domingo, 29 de mayo de 2022


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, siguiendo el
Año litúrgico, del 29 de mayo al 4 de junio 2022
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Necesaria ayuda del Espíritu Santos
     El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser,
es el Maestro interior de la oración cristiana. Es el artífice
de la tradición viva de la oración como orantes, pero es el mismo
Espíritu el que actúa en todos y con todos. En la comunión en
el Espíritu Santo, la oración cristiana es oración en la Iglesia.

                                                          (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2672)
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                   Ciclo C, año par
Día 29. DOMINGO VII DE PASCUA.
“Está sentado a la derecha del Padre”, nº 662-664


Día 30. lunes de la semana VII de Pascua.
San Fernando, rey, siglo XIII
El Espíritu Santo y la Iglesia en la Liturgia, nº 1091-1098

Día 31. martes. Visitación de la Bienaventurada Virgen María.
La oración de la Virgen María, nº 2617-2619

Día 01. miércoles. San Justino, mártir, siglo II
El Espíritu Santo recuerda el Misterio de Cristo, nº 1099-1103


Día 02. jueves de la VII semana de Pascua.
San Nicolás el Peregrino, siglo X

El Espíritu Santo actualiza el Misterio de Cristo, nº 1104-1107

Día 03. viernes. Santos Carlos Luanga y
Compañeros mártires (Uganda) siglo XIX
La comunión del Espíritu Santo, nº 1108-1109

Día 04. sábado de la semana VII de Pascua.
San Francisco Caracciolo, fundador, siglo XVI
“Ven, Espíritu Santo” nº 2670-2672
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sábado, 28 de mayo de 2022

                                              EN PRESENCIA DEL PADRE      segunda y última parte

     “Pureza de intenciones: Cristo presente en nuestras intenciones… Una vez en este camino, aprenderemos también a vivir la virtud de la humildad, porque de todas nuestras obras y de nuestro modo de actuar subirá a Dios una protesta de humildad: Non nobis, Domine, non nobis; ¡sed nomini tuo da gloriam! ¡No a nosotros, Señor, no a nosotros, ¡pero da gloria a tu nombre!
     Esta presencia de Dios serenamente buscada y conservada con tenacidad ha de ser el profundo y gozoso secreto de cada uno de tus días.
     Dominus sit in itinere tuo, que el Señor esté en tu camino: estas palabras con que Tobías bendice a su hijo son en verdad el augurio más hermoso que se puede hacer para tu vida familiar, para tu vida social, para tu vida de estudio, para tu vida profesional e incluso para tus horas de entretenimiento o de descanso.   
     ¡Y cuánta seguridad da este caminar en la presencia de Dios! ¿Qué decisión en la lucha y qué seguridad de la victoria te dará el sentirte seguido por la mirada paterna de Dios! Cuando la tentación se haga acuciante, esta serena presencia de Dios sabrá trocarse en oración intensa, en petición ardiente, en el grito lleno de fe y de esperanza de los discípulos de Emaús: Mane nobiscum, Domine, ¡quoniam advesperascit!, ¡quédate con nosotros, Señor, ¡porque anochece!
     Si vives en presencia de Dios, aprenderás a ejercitarte en esa rara sabiduría que es el dominio de uno mismo, aprenderás a dominarte y a vencerte y conocerás la alegría de hacer agradable la vida a cuantos estén cerca de ti.
     Por este camino llegarás, amigo mío, a una gran intimidad con el Señor: aprenderás a llamar a Jesús por su nombre y a amar mucho el recogimiento. La disipación, la frivolidad, la superficialidad y la tibieza desaparecerán de tu vida. Serás amigo de Dios: y en tu recogimiento, en tu intimidad, gozarás al considerar aquellas frases de la Escritura: Loquebatur Deus ad Moysem facie ad faciem, sicut solet loqui homo ad amicum sum. Dios hablaba a Moisés cara a cara, como suele hablar en hombre con su amigo.
     Pide, pues, a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, que te ayude a formular un propósito: el firme y generoso propósito de caminar de ahora en adelante -siempre- en presencia de Dios”.
 
                (Salvador Canals, Ascética meditada, p. 144-145, Colección Patmos n. 110, Ediciones Rialp)

miércoles, 25 de mayo de 2022

                                               JESÚS NOS ESPERA EN EL CIELO

Culmina en este misterio la exaltación de Cristo Glorioso.
La Ascensión fortalece y alienta nuestro deseo de alcanzar el Cielo.
Fomentar siempre esta esperanza. La Ascensión y lo misión apostólica del cristiano.

