LEYENDO LOS GRANDES LIBROS UNO
DESCUBRE QUE HAY BIEN Y MAL
Entrevista de Cristina Sánchez Aguilar a Don Mariano Fazio, vicario auxiliar del
Opus Dei, autor del nuevo libro “Libertad para amar a través de los clásicos”
--Sobre todo se habla de libertad de elección. Pero si no tenemos claro el fin, que para mí es el amor, no tendremos un criterio. Se habla mucho de libertad, pero vivimos en una sociedad donde hay muchísimas dependencias. La gran dependencia de nuestro propio yo -la autorreferencial, en palabras del Papa Francisco-: dependencia de la droga, del consumismo… Cuánta gente vive angustiadas porque no tiene el último modelo tecnológico. Así se pierde la maravilla de la contemplación, de la belleza, de la búsqueda de la verdad, de hacer el bien. Me parece un tema clave para nuestra época.
--La formación es clave. Y el primer ámbito de formación es la familia, pero nos encontramos en un momento de crisis familiar muy seria. Después, en los ambientes educativos. Si consideramos que el fin último de la universidad es la búsqueda de la verdad, entonces, necesariamente daremos mucha importancia a este tipo de formación, por ejemplo, lo que en las universidades anglosajonas es la tradición de los grandes libros. Si el fin de la universidad es simplemente formar técnicos especializados, este discurso está de más, pero esto lleva a un gran empobrecimiento de la sociedad.
--La tradición se basa en la Biblia, el clásico de los clásicos. Una lectura atenta y meditada, al menos, del Nuevo Testamento es fundamental para quien quiere entender un poco del mundo en el que vivimos. Para clásicos modernos, diría David Copperfield, la historia de la maduración de una persona. Guerra y paz es un libro enorme que es un mundo donde hay amor, odio, muerte, pero uno sabe distinguir lo que está bien y lo que está mal, la verdad y el error. Los miserables, con la historia maravillosa de un hombre peleado con el mundo y con Dios, y que gracias al ejemplo de un obispo que vive el Evangelio se convierte y pasa a ser un punto de referencia de toda la gente que gira alrededor de él. Y yo diría también que El Señor de los Anillos, donde uno ve cómo las personas más débiles son elegidas por la providencia. Estamos llamados a algo, y tenemos el ejemplo de Frodo: vemos cómo cae, tiene dudas, pero con la amistad de otros logra cumplir su misión”.
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