LA IMAGINACIÓN FRENTE AL ENTENDIMIENTO
“La primera dificultad respecto al buen funcionamiento de la inteligencia es que ésta odia totalmente funcionar, al menos más allá del límite en que el funcionamiento empieza a requerir esfuerzo. El resultado es que cuando surge algún tema que verdaderamente incumbe a la inteligencia, o ésta permanece en absoluta inactiva, o bien interviene la imaginación en su lugar. No hay nada que hacer con la inteligencia hasta que la imaginación queda fuertemente sujetada en su lugar, lo que es excepcionalmente difícil.
Uno de los resultados de la caída del hombre es que la imaginación
se le ha ido completamente de las manos, y aun el que no cree en esta
“considerable catástrofe”, como la llama Hilaire Belloc, ha de admitir, al
menos, que la imaginación representa un papel en los asuntos del pensamiento,
totalmente desproporcionada ciertamente con respecto a sus merecimientos, tan
desproporcionada ciertamente como para originar un desarreglo permanente en la
naturaleza del hombre”.
Lo anterior, es la introducción al capítulo Examen
del Entendimiento, de la obra de F.J. Sheed, titulado TEOLOGÍA Y SENSATEZ,
en sus páginas 22 y siguientes, y que me ha sugerido relacionarlo como no puede
ser de otra manera, con la persona y su modo de ser: el carácter. Si
preguntamos al Diccionario de la Lengua, qué es carácter: conjunto de cualidades síquicas y afectivas que condicionan la conducta
de cada individuo humano, distinguiéndolo de los demás.
Ese carácter de la persona, en el que sin duda, juegan un papel
importante la imaginación y el entendimiento, parámetros necesarios de la
persona, que le facilitarán enjuiciar y obrar correctamente. También a la hora
de seleccionar y decidirse por lo más importante que le conviene.
Para acertar bien, se
precisa una elección prudente, que viene
precedida de tres fases: la deliberación, el juicio y la decisión, sobre la
aportación de la naturaleza o hecho sobre el que debe decidir y como ya se
alude al principio, juega un papel relevante
la virtud de la Prudencia. Dice Joseph Pieper: El lugar preferente que ocupa la prudencia indica que las buenas
intenciones no bastan. No obstante, la prudencia no es la garantía absoluta
de acierto o de éxito.
A lo expuesto, también debemos considerar la importancia de la formación
humana, empeño y reto de la persona responsable, si de veras considera que debe
y puede mejorar, tratando de conocerse cada día mejor y cuidando y vigilando su
corazón con fundamentación religiosa –el
gnóstico y similares se mueve en terrenos pantanosos-, su interior o vida religiosa; en segundo lugar,
preocupación positiva y aportación en la
vida familiar; en tercer lugar, se encontraría su trabajo profesional, después
su integración social. Todo ello, ayudará y mejorará su carácter,
introduciéndose y exigiéndose en ser ordenado, sereno, laborioso, comprensivo,
optimista, etc. retos que afecta y se alcanzan
en casi todas las etapas de la vida de la persona.
El carácter, el modo de ser y de comportarse, es mejorable como antes se alude, a lo largo
de la vida y por tanto, es
importantísimo, proponerse mejorarlo, para ello, me permito recomendar un
libro, que ayudará sin duda a solventar algunas de las cuestiones antes reseñadas:
LIDERAZGO VIRTUOSO, de Alexandre
Havard, concretamente, los capítulos 3 que se titula: Dominio de sí: el triunfo del corazón y del espíritu y capítulo 4: Justicia:
comunión y comunicación.
Madrid, 2 de mayo 2020
Madrid, 2 de mayo 2020
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