     “Una bendición fue el último gesto de Jesús en la tierra, según el Evangelio de San Lucas 24,51. Los Once han partido desde Galilea al monte que Jesús les había indicado, el monte de los Olivos, cercano a Jerusalén. Los discípulos, al ver de nuevo al Resucitado, le adoraron 
(Mt 28,17), se postraron ante Él como ante su Maestro y su Dios. Ahora son mucho más profundamente conscientes de lo que ya, mucho tiempo antes, tenían en el corazón y habían confesado: que su Maestro era el Mesías (Mt 16,18). Están asombrados y llenos de alegría al ver que su Señor y su Dios ha estado siempre tan cercano. Después de aquellos cuarenta días en su compañía podrán ser testigos de lo que han visto y oído; el Espíritu Santo los confirmará en las enseñanzas de Jesús, y les enseñará la verdad completa.
     El Maestro les habla con la Majestad propia de Dios: Se me ha dado poder en el Cielo y en la tierra (Mt 28,18). Jesús confirma la fe de los que adoran, y les enseña que el poder que van a recibir deriva del propio poder divino. La facultad de perdonar los pecados, de renacer a una vida nueva mediante el Bautismo… es el poder del mismo Cristo que prolonga en la Iglesia. Esta es la misión de la Iglesia: continuar por siempre la obra de Cristo, enseñar a los hombres las verdades acerca de Dios y las exigencias que llevan consigo esas verdades, ayudarles con la gracia de los sacramentos…
     Les dice Jesús: recibiréis el Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.
     Y después de decir esto, mientras ellos miraban se elevó, y una nube lo ocultó a sus ojos (Hech 1,7) 
    Poco a poco se fue elevando. Los Apóstoles se quedaron largo rato mirando a Jesús que asciende con toda majestad mientras les da su última bendición, hasta que una nube lo ocultó. Era la nube que acompañaba la manifestación de Dios: “era un signo de que Jesús había entrado ya en los cielos” (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre los Hechos,2)
    La vida de Jesús en la tierra no concluye con su muerte en la Cruz, sino con la Ascensión a los Cielos. Es el último misterio de la vida del Señor aquí en la tierra. Es un misterio redentor, que constituye, con la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el misterio pascual…
     La Ascensión del Señor a los Cielos la contemplamos en el segundo misterio glorioso del 
Santo Rosario: “Se fue Jesús con el Padre. -Dos Ángeles de blancas vestiduras se aproximan 
a nosotros y nos dicen: Varones de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo? (Hechos 1,11).
    “Pedro y los demás vuelven a Jerusalén -cum gaudio magno- con gran alegría (Lc 24,52).
     Es justo que la Santa Humanidad de Cristo reciba el homenaje, la aclamación y adoración de 
todas las jerarquías de los Ángeles y de todas las legiones de los bienaventurados de la Gloria” 
                                                                                      (San Josemaría, Santo Rosario, segundo misterios gloriosos)

                          (Francisco Fernández-Carvajal, Hablar con Dios, vol. IV, p. 1113 y ss.)

lunes, 23 de mayo de 2022

LEYENDO LOS GRANDES LIBROS UNO
DESCUBRE QUE HAY BIEN Y MAL

Entrevista de Cristina Sánchez Aguilar a Don Mariano Fazio, vicario auxiliar del
Opus Dei, autor del nuevo libro “Libertad para amar a través de los clásicos”

 
Hoy día es un valor muy apreciado y, sin embargo, hay una visión muy reduccionista de qué es la libertad.
--Sobre todo se habla de libertad de elección. Pero si no tenemos claro el fin, que para mí es el amor, no tendremos un criterio. Se habla mucho de libertad, pero vivimos en una sociedad donde hay muchísimas dependencias. La gran dependencia de nuestro propio yo -la autorreferencial, en palabras del Papa Francisco-: dependencia de la droga, del consumismo… Cuánta gente vive angustiadas porque no tiene el último modelo tecnológico. Así se pierde la maravilla de la contemplación, de la belleza, de la búsqueda de la verdad, de hacer el bien. Me parece un tema clave para nuestra época.
 
¿El secreto está en la educación?
--La formación es clave. Y el primer ámbito de formación es la familia, pero nos encontramos en un momento de crisis familiar muy seria. Después, en los ambientes educativos. Si consideramos que el fin último de la universidad es la búsqueda de la verdad, entonces, necesariamente daremos mucha importancia a este tipo de formación, por ejemplo, lo que en las universidades anglosajonas es la tradición de los grandes libros. Si el fin de la universidad es simplemente formar técnicos especializados, este discurso está de más, pero esto lleva a un gran empobrecimiento de la sociedad.
 
