sábado, 30 de mayo de 2020



PARA CONOCER Y AMAR AL ESPÍRITU SANTO

Así se titula el libro de una conocida colección de libros divulgativos de tema formación religiosa (o espiritual). Y como para amar es preciso conocer, a continuación se reseñan algunas enseñanzas, definiciones, etc. ¿Quién es el Espíritu Santo?. Forma parte del Misterio de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo dispensa unos dones: El Don de Entendimiento, Don de Ciencia, Don de Sabiduría, Don de Consejo, Don de Piedad, Don de Fortaleza, Don de Temor de Dios.

    Los Dones del Espíritu Santo:
· ENTENDIMIENTO. Conocimiento más profundo de los misterios de la fe.
· CIENCIA. Nos hace comprender lo que son las cosas creadas, según en designio de Dios.
· SABIDURÍA. Conocimiento amoroso de Dios, y de las personas y las cosas.
· CONSEJO. Una gran ayuda para una conciencia recta. La virtud de la prudencia.
· PIEDAD. Tiene como efecto propio sentido de la filiación divina. Tratar a Dios con afecto.
· FORTALEZA. Proporciona al alma la fortaleza necesaria para vencer obstáculos. Virtudes.
· TEMOR DE DIOS. Temor de ofender a Dios. “amor y temor” decía santa Teresa.

Y unos frutos que se relacionan directamente con el bien del prójimo: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia y castidad.

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El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu Santo. Antes de la Pascua, Jesús anuncia el envío de “otro Paráclito” (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf Gn 1,2) y “por los profetas” (Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípulos y en ellos (cf Jn 14,17), para enseñarles (cf Jn 14,16), y conducirlos “hasta la verdad completa” (Jn 16,13). El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre. (CIC n. 243)

El nombre propio del Espíritu Santo. “Espíritu Santo”, tal es el nombre propio de Aquel que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el bautismo de sus nuevos hijos (cf Mt 28,19). (CIC n. 691)

Los apelativos del Espíritu Santo. Jesús, cuando anuncia y promete la Venida del Espíritu Santo, le llama el “Paráclito”… se traduce habitualmente por “Consolador”, siendo Jesús el primer consolador (cf 1 Jn 2,1). El mismo Señor llama al Espíritu Santo “Espíritu de Verdad” (CIC n. 693)

“Pero del Espíritu Santo sólo debemos esperar la santidad, y esta santidad no nos será negada, si sabemos perseverar en el esfuerzo y esperar la hora señalada por la divina Providencia. El alma que ha puesto en Dios su confianza no puede quedar confundida” 
                                      (Alexis Riaud, La acción del Espíritu Santo en las almas, p. 11)

“Cuando he tratado, visto y hablado almas que aspiran a la santidad, y que desconocen el camino que a ella conduce con toda seguridad, se me apena el corazón, y es grande por esto mi pena. Para ayudarlas a conseguir lo que desean con tan grande deseo de su alma, voy a decirlas lo que a mí me ha sido dado y enseñado por un sapientísimo Maestro, que es fuente y manantial de Sabiduría y Ciencia…. No pongáis vuestros ojos en lo que cuesta; ponedles en lo que vale; siempre ha sido así: el costar mucho lo que mucho vale. ¿Y qué es el trabajo que ponemos en el propio conocimiento, para lo que por ellos se nos da?
                                         (Francisca Javiera del Valle, Decenario al Espíritu santo, p. 188-89)

“El Espíritu Santo se sirve de la palabra del hombre como de un instrumento. Pero es Él el que interiormente perfecciona la obra” (Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 177.a)

“Dios nos ha dado, pues, un gran auxiliador y protector […] Permanezcamos vigilantes para abrirle las puertas de nuestro corazón. Él no se cansa de buscar a cuantos son dignos de Él, y derrama sobre ellos sus dones” (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, n. 16)










Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 31 de mayo al 6 de junio  de 2020
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María, Madre de la Iglesia
   Así, pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, nos proclamamos a
María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de
Dios, tanto de los fieles como de los pastores… y queremos que, de ahora
en adelante, sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este
gratísimo título.      (Papa Pablo VI, Clausura tercera etapa del Vaticano II)
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Día  31.  DOMINGO DE PENTECOSTÉS, solemnidad.      Ciclo A, año Par
              El Espíritu Santo, el Don de Dios, nº 731-736
                        Termina el Tiempo Pascual

