Una
semblanza: Israel, Palestina, Tierra Santa
Recientemente he realizado un viaje a Tierra Santa, proyecto que venía
desde hace tiempo acariciando. Lo visto
y experimentado me ha parecido tan fantástico que, me decido a seguir viajando
e “investigando” y si cabe,
considerando más de cerca esta atractiva tierra.
Se puede considerar exitoso el viaje realizado
a Palestina, del 23 de Marzo al 8 de Abril de 2018, al haber concurrido varias circunstancias:
1. Desde el principio se denominó
Peregrinación-Convivencia; 2. muy bien organizado desde un Centro del Opus Dei
de Madrid; 3. Compuesto por un selecto grupo; 4. Contamos con una excelente guía,
judía, ilustrada; 5. Coincidiendo las fechas de Semana Santa, Pascua de
Resurrección y Pascua Ortodoxa, cuya confluencia de peregrinos, de razas,
ritos, vestimentas, etc. han proporcionado un ambiente y colorido al
encontrarnos en los mismos lugares visitados, y el discurrir por las calles; 6. A todo lo anterior, procede sumar, el
haber vivido durante toda la estancia en Saxum (quince días) Casa de Retiro y
Conference Center del Opus Dei, a 15 km. de Jerusalén, muy próximo a la ciudad
de Abu Ghosh, en el camino de Emaús.
El 8 de junio de 2018, la
Universidad de la Santa Cruz de Roma, presentaba como iniciativa una
conferencia: “La vida en Tierra Santa”,
junto al “Proyecto Saxum”, presidida por el prelado del Opus Dei, Mons.
Fernando Ocáriz. Sobre la primera, intervenía Mons. Pierbattista Pizzaballa,
administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén.
Aldo Bressi, presidente de
Amigos de Saxum, exponía: “El Proyecto Saxum surge en Tierra Santa para
difundir una cultura de paz, diálogo e integración en los lugares más antiguos
del cristianismo. No lejos de Jerusalén, se ha puesto en marcha un centro
residencial y un área multimedia de
avanzada tecnología para acoger a los peregrinos y para ofrecer formación a los
guías que se encargarán de las peregrinaciones a Tierra Santa”.
Como antes se aludía, a mi regreso, sigo con el impacto y grato recuerdo de imágenes y vivencias, que se pueden actualizar,
entre otras, en la lectura y repaso de los Santos Evangelios, pues de veras,
uno sube a Jerusalén (lo que se constata por su altura); se ve y se toca el
agua del Jordán, subes y bajas del Monte de los Olivos, se recorre la Vía
Dolorosa como verdadero Vía Crucis, se vuelve a consideran las enseñanzas en el monte de las
Bienaventuranzas, invita al recogimiento el Cenáculo, y el Calvario, etc.
Aunque parezca prolijo, parece
vale la pena situar brevemente la historia y antecedentes de este histórico
país, sus pueblos y gentes, conjugando a su vez lo religioso y humano. El
conocido Garrigou-Lagrange llega a decir que la Geografía de Palestina es como
“el quinto evangelio”. Para no perderme en el relato, recurro a la ayuda de
prestigiosas publicaciones y trataré de seguir el siguiente orden:
A. Palestina; B.
Tierra Santa; C.
Jerusalén; D. Ain Karem; E. Belén;
F.
Nazaret, Campo de Pastores; G. Lugares bíblicos-evangélicos; H.
Iglesias y basílicas; J. Lugares
del Islán;
K.
Lugares del Judaísmo; L. Otras
ciudades y lugares de Palestina.
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A. PALESTINA
Para empezar con una cita obligada:
“La Tierra Santa sigue siendo todavía hoy meta de peregrinos del pueblo cristiano, como gesto de oración y penitencia, como atestiguan
ya en la antigüedad autores como san Jerónimo. Cuanto más dirigimos la mirada y
el corazón a la Jerusalén terrenal, más se inflama en nosotros tanto el deseo
de la Jerusalén celestial, verdadera meta de toda peregrinación, como la pasión
de que el nombre de Jesús, el único que puede salvar, sea reconocido por todos” (Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, n 89)
Desear conocer Tierra Santa,
ayudará sin duda, comenzar por Palestina, aportando alguna información de su historia
y también de su situación geográfica.
Para situarnos, nos encontramos
a algo más de 5.000 km. desde España. Para quien no ha estado o estudiado
Tierra Santa, quizá puede considerarse un país lejano, y que aparentemente, no
despierta mucho interés.
La historia de la Palestina
bíblica abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Una de las
preocupaciones de los biblistas y en especial de los arqueólogos, ha sido
trabajar denodadamente para localizar los diversos puntos y ciudades que se
citan en la Biblia.
La prehistoria de Palestina
abarca un período de dos millones o un millón y medio de años, llamado Pleistoceno
por lo geólogos y Paleolítico por los arqueólogos. En época más reciente
se suceden las siguientes etapas:
-
Paleolítico. Antes de 10.000 años antes de Cristo. (Gn
1,11)
-
Meseolíco. Del 10.000 al 8000 a.C.
-
Neolítico. Del
8000 al 4500 a.C.
-
Calcolítico. Del
4500 al 3150 a.C.
-
Edad de bronce. (Periodo Cananita) Edad temprana. Del 3150 al 2200 a.C.
(Gn 1,50)
-
Edad de bronce, media. Del 2200 al 1550
a.C. Abrahan – Jacob llega a Egipto
-
Edad de bronce, última. Del 1550 al 1200 a
C. El Éxodo y la Conquista
-
Edad de hierro, (Periodo Israelita) Del
1200 al 587 a.C.
-
Edad de hierro, temprana. Del 1200 al 1000
a.C. David es coronado rey
-
Edad de hierro, media. Del 1000 al 586
a.C. Israel y Judá son conquistadas (722 y 587)
-
Periodo Persa, (última de hierro) Del
587 al 332 a.C. Cautiverio en Babilonia
(587-537)
-
Periodo Helenístico. Del
332 al 37 a.C. (Macabeo – Hasmoneano)
-
Periodo Romano. Del 37 a.C. al 324 d. C.
-
Periodo Romano. I (Herodiano) Del 37 a.C. al 70 d.C. Jesucristo
-
Periodo Romano. II (Medio)
Del 70 al 140 d.C.