Para los que tenemos poco tiempo para leer ¿qué es obligatorio?
--La tradición se basa en la Biblia, el clásico de los clásicos. Una lectura atenta y meditada, al menos, del Nuevo Testamento es fundamental para quien quiere entender un poco del mundo en el que vivimos. Para clásicos modernos, diría David Copperfield, la historia de la maduración de una persona. Guerra y paz es un libro enorme que es un mundo donde hay amor, odio, muerte, pero uno sabe distinguir lo que está bien y lo que está mal, la verdad y el error. Los miserables, con la historia maravillosa de un hombre peleado con el mundo y con Dios, y que gracias al ejemplo de un obispo que vive el Evangelio se convierte y pasa a ser un punto de referencia de toda la gente que gira alrededor de él. Y yo diría también que El Señor de los Anillos, donde uno ve cómo las personas más débiles son elegidas por la providencia. Estamos llamados a algo, y tenemos el ejemplo de Frodo: vemos cómo cae, tiene dudas, pero con la amistad de otros logra cumplir su misión”.
 
                  (Publicado en Alfa&Omega. Del 5 al 11 de mayo 2022, p. 23, segunda y última reseña)

domingo, 22 de mayo de 2022

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica
siguiendo el Año litúrgico, del 22 al 28 de mayo 2022
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La paz: uno de los frutos del Espíritu Santo
     La verdadera paz debe fundarse en la justicia, en el sentido
de la dignidad inviolable del hombre, es el reconocimiento de
una igualdad indeleble y deseable entre los hombres, en el
principio básico de la fraternidad humana, es decir, en el respeto
y amor debido a cada hombre, porque es hombre.
      (Papa Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1971)
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                 Ciclo C, año par
Día 22. DOMINGO VI DE PASCUA.
Santa Joaquina Vedruna, viuda y fundadora, 1773-1854
Los efectos de la Confirmación (I) nº 1302-1304

Día 23. lunes de la semana VI de Pascua.
San Desiderio, obispo y mártir, siglo IV
Los efectos de la Confirmación (II) nº 1305-1306

Día 24. martes de la semana VI de Pascua.
Nuestra Señora María Auxiliadora
“Creo en el Espíritu Santo” (I) nº 683-684

Día 25. miércoles de la semana VI de Pascua.
San Gregorio VII, papa, siglo XI
“Creo en el Espíritu Santo” (II) nº 685-686

Día 26. jueves. San Felipe Neri, apóstol de Roma, siglo XVI
“Creo en el Espíritu Santo” (III) nº 687-688

Día 27. viernes de la semana VI de Pascua.
San Agustín de Canterbury, obispo, siglo VII
La misión conjunto del Hijo y del Espíritu, nº 689-690

Día 28. sábado de la semana VI de Pascua.
Santa Ubaldesca, religiosa, 1136-1205
“Jesucristo subió a los cielos” nº 659-661
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viernes, 20 de mayo de 2022

    LEYENDO LOS GRANDES LIBROS UNO DESCUBRE QUE HAY BIEN Y MAL

Entrevista de Cristina Sánchez Aguilar a Don Mariano Fazio, vicario auxiliar del
Opus Dei, autor del nuevo libro “Libertad para amar a través de los clásicos”
 
¿Por qué analizar a través de los grandes clásicos literarios las cargas que impiden al hombre ser libre?
--La gran tradición de la literatura occidental, la de los clásicos, presenta los valores que están en el fondo del corazón humano. Leyendo estos grandes libros uno descubre que hay bien y mal -cosa que la cultura contemporánea a veces descubre-; que hay verdad y mentira; que hay belleza y fealdad, y que es mucho mejor optar por el Bien, la Verdad y la Belleza. Y todo eso lo cuentas en una narración amena que puede penetrar mejor en la cultura contemporánea.
 
Además, la forma en la que Dios se revela es a través de la narrativa
--Dios nos ha contado el proyecto que tiene para la humanidad a través del Antiguo y Nuevo Testamento. Y, en particular, Jesucristo no nos una lección académica sobre qué es la moral, sino que nos cuenta que al lado del camino había una persona a la que habían robado y paró el buen samaritano. O cuando nos habla de que hay que perdonar, no lo demuestra teológicamente, sino que cuenta la historia de un padre que tenía dos hijos. La ética narrativa es muy adecuada para hacer presentes estos grandes valores de la persona humana.
 
Por eso usted lleva ya varios libros escritos sobre los clásicos-italianos, rusos, el Siglo de Oro español…
--Yo soy sacerdote, y todo este proyecto que tengo sobre los clásicos es apostólico. Son una preparación para el Evangelio, porque me hacen entrar en sintonía con estos grandes valores humanos que, en definitiva, son cristianos.
 
