domingo, 27 de junio de 2021



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 27 de junio al 3 de julio 2021
----------------------------

Virtudes humanas
    Son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del 
entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras 
pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, 
dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es 
el que practica libremente el bien.       (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1804, 2ª edición)
------------------------------------------------------------------------------------------------------

Día 27. DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año Impar
“Tomas y comed todos de él”: la comunión, nº 1384-1390

Día 28. Lunes. San Ireneo de Lyon, obispo y mártir, siglo II.
Los frutos de la comunión, nº 1391-1397

Día 29. Martes. Santos Pedro y Pablo, apóstoles, solemnidad., siglo I.
Hijo único de Dios, nº 441-443

Día 30. Miércoles de la semana XIII del Tiempo Ordinario.
San Marcial de Limoges, obispo, siglo III.
La oración como don de Dios, nº 2558-2561

Día 1. Jueves de la XIII semana del Tiempo Ordinario.
San Aarón, hermano de Moisés, 1417 a.C.
La oración como Alianza y comunión, nº 2562-2565

Día 2. Viernes de la XIII semana del Tiempo Ordinario.
San Bernardino, sacerdote, 1530-1616
La revelación de la oración, nº 2566-2569

Día 3. Sábado. Santo Tomás, apóstol, fiesta, siglo I
Las características de la fe, nº 153-155
--------------------------------------------------

miércoles, 23 de junio de 2021

 

CONTRACORRIENTE… HACIA  LA  LIBERTAD   Es el nuevo libro de Mariano Fazio, publicado por la Editorial El Buey mudo, Ediciones Palabra, 155 páginas, cosido, en rústica con solapas (con buena letra que facilita su lectura).

 “Aborda una temática profundamente inglesa, pero a su vez tiene un alcance universal. Los tres autores estudiados –Thomas More, John Henry Newman, Gilbert K. Chesterton- son ingleses hasta los tuétanos. Uno sufrió martirio por su defensa de la fe católica; los otros dos se convirtieron a ella. Los tres amaron a su patria tiernamente, y los tres sufrieron la persecución, discriminación o calumnias por parte del poder político o de la tradición cultural dominante. Por eso, los tres navegaron contracorriente porque entendieron que lo más digno en el hombre, lo que lo hace feliz y supremamente libre, es ser leal a lo que en una conciencia bien formada se presenta como la verdad. Una verdad que no oprime o limita, sino todo lo contrario: abre las puertas a un mundo amplio, con aire puro, donde se puede respirar a dos pulmones.

La verdad libera. La frase del evangelio de san Juan –la Verdad os hará libres-  fue vivida por Moro, libérrimo entre los muros de la Torre de Londres; por Newman, que en su honesta búsqueda de la verdad se liberó de todas las falacias de una tradición político-religiosa que encerraba la mente en los límites estrechos del prejuicio; por Chesterton, quien guiado por el sentido común alcanzó la plenitud de la verdad en la iglesia católica, que le daba –con expresión muy chestertoniana- la llave para abrir todas las puertas.


“La hora de Tomás Moro. Durante el proceso al que fue sometido, pronunció una apasionada apología de las propias convicciones sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio jurídico inspirado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el Estado. Condenado por el tribunal, fue decapitado, p. 33

“La figura de san John Henry Newman se destaca de forma única  en el panorama del catolicismo inglés del siglo XX. Su vida y su doctrina siguen siendo un punto de referencia para la Iglesia del siglo XXI. Si para ser fiel al evangelio hay que ir contracorriente, Newman nos ofrece un ejemplo de fidelidad a la luz interior que le guio al conocimiento de la verdad, en medio de un ambiente hostil y lleno de prejuicios, p. 71 

“Gilbert Keith Chesterton es quizá el intelectual converso más conocido de Inglaterra. Su simpatía, hombría de bien, sentido del humor y honestidad intelectual le dan a su figura un alcance universal. Pero, a su vez, es profundamente inglés. Metido en todas las polémicas de su tiempo, con su labor periodística, sus ensayos, novelas y poesías, sus programas en la BBC y sus conferencias difundió en su Inglaterra natal el sentido común y una visión de la fe católica capaz de iluminar la cultura circundante  (…) Con Chesterton uno siente la alegría y el orgullo de ser católico, p. 118

domingo, 20 de junio de 2021

 



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 20 al 26 de junio 2021
----------------------------

Valores, mejor Virtudes
    La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la
persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas
sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien,
lo busca y lo elige a través de acciones concretas.

