglo III-IV
El tiempo litúrgico, nº 1163-1165
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viernes, 18 de febrero de 2022

                       LOS CÁNONES DE LA BIBLIA, segunda y última  parte

La Biblia católica
     La Biblia de los primeros cristianos era la Septuaginta. Los autores del Nuevo Testamento, que escribieron en griego, la tomaron como referencia. Sin embargo, los libros terminaron ordenados según otro criterio. Igual que el pueblo de Israel había debido cribar los escr9itos que contenían la revelación de Dios, también la Iglesia tuvo que discernir sobre la veracidad de las crónicas de la vida de Jesús y de las enseñanzas de sus Apóstoles, hasta quedarse con los 27 libros que forman el canon de Testamento.
 
Antiguo Testamento
Pentateuco: Génesis – Éxodo – Levítico – Números – Deuteronomio
 
Libros históricos
Josué – Jueces – Rut – 1 y 2 Samuel – 1 y 2 Reyes – 1 y 2 Crónicas – Esdras - Nehemías – Tobías – Judit – Ester – 1 y 2 Macabeos
 
Libros poéticos y sapienciales
Job – Salmos – Proverbios – Eclesiastés (Qohélet) – Cantar de los Cantares – Sabiduría – Eclesiástico (Sirácida)
 
Libros proféticos
Mayores: Isaías – Jeremías – Lamentaciones – Baruc – Ezequiel – Daniel
Menores: Oseas – Joel – Amós – Abdías – Jonás – Miqueas – Nahum – Habacuc – Sofonías – Ageo – Zacarías – Malaquías
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Nuevo Testamento
Evangelios: Mateo – Marcos – Lucas - Juan
 
Hechos de los Apóstoles
 
Escritos atribuidos a San Pablo
Romanos – 1 y 2 Corintios – Gálatas – Efesios – Filipenses – Colosenses –
1 y 2 Tesalonicenses – 1 y 2 Timoteo – Tito – Filemón. Carta a los hebreos
 
Cartas Católicas: Santiago – 1 y 2 Pedro – 1, 2 y 3 Juan – Judas
 
Apocalipsis
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La Biblia de las iglesias ortodoxas. En el Antiguo Testamento, aceptan la Septuaginta más otros escritos considerados apócrifos por la Iglesia católica, hasta sumar un canon más amplio, de 53 libros. El Nuevo Testamento es compartido actualmente con todos los cristianos.
 
La Biblia de comunidades protestantes. Reconocen como válida la Tanak, por lo que consideran apócrifos los 7 libros que pasaron de la Septuaginta al Antiguo Testamento católico. Sin embargo, aceptan el orden y distribución en 39 libros la versión griega: Pentateuco, libros históricos, sapienciales y proféticos. El Nuevo Testamento es compartido actualmente con todos los cristianos.
                                                       
(De la publicación Pórtico de la Biblia, sus autores: Jesús Gil y Joseángel Domínguez, Saxum International)





 Foundation, 1ª edición, octubre 2021, p. 14)

                                          LA SERENIDAD, segunda parte

     “El hombre rígido no es sereno, porque su rigidez le hace traspasar los límites de lo que es justo y razonable, de lo que, proporcionado a las circunstancias de la persona, del tiempo y del lugar. La falta de serenidad del hombre rígido turba y oprime a los demás.

Pero tampoco es sereno el hombre débil, porque se para antes de llegar al límite y, con su debilidad, se perjudica a sí mismo y a los demás. El débil no perturba ni oprime, pero tampoco gobierna, y su acción nunca será eficaz es una víctima de la corriente.

   Objetividad y concreción; análisis y síntesis, suavidad y energía; freno y espuela, visión de conjunto y abundancia de detalles; todas estas cosas y muchas otras abarca, en síntesis, armónica, la virtud cristiana de la serenidad.