-
Periodo Romano. III (último)
Del 180 al 324 d. C.
-
Periodo Bizantino. Iglesia primitiva en
el Imperio Romano. Del 324 al 640 d. C.
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B. TIERRA SANTA
· De los Patriarcas a los
Jueces (1850-1020 a.C.). Comprende desde la salida de Abrahán de Ur de los
Caldeos (1850 a.C.), hasta el Éxodo (1250 a.C.), la historia de Abrahán, Isaac,
Jacob y la bajada de éste con sus hijos a Egipto (Gn 12,50), a mediados de la
Era de Bronce (Gn 11,25).
· La Monarquía (1020-587
a.C.) Saúl, su primer rey (1020-1010) logra arrojar a los filisteos de las
zonas montañosas y hacerles retroceder a la Filistea. – David (1010-970 a.C.),
funda una dinastía que perdura 400 años, hasta la conquista de Babilonia; tiene
a Jerusalén como capital. – Salomón (970-931 a.C.), edificó el primer Templo.
· Período de Restauración
(538-333 a.C.). A la dominación babilónica sucede la del imperio persa, cuyo
rey Ciro permite, el año 538, que vuelvan unos 400.000 repatriados conducidos
por Zorobabel. El 520 a.C. se inicia la reedificación del Templo y cinco años
después se celebra su consagración. En el 455 a.C. la segunda repatriación y se
levantan los muros de Jerusalén.
· Período Helenístico
(333-63 a.C.). Alejandro el Grande conquista Palestina el año 332. Un año
después de su muerte, sus generales se reparten su vasto imperio.
· Período Romano (63 a. C
– 325 d.C.). El papel de Roma como árbitro en las luchas de sucesión al trono entre Hircano II y Aristóbulo II, abre el período de influencia y
dominio romano.
· Período Bizantino
(325-636 d.C.). Con el edicto de Milán en el 313 se inicia la gran expansión
cristiana en Tierra Santa. La primera
medida es la sustitución de los obispos judeo-cristianos por otros procedentes
de la gentilidad. Constantino construye a instancias de su madre Santa Elena,
en el 326, las tres grandes basílicas: el Santo Sepulcro, Eleona en el monte de
los Olivos y la de la Natividad en Belén.
· Período Árabe
(636-1099). Siendo Patriarca de Jerusalén san Sofronio, el califa Omar toma
Jerusalén. Éste respetó la administración
bizantina, hasta el punto que a judíos y
cristianos se les consideró “ciudadanos
protegidos”. Pero la subida al poder de Al-Haken en el 1009, la rigurosa persecución de judíos y
cristianos y la profanación y destrucción del Santo Sepulcro, levantaron en Europa un
clamor que daría lugar a las Cruzadas.
· Período Cruzado
(1099-1291). Godofredo de Bouillón conquistó Jerusalén el 1099. Su hermano
Balduino, en 1100, se corona rey el día de Nochebuena, en Belén, estableciendo
el Reino Latino de Jerusalén, que durará aproximadamente dos siglos, largo
período luminoso y fecundo en obras y vigor cristianos.
· Período Mameluco y
Otomano (1291-1917). Bajo el período Mameluco, Tierra Santa se convirtió en
provincia dependiente de Damasco. A partir de ahí, altibajos políticos y
económicos se sucederán ininterrumpidamente. En el año 1516, Palestina queda
sometida al imperio otomano con la conquista de Jerusalén por Selim I.
· Desde el sionismo al
Estado de Israel (1897-1948) Organizado en Suiza por Teodoro Hersl, fue un
movimiento de liberación nacional, convencidos sus organizadores de que el
pueblo judío sólo podría liberarse por autodeterminación. El primer Congreso
Sionista fue en 1897. - La primera guerra Mundial, en 1914, pone fin a los 400
años de dominación otomana en Palestina. - La Declaración de Balfour en 1917
reconoce la conexión histórica del pueblo judío con Palestina y les promete el
establecimiento de un “Hogar Nacional Judío”. - El Mandato
Inglés 1922-1948. – La guerra de la Independencia, 1948-1949.
El rechazo de los países árabes de esta decisión y el 14 de mayo de 1948 el
Consejo del Pueblo, reunido el Tel Aviv, declara el establecimiento del Estado
de Israel. - La guerra de los Seis Días en 1967, con la insatisfacción de los
países árabes por el reparto. La guerra del Yom Kippur en 1973 y la ONU solicita el arreglo
entre las partes.
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Palestina
deja de ser un país independiente al ocuparla Pompeyo en el 63 a.C., y queda
anexionada a la provincia romana de Siria.
En el año 40, el Senado nombra monarca a Herodes, quien procede de
inmediato a conquistar Palestina. En el 37, mientras el gobernador Sosio toma
Jerusalén, Herodes puede hacerse cargo
del reino y Antígono fue ejecutado en Antioquía.
En reinado de Herodes el Grande, bien
conocido gracias a su historiador Nicolás de Damasco, se extiende del 37
al 4 a.C. En el año 30, Octavio le entrega todos los territorios palestinos, a
excepción de la Decápolis romana. Herodes entonces emprende la construcción de
grandes obras: antigua ciudad de Samaría con el nombre de Augusto (Sebaste),
Cesarea Marítima con su puerto y templo en honor del emperador. En Jerusalén:
el Palacio real, el Templo y ensanche de su explanada, la Torre Antonia y las
Murallas de la ciudad. Un santuario espléndido en honor de Augusto en las
fuentes del Jordán. Para su seguridad,
las fortalezas: Masada, en la orilla occidental del mar Muerto, el Castillo
reformado de Maqueronte, el Herodión, para su propia sepultura, el palacio de
invierno en Jericó, un castillo con el nombre de su madre “Kipros”, el
Hircanus, en el desierto de Judea como cárcel para los disidentes, y las
ciudades de Hípico y Fasael en el valle del Jordán.
Herodes, amigo de Roa, se comportaba como un gobernante helénico-pagano,
inclinado hacia los extranjeros antes que la misma comunidad religiosa de
Jerusalén. El asesinato del Sumo Sacerdote Aristóbulo, en Jericó, provocaría
una repulsa y el descontento del pueblo.