                            (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1803)
-------------------------------------------------------------

Día 20. DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año Impar
El memorial de Cristo y de la Iglesia (I) nº 1362-1367

Día 21. Lunes. San Luis Gonzaga, religioso, siglo XVI
El memorial de Cristo y de la Iglesia (II) nº 1368-1369

Día 22. Martes de la semana XII del Tiempo Ordinario.
San Paulino de Nola, obispo, siglo IV
El memorial de Cristo y de la Iglesia (III) nº 1370-1372

Día 23. Miércoles de la XII semana del Tiempo Ordinario.
Santa María Rafaela Cimatti, religiosa, siglos XIX-XX
La presencia de Cristo (I) nº 1373-1377

Día 24. Jueves. Natividad de San Juan Bautista, solemnidad, siglo I
Juan, Precursor, Profeta y Bautista, nº 717-720

Día 25. Viernes de la XII semana del Tiempo Ordinario.
San Guillermo de Vercelli, abad, siglo XI
La presencia de Cristo (II) nº 1378-1381

Día 26. Sábado de la XII semana del Tiempo Ordinario.
San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, siglo XX
El Banquete Pascual, nº 1382-1383
--------------------------------------------

jueves, 17 de junio de 2021

 

                                            EL  CAMINO  REAL, 1ª  parte

“Un autor espiritual se pregunta, con justa preocupación, si es oportuno, en nuestros días, insistir exclusivamente sobre aquel perfeccionamiento humano que el Cristianismo lleva consigo necesariamente si se vive con profundidad y entrega.  Y yo quiero decirte, amigo mío, recogiendo este grito de alarma, que acaso lo que más caracterice al mundo de hoy sea su carencia de sentido teológico.

Ahora que estás a solas con Dios para meditar, bajo su mirada, vuelve a pensar en tu personal experiencia, en tu vida con los demás, en las reacciones de los demás –y en las tuyas propias-, en sus actividades –yen las tuyas- ante los valores espirituales y ante las inevitables pruebas de la vida, y ante tantos acontecimientos como interesan a la Iglesia y en los cuales se están jugando problemas que ponen en serio peligro el bien de las almas. ¿No te parece que muchos cristianos –y que acaso también tú- no consideran la grandeza de Dios y de su Iglesia? ¿No te parece que en muchas inteligencias cristianas se van apagando el sentido teológico?     ¿No es verdad que en el modo de obrar y de hablar de muchos cristianos se llega incluso a menospreciar ese “sentido de la cruz” que tan íntimamente unido va siempre al sentido teológico?

Tú y yo sabemos bien que para ver a Dios hace falta morir: Deum nemo vidit unquam, a Dios nadie lo vio nunca. Algo semejante ocurre en nuestra vida interior. Para ver a Jesús y para conocerlo en la oscuridad luminosa de la fe, para vivir con El en intimidad cada vez mayor, hace falta que aprendamos a morir para nosotros mismos. Tenemos necesidad de sentido teológico, tenemos necesidad del “sentido de la cruz”: ubi crux ibi Christus, donde está la cruz, allí está Cristo.

El mismo Jesús, que nos dijo, revelándonos un secreto: Regnum Dei intra vos est, el reino de Dios está dentro de vosotros –añadió, mostrándonos un camino: Regnum caelorum vim patitur, el reino de los cielos se toma a la fuerza. Si nos falta el sentido teológico, si no tenemos el “sentido de la cruz”, nuestra vida corre el riesgo de ser solamente humana: cesamos de vivir como cristianos para vivir como paganos, todo lo más como buenos paganos.