    Pero ni tú, ni yo, ni nadie, podemos ser serenos sin una previa lucha; las pasiones, son una realidad en todas las personas; la imaginación puede turbar todas las mentes; los nervios existen en todos los organismos; las impresiones hacen vibrar todas las sensibilidades; la ignorancia, el error y la exageración son patrimonio de todas las inteligencias, y el temor y el temblor hallan también cobijo en todos los corazones.

    El dominio de nuestro propio ser, el equilibrio en los juicios, la reflexión ponderada y serena, el cultivo de la propia inteligencia, el control de los nervios y de la imaginación, exigen lucha y firmeza, y también perseverancia en el esfuerzo. Y ése es el precio de la serenidad.

    La serenidad debe ser una virtud connatural para el cristiano: porque ningún cristiano puede ignorar que el don de la fe es un principio de serenidad y de armonía.

  Sobre el campo que acabamos de considerar y que habrá sido desbrozado y convenientemente preparado por el conjunto de las virtudes humanas que llevan al equilibrio, a la objetividad, al realismo y al buen sentido, ha de levantarse, como el sol sobre un campo rico de promesas, la virtud de la fe, verdadero sol del alma, que nos dará una visión de la vida y de sus alternativas, llena de serenidad, amplia de horizonte y rica de detalles.

    En esta serena visión el corazón se aquietará, el alma hallará calma y la inteligencia comprenderá, a la luz de Dios, el porqué de muchas cosas, con lo cual aumentará la serena tranquilidad de su vida. Ni siquiera lo que no comprendas podrá turbar tu corazón, porque la misma fe te enseñará que la causa de lo que no comprendes, es siempre la bondad de Dios y su afecto hacia los hombres”   Continúa

 

(Salvador Canals, Ascética meditada, p. 109-110, Colección Patmos nº 110, Ediciones Rialp)

 

 

 

 

domingo, 13 de febrero de 2022


Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
siguiendo el Año litúrgico. Del 13 al 19 febrero 2022
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 Acercase a san José     
    Así fue la fe de san José: plena confiada, íntegra, manifestada
en una entrega eficaz a la voluntad de Dios, en una obediencia inteligente…
Fe, amor, esperanza: éstos son los ejes de la vida de san José y los de toda
vida cristiana.            (Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, nº 42-43)
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                  Ciclo C, año Par
Día 13. DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO.
Los Sacramentos de la Iglesia, nº 1117-1121
           
Día 14. lunes, Santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo
Patronos de Europa, siglo IX
La gracia del Espíritu Santo, nº 1585-1589
 
Día 15. martes de la VI semana del Tiempo Ordinario.
Beato Ángelo de Sansepolcro, presbítero y eremita, siglo XIV
Los sacramentos de la fe, nº 1122-1126
 
Día 16. miércoles de la VI semana del Tiempo Ordinario.
San Macario el Grande, abad, siglo IV
Los sacramentos de la salvación, nº 1127-1129
 
Día 17. jueves de la VI semana del Tiempo Ordinario.
Santos Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, siglo XIV
Los sacramentos de la vida eterna, nº 1130
 
Día 18. viernes de la semana V del Tiempo Ordinario.
San Eladio de Toledo, arzobispo, siglo VI-VII
La celebración de la liturgia celestial, nº 1137-1139
 
Día 19. sábado de la V semana del Tiempo Ordinario.
Beato Álvaro de Córdoba, dominico, siglo XIV-XV
Los celebrantes de la liturgia sacramental, nº 1140-1144
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viernes, 11 de febrero de 2022

 

                                 LOS CÁNONES DE LA BIBLIA, primera parte

Tanak: La Biblia hebrea
El judaísmo llama Tanak a sus 24 libros sagrados. Es un acrónico formado por las primeras letras de los tres conjuntos de obras: la Torá o Ley; los Nebiim o Profetas; y los Ketubim o Escritos.
El canon de la Biblia rabínica (después, la Biblia hebrea) había sido fijado hacia el siglo II después de Cristo.
 