El año 4 a.C. murió (Herodes el Grande) en Jericó, haciéndose enterrar
con gran pompa en el Herodión. A su muerte, los romanos distribuyeron su
reino: Arquelao, nombrado Etnarca, recibió Judea, Idumea, Samaría; Antipas y
Filipo, como Tetrarcas, reciben el primero Galilea y Perea, y el segundo
Traconítide, Batabea, Auranítide e Iturea; Salomé, hermana de Herodes, las
ciudades de Asdod y Jamnia y los palacios de Ascalón y de Fasaelis.
Muy pronto, la actuación despótica de Arquelao obligó a Roma a
destituirlo el año 6 d.C. anexionados a Siria sus territorios, dentro de cuya
provincia romana disfrutaron de una administración especial, dirigida por un
Procurador con sede en Cesarea del Mar, a quien correspondían las funciones de la justicia suprema, en tanto que a la
comunidad religiosa de Jerusalén se le reconocía el derecho a juzgar sus propios
asuntos ante el Sanedrín.
En
Tierra Santa existen muchos lugares que conservan la huella del paso del Señor,
y han sido venerados a lo largo de los siglos con toda justicia. Sin embargo,
ninguno es comparable al Santo Sepulcro, el sitio preciso donde se produjo el
acontecimiento central de nuestra fe.
Como saldrá con frecuencia
referencias a los Santos Evangelios, requiere una pequeña semblanza de los
mismos:
El Evangelio y los Evangelios. En la lengua común del Imperio
Romano (que era el griego) la palabra evangelio significaba buena
noticia. Esta palabra no fue inventada por los cristianos, pues mucho antes
que ellos, griegos, romanos y judíos la utilizaban para referirse a acontecimientos
que eran para ellos una buena noticia.
Los evangelios canónicos son
aquellos que fueron aceptados por las primeras comunidades cristianas como
inspirados, y pasaron a formar parte del canon
o lista de libros inspirados del Nuevo Testamento. Son evangelios de Mateo,
Marcos, Lucas y Juan.
Además de los cuatro evangelistas incluidos en el canon del Nuevo
Testamento, en los primeros siglos de la
Iglesia surgieron otros escritos que también recibieron este nombre. Son los evangelios apócrifos, palabra que en
griego significa oculto o escondido.
Los evangelios despiertan un gran interés porque sirven para conocer
quién era Jesús, qué hizo, qué dijo, cómo fue su vida.
En la historia de los orígenes del cristianismo pueden distinguirse tres
etapas o periodos:
a)
La vida de Jesus (6 a.C. – 30 d. C.)
b)
La generación apostólica (30 -70 d.
C.)
c)
La segunda generación cristiana (70
- 110 d. C)
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Un enfoque de la distribución territorial
GALILEA
Es el área preferida de Jesús para abrir caminos nuevos y para la
abundante siembra de su palabra salvadora. Nada queda fuera de los límites de
su proyecto salvífico y a su vez, el anuncio de su Reino.
Recorrer tan variados parajes ahora es probar y actualizar la memoria
con idénticos paisajes que Él recorrió y habitó. Es llenar el corazón con la
resonancia de su vez inextinguible, plena de desusada autoridad y siempre
atenta y amorosa, incluso con quienes requieren su consejo, se les antoja
exigente y le abandonan entristecidos porque su camino es escarpado y
fragoroso.
Galilea comprende la región norte de Palestina. En su parte central está
cruzada por las montañas de Neftalí, desde el monte Hermón al valle de Jezrael.
La línea que va desde Safed a Acre la
divide en alta y baja Galilea. El valle de Esdrelón, el más extenso de Israel,
está rodeado por las montañas del Carmelo al oeste, los montes de Gelboé al
sur, y se une por el este al valle del Jordán, con una extensión de 30 km. de ancho por 40 km. de largo. Toda
esta zona fue ocupada por las tribus de Dan, Isacar, Zabulón, Aser y Neftalí
(Jos 19, 10-15)
Forma la parte central de Palestina, consistente en un macizo montañoso
que la recorre de norte a sur, arrancando de la llanura costera de Sefela y
cayendo por el este a la depresión del Jordán. Por su configuración orográfica,
destacan en ella cuatro regiones: Galilea, Montes de Efraín, Montañas de Judea
y Montañas del Négueb
Se divide en alta y baja Galilea, como se aprecia en la Biblia (Tb 1,
2). Galilea es el área preferida de Jesús para abrir caminos nuevos y para la
copiosa siembra de su Palabra.
Es la parte más septentrional de
la cordillera al oeste del Jordán, en Palestina, y lugar de la vida oculta y
primer ministerio de Jesucristo. Bíblicamente Galilea asume mayor importancia
en los Evangelios, que narran la actividad de Jesús antes y después de su
resurrección. En Galilea empezó su vida pública y sus milagros, y allí pasó la mayoría de los años anteriores. Como ocurre
con muchas realidades bíblicas, tanto personas como de lugares, la misión
profunda de Galilea en la historia de la salvación fue anunciada antes en el
A.T. por los profetas. En el 732 a.C. Isaías emitió un oráculo que parece
ligado a la deportación de los galileos por Tiglatfileser. El profeta habla de la
Galilea de los gentiles y el camino del mar, asemejándole a un pueblo que anda
a oscuras, pero que de repente ve una luz intensa (Is 9,1).
Jesús pasó la mayor parte de su vida en Galilea (Mt 2,23; Lc 2,51). Sus
primeros discípulos son de Galilea: Simón, Andrés, Santiago y Juan (Mt 4,18).
Después de la Ascensión al extenderse el cristianismo por toda la Palestina los
Apóstoles serán llamados “Galileos” (Act 1,11).
Cesarea de Filipo (alta Galilea),
El lugar ofrecía todos los atractivos
inimaginables una ciudad populosa, signos sobrados de antigua y constante religiosidad, aromas bíblicos de
rancia presencia profética. Roca viva, agua viva, son entorno semántico lo
suficientemente significativo como para que Jesús sitúe allí el lugar exacto en
que infundir, en la roca de Pedro, la palabra viva que lo elija cabeza suya visible, para dirigir
en su nombre la Iglesia, llegado el instante previsto. Cefas, la roca de
Cristo; la fuente, Cristo siempre.
Llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo y preguntaba a sus
discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron:
Unos que Juan Bautista, otros que Elías…. Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! ….. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia… (Mt
16, 13-20)
Amar, Besaida, Cesarea de Filipo, Caná, Cafarnaúm, Mar de Galilea, (que
recibe sucesivamente los nombres de mar de Tiberiades, mar Muerto, mar Rojo,
lago de Niassa y Tanganica), Monte Carmelo, Naím, Nazaret, Tabor, Tabgha.
La planicie de Acre. Comprende desde Rosh Hanikra o Ras
en Naqurah –las escaleras de Tiro-, en el norte, hasta el monte Carmelo
en el sur. En ella se encuentra la llanura de Zabulón, que
contacta con el valle de Jezrael o Esdrelón entre las montañas de la baja
Galilea y el Carmelo.
Valle del Sarón. Comprende estrictamente la llanura
costa desde el Carmelo a Jafa, aunque el nombre de Sarón se aplique a otras
regiones. En la antigüedad bíblica tuvo dos puertos importantes Dor y Jafa,
protegidos por una serie de rocas.
La Costa Filistea. Se extiende por la parte sur de la
planicie costera hacia el Sinaí y Egipto. Recibe el nombre de sus ocupantes,
los filisteos, y con los romanos dará nombre a todo el país: Palestina. La
pentápolis filistea la constituían las ciudades de Gaza, metrópoli durante
largos periodos históricos, Ascalón, el puerto principal y Azoto, las tres
junto al mar, y al interior Gat y Ekrón, que rivalizaron con la Sefela de
Judea.
La Sefela. Entre la planicie costera y los
montes de Judea existe una región de colinas llamada Sefela (país bajo). Fue la
parte más rica de Judea y tenía ciudades fortificadas contra los filisteos en
los valles que conducían a las montañas
de Judea: Gezer, Ayalón y Bet-Orón en el valle de Ayalón.-
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SAMARÍA-SEBASTE
Samaría es como un arco que salta de Galilea a
Judea. Y en la historia caminante de Jesús, además de zona de tránsito, es área
muy específica de su plan evangélico, de modo que el gradual avance en el
camino y en el anuncio de la palabra cumpla, los designios del Padre de
pregonar a todos la inminencia del Reino.
Para los galileos, Samaría era hostil tierra de paso. El rechazo, no
obstante no retrae a Jesús, sino que le impele a buscar asilo todavía más al interior.
Samaría, una de las provincias asirias, y más
tarde persas, de Palestina Cisjordania, que con Galilea y Perea
había formado el reino de Israel después del cisma de Jeroboam. Es la región
central de Palestina que toma el nombre de su homónima capital del reino de
Israel. En tiempo de los Reyes se denominaba “Montes de Efraín” y se extendió
desde la llanura de Esdrelón al norte hasta la raíz de las montañas de Judea,
en una extensión de 80 km. Región más alegre
y terreno más fértil que el del sur, por ella entraron los Patriarcas,
en ella se asentaron las tribus y acabó siendo testigo y fácil presa de la
ambición y los avatares de los imperios de Siria y Mesopotamia.
En ella radicaron en tiempos de los Jueces
y de los Reyes dos grandes lugares de culto: Silo y Betel. En Siquem y Tirsá
residió el primer rey de Israel, Jeroboam I (931-910 a.C.), y Omrí (875-874
a.C.) estableció en Samaría la capital del reino de Israel.
Nombre, en hebreo Sômrón; en arameo bíblico Sâmrâin; en asirio Samerîna.
Algunos geógrafos ven Samaría dos cadenas montañosas. La occidental forma un
verdadero dédalo de valles y montes donde se hallan las cimas más elevadas,
como el Ebal y el Garizím (868 m.) y la oriental, más uniforme y de
menor altura, que se extiende desde los montes de Gelboe hasta el Qarn Sartabe, como lo llamen los árabes
a la cima que destaca casi 600 m. sobre su base, en la hondonada del valle del
Jordán, aunque sólo alcance la cota de 379 m. sobre el Mediterráneo.
El Ebal y el Garizím son los
montes de las bendiciones y maldiciones de
Josué cuando se renovó la Alianza
después de la toma de posesión de la Tierra Prometida. El Garizím es el lugar
escogido por Jotam para proclamar su célebre apólogo contra Abimelek, el hijo
de Gedeón. Cristo alude al templo sobre él construido en su conversación con la
samaritana junto al pozo de Jacob (Jn
4,21).
Sargón II, 722 a.C. constituyó la provincia de Samerina con la ciudad y
sus aledaños, recién conquistados, a los que unió la provincia de Maguedu
(Meguido bíblica) construida en 733 a.C.
En tiempo de Alejandro Magno, 332 a.C. goza Samaría
de un nuevo rejuvenecimiento. Durante el periodo
macabeo, Juan Hircano la conquista y destruye. Era el 108 a.C. El general
Pompeyo, 63 a.C. la anexiona a la provincia romana de Siria. Herodes el Grande,
37 a.C. reconstruye y hermosea la ciudad, dedicándola al emperador Augusto (Sebastos, en griego) con el nombre de
Sebaste. Es su época de máximo esplendor.
En el N.T., además del conocido pasaje de la samaritana, si cita el paso
de Jesús y los discípulos en Lc 9,51-56 y acaso en Mt 15,24; curación de los 10
leprosos; la predicación de los Apóstoles (que debe preceder a la predicación
de los gentiles, Act 1,8); Felipe, el diácono, convierte samaritanos que
reciben el Espíritu por el ministerio de Pedro y Juan (Act 8,4 ss y 14 ss.) con
el conocido incidente de Simón el mago Act 9,31 y 15,3.
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando
iba a entrar a un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon
a lo lejos y a gritos decían: Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Al
verlos, le dijo: Id a presentaros a los
sacerdotes. Y mientras iban de camino
quedaron limpios…. (Lc 17, 11-19)
Samaritanos, en hebreo sômrônîm, habitantes de Samaría, aunque ellos se
llamen observantes. Resto diminuto de los antiguos samaritanos que vive en
Nablus y en Tel Aviv.