¿Cómo entroncamos esta propuesta con la eliminación de gran parte de la educación humanística en las instituciones académicas?
--Hay una especialización exagerada y un empobrecimiento de la formación, porque sin humanidades somos menos hombres y mujeres, menos humanos, En el libro cito un personaje totalmente secundario de Ivanhoe, que se llama Wamba, un bufón que estaba preso y lo liberan, y viene a decir que, ahora que es libre, qué hace con la libertad. Sin formación humanística tendremos muchos conocimientos técnicos, pero, además de hacer cosas, ¿cuál es el fin de mi vida? Eso no me lo dá la técnica, que es importantísima y muy positiva, sino una visión amplia de qué es la naturaleza humana. Por eso me parece que traerá consecuencias graves para el futuro de la sociedad.
 
Insiste en que para amar hay que ser libre.
--La libertad es fundamental, porque la vocación cristiana -y la vocación humana- es una vocación al amor. Todos tenemos experiencia de que, cuando nos damos a los demás, tenemos una vida plena. Pero para entregarnos a amar necesitamos ser libres. Es una condición previa. Yo no puedo amar obligado, o por presión social: tengo que amar libremente. Por eso libertad y amor van unidos. / primera parte, continúa
 
                                     (Publicado en Alfa&Omega, del 5 al 11 de mayo 2022, p. 23)

jueves, 19 de mayo de 2022

                                     EN PRESENCIA DEL PADRE     primera parte

     “Adimplebis me laetitia cum vultu tuo; me llenarás de alegría con tu presencia. Norma práctica y segura de perfección es el ejercicio continuo de la presencia de Dios. Vivir contigo, Señor, buscar tu presencia, trabajar sintiéndonos seguidos por tu mirada y verte a Ti es todos los acontecimientos que tejen nuestra vida cotidiana. Saber que puede y debe vivir siempre en la presencia de Dios es, para el cristiano, motivo perenne de alegría.

     Haz que no falte nunca, ¡oh Señor!, en nuestras jornadas la alegría de tu presencia, que no falte en nuestras dificultades cotidianas, en los momentos duros, el consuelo de saberte presente. Horas non numero nisi serenas, no cuento sino las horas serenas: esta inscripción que, bajo un reloj, rompía con su esbelta gracia la austeridad de un viejo muro romano, la he visto vivida y saboread en la alegría serena que goza y difunden a su alrededor las almas que caminan en presencia de Dios. El sentido sobrenatural de la vida -sol que está sobre el horizonte del alma cristiana- disipará con la fuerza de la fe todas las preocupaciones y las ansiedades cotidianas, para dejar al alma en la serenidad de quien lo sabe mirar todo con los ojos de Dios.
     Cuando vivamos, amigo mío, esta presencia de Dios que ahora -mientras conversamos- nos está pidiendo el Señor, aprenderemos a dirigir hacia El cada una de nuestras acciones y a vivir con una pureza de propósitos cada vez mayor: Deo omnis gloria, para Dios toda la gloria; ésta será la norma de todo loque hagamos. Tan sólo entonces sabremos esfumarnos ante la grandeza y ante la eficacia de lo que la Iglesia, Madre nuestra, nos hace pedir para todos los cristianos: …Ut cuncta nostra oratio et operatio a Te semper incipiat et per Te coepta finiatur, que todas nuestras acciones y operaciones empiecen siempre en Ti y que las por Ti comenzadas lleguen a su fin. Pues sólo entonces serenos de Cristo -ya que toda nuestra vida será suya- y todas nuestras acciones tendrán a Jesucristo como principio y como fin.
     La pureza de intenciones no es más que presencia de Dios: Dios nuestro Señor está presente en todas nuestras intenciones. ¡Qué libre estará nuestro corazón de todo impedimento terrenal, qué limpia será nuestra mirada y qué sobrenatural todo nuestro modo de obrar cuando Jesucristo reina de verdad en el mundo de nuestra intimidad y presida toda nuestra intención!
     Entonces -deja que te lo recuerde- tu alma habrá encontrado la sencilla y clara fórmula de vivir la santidad en medio del mundo, de buscar la perfección cristiana en todas las actividades de la vida. Podrás santificarte en todo momento: y todo te llevará hacia Dios nuestro Señor.
     Piensa: el egoísmo y la sensualidad, el amor propio y el resentimiento no podrán anidarse en tu alma, ni podrán ser móvil de tus acciones, porque Jesucristo, presente en tus intenciones, te defenderá de todo avasallamiento impedirá cualquier intervención del enemigo de tu santidad, siempre dispuesto a sembrar cizaña ocultamente. Pero en las almas que viven en presencia de Dios no hay cizaña; todo en ellas es buen trigo. Y con la ayuda de Cristo -meta y razón de nuestra vida- podrás tener alejado de tu alma ese sueño que favorece la aproximación del enemigo: y todo en ella será vigilancia y atención dirigida a la presencia del Señor”.  Continúa 