Torá (instrucción, enseñanza)
Génesis – Éxodo – Levítico – Números – Deuteronomio
 
Nebiim (Profetas) Profetas anteriores (Nebiim rishonim)
Josué – Jueces – Samuel – Reyes
Profetas posteriores (Nebiim ajaronim)
Isaías – Jeremías – Ezequiel – Doce profetas menores (Oseas – Joel – Amós – Abdías – Jonás – Miqueas – Nahum – Habacuc – Sofonías – Ageo – Zacarías y Malaquías)
 
Ketubim (Escritos)
Libros poéticos: Salmos – Proverbios – Job
Cinco rollos (Jamesh meguilot): Cantar de los Cantares – Rut – Lamentaciones – Eclesiastés (Qohélet) – Ester
Escritos históricos: Daniel – Esdras-Nehemías – Crónicas
 
Septuaginta: la Biblia griega
La traducción al griego de la Tanak que se realizó entre los siglos III a.C. y el I d.C. se diferencian en varios puntos de la versión hebrea actual: acepta más escritos como sagrados, algunos redactados directamente en griego; los libros se presentan con otro orden; algunos se dividen en dos: cada uno de los 12 profetas menores cuenta como un libro; y las versiones de Ester y Daniel incluyen más pasajes. La suma de los libros corresponde con los 46 del Antiguo Testamento católico.
 
Pentateuco y libros históricos
Génesis – Éxodo – Levítico – Números – Deuteronomio
Josué – Jueces – Rut – 1 y 2 Samuel – 1 y 2 Reyes – 1 y 2 Crónicas – Esdras - Nehemías – Tobías – Judit – Ester -1 y 2 Macabeos
 
Libros poéticos y sapienciales
Job – Salmos – Proverbios – Eclesiastés (Qohélet) – Cantar de los Cantares – Sabiduría Eclesiástico (Sirácida)
 
Libros proféticos
Isaías – Jeremías – Lamentaciones – Baruc – Ezequiel – Daniel – Oseas – Joel – Amós – Abdías – Jonás -Miqueas – Nahum – Habacuc – Sofonías – Ageo – Zacarías – Malaquías
 
El catálogo de los libros tenidos como auténticamente sagrados por cada comunidad de creyentes y el orden con el que se incluyen en la Biblia recibe el nombre de canon.
 
El hebreo se escribe de derecha a izquierda
 
(De la publicación Pórtico de la Biblia, sus autores: Jesús Gil y Joseángel Domínguez, Saxum International Foundation, 1ª edición, octubre 2021, p. 14)

                                                       LA SERENIDAD, primera parte

    “De pequeño, según costumbre de todos los niños, construía yo castillos de barro con piedras y trozos de madera; y si alguien, sin darse cuenta, pasaba por encima y me los destruía…  ¡Qué disgusto el mío! ¡Qué tragedia!

   Cuando ahora pienso en aquellos juegos de niño, me divierto; y si revivo en la memoria todas aquellas tragedias infantiles, no puedo por menos de sonreír.

   Pues juegos de niños y tragedias infantiles son, si sabemos mirarlas sobrenaturalmente, tantas y tantas preocupaciones de personas de años muy mayores y de juicio muy maduro

    La virtud de la serenidad es una rara virtud que nos enseña a ver las cosas en su verdadera luz y a apreciarlas en su justo valor: el que real y objetivamente tienen, que nos es revelado por el equilibrio y por el buen sentido; y el valor sobrenatural que deben conseguir, al cual nos lleva el espíritu de fe.

    Nos falta la serenidad cuando deformamos la realidad, cuando hacemos de un grano de arena una montaña; cuando nos afligen con su peso cosas que no deberían turbarnos; todas y cada una de las veces que no tenemos en cuenta, en nuestros juicios, a la Providencia Divina y a la luz de las verdades eternas.

    ¿Qué quedaría en nuestra vida, amigo mío, de tantas preocupaciones, inquietudes y sobresaltos, si en ella entrase esta virtud cristiana de la serenidad? Nada, o casi nada.