Los judeo-cristianos veneran aquí las tumbas de san Juan Bautista y la
de los profetas Eliseo y Abdías. Tanto bizantinos como cruzados, levantaron
sendas basílicas en honor de san Juan Bautista, con base en esta tradición. La
catedral cruzada fue transformada en mezquita en 1187 hasta el día de hoy.
Fruto de las excavaciones, pueden admirarse, las Puertas de Herodes, de la
que arranca la columnata del cardo máximus, del tiempo de Septimio Severo; el
foro, edificado por Herodes, flanqueado de pórticos columnados; junto a éste,
la Basílica
de las tres naves, igualmente de Septimio. El gran estadio hacia el norte
(en proceso). Al Teatro romano del siglo III. La Torre helenística del
siglo IV-II a.C.). Del Templo de Augusto y una gran
escalinata del siglo II. La Iglesia de San Juan, del siglo V,
conmemora el hallazgo de la cabeza del Bautista.
Betel, Jenín, Montes Garizím y Ebal, Sicar, Siquem, Valle de Dotaín
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JUDEA
El
Evangelio está siempre en camino, dice un comentarista de los Hechos de los
Apóstoles, quien concibe el Evangelio de
Jesús como un cuidadoso camino preparatorio que conduce, y tiene su complemento, en la ardua subida a Jerusalén, y de
Jerusalén al Calvario, lugar extremo de su peregrinaje
Judea
es el nombre helenístico-romano de la parte sur de Palestina, donde Jerusalén,
tiene su centro. Fue constituida provincia de los persas dentro de la V
Satrapía y pervivió con este nombre hasta el siglo IV d.C. No siempre la tribu
de Judá ha tenido la misma división geográfica, sujeta a los avatares de la
historia. Solamente aparece en la Biblia a partir de la conquista persa.
Orográficamente comprendió siempre la parte meridional del yogo
montañoso o cordillera palestina con su ladera al Jordán y Mar Muerto. Estos
distritos montañosos tienen una altura media bastante elevada con cimas
superiores a los 800 m. sobre el Mediterráneo en los alrededores de Jerusalén,
de más de 1.000 m. en Baal Hazor al norte de Betel, y en el macizo de Hebrón al
sur. En los distritos de Sefela, de menor altitud, los valles: Eleuterópolis,
Maresa y Zoreah, con alturas entre los 400 y 300 m., hasta que llegan casi a identificarse
con la llanura como Laquis y
Lyda,
que apenas llegan a los 100 m. Tanto
Jericó como Dok y Bet Hogla, en el valle del Jordán; Ir Hamelaj, junto al Mar Muerto, se hallan muy debajo del
nivel del Mediterráneo, entre los -200 y -300 metros.
Entre los montes de Judea no pocos guardan recuerdos históricos
fundamentales para Israel, el cristianismo y el Islam. Todo el distrito de la
montaña alrededor de Jerusalén es repetidamente citado tanto por el Antiguo
como por el Nuevo Testamento. En esta zona hay que citar, además, las cimas de Baal Hazor, dominio de Absalón (2 Sam 13 - 23), y lugar de la muerte
de Judas Macabeo
(1 Mac 9.15).
La provincia primitivamente
comprendía tan sólo cuatro distritos, cuyas capitales eran Jerusalén, también
capital de la provincia; Mispá, Betsur y Queila. Cada uno de los distritos
estaba regido por dos jefes. En aquel momento la población distaba de ser
uniforme: a los cautivos, recién regresados, se unían los judíos no desterrados
y no pocos extranjeros que se había establecido durante el destierro, ocupando
en cierta forma el vacío creado por la marcha de los cautivos.
Era difícil la unión entre los tres
grupos, incluso entre los dos judíos. Los nativos
de Judea, llamados despectivamente
“pueblo de la tierra”, tenían las reacciones de minoría dominada, que procura
vivir con los dominadores extraños sacrificando todo y a la paz posible. La
labor proselitista de Nehemías y sus sucesores sobre los judíos de otros
distritos y provincias originó problemas con samaritanos y otros extranjeros,
hasta llegar al destierro de judíos en el 351 a.C. No hay que olvidar que los
habitantes de Judea estaban empobrecidos, como lo acreditan las medidas
económicas y administrativas de
Nehemías.
Alejandro Magno conquistado el imperio persa, mantuvo la organización
administrativa del mismo. Judea por consiguiente, siguió siendo una provincia
del imperio griego dentro de la V Satrapía después del 331 a.C. (…) Cuando Pompeyo, 63 a.C., provocado por
Aristóbulo marcha contra Jerusalén y la ocupa, respeta la religión y
prerrogativas judías, cambiando tan sólo al Sumo Sacerdote: Hircano II en lugar
de Aristóbulo, pero con una presencia romana rn Judea, contra la que sublevaron los judíos en 57 a.C. Provocando el desmantelamiento de sus fortalezas
de Hircania, Maqueronte y Alexandrion. Poco después el propio Gabinio,
dominador de la revuelta, reestructura Judea dividiéndola en tres synhedría;
Jerusalén, Gazara (Gezer) y Jericó.
Toda Judea formó parte del Reino de Herodes el Grande, quien la
reestructuró dividiéndola en 11 topoquías, presididas por Jerusalén, la capital del Reino, que siguió siendo centro de la toparquía de
oreine. Al morir Herodes, el Etnarca
Arquelao recibe Judea pero sin Fasael, que junto a Azoto y Yamnia forma el
dominio personal de Salomé. (…)
Acallada la sublevación en 135, por Adriano, el emperador refunda
Jerusalén de sus cenizas, pero con nombre nuevo y pagano: Aelia Capitolina.
Judea sigue gobernada en el orden religioso por los propios judíos: un
Patriarca sucede al Sumo Sacerdote al no existir el Templo; no reside en Jerusalén y su
misión es moderar a los judíos. Judea queda englobada en
la provincia de Siro-Palestina, junto a Galilea, Samaría, Idumea y Perea.
El cristianismo, como indican los Hechos de los Apóstoles y las Actas de los
Mártires, se extendió rápidamente por Judea desde Jerusalén. Lyda, Azoto,
Emaús-Nicópolis, y Jope se consideran iglesias fundadas por san Pedro.
Eleuterópolis se gloria de haber sido evangelizadas por san Ananías de Damasco.