                               Se reanuda el Tiempo Ordinario: IX  semana
Día   1.   Lunes. Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia.
              El deseo de Dios, nº 27-30

Día   2.  Martes de la IX semana del Tiempo Ordinario.
              San Nicolás el Peregrino, siglo X
              Las vías de acceso al conocimiento de Dios, nº 31-35

Día   3.  Miércoles. San Carlos Luanga y Compañeros mártires, siglo XIX
              El conocimiento de Dios según la Iglesia, nº 36-38

Día   4.  Jueves. NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE,  fiesta
              ¿Cómo hablar de Dios?, nº 39-43

Día   5.  Viernes. San Bonifacio, obispo y mártir, siglo VIII
              Dios revela su designio amoroso, nº 50-53

Día   6.  Sábado de la IX semana del Tiempo Ordinario.
              San Norberto, obispo, siglo XII
              Las etapas de la Revelación (I) nº 54-58
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domingo, 24 de mayo de 2020


PONIENDO LOS FUNDAMENTOS: LO QUE EL MATRIMONIO ES

Paradójicamente, el  primer servicio que corresponde al canonista  respecto al matrimonio es despojarle de su ropaje de legalidad. Siempre a vueltas con la “visión vulgarizada” de la realidad, resulta patente que muchos consideran que el matrimonio consiste en una serie de formalidades añadidas a algo tan personal y privado como es el amor entre un hombre y una mujer. La elección de formalidades civiles o eclesiásticas supondría la elección de matrimonios diversos; habría, pues, tantos matrimonios como sistemas matrimoniales, pues serían estos los que constituirían la realidad matrimonial.

La verdad, sin embargo, es muy otra. El matrimonio es una realidad fundamentalmente antropológica, que tiene como protagonistas insustituibles al varón y a la mujer en su capacidad de donarse y aceptarse recíprocamente. Esta capacidad, por ser propia del hombre y de la mujer, precede a cualquier determinación ulterior sobre el modo de contraer matrimonio. Esto es lo que quiere decirse cuando se afirma que el matrimonio es una realidad natural. Por ello, no hay tanto matrimonios como sistemas matrimoniales tengo a disposición para contraerlo. Solo hay un matrimonio, el matrimonio, que puede realizarse a través de sistemas diversos. Dichos sistemas, por tanto, deben visibilizar y proteger lo que el matrimonio es y no adulterarlo u oscurecerlo. En este sentido, los diversos sistemas matrimoniales deben juzgarse a la luz de la realidad misma del matrimonio y de allí valorarlos.

Cuanto se ha afirmado vale también para los bautizados. Para ellos es la misma realidad del matrimonio la que ha sido elevada a la dignidad de sacramento. No es otro matrimonio, sino el mismo elevado. Y lo que produce dicha elevación no es la celebración de un determinado rito, sino la condición bautismal de los contrayentes. Por eso, no puede haber un matrimonio entre bautizados que no sea sacramento….

Entendido el matrimonio desde su radicalidad antropológica, se comprende también su esencial dimensión jurídica. El matrimonio no se constituye en objeto de interés para el canonista en primer lugar porque existen leyes que lo regulen, sino porque su misma realidad es jurídica”.
(Nicolás Álvarez de las Asturias, Redescubrir la familia, p. 54 y s. Ediciones Palabra)


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 24 al 30 de mayo   de 2020
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Qué es la Santa Misa
     Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche  en que fue entregado instituyó el
sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre para perpetuar por los siglos,
hasta su vuelta, el sacrificio de la Cruz y confiar en su Esposa amada, la Iglesia,
el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad,
vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena
de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura.
                              (Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum  Concilium, 47)
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Día  24.  DOMINGO VII DE PASCUA. ASCENCIÓN DEL SEÑOR, solemnidad.   Ciclo A, año Par
               “Jesucristo subió a los cielos, y está sentado…”  nº 662-664