    Mira, si no, cómo el simple transcurso del tiempo nos da, casi siempre, la serenidad del pasado; y, en cambio, tan sólo la virtud puede garantizarnos la serenidad del presente y del futuro.

  Y es que, el tiempo, al pasar, deja cada cosa en su sitio: aquella cosa o aquel acontecimiento que tanto nos preocupó y aquella otra que tanto nos alteró, ahora que todo ha pasado, son apenas una sombra, un claroscuro en el cuadro general de nuestra vida.

    Pues de esta serenidad del presente y del futuro quiero hablarte. Necesitamos de la serenidad de la mente, para no ser esclavos de nuestros nervios o víctimas de nuestra imaginación, necesitamos de la serenidad del corazón, para no vernos consumidos por la ansiedad ni por la angustia; necesitamos también de la serenidad en nuestra acción, para evitar oscurecimientos, superficiales e inútiles derroches de nuestras fuerzas.

    La mente serena da firmeza y pulso para el mando; la mente serena encuentra la palabra justa y oportuna que ilumina y consuela; y sabe ver en profundidad y con sentido de la perspectiva, sin olvidarse de los detalles y de las circunstancias, que han de resaltar en una visión de conjunto.

    Creo que te debo repetir, amigo mío, que la virtud de la serenidad es una rara virtud, porque la vida de muchas personas está dominada por los nervios; porque no pocas existencias se consuman en imaginaciones y fantasías; y porque hay caracteres que todo lo convierten en tragedia o melodrama.

    La persona meticulosa - ¡cominera! -  sólo ve los detalles y asfixia con su insistencia, el teórico no ve más que los problemas generales y se aparta de la vida: tan sólo la persona serena sabe ver el conjunto y el detalle y deducir de todo ello una eficaz y concreta síntesis”.   Continúa

 

(Salvador Canals, Ascética meditada, p. 106-108, Colección Patmos nº 110, Ediciones Rialp)

 

 

 

domingo, 6 de febrero de 2022


Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
siguiendo el Año litúrgico. Del 6 al 12 febrero 2022
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La formación de la conciencia
       Dentro de nosotros llevamos nuestra conciencia. La sentimos
como una fuerza santa, inviolable, a la cual tenemos que someternos;
como una voz misteriosa que nos dice lo que tenemos que hacer y omitir,
lo que nos es permitido hacer y lo que no nos está permitido; una voz
que aprueba y ratifica nuestra decisión, nuestro obrar, o, al contrario,
la censura y condena y nos hace reproches siempre que hemos obrado
contra sus mandatos.
(Benedikt Baur, La confesión frecuente, p. 47, Editorial Herder)
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                    Ciclo C, año Par
Día 6. DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO.
Razón de ser de la liturgia, nº 1066-1068

Día 7. lunes se la V semana del Tiempo Ordinario.
San Lucas el Joven, eremita, siglo X
Significado de la palabra “Liturgia” nº 1069-1070


Día 8. martes de la V semana del Tiempo Ordinario.
San Jerónimo Emiliano, fundador Orden de los Padres Somascos, siglo XV
La liturgia, fuente de Vida, nº 1071-1075

Día 9. miércoles de la V semana del Tiempo Ordinario.
San Pedro de Dama, sacerdote, luchó conta el islam, siglo VIII
La liturgia, obra de la Santísima Trinidad, nº 1077-1083

Día 10. jueves, Santa Escolástica, virgen, hermana de s. Benito, siglo VI
Cristo glorificado, nº 1084-1085

Día 11. viernes de la semana V del Tiempo Ordinario.
Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Liturgia terrena y liturgia celestial, nº 1088-1090

Día 12. sábado de la V semana del Tiempo Ordinario.
Santa Eulalia de Barcelona, 290-303
Los Sacramentos de Cristo, nº 1113-1116
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viernes, 4 de febrero de 2022