Muy pronto aparecen iglesias en Belén y en Aenea. Se conocen los nombres de los
mártires de Jerusalén, Gaza, Aenea, Yamnia y Eleuterópolis, desde los orígenes,
pero especialmente en la persecución de Diocleciano, bajo Urbano y Firmiliano.
Algunas de las ciudades o pueblos de Judea: Afara, al-Azariye (pueblo de
Lázaro), Belén, Betania, Betfagé, (casa
de los higos), Emaús El Qubeibe (también
llamado Nicópolis), Er-Ram, Gabaón,
Gueba, Jabes Galaad, Jericó, Jerusalén,
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C. JERUSALÉN
Jerusalén, situada a una altitud
de 750 m. ocupa el centro de una meseta de las montañas de Judea, que asciende
por el norte (Samaría) y el sur (Hebrón), y desciende hacia el este (valle del
Jordán) y al oeste (llanura mediterránea). Hacia el
valle del Jordán se desciende 1.200 m. a lo largo de 22 km., y al Mediterráneo,
850 m., en una distancia de 55 km.
Hoy la Tierra Santa (Jerusalén)
fue un pueblo escogido al mando de Josué, que conquistó la tierra
prometida entre el 1220 y 1200 (a.C.), quedó en un enclave en el territorio
asignado a Judá. Era la Salem, la ciudad de los jebuseos en la colina de Ofel,
junto a la fuente de Guijón, amurallada
y de unas cuatro hectáreas de extensión.
En Qumrán apareció una obra, Descripción
de la Jerusalén Nueva, que por fragmentos conocidos parece estar inspirada
en Ezequiel.
Esta ciudad cananea fue conquistada por el rey
David (1010-970 a.C.), hacia el 1000 la convirtió en capital de su reino y fue
trasladada a ella el Arca de la Alianza. Salomón (970-931 a.C.) su hijo, la
engrandeció y la prolongó hacia el norte construyendo en la cima, en la “era de
Arana”, el Templo. Se triplicó la ciudad y así nació Jerusalén judía.
Hace más de treinta siglos y tras siete años de trabajos, el rey Salomón
trasladó el Arca de la Alianza desde la ciudad de David al Debir, el Santo de los Santos, y consagró la casa de Yahvé. Las
fiestas duraron siete días y sacrificaron miles de bueyes y cientos de ovejas.
Cuatro siglos más tarde (587 a.C.) el Templo fue saqueado y desapareció
el Arca de la Alianza, llevado a cabo por Nabucodonosor, rey de Babilonia,
destruido el palacio real, las casas y murallas de Jerusalén. Cincuenta años
después (538), bajo el dominio de Ciro, rey de los persas, los judíos vuelven
de Babilonia, reedifican la ciudad y las murallas en el 515, concluyeron el
segundo Templo, el de Zorobabel.
En el tiempo de los griegos, el rey Antíoco IV Epifanes (175-164),
desató una sangrienta persecución contra los observantes de la Ley de Moisés,
profanó el Templo, estableciendo un altar a Zeus Olímpico. Jesús Macabeo, vence
a los seléucidas (164) restauran el Lugar Santo y ofrecen holocaustos y
sacrificios de Comunión en acción de gracias.
Herodes el Grande (37-4 a.C.) lleva a cabo la reconstrucción del Templo
con 10.000 obreros, y hasta el año 66 d.C.) no se dieron por concluidas.
Jerusalén significa “la ciudad de la paz” aunque paradójicamente, no hay
ciudad en el mundo ante cuyas murallas se haya combatido más. Ha sido asediada
más de cincuenta veces, treinta y seis conquistada por los ejércitos
extranjeros y en diez ocasiones destruida.
Jerusalén ocupa un lugar central en la vida de Jesus: viajes,
predicación, consumación de su sacrificio redentor, resurrección y ascensión.
En Jerusalén se construye y se va conformándose día a día la Iglesia y de allí
parten los Apóstoles para anunciar la Buena Noticias, primero a las regiones
limítrofes, luego a otros países, desde su inicio gentil en Antioquía.
Jerusalén suele dividirse en Ciudad Vieja y Ciudad Nueva o moderna. La
vieja la forman cuatro barios: el judío, el musulmán, el cristiano y el
armenio. En la Ciudad Vieja o amurallada están gran parte de los lugares
Sagrados de la Cristiandad.
Sin duda, es la ciudad
amada y venerada por los fieles de las
tres grandes religiones monoteístas:
·
Para los judíos, la ciudad de David,
la sede del Templo. El centro religioso del judaísmo del Antiguo Testamento
·
Para los cristianos, la que encierra la
basílica del Santo Sepulcro, con su Calvario. Jesús de Nazaret, realiza parte
de su vida pública, sufrió persecución y muerte. Testimonios de su
Resurrección.
·
Para los musulmanes “la Santa”, La tercera
ciudad del Islam, después de la Meca y Medina, pues desde la primera, subió Mahoma
al cielo.
Jerusalén. La Biblia
la menciona por primera vez en el Génesis 14, 17-24, cuando Melquisedec, el rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo sale
al encuentro de Abrahán y le presenta pan y vino .Jerusalén significa “la
ciudad de la paz” Asediada más de
cincuenta veces; treinta y seis conquistada;
diez destruida. En los Anales de Nabucodonosor se la llama la
ciudad de Judá, en el sentido de capital
del Reino. En la Biblia aparece con frecuencia la denominada “ciudad de David”
referida a todo Jerusalén o a parte de la ciudad, como homenaje al gran rey
y conquistador de fortaleza tan bien
defendida.
Jerusalén, la nueva capital de David
“David se enfrento con un grave problema: la
elección de una ciudad como capital podría dar la impresión de que una tribu
era superior al resto. Al principio resultaba difícil mantener doce tribus
juntas. Si situaba su capital en Judá, su territorio de nacimiento, las tribus
del norte, ya entonces rebeldes, podrían pensar que no quería ningún trato con
ellas. En cambio, si ponía su capital en algún lugar del norte, podrían parecer
que estaba dando la espalda a su fieles seguidores de Judá.
Pero existía una antigua ciudad justo en
la frontera entre Judá y las otras tribus, una ciudad que no pertenecía a
ninguna de ellas.
Jerusalén era una de esas ciudades
cananeas que los israelitas no habían conseguido destruir durante la conquista.