La cruz es nuestra única esperanza. Exalta la cruz, la cruz de Cristo: en tu inteligencia, para que comprendas su valor y su necesidad, y para que no sea pagana en sus juicios y en sus razonamientos; en tu voluntad, para que la ames y la aceptes, no con resignación, sino con amor;  en tus obras, para que tengas un poco de la eficacia redentora de la Cruz.

La santidad se consuma sobre la cruz, porque la cruz es la muerte del pecado, y el pecado es el único enemigo de la santidad. Escuchemos la voz del Maestro:, Si quis vult post Me venire abneget semetipsum, tollat crucem suam quotidie et sequatur me, si alguien quiere venir tras de Mí, niéguese a sí mismo, coja cada día su cruz y sígame. Para el cristiano no hay otro camino: el suyo es el camino real de la santa Cruz.

Esta cruz, la cruz de Cristo, la santa Cruz, debemos cogerla –para caminar abrazados con ella- todos los días: quotidie. El día que no sintamos sobre la espalda el peso de la cruz y no sepamos, con nuestra inteligencia, reconocer su valor, ese día no viviremos como discípulos de Cristo”.

                                                         -------------------------------------------------

Del libro Ascética meditada, Salvador Canals, Colección Patmos, p. 45-47)

 

 

 

domingo, 13 de junio de 2021


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 13 al 19 de junio 2021
----------------------------

Padre en la acogida (San José)
     José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente
y fuerte. La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don
de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Solo el Señor puede darnos
la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte
contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia.

    (Papa Francisco, Carta Apostólica Patris corde, Con corazón de padre, p. 17)
-------------------------------------------------------------------------------

Día 13. DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B, año Impar
El nombre de la Eucaristía, nº 1328-1332

Día 14. Lunes de la semana XI del Tiempo Ordinario.
San Eliseo, profeta
Los signos del pan y del vino, nº 1333-1336

Día 15. Martes de la XI semana del Tiempo Ordinario.
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, virgen, siglo XIX
“Haced esto en memoria mía”, nº 1341-1344

Día 16. Miércoles de la semana XI del Tiempo Ordinario.
San Juan Francisco de Regis, misionero, siglos XVI-XVII
La misa de todos los siglos, nº 1345-1347

Día 17. Jueves de la XI semana del Tiempo Ordinario.
San Ismael, mártir, siglo IV
El desarrollo de la celebración (I) nº 1348-1351

Día 18. Viernes de la XI semana del Tiempo Ordinario.
San Gregorio Barbarigo, cardenal, siglo XVII
El desarrollo de la celebración (II) nº 1352-1355

Día 19. Sábado de la XI semana del Tiempo Ordinario.
San Romualdo, fundador, siglo X
El sacramental: Acción de gracias. nº 1356-1361
------------------------------------------------------------

viernes, 11 de junio de 2021

 

               GUARDA  DEL  CORAZÓN,  2ª parte y última

“Guardar el corazón quiere decir también amar con pureza y con pasión a quienes debamos amar, y excluir al mismo tiempo los celos, las envidias y las inquietudes, que son causas ciertas de desorden en el amar. Guarda del corazón quiere decir, siempre, orden en el amar. La ciencia de la guarda del corazón enseña al cristiano a descender a las profundidades de  su alma para descubrir allí sus movimientos y sus tendencias.

¡Qué pocas son las personas que tienen el valor de mirar con ojos sinceros a esa fecunda y oculta fuente de la vida humana que es el corazón! ¡Cuántas maldad y cuánta grandeza viven y vibran escondidas en el corazón humano! Si probamos, amigo mío, a afrontar nuestro corazón, no tardaremos en descubrir que  Dios, la naturaleza y el demonio son los tres eternos protagonistas del combate espiritual que cada día se desenvuelve allí. Y nos daremos también perfecta cuenta de que las batallas de Dios se ganan o se pierden en el corazón.

Comprenderemos, de este modo, la profundidad del reproche dirigido por Jesús a los fariseos: Populus iste labiis Me honorat, cor auten eorum longe est a Me, este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. El Señor que ama a los limpios de corazón y que quiere instaurar su reino en los corazones, no puede aceptar este servicio de hipócrita y formal.