Día  25.  Lunes de la VII semana de Pascua.
               San Gregorio VII, Papa, siglo XI
               El Espíritu Santo y la Iglesia en la Liturgia, nº 1091-1092

Día  26.  Martes. San Felipe Neri, presbítero, siglo XVI
               El Espíritu Santo prepara a recibir a Cristo, nº 1093-1098

Día  27.  Miércoles de la VII semana de Pascua.
               San Agustín de Canterbury, obispo, siglo VII
               El Espíritu Santo recuerda el Misterio de Cristo, nº 1099-1103

Día  28.  Jueves de la VII semana de Pascua.
               Santa Ubaldesca, religiosa, años 1136-1205
               El Espíritu Santo actualiza el Misterio de Cristo, nº 1104-1107

Día  29.  Viernes de la VII semana de Pascua.
               San Pablo VI, siglo XX
               La comunión del Espíritu Santo, nº 1108-1109

Día  30.  Sábado de la VII semana de Pascua.
               San Fernando, Rey, siglo XIII
               “Ven, Espíritu Santo”, nº 2670-2672
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NECESIDAD DE UNA FORMACIÓN  DOCTRINAL RELIGIOSA

Si la educación es necesaria a la persona, la formación  doctrinal  religiosa, es necesaria e importante,  complemento para su caminar a lo largo de su vida y desarrollar los “talentos”, objetivos propuestos y marcados por Dios.  Los hombres de todos los tiempos, siempre han estado acompañados  de unas  creencias, ritos, formas de  tradición, que han sido referentes en sus vidas  y por tanto, no han faltado en su modo de comportarse y convivir. Ahí está la historia que lo testifica.

La formación doctrinal  religiosa es un bagaje tan necesario como racional, que no solamente útil como persona, también enriquece y fortalece el carácter. Antes se alude, doctrina y empeño  para darse cuenta  lo que lleva a Dios o por el contrario, le separa de Él. También el modo oportuno y correcto de comportarse, enriqueciendo  el  lenguaje. Lo importante y después lo secundario. Lo sobrenatural prima sobre lo humano. Cuando mejora y es más sincera nuestra amistad con Dios, igualmente se beneficia la amistad familiar, con amigos y colegas.

De no cursar la asignatura, no es fácil, o al menos comprender y desarrollar los verdaderos derechos y deberes como persona, de ese componente cuerpo-alma; humano y sobrenatural. Con esa formación doctrinal religiosa, se es capaz de entender y vivir la santidad, qué es vida sobrenatural. ¿Qué es la gracia?.

Es frecuente  citar en la tv, radio incluso prensa, el hacer referencia a hechos o personajes de la Biblia, de las virtudes, e incluso de los Mandamientos, con citas  poco oportunas que suenan a frívolas, no por mala fe, sino que,  por falta de su vivencia, tampoco conocen el verdadero  significado  y alcance de  lo que se argumenta. Por ejemplo: Los misterios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación, de la Redención, de la Iglesia se convierten en realidades  extraordinariamente vividas y actuales que orientan toda la vida del cristiano, influyendo decisivamente en el trabajo, en la familia, en los amigos (F. Fernández-Carvajal, Hablar con Dios, p. 1124).  

Lo antes citado, tiene calado y entiende un cristiano bien formado. Si no se sabe de química, qué difícil es expresarse o entender en la materia.

Carlos de Habsburgo, el emperador de Austria Hungría, no tomaba nunca una decisión importante sin antes “haberla rezado”, como solía decir; indicando así que trataba el asunto con Dios. Stolypin, Schuman, Lejeune  y Reagan, todos fueron hombres de su oración  
                                  (Alexandre Havard, Liderazgo virtuoso, p. 192, Ediciones Palabra)


martes, 19 de mayo de 2020


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 17 al 23  de mayo   de 2020
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    El Rosario, como ejerció de devoción cristiana, sigue en importancia a la
Santa Misa y al Breviario; y sigue para los laicos a la participación en los
sacramentos […]. Plegaria pública y universal frente a las necesidades
ordinarias y extraordinarias de la Iglesia santa, de las naciones y del
mundo entero.    (Juan XXIII, Carta Apostólica Sobre el Rosario, 29, septiembre 1961)
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Día  17.  DOMINGO VI DE PASCUA.  Cicla A, año par
               San Pascual Bailón, religioso franciscano, siglo XVI
               La celebración de la Confirmación, nº 1297-1301