       (Salvador Canals, Ascética meditada, p. 141-144, Colección Patmos n. 110, Ediciones Rialp)

domingo, 15 de mayo de 2022

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica, 
siguiendo elAño litúrgico, del 15 al 21 de mayo 2022
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Rezar por el Papa, fomentar nuestro amor y veneración
     Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat
eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius:
Que el Señor le guarde, y le dé vida, y le haga feliz en la tierra,
y no lo entregue en poder de sus enemigos.

(Oración pro Pontifice, Enchiridum indulgentiarum, 1986, n. 39)
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                    Ciclo C, año par

Día 15. DOMINGO V DE PASCUA.
Solemnidad de San Isidro Labrador, siglo XII
El consentimiento matrimonial, nº 1625-1632

Día 16. lunes de la semana V de Pascua.
San Honorato, obispo, siglo VII
Los efectos del sacramento del matrimonio, nº 1638-1642

Día 17. martes de la semana V de Pascua.
San Pascual Bailón, religioso franciscano, siglo XVI
Los bienes y las exigencias del amor conyugal, nº 1643-1651

Día 18. miércoles de la semana V de Pascua.
San Juan I, papa y mártir, siglo VI
La apertura a la fecundidad, nº 1652-1654

Día 19. jueves de la semana V de Pascua.
San Celestino V, papa, siglo XIII
La iglesia doméstica, nº 1655-1658

Día 20. viernes de la semana V de Pascua.
San Bernardino de Siena, presbítero franciscano, siglo XV
El Sacramento de la Confirmación, nº 1285-1289

Día 21. sábado de la semana V de Pascua.
San Cristóbal Magallanes y Compañeros,
Mártires mexicanos, siglo XX
Los signos y el rito de la Confirmación, nº 1293-1301
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miércoles, 11 de mayo de 2022

                                       EXAMEN DE CONCIENCIA, segunda y última parte

     “Procuro atender mucho a la puntuación, que es el ejercicio de la presencia de Dios. Esas pausas, que son como comas, o como puntos y comas; o como dos puntos, cuando son más largas, representan el silencio del alma y las jaculatorias con las cuales me esfuerzo en dar significado y sentido sobrenatural a todo lo que escribo.

     Me agradan mucho los puntos y más todavía los puntos y aparte, con los cuales me parece que cada vez vuelvo a empezar a escribir: ¡son como esbozos de gestos mediante los cuales rectifico mi intención y digo al Señor que vuelvo a empezar -nunc coepi! -, que vuelvo a empezar con la voluntad recta de servirlo y de dedicarle mi vida, momento por momento, minuto por minuto.
     Pongo también mucha atención en los acentos, que son las pequeñas mortificaciones por medio de las cuales mi vida y mi trabajo adquieren un significado verdaderamente cristiano.
     Una palabra no acentuada es una ocasión en la que no supe vivir cristianamente la mortificación que el Señor me enviaba, la que Él me había preparado con amor, la que Él deseaba que yo encontrara y que abrazase a gusto.
      Me esfuerzo porque no haya tachaduras, equivocaciones o manchas de tinta, ni espacios en blanco, pero… ¡cuántos hay! Son las infidelidades, las imperfecciones, los pecados… y las omisiones.
     Me duelo mucho ver que no hay casi ninguna página en donde no haya dejado huella mi torpeza y mi falta de habilidad.
     Pero me consuelo y me tranquilizo pronto, pensando que soy un niño pequeño que todavía no sabe escribir y que tiene necesidad de una falsilla para no torcerse y de un maestro que le lleve la mano para que no escriba tonterías - ¡qué buen Maestro es Dios nuestro Señor! -, ¡qué inmensa paciencia tiene conmigo!
     Otras veces me divierto, al repasar las páginas de este libro, borrajeadas cuando no sabía hacer más que palotes, y las que siguen, en las que no hay más que letras, grandes y deformes, trazadas con mano poco segura: y esas otras en las que hay ya palabras y frases; y las más recientes que cobijan línea tras línea de nutrida escritura.
     Quisiera, Señor, aprender a escribir este libro; aprender a dejarme guiar la mano por tu mano divina, para cumplir de este modo en todo momento tu voluntad.
     Y quisiera llenar cada una de estas páginas con expresiones henchidas de afecto y de amor sincero, o, por lo menos, cuando no hay sabido escribir lo que debía, con manifestaciones de contrición serenas y sinceras.
     Me duele, o me consuela, este juego del libro. ¿Quieres, amigo mío, que aprendamos a entretenernos cada día, sinceramente, con profundidad y perseverancia, en este juego que es tan grato a nuestro Señor? Es el ejercicio del examen de conciencia.
     Te dará un gran conocimiento de ti mismo, y de tu carácter y de tu vida. Te enseñará a amar a Dios y a concretar en propósitos claros y eficaces el deseo de aprovechar bien tus días.
     Y sentirás, amigo mío, como lo siento yo ahora, el anhelo de escribir un cántico de amor a Dios -cantate Dominum canticum novum- cantad al Señor un nuevo cántico, un cántico que será verdaderamente nuevo cada día, porque lo escribirás con el sentimiento vivo de tu vocación, de tu vida de hijo de Dios, que se renovará cada día: Ecce nova facio omnia, he aquí que hago nuevas todas las cosas.
     Amigo, coge en tus manos el libro de tu vida y vuelve cada día sus páginas, para que no te sorprenda su lectura el día del juicio particular y no hayas de avergonzarte de su publicación el día del juicio universal”.