Un alma habituada a la vigilancia del corazón se da cuenta de que la mayor parte de sus acciones son exclusivamente naturales o mixtas de naturaleza y de gracia: puede comprobar, con pena y dolor, cuán pocas veces realiza acciones que deriven por entero de la gracia y que sean perfectamente  sobrenaturales. Pues el carácter sobrenatural de una acción está continuamente amenazado por todas partes; al principio, en su transcurso y en su final.

Por eso esas almas convierten la guarda del corazón en una continua vigilancia de la propia intimidad, en una presencia en todas sus acciones en el mismo momento de realizarlas. Si imaginamos al corazón como un campo de batalla, podemos decir que esa ciencia enseña a vivir continuamente como los centinelas en las avanzadas.

Verdad es que el camino no es fácil, pero cuando el corazón ha alcanzado la purificación completa, Dios nuestro Señor, con su presencia y con su amor, ocupa el alma y todas sus potencias: memoria, inteligencia, voluntad. Y de este modo la pureza del corazón conduce al hombre a una unión con Dios, unión a la que normalmente no llevan los demás caminos.

Una vez que haya alcanzado la pureza del corazón, el alma podrá practicar con facilidad todas las virtudes que las ocasiones de la vida le reclamen; y poseerá igualmente el alma, el espíritu y, por decirlo así, la esencia de cuantas virtudes no tenga ocasión de practicar; y eso es lo que Dios nuestro Señor desea.

En la escuela del corazón podemos aprender, en un instante, más cosas de cuantas nos puedan enseñar en un siglo los maestros de la tierra. Sin la guarda del corazón, por más que queramos empeñarnos, no llegaremos nunca a la santidad; con ella, en cambio, y sin otras acciones externas, se han santificado muchas almas. Y, por otra parte, éste es, amigo mío, el camino que conduce a la felicidad, al sereno y completo descanso del corazón en Dios”.

                                         -------------------------------------------------

Del libro Ascética meditada, Salvador Canals, Colección Patmos, p. 41-44)

 

 

 

 

                                       VIDA  TEOLOGAL

“Volvamos, una vez más, a escuchar las palabras de Jesús, cuando le preguntaron sobre el primero y  mayor de los mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento  (Mt 22, 37-38). El Señor reafirma lo que es deber natural del hombre, y preceptuado positivamente por Dios en el Antiguo Testamento. La misma naturaleza pide ese amor, como fin propio y último, fuera del cual el hombre quedaría en la frustración más completa, pues, como afirma santo Tomás de Aquino, toda criatura tiene una inclinación natural a amar más a Dios que a sí misma (Summa Theologiae, I, q. 60, a 5.), aunque fácilmente esa inclinación queda inconsciente e, incluso, sofocada por la libertad personal.

El pecado, efectivamente, al introducir un desorden, un desequilibrio en la naturaleza humana, debilitó también la tendencia natural al Bien supremo, a la Bondad divina; apareció en lo más íntimo del hombre un principio de oposición, de resistencia: esa otra ley, que hacía clamar a san Pablo: “veo otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi espíritu y me esclaviza  bajo la ley del pecado que está en mis miembros” (Rm 7, 23).

Fue por eso conveniente que Dios mismo revelara de modo sobrenatural, por su palabra, no solo los misterios propiamente sobrenaturales, que superan completamente el entendimiento humano, sino también las principales verdades religiosas de orden natural, para que pudieran ser así conocidas fácilmente por todos, con firme certeza, sin mezcla de error. El mandamiento del amor a Dios –como todos los mandamientos, que explicitan y aplican ese primero- es ante todo revelación: palabra de Dios que orienta el caminar humano; manifestación de su amor, que quiere que todos los hombres le conozcan, le amen, y amándole alcancen la plena y eterna felicidad.