Día  18.  Lunes de la VI semana de Pascua.
               San Juan I, papa y mártir, siglo VI
               Los efectos de la Confirmación, nº 1302-1305

Día  19.  Martes de la VI semana de Pascua.
               San Celestino V, papa, siglo XIII
               “Creo en el Espíritu Santo”  (I) nº 683-684

Día  20.  Miércoles de la VI semana de Pascua.
               San Bernardino de Siena, presbítero, siglo XV
               “Creo en el Espíritu Santo”  (II) nº 685-686

Día  21.  Jueves de la VI semana de Pascua.
               San Cristóbal Magallanes y Compañeros mártires mexicanos, siglo XX
               “Creo en el Espíritu Santo”  (III) nº 687-688

Día  22.  Viernes de la VI semana de Pascua.
               Santa Joaquina Vedruna, viuda y fundadora, años 1773-1854
               La misión conjunta del Hijo y el Espíritu, nº 689-690

Día  23.  Sábado de la VI semana de Pascua.
               San Desiderio, obispo y mártir, siglo IV
               “Jesucristo subió a los cielos…”  nº 659-661
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LA ECONOMÍA EN EL PENSAMIENTO SOCIAL CATÓLICO
Se agradece y siempre es aleccionador y gratificante, ver en entrevistas, ruedas de prensa y otros,  personas abiertas, expresivas y sobre todo, comprensivas y dialogantes. Por el contrario, en otras,  podemos constatar cierta intransigencia, tratando de imponer criterio único –el suyo-, incluso imponiendo su verdad. Atropellan y  faltan a la realidad y al sentido común, pues la mayoría de los temas  (políticos, laborales, de educación, etc.), por no decir casi todos, son de libre interpretación y por tanto, se suscitan  múltiples soluciones en el pensamientos y modos de actuar. Es evidente que éstos crean un clima de crispación y alejamiento y por tanto, no favorecen el respeto, a la libertad, en definitiva,  al  deseado buen clima de convivencia (aún más peligrosos si se dan en el ámbito familiar), pues contamos con un precioso don,  que nos ha otorgado el Creador (Dios): la libertad. Necesidad de educar con verdadera libertad.
 De darse estas imposiciones que antes se comentan,  se suelen dar en personajes de diversos estilos, pensamiento y creencias, ya  desde antiguo, pues se empeñan en deslegitimar  a las instituciones, medios  y personas que piensen, escriban  y actúen con un pensamiento social católico,  precisamente, siempre orientando sus postulados en pro y servicio de la sociedad, del individuo.
La consideración de lo anterior, me recordaba al Papa Juan Pablo II, que precisamente siempre hablaba y escribía, recomendando  nunca la imposición, sino el sugerir, proponer; esto sí que es un modo abierto, libre y responsable,  facilitando la vida de relación  en todos los ámbitos.   
Como después se verá, la justificación y ventajas que se derivan de la esa preocupación, orientación  y sentir, de ese pensamiento social católico, encaminado a servir socialmente a todos y primordialmente a los más necesitados.  No es suplantar un pensamiento único, sino enriquecer, ilustrar, mejorar.
Esta introducción me parecía podría ayudar, para lo que transcribo a continuación, de la obra de Martín Schalag, cuyo título: Contra la idolatría del dinero, que aparece en las  páginas 17 y 18, precisamente con el título que encabeza el presente escrito:
“¿Por qué la Teología Católica se preocupa tanto de la economía y el mercado? ¡No debería limitarse a su ámbito de competencia (como hacen las demás ciencias) y ocupase únicamente de cuestiones religiosas y espirituales? Para responder a estas preguntas hay que empezar recordando que Dios es el Creador y la causa final de todo lo que existe. En todo lo que hacemos incluidas nuestras relaciones económicas, debemos aspirar a amarle y vivir de acuerdo con su voluntad.   Pensar en dimensión moral y de la economía supone pensar en Dios como finalidad de todas nuestras actividades. La tradición católica reflexiona sobre la economía desde el punto de vista de la fe porque, como señaló Juan Pablo II, la fe cristiana tiene una dimensión pública o cultural: “Una fe que no se hace cultura es una fe “no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida” (Exhortación  Apostólica Christifideles laici  (30.XII.1988)”. Generalmente, las reflexiones católicas sobre la economía y la sociedad han tenido lugar a tres niveles. La jerarquía de la Iglesia católica ha publicado documentos sobre temas sociales que conforman el corpus de la doctrina social católica. Estos documentos se han preparado y se siguen preparando siguiendo el debate teológico, y suscitan más debate después de su publicación.  Las reflexiones teológicas que tienen lugar tanto antes  como después de la publicación de un documento se denominan pensamiento social católico. No obstante, el pensamiento social católico no solo comprende las reflexiones sobre los documentos del Magisterio, sino también las teorías independientes en torno a la fe católica, así como las reflexiones sobre el servicio efectivo de la Iglesia a los pobres y necesitados. Tanto la doctrina social católica como el pensamiento social católico conforman la tradición social católica, la cual ha ido evolucionando a lo largo de los siglos. La doctrina, el pensamiento y la tradición social católica se relacionan entre ellos de forma parecida a los círculos concéntricos”.