     (Salvador Canals, Ascética meditada, p. 138-140, Colección Patmos nº 110, Ediciones Rialp)

 

domingo, 8 de mayo de 2022


Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
siguiendo el Año litúrgico. Del 8 al 14 de mayo 2022
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La Virgen de Fátima
    El mensaje de Fátima es, en su núcleo fundamental, una llamada
a la conversión y a la penitencia, como en el Evangelio (…)
    La Señora del mensaje parecía leer con una perspectiva especial los
signos de los tiempos, los signos de nuestro tiempo.
    La llamada a la penitencia es una llamada maternal; y a la vez,
es enérgica y hecha con decisión.  
(Juan Pablo II, Homilía en Fátima, 13.V.1982)
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                Ciclo C, año Par
Día 8. IV DOMINGO DE PASCUA.
San Víctor, mártir, siglo IV
El Sacramento del Orden, nº 1536-1538

Dia 9. lunes de la IV semana de Pascua.
San Isaías, profeta, siglo VI a.C.
El sacerdocio de la Antigua Alianza, nº 1539-1543

Día 10. martes, San Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia, siglo XVI
El único sacerdocio de Cristo, nº 1544-1553

Día 11. miércoles de la IV semana de Pascua.
San Francisco de Jerónimo, presbítero jesuita, 1642-1716
El matrimonio en el plan de Dios, nº 1601-1605

Día 12. jueves de la IV semana de Pascua.
San Pancracio, mártir, siglo IV
El matrimonio en el Señor, nº 1612-1617

Día 13. viernes, de la IV semana de Pascua
Bienaventurada Virgen María de Fátima.
La celebración del matrimonio, nº 1621-1624

Día 14. sábado, San Matías, apóstol, fiesta, siglo I
El apostolado, nº 863-865
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sábado, 7 de mayo de 2022

             PÓRTICO DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS REYES

 La iglesia de Santa María de los Reyes es un templo católico en la localidad de Laguardia (Álava). Su construcción, en piedra tallada, de finales del siglo XIV, y su policromía corresponde al siglo XVII.

     “En la iglesia de Santa María de los Reyes nos recibe un monumental pórtico esculpido, una perfecta policromía que nos lleva a imaginar como serían en su mayoría las portadas coetáneas que hoy contemplamos desprovistas de color. En su parteluz, o columna central, encontramos una de las más bellas figuras del conjunto, la Virgen con el Niño, cuya presencia denota la cronología gótica del conjunto, ya que la espiritualidad mariana fue impulsada especialmente desde el siglo XIII y tuvo un gran reflejo en las artes.