Pero Dios, en su infinita bondad y misericordia, ha hecho que aquel amor natural que le debemos como criaturas se transforme en caridad sobrenatural, que es el amor a Dios Padre, propio de Dios Hijo y de quienes han sido elevados a participar de esa filiación sobrenatural. Un amor que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones (cfr. Rm 5, 5), de modo que uniéndonos al Hijo Unigénito, a Cristo, somos transformados de siervos en hijos; de extraños en familiares de Dios (cfr. Ef 2, 19). “En Cristo, enseñados por Él, nos atrevemos a llamar Padre Nuestro al Todopoderoso: el que hizo el cielo y la tierra es ese padre entrañable que espera que volvamos a Él continuamente, cada uno como un nuevo y constante hijo pródigo” (S. Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 91).

                                                                ------------------------------------------------------

(Fernando Ocáriz, Amar con obras: a Dios y a los hombres, p. 57-59, Ediciones Palabra)

domingo, 6 de junio de 2021



Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 6 al 12 de junio 2021
----------------------------

En la fiesta del Corpus Christi
    Este milagro, continuamente renovado, de la Sagrada Eucaristía, tiene todas las
características de la manera de actuar de Jesús. Perfecto Dios y perfecto hombre,
Señor de cielos y tierra, se nos ofrece como sustento, del modo más natural y
ordinario. Así espero nuestro amor, desde hace casi dos mil años. Es mucho
tiempo y no es mucho tiempo: porque, cuando hay amor, los días vuelan.

                                       (Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, n. 151)
--------------------------------------------------------------------------------------

Día 6. DOMINGO. SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, solemnidad.
El Sacramento de la Eucaristía, nº 1322-1327

Día 7. Lunes de la semana X del Tiempo Ordinario.
San Antonio María Gianelli, obispo y fundador, siglo XIX.
Dios lo ha dicho todo en su Verbo, nº 65-67

Día 8. Martes de la semana X del Tiempo Ordinario.
San Guillermo de York, obispo, siglo XII.
“En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” nº 232-237

Día 9. Miércoles de la semana X del Tiempo Ordinario.
San Efrén, diácono o doctor de la Iglesia, siglo IV.
El Padre revelado por el Hijo, nº 238-242

Día 10. Jueves de la semana X del Tiempo Ordinario.
Santa Olivia de Palermo, virgen y mártir, siglo IX.
El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu Santo, nº 243-248

Día 11. Viernes. SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, solemnidad.
El verdadero cuerpo de Cristo, nº 476-478

Día 12. Sábado. INMACULADO CORAZÓN DE LA BIENAVENTURADA
VIRGEN MARÍA.
La formación del dogma trinitario, nº 249-252
--------------------------------------------------------------

jueves, 3 de junio de 2021

GUARDA DEL CORAZÓN, 1ª parte

Nos creaste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti

“Quiero, amigo mío, que de labios de aquel gran santo de la Iglesia que fue San Agustín escuches la confesión de la feliz experiencia de su corazón y de su clara mente: Fecisti nos, Domine, ad Te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in Te, nos creaste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descansa en Ti. Aquel Santo, cuya vida, sin duda, conoces, recorrió sediento de verdad y amor muchos caminos de la tierra. Y después de tantas dolorosas experiencias, dejó escapar de su grande y noble alma, ese grito que antes te transcribí, y que es una verdadera confesión. Su rico e inquieto corazón buscaba felicidad y descanso, y no buscó inútilmente por mucho tiempo, hasta que lo encontró todo cuando encontró a Dios.

Esta inquietud que todos llevamos dentro es necesario apaciguarla, sosegarla; este vacío que sentimos en nuestra intimidad es necesario colmarlo. Hasta que esta inquietud no se sosiega, hasta que este vacío no es colmado, el corazón del hombre anhela, sufre y busca.

La historia de cada hombre es la historia de un peregrino, de un caminante que busca la 
felicidad. Todos los hombres, algunos conscientemente, otros -la mayoría-inconscientemente, 
buscan a Dios.

Por esto, hermano mío, el mundo se divide en dos grandes partes: las personas que aman a Dios con todo su corazón, porque lo han encontrado, y las almas que lo buscan con todo su corazón, pero que todavía no lo han encontrado. A los primeros el Señor les manda: Diliges 
Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón; a los 
segundos les promete: Quaerite et invenietis, buscad y encontraréis.