“Los hijos de Benjamín no pudieron
expulsar a los jebuseos de Jerusalén: por eso los jebuseos viven allí con los
hijos de Benjamín hasta el día de hoy”, dice Jueces 1,21. Y Josué 15,63 dice:
“Los hijos de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en
Jerusalén, por eso siguen habitando en Jerusalén, en medio de los hijos de
Judá, hasta el día de hoy”. Queda, pues, claro que Jerusalén estaba justo en
frontera entre Judá y Benjamín.
Desde entonces Jerusalén fue la capital de
David. Incluso llegó a ser conocida como la Ciudad de David, nombre que la
parte antigua de la ciudad todavía conserva. David construyó la ciudad y su
nuevo aliado, el rey Jiram de Tiro, envió artesanos fenicios para edificarle un
palacio. Sabemos por otras fuentes históricas que Tiro estaba comenzando una
época dorada de prosperidad bajo el rey Jiram. Ésta no sería la última vez en
su largo reinado que Jiram se mostraría amigo de Israel.
La cúpula de la mezquita de la Roca,
construida sobre la Sagrada Piedra de Abrahán en el monte Moria (monte del
Templo), es donde se construyó al principio el templo de Salomón. Planeado por
David pero construido por Salomón, el Templo fue el punto central de culto para
los israelitas hasta su construcción por babilonios el año 587 a.C. El Templo fue construido o reconstruido tres
veces recibiendo distintos nombres: El Templo de Salomón, el Segundo Templo y
el Templo de Herodes. Los tres fueron destruidos. La mezquita fue construida
por el califa Omar sobre las ruinas del Templo el año 691 d.C.
Se piensa que enla parte superior de esta
excavación en la Ciudad de David estaban situados el palacio y la ciudadela de
David. La estructura escalonada de piedra se remonta más o menos al año 1.000
a.C. (los tiempos de David). Esta zona estaba dentro de las murallas de la
ciudad cuando el Templo fue construido.
Jerusalén durante el tiempo de David y
Salomón, hacia los años 1010 – 930 a.C.
“El monte del Templo (donde estaba la era
que David compró a Arauná y dónde Salomón edificó el Templo) parece ser que
estaba al norte del monte Sión. Se asocia tradicionalmente con el monte Moria.
El monte Moria de los tiempos de David es la parte central de la colina
oriental. El término Sión, inicialmente usado para describir la fortaleza de
los Jebuseos situada al sur, acabó aplicándose también al monte del Templo.
Ofel
es el nombre que se da al extremo sur del monte del Templo. Al sur del Ofel
estaba la antigua ciudad jebusita del monte Sión”. (Scott Hahn, Comprender las Escrituras, p. 191, 192,
209)
Palestina en tiempo de Jesús. Después del exilio
de Babilonia tres son los elementos que configuran una época que llega hasta el
tiempo de Jesús: el sacerdocio, que
hizo del Templo el centro único del culto; la desaparición del profetismo oficial, que representaba la
religión espontánea; y el triunfo de los
escribas, que concentran la vida en la estricta observancia de la Ley.
En la vida de Jesús, el pueblo se rige por el Gran Consejo o Sanedrín, compuesto por el Sumo Sacerdote y
aristocracia sacerdotal; los ancianos o aristocracia laica y los escribas o
doctores de la Ley (Mt 26,57). El
Consejo con sus 71 miembros representaban la autoridad espiritual frente al
extranjero. Administraban principalmente asuntos religiosos. El Gran Sacerdote,
siempre de la descendencia de Aarón, era el jefe verdadero, como el Templo era
el verdadero centro de la vida pública y el Santuario de la religión nacional.
El culto del Templo agrupaba a un personal numeroso. Los sacerdotes eran
los oficiantes del culto y los levitas tenían que ocuparse en trabajos
auxiliares. Unos y otros tenían como acto esencial el sacrificio público,
matutino y vespertino, el favor del pueblo. Flavio Josefo estima en Palestina
24 turnos que aseguraban el servicio semanal y anual.
La Torá (instrucción, ley),
como recopilación de la legislación mosaica del Pentateuco, era la regla
intangible, la norma absoluta de toda la vida religiosa.
En el Nuevo Testamento se nombra a los escribas con los fariseos como
representantes de la tendencia legalista y exclusivista, sin ser una secta ni
una escuela (Mc 2, 16; Lc 5, 30).
La Sinagoga constituía el
centro de la vida religiosa y el punto de contacto entre los escribas y el
pueblo, su función era, por tanto, complementaria del templo. Parece que tiene
su origen en tiempos de Esdras y Nehemías, cuando al intensificar el estudio de
la Ley, hubo que fundar lugares de instrucción religiosa, ya que en ellas el
culto giraba en torno a la lectura de la Ley y los Profetas. Plegarias y el canto de los Salmos complementaban el ri to. Raro era el pueblo en Palestina que no
tuviera su sinagoga. Los sábados y vísperas de las grandes fiestas era el día
obligado de reunión en ella.
La compleja realidad de la vida religiosa dio origen en la práctica a
cuatro tendencias: saduceos, fariseos, zelotes y esenios.
Saduceos. Este nombre parece
derivar de Sadoc, sumo sacerdote de quien provenía, desde Salomón, todo el
orden sacerdotal. Constituía este grupo un conjunto de personas que negaban la
vida futura y su retribución, porque no creían en la resurrección y la
inmortalidad, rechazando a su vez, la existencia de ángeles y demonios.
Conformaban más un partido que una secta religiosa, y sus miembros se
reclutaban entre aristócratas, ricos y
sacerdotes.
Fariseos. -o separados-
recibieron el nombre de “hassidim” los
piadosos, por el rigor con que cumplían la Ley y la Tradición, que imponían
también a los demás. Tenían por una gracia muy singular de Yahvé y fuente de
gozo el estudio de la Ley y la aceptación de sus cargas. La Haggadá y la Halachá venían a ser para ellos como un desarrollo de la Torá.
Gozaron de gran consideración o influencia en el pueblo por su fidelidad
a la Torá, y la crítica que hace de ellos el Evangelio. A pesar de su
legalismo, se manifestaban abiertos a novedades religiosas, lo que les movió a
imponer al pueblo reglas que no estaba n en la ley de Moisés, conciliando así
el viejo yavismo con las novedades que a su juicio imponían los tiempos.