domingo, 10 de mayo de 2020





Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 10 al 16 de mayo   de 2020
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Jesucristo sale al encuentro del hombre de toda época, también en la nuestra,
con las mismas palabras: “Conoceréis la verdad y la verdad os librará” (san Juan 8,12).
Estas palabras encierran una exigencia fundamental y al mismo tiempo una
advertencia: la exigencia de una relación honesta con respecto a la verdad,
como condición de una auténtica libertad; y la advertencia, además, de que
se evite cualquier libertad aparente, cualquier libertad superficial….
                         (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptor hominis, 12 c)
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Día  10.  DOMINGO V DE PASCUA. Ciclo A, año Par
               San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia, años 1499-1569
               El consentimiento matrimonial, nº 1625-1632

Día  11.  Lunes de la V semana de Pascua.
              San Francisco de Jerónimo, presbítero jesuita, años 1642-1716
              Los efectos del Sacramento del Matrimonio, nº 1638-1642

Día  12.  Martes de la V semana de Pascua.
               San Pancracio, mártir, siglo IV
               Los bienes y las exigencias del amor conyugal, nº 1643-1651

Día  13.  Miércoles de la V semana de Pascua.
               Nuestra Señora de Fátima
               Apertura a la fecundidad, nº 1652-1654

Día  14.  Jueves. San Matías, apóstol, fiesta, siglo I
               El apostolado, nº 863-865

Día  15.  Viernes. San Isidro Labrador, siglo XII
               La iglesia doméstica, nº 1655-1658

Día  16.  Sábado de la V semana de Pascua.
               San Honorato, obispo, siglo VII
               El Sacramento de la Confirmación, nº 1285-1296
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LA  IMAGINACIÓN  FRENTE  AL  ENTENDIMIENTO