              VIRTUDES VERDADERAS Y VIRTUDES FALSAS, segunda y última parte

      “Toda esta delicada acción divina requiere tiempo: el tiempo es así el gran aliado de Dios en la obra de la santificación de las almas, la cual es siempre la obra de toda una vida. Y el tiempo, amigo mío, es un gentilhombre; no lo olvides.
      Recuerdo que con alegría aprendí, de boca de un santo religioso, este proverbio, tan sencillo como luminoso: juvenes videntur sancti sed non sunt: senes non videntur sed sunt, los jóvenes parecen santos, pero no lo son: los viejos no lo parecen, pero lo son. Los ardores de la juventud que empieza a seguir de cerca a Jesús, son flores, son promesas: pero el trabajo sereno, profundo e intenso, de las almas en el servicio de Dios, es fruto maduro y sazonado, es eficacísima realidad.
      Querer una santidad sin esfuerzo, buscar una virtud sin pruebas y sin luchas, sin batallas ni derrotas, es un sueño de juventud que no resiste a la experiencia consumada de una verdadera vida espiritual.
      Hay, en cambio, virtudes que se afirman en medio de dificultades; virtudes que, con esfuerzo y merced al paso del tiempo, llegan a reinar; virtudes que, después de muchas luchas y victorias, adquieran la prontitud, la facilidad y la constancia propias de las verdaderas virtudes. Todas estas características, unidas a un gusto espiritual por el ejercicio de los actos virtuosos, son pruebas y el sello que hace reconocer por verdadera una virtud.
      Y es precisamente para que tú, hermano mío, alcances esta meta por la que Dios nuestro Señor pone a prueba tu oración, con esas arideces; tu apostolado, con esa aparente esterilidad; tu humildad, con las humillaciones; tu fe y tu confianza, con las dificultades; tu paciencia, con las tribulaciones; tu caridad, con los defectos y las miserias de los demás, y también, con la contradicción de los buenos.
      De todas estas dificultades de tu esfuerzo convencido y prolongado en el tiempo y de tu serena paciencia, han de nacer y de fortificarse las verdaderas virtudes. Permíteme que insista: in patientia vestra possidebitis animas vestras, con vuestra paciencia, poseeréis vuestras almas; a costa de vuestra paciencia adquiriréis la santidad.
      Dios nuestro Señor no quiere que tus virtudes sean flores de estufa: serían falsas virtudes. Todas las consideraciones que hemos meditado juntos nos enseñan el camino que conduce a las verdaderas virtudes y nos enseñan, también, que las virtudes, cuando son verdaderas, poseen una intrínseca solidez, que no depende de estímulo o de apoyos exteriores.
      Las virtudes verdaderas se ambientan en el mundo, sin confundirse con él, y se confirman en el mundo y en medio de las dificultades, como los rayos de sol que hieren el barro y lo secan sin mancharse.
      Las virtudes dan unidad a la vida de las personas que las ejercitan. Las falsas virtudes conducen a esa separación, que es tan temible, entre las prácticas de piedad y la vida de cada día; las falsas virtudes forman compartimentos estancos en la conducta cotidiana y no pueden así regar, por falta la fecundidad, de toda la vida de una persona. Hay personas que son aparentemente buenas en algunas circunstancias o algunos momentos del día o de la semana, por costumbre, por comodidad, por debilidad.
      Las falsas virtudes son fango dorado que, visto desde lejos, parece oro, pero que cuando se coge en la mano se ve inmediatamente, por falta de peso, que ese oro es falso y basta con un ligero arañazo para poner al descubierto el fango que se oculta tras el ligerísimo velo de oro.
      En cambio, las verdaderas virtudes son oro, oro puro, sin escorias, aunque algunas veces este oro puro esté manchado por alguna salpicadura de fango. Oro sucio de fango. Pero el Señor coge entre sus manos este oro puro y quita esas manchas con sus manos divinas, para que brille el precioso metal en todo su esplendor.
      ¡Que la Virgen María, Reina de las virtudes, ¡nos enseñe a desear y a practicar las verdaderas virtudes!”
               (Salvador Canals, Ascética y mística, p. 102-105, Colección Patmos nº 110)