Pregúntate, hermano mío, a cuál de esas dos partes perteneces para saber lo que tienes que 
hacer. Y no olvides que si ves o sientes que te falto algo, lo que en realidad te falta es Dios 
nuestro Señor, que no está presente todavía en tu vida o que no lo está con la debida plenitud.

Quiero recordarte una verdad muy sencilla, una vedad que es la base de todas las 
consideraciones que llevamos hechas. El corazón del hombre, todos los corazones, incluso los corazones de las almas consagradas a Dios, han sido creados para la felicidad y no para la mortificación, para la posesión y no para la renuncia. Y esta exigencia de felicidad y de posesión 
es ya una realidad preciosa aquí sobre la tierra; una preciosa y bellísima realidad que, para 
manifestarse, no espera a nuestra entrada en el Paraíso.

La ciencia de la guarda del corazón se compone de orden y de lucha, de defensa y de ataque, 
de conocimiento y de decisión, de renuncia y de sufrimiento; pero todo se ordena hacia la 
felicidad y hacia su posesión.

Guardar el corazón quiere decir conservarlo para Dios, vivir de modo que nuestro corazón sea 
su reino, que en él existan todos los amores que conforme a nuestro estado y nuestra condición 
daban estar allí, pero que todos se fundan armónicamente en el amor de Dios y a El se ordenen.
                                                -----------------------------------------------

Del libro Ascética meditada, Salvador Canals, Colección Patmos, p. 39-42)

miércoles, 2 de junio de 2021

                

HABLAR CON DIOS. Meditaciones para cada día del año

Cada día es distinto, por eso el autor de la obra, sacerdote, Francisco Fernández-Carvajal, en el libro Hablar con Dios, nos invita a hacer la oración diaria según el periodo litúrgico de cada momento.

Cristo tiene siempre algo que decirnos, a cada uno en particular, personalmente: en el Evangelio,
en la doctrina de la Iglesia, en la liturgia.

El lector se siente ayudado a conversar con Dios de la vida misma: de sus situaciones reales
cotidianas, de sus penas y afanes concretos. Por eso Hablar con Dios no es un tratado para "especialistas", sino para la gente que encontramos cada día por la vida: para la madre de
familia, para el empleado, para el oficinista, para el sacerdote, para el profesor.

Los más de dos millones de ejemplares vendidos son un ejemplo de esto. El libro no encorseta la oración; es, mas bien, un manantial de sugerencias abiertas, para cualquier circunstancia vital,
pero que apunta a la vez a la concreción, a una aplicación efectiva. La oración diaria se proyecta así sobre la convivencia y los quehaceres normales de todos los días. El libro está lleno de
sugerencias para adelantar en el amor a Dios, en la convivencia diaria, en la mejora del carácter
y en la perfección del trabajo habitual.

                                 La obra completa está compuesta por siete tomos

                        Tomo 1. Hablar con Dios I. Adviento, Navidad, Epifanía
                        Tomo 2. Hablar con Dios II. Cuaresma, S Santa, Pascua
                        Tomo 3. Hablar con Dios III. Tiempo ordinario (1)
                        Tomo 4. Hablar con Dios IV. Tiempo ordinario (2)
                        Tomo 5. Hablar con Dios V. Tiempo ordinario (3)
                        Tomo 6. Hablar con Dios VI. Fiestas y Santos (1)
                        Tomo 7. Hablar con Dios VII. Fiestas y Santos (2)

El último volumen lleva: Índice de Sagradas Escrituras, Índice ascético (Voces); Índice de Santos y Personajes del Antiguo y Nuevo Testamento; Índice de Fuentes; Documentos del Magisterio; 
Otras fuentes: Sagrada Biblia, Nuevo Testamento, de las Editoriales Bac y Eunsa; Caeremaniale Episcoporum; Catecismo de San Pío X; Catecismo Mayor; Catecismo Romano; Código Derecho Canónico; Liturgia de las Horas; Ordo Poenitentiae.

Sin duda, una obra de gran difusión –también de gran aceptación-, traducida a varias lenguas y mantiene su venta a lo largo del tiempo.