sábado, 28 de mayo de 2022

                                              EN PRESENCIA DEL PADRE      segunda y última parte

     “Pureza de intenciones: Cristo presente en nuestras intenciones… Una vez en este camino, aprenderemos también a vivir la virtud de la humildad, porque de todas nuestras obras y de nuestro modo de actuar subirá a Dios una protesta de humildad: Non nobis, Domine, non nobis; ¡sed nomini tuo da gloriam! ¡No a nosotros, Señor, no a nosotros, ¡pero da gloria a tu nombre!
     Esta presencia de Dios serenamente buscada y conservada con tenacidad ha de ser el profundo y gozoso secreto de cada uno de tus días.
     Dominus sit in itinere tuo, que el Señor esté en tu camino: estas palabras con que Tobías bendice a su hijo son en verdad el augurio más hermoso que se puede hacer para tu vida familiar, para tu vida social, para tu vida de estudio, para tu vida profesional e incluso para tus horas de entretenimiento o de descanso.   
     ¡Y cuánta seguridad da este caminar en la presencia de Dios! ¿Qué decisión en la lucha y qué seguridad de la victoria te dará el sentirte seguido por la mirada paterna de Dios! Cuando la tentación se haga acuciante, esta serena presencia de Dios sabrá trocarse en oración intensa, en petición ardiente, en el grito lleno de fe y de esperanza de los discípulos de Emaús: Mane nobiscum, Domine, ¡quoniam advesperascit!, ¡quédate con nosotros, Señor, ¡porque anochece!
     Si vives en presencia de Dios, aprenderás a ejercitarte en esa rara sabiduría que es el dominio de uno mismo, aprenderás a dominarte y a vencerte y conocerás la alegría de hacer agradable la vida a cuantos estén cerca de ti.
     Por este camino llegarás, amigo mío, a una gran intimidad con el Señor: aprenderás a llamar a Jesús por su nombre y a amar mucho el recogimiento. La disipación, la frivolidad, la superficialidad y la tibieza desaparecerán de tu vida. Serás amigo de Dios: y en tu recogimiento, en tu intimidad, gozarás al considerar aquellas frases de la Escritura: Loquebatur Deus ad Moysem facie ad faciem, sicut solet loqui homo ad amicum sum. Dios hablaba a Moisés cara a cara, como suele hablar en hombre con su amigo.
     Pide, pues, a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, que te ayude a formular un propósito: el firme y generoso propósito de caminar de ahora en adelante -siempre- en presencia de Dios”.
 
                (Salvador Canals, Ascética meditada, p. 144-145, Colección Patmos n. 110, Ediciones Rialp)

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