     El pórtico está presidido por la Virgen. Su figura se dispone erguida, coronada como Reina de la Iglesia y revestida con riquísimos ropajes que simulan brocados en oro. Esta policromía, aplicada tras la talla gótica, fue relaborada en una posterior intervención del siglo XVII, entre 1696 y 1700, cuando se asentaron los pigmentos originales.
     Su rostro se distancia de las imágenes hieráticas e inexpresivas de la tradición bizantina para dejar paso a la Virgen Madre, de mayor humanización en sus facciones y en su gesto. Sobre su cabeza, la corona, trabajada como las piedras de orfebrería coetáneas. Encuentra su correspondencia con la escena que remata el tímpano de esta portada, la coronación de la Virgen. De esta forma, la Reina nos presenta al Rey de reyes, idea también explícita en la Epifanía que completa el registro inferior del tímpano.
     En los detalles de los apóstoles se observa cómo las figuras se identifican también mediante atributos iconográficos, que en algunos casos nos hablan de la vida y tipo de martirio. Todos ellos portan libros, símbolo de la Nueva Ley introducida por Cristo.
     La contemplación de la portada de Laguardia, en la iglesia de Santa María de los Reyes, nos sobrecoge por la multiplicación de figuras y por la belleza de su policromía. El detalle de su factura nos introduce en un rico programa iconográfico inspirado en fuentes literarias de la tradición cristiana que, sin duda, aportan un significado más profundo al conjunto y contribuyen a la exaltación de la Virgen, Reina de la Iglesia y titular de este templo”

 (Misal Magnífica, María Rodríguez de Velasco, Profesora de Historia del Arte, 

Universidad CEU san Pablo, Madrid -selección del texto-)

miércoles, 4 de mayo de 2022

 

HAY TRISTEZAS QUE SON DIRECTAMENTE ABSURDAS

La alegría y buen humor, también el optimismo, son indispensables para todo ser humano, 
de rigor para un cristiano

     “Las que proceden de la vanidad, del orgullo, no tienen fundamento real. Por estos senderos crecen malas hierbas, enredos virtuales que nada tienen que ver con la verdad.

     Porque la vanidad, el amor propio y el orgullo, crean fantasías acerca de uno mismo y de los demás. Quien se cree mejor que nadie se equivoca, y esto a pesar de que es bueno pensar bien de nosotros mismos, reconocer que hacemos bien muchas cosas, que somos muy valiosos para esto o para aquello, porque esto no es vanidad. El error empieza con las comparaciones y con los juicios peyorativos sobre los demás.
     Al orgulloso le resulta difícil la gratitud e ignora favores que son evidentes; por eso no puede alegrarse de tantos bienes recibidos.
     Desde estas actitudes, la tristeza sobreviene cuando consideramos que los otros no nos valoran, no nos alagan, no reconocen nuestra excelencia, no se dan cuenta de lo mucho que valemos, de lo mucho que trabajamos… Porque es muy fácil que la vanidad degenera en susceptibilidad. Las personas susceptibles, si no cambian, pueden volverse muy desgraciadas y rencorosas y permanecen eternamente carcomidas por hechos que no son como ellas los piensas. Un matrimonio fue invitado a comer en casa de unos amigos. Después del primer plato, comentó el marido: “¡qué buena estaba la paella!”. Y su mujer le reprochó “¿qué pasa?, ¿la que yo te pongo en casa no está buena?”. La tristeza que deriva de la susceptibilidad tiene mal arreglo: a veces es suficiente con cambiar una rueda, pero otras es necesario cambiar de coche. Demasiado rencor contenido necesita ser reparado. Demasiado desajuste en el corazón se pone de manifiesto ante cosas menores que son irrelevantes.
      Hay placeres que llevan al vacío. Satisfacen por el momento, son a veces incluso de larga duración; pero conducen al hastío y a la tristeza. Es así porque los humanos estamos hechos para fines más grandes, para afrontar retos, superar dificultades: cuando nos enfangamos en placeres insanos, se cierran esos horizontes y abren paso a la tristeza y el cansancio de vivir. Existen placeres saludables en los que hallamos valiosos beneficios que nos ayudan a vivir.
     De la envidia a la tristeza solo hay un paso. Un camino tortuoso y plagado de espinas es la envidia. Quien se interna por un sendero así tiene asegurada la infelicidad. La inquina por el bien ajeno provoca sentimientos malignos que arrastran al rencor. El corazón rencoroso nunca está alegre; le invade una tristeza que a veces se convierte en rabia, otras veces, en autocompasión malsana y puede conducir a la venganza.
     Una triple obligación. Estar alegres y rechazar la tristeza constituye un deber. Primero, hacia Dios, porque existe y ha querido que existamos, nos ama con locura y nos ha concedido multitud de bienes y dones, la mayoría desconocidos para nosotros. También nos ha rodeado de una naturaleza magnífica de la que disfrutamos. Permanecer en la tristeza ante estos tesoros recibidos significa ingratitud…
     Nuestra familia, todos nuestros amigos, las personas con quienes trabajamos, incluso aquellos con quienes nos cruzamos por la calle, necesitan nuestra alegría. Dios ama al que da con alegría (2 Corintios, 9,7). Y cuando los otros se encuentran con nuestra tristeza les hacemos daño… ¿Tenemos derecho a ser sembradores de tristeza y de inquietud?
     Y es un deber con nosotros mismos. La tristeza es un sendero tortuoso y sombrío. Afirma Tomás de Aquino que debilita nuestra capacidad de saber y conocer, suprime el uso de la razón, perjudica al cuerpo en sus funciones vitales. “Tener el espíritu consternado por el mal presente es contrario a la razón y, por tanto, incompatible con la virtud” (Santo Tomás, Suma Teológica, I, II, q, 59). 