“La primera dificultad respecto al buen funcionamiento de la inteligencia es que ésta odia totalmente funcionar, al menos más allá del límite en que el funcionamiento empieza a requerir esfuerzo. El resultado es que cuando surge algún tema que verdaderamente incumbe a la inteligencia, o ésta permanece en absoluta inactiva, o bien interviene la imaginación en su lugar. No hay nada que hacer con la inteligencia hasta que la imaginación queda fuertemente sujetada en su lugar, lo que es excepcionalmente difícil.
Uno de los resultados de la caída del hombre es que la imaginación se le ha ido completamente de las manos, y aun el que no cree en esta “considerable catástrofe”, como la llama Hilaire Belloc, ha de admitir, al menos, que la imaginación representa un papel en los asuntos del pensamiento, totalmente desproporcionada ciertamente con respecto a sus merecimientos, tan desproporcionada ciertamente como para originar un desarreglo permanente en la naturaleza del hombre”.
Lo anterior, es la introducción al capítulo  Examen del Entendimiento, de la obra de F.J. Sheed, titulado TEOLOGÍA Y SENSATEZ, en sus páginas 22 y siguientes, y que me ha sugerido relacionarlo como no puede ser de otra manera, con la persona y su modo de ser: el carácter. Si preguntamos al Diccionario de la Lengua, qué es carácter: conjunto de cualidades síquicas y afectivas que condicionan la conducta de cada individuo humano, distinguiéndolo de los demás.
Ese carácter de la persona, en el que sin duda, juegan un papel importante la imaginación y el entendimiento, parámetros necesarios de la persona, que le facilitarán enjuiciar y obrar correctamente. También a la hora de seleccionar y decidirse por lo más importante que le conviene.
Para acertar  bien, se precisa una elección prudente,  que viene precedida de tres fases: la deliberación, el juicio y la decisión, sobre la aportación de la naturaleza o hecho sobre el que debe decidir y como ya se alude al principio, juega un papel relevante  la virtud de la Prudencia. Dice Joseph Pieper: El lugar preferente que ocupa la prudencia indica que las buenas intenciones no bastan. No obstante, la prudencia no es la garantía absoluta de acierto o de éxito.
A lo expuesto, también debemos considerar la importancia de la formación humana, empeño y reto de la persona responsable, si de veras considera que debe y puede mejorar, tratando de conocerse cada día mejor y cuidando y vigilando su corazón  con fundamentación religiosa –el gnóstico y similares se mueve en terrenos pantanosos-,  su interior o vida religiosa; en segundo lugar, preocupación positiva y aportación  en la vida familiar; en tercer lugar, se encontraría su trabajo profesional, después su integración social. Todo ello, ayudará y mejorará su carácter, introduciéndose y exigiéndose en ser ordenado, sereno, laborioso, comprensivo, optimista, etc. retos que  afecta y se alcanzan en casi todas las etapas de la vida de la persona.
El carácter, el modo de ser y de comportarse,  es mejorable como antes se alude, a lo largo de la vida  y por tanto, es importantísimo, proponerse mejorarlo, para ello, me permito recomendar un libro, que ayudará sin duda a solventar algunas de las cuestiones antes reseñadas: LIDERAZGO VIRTUOSO, de Alexandre Havard, concretamente, los capítulos 3 que se titula: Dominio de sí: el triunfo del corazón y del espíritu y capítulo 4: Justicia: comunión y comunicación.
Madrid, 2 de mayo 2020


sábado, 2 de mayo de 2020


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico. Del 3 al 9 de mayo   de 2020
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La Iglesia Cuerpo místico de Cristo
    Cristo, cabeza, no sólo presta unidad orgánica a los miembros incorporados
a la Iglesia, su cuerpo; sino que también los penetra con su propia vida, mediante
la cual se consiguen el desarrollo y la perfección del nuevo orden espiritual. Hay,
pues, una comunidad de vida entre Cristo y los cristianos, de modo que tanto el
cuerpo entero como cada uno de sus miembros vive la misma vida sobrenatural,
                               (Stanislaus J. Grabowski, La Iglesia, p. 35)
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Día  3.  IV DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A, año Par
            San Felipe y Santiago el Menor, apóstoles
            La Iglesia es apostólica, nº 857

Día  4.  Lunes de la IV semana de Pascua.
            Santo Antonino Pierozzi de Florencia, años 1389-1459
            El mundo visible, nº 337-344

Día  5.  Martes de la IV semana de Pascua.
            San Ángel, mártir carmelita, años 1185-1226
            El hombre, a imagen de Dios (I), nº 355-358

Día  6.  Miércoles de la IV semana de Pascua.
            Beato Bartolomé Pucci-Franceschi, presbítero franciscano, años 1245-1330
            El hombre, a imagen de Dios (II), nº 359-361

Día  7.  Jueves de la IV semana de Pascua.
            Santa Domitila, mártir, siglos I-II
            El hombre, cuerpo y alma, nº 362-368

Día  8.  Viernes de la IV semana de Pascua.
            San Víctor, mártir, siglo IV
            “Hombre y mujer los creo”, nº 369-373
                                                                                                                           
Día  9.  Sábado de la IV semana de Pascua.
            San Isaías, profeta, siglo VI a.C.
            El hombre en el Paraíso, nº 374-379
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