             (Francisco Fernández-Carvajal, Pasó haciendo el bien, p. 79-80, Ediciones Palabra)

    

lunes, 2 de mayo de 2022

 

EXAMEN DE CONCIENCIA 

Primera parte

   “En la silenciosa hora del examen de conciencia me gusta mucho meditar y vivir estas palabras de la secuencia de la Misa de Difuntos: Liber scriptus proferetur in quo totum continetur. Será leído escrito que lo contiene todo.

     En el momento de nuestro encuentro con Jesús pasarán rápidamente ante nuestros ojos las páginas del libro de nuestra vida, en el cual estará escrito todo lo que hicimos durante nuestros días terrenales.
     Y así, para no tener sorpresas en el último momento, a mí me gusta muchos, amigo mío, coger con mis propias manos ese libro que, mientras vivo, voy, quiera o no, escribiendo. Me gusta cogerlo, abrirlo y ponerlo ante los ojos de mi alma. ¡Qué fácil y qué útil es esto en el momento de la oración, en el momento de examinar la propia conciencia!
     Acostumbro entonces a pensar que cada día de mi vida es una página de este libro; y cuando empiezo a vivir una jornada me hallo ante una hoja de papel en blanco. Y a veces recorro velozmente todas las hojas escritas y dejo volar también las páginas blancas, esas sobre las cuales nada he escrito aún, porque todavía no ha llegado el momento. Y siempre, misteriosamente, se me quedan algunas entre los dedos de las manos, esas mismas que no sé si llegaré a escribir, porque no sé cuándo me pondrá el Señor por última vez ese libro ante los ojos.
     Y estas páginas blancas que empezamos a garabatear cada día, a mí me gusta encabezarlas con una sola palabra: ¡Serviam!, ¡serviré!, que es un deseo y una esperanza.
     Deseo, porque sinceramente quiero que toda la página tenga ese sentido. Quiero, efectivamente, servir a Dios escribiendo derecho y escribiendo lo que Él quiere.
     Esperanza, porque con la gracia de Dios, confío en hacer todo lo que deseo.
     Después de este comienzo -deseo y esperanza-, quiero trazar palabras y frases componer párrafos y llenar la hoja con una escritura clara y nítida. Lo cual no es más que el trabajo, la oración, el apostolado; es decir, toda actividad de mi jornada”. Continúa

       (Salvador Canals, Ascética meditada, p.136-137, Colección Patmos nº 110, Ediciones Rialp)

    

 

domingo, 1 de mayo de 2022

Repasar y difundir el Catecismo de la Doctrina Cristiana,
siguiendo el Año litúrgico. Del 1 al 7 de mayo 2022
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Mes de mayo: La Virgen
     Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini,
ut loquaris pro nobis bona.
Acuérdate, Virgen Madre de Dios,
cuando estés delante del Señor, de decirle cosas buenas de mí.

(Oración sobre ofrendas, Misa de Santa María Medianera de todas las gracias)
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                       Ciclo C, año Par
Día 1. III DOMINGO DE PASCUA.
San José obrero
Fe y Bautismo, nº 1253-1256

Dia 2. lunes, San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, 295-373
La necesidad del Bautismo, nº 1257-1261

Día 3. martes, Santos Felipe y Santiago, apóstoles, fiesta, siglo I, fiesta
La Iglesia es apostólica, nº 857

Día 4. miércoles de la III semana de Pascua.
San Antonino Pierozzi de Florencia, presbítero dominico, 1389-1459
La gracia del Bautismo (I), nº 1262-1266

Día 5. jueves de la III semana de Pascua.
San Ángel, mártir carmelita, 1185-1226
La gracia del Bautismo (II), nº 1267-1274

Día 6. viernes, de la III semana de Pascua
Beato Bartolomé Pucci-Franceschi, presbítero franciscano, 1245-1330
Un solo bautismo para el perdón de los pecados, nº 977-980

Día 7. sábado de la III semana de Pascua.
Santa Domitila, mártir, siglo II
La virginidad por el Reino de Dios, nº 1618-1620
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