Entre sus creencias, admitían ángeles y demonios, alentaban la esperanza
de la resurrección y esperaban el pronto advenimiento del reino de Dios. Del
fariseísmo salían los mejores escribas, exégetas y juristas, que produjeron
posteriormente la obra ingente del Talmud.
Zelotas. Zelotes o cananeos,
eran un ala de los fariseos y reconocían otro jefe y maestro que Dios. Nacidos
contra la opresión romana, rechazaban la pasividad de los fariseos y proponían
la acción decidida y audaz como única solución. Se les llegó a conocer por
sicarios o asesinos, y su exaltación jugó un papel decisivo en la Gran
Revuelta, porque sus acciones, básicamente religiosas, se confundían con la
agitación política.
Esenios. Dentro de la
ortodoxia judía, constituyen una asociación de pietistas escrupulosos que
encarnaban la Torá en una regla de vida, una disciplina, prácticas rituales
ajenas a la tradición ya vista normal, y
que introducen el espíritu, a pesar de
las representaciones de una
gnosis cosmológica, en el cuerpo de la religión nacional.
Los herodianos que aparecen en
el Nuevo Testamento, no debe identificarse con una secta judaica que habría
considerado a Herodes el Grande como el Mesías.
En el fondo se trata de un grupo de partidarios de la dinastía de
Herodes.
Los Evangelios, dan una importancia excepcional al ministerio de Cristo
en Jerusalén. Incluso en ocasiones destacan pormenores de sus viajes a
Jerusalén o su presencia en el Templo. Es san Lucas el que hace girar toda la
vida de Cristo alrededor del Templo y de Jerusalén; desde el anuncio del
nacimiento del Bautista a su padre mientras oficiaba en el Templo (Lc 1,8),
hasta la rotura del velo del santísimo
(Lc 23, 45). Tal vez a partir de dicho momento para S. Lucas el Templo carece ya de su valor y al describir la Ascensión
habla de Jerusalén y no del Templo (Lc 24,50). En el principio de los Hechos de
los Apóstoles, relata cómo los Apóstoles acudían al Templo para bendecir a
Dios.
Para los apóstoles y los evangelistas la entrada solemne de Jesús en
Jerusalén no es sólo el cumplimiento de
la profecía, sino la toma de posesión de la ciudad que, como heredero de David, le pertenece y de la que, como Hijo de Dios, es su Señor (Mc 11,
1 - 11; Mt 21, 1-11; Lc 19, 20-49; Jn 12, 12-19.
Jerusalén
antigua.
Entendemos por ciudad vieja o antigua la Jerusalén actualmente amurallada, que
encierra los vestigios de la historia y para acceder a su interior: Puerta de Damasco, Puerta Dorada, Puerta de
Herodes, Puerta de San Esteban o de los Leones, Puerta de la Basura o de los
Mogrebinos, Puerta de Sión o de David, Puerta de Jafa y Puerta Nueva.
Puerta
de Damasco.
En el centro de la muralla
septentrional, la más bella de todas, realizada por Sinán, el arquitecto de Solimán (1542). Siguiendo el cauce del
Tiropeón (El wad) da acceso al barrio árabe-musulmán y al Muro de las
Lamentaciones, de intenso tránsito, es paso obligado para el zoco. Remozado su exterior en forma de
anfiteatro, sirve para que los árabes celebren allí sus principales fiestas del
Ramadán. Bajo la actual puerta, hoy se puede visitar el nivel de la romana con uno de
los arcos laterales y el inicio del Cardo Maximus.
Puerta
Dorada. Está
enfrente al Monte de los Olivos. Dicen que, por esta puerta, hizo Jesús su
entrada triunfal en Jerusalén el Domingo de Ramos. Según una creencia del
lugar, al final de los tiempos, Jesucristo volverá a entrar, en su gloria por
esta Puerta en Jerusalén. Por esta razón la tapiaron los turcos en 1590, y por
esta misma razón, los musulmanes hicieron un cementerio al pie de la misma, esperando
la segunda venida triunfal de Cristo. A la entrada de esta Puerta, San Pedro
curó a un cojo de nacimiento (Hc 3,1-11). Por ella entró el emperador Heráclito
llevando la santa Cruz (631). Conserva elementos de la construcción herodiana.
Puerta
de Herodes.
Se llama así porque conducía a una casa que los peregrinos identificaban como
el palacio de Herodes Antipas. Los árabes la denominan Bab es Zahireh, puerta de las flores.
Puerta
de san Esteban.
Es la puerta oriental de la ciudad; la llaman “Bab Sitti Maryam”, que da al
valle del Cedrón. También Puerta de los
Leones, por tener dos leones (León de Judá) esculpidos en piedra, a uno y
otro lado de la puerta. Se llama de san Esteban, porque por ésta sacaron para
apedrear a san Esteban (Hc 7, 54-60). Probablemente ocupa el lugar de la (puerta hermosa) puerta probática, donde san Pedro y san Juan
curaron el paralítico (Hch 3, 2-11), da acceso a la explanada del Templo y a
las mezquitas.
Puerta
de la Basura o de los Mogrebinos. Los árabes prefieren llamarla Bab el
Maghrabia, por la vecindad del barrio donde vivían los árabes del Magreb. Puede
corresponder a la que Nehemías llama del Muladar (12.31). Es la puerta por
donde de entra desde el exterior de las murallas, al Muro occidental o de las
Lamentaciones y a la explanada del Templo.
Puerta
de Sión o de David.
Construida por Solimán, según inscripción allí consignada; se abre al Monte de
Sión y tumba de David. Los árabes la llaman Bab Nebi Daud.
Puerta
de Jafa.
Constituye uno de los principales accesos a la ciudad vieja. De ella arranca la
ruta que va a Jafa hasta alcanzar el Mediterráneo. Los árabes la llaman Bab
el-Jalil, puerta del Amigo, porque de aquí parte también la vía que conduce a
Hebrón, residencia del patriarca Abrahán, llamado “amigo de Dios”.
Junto a ella se encuentra la llamada Ciudadela de David, que no es otra
que la levantada por Solimán el Magnífico en el siglo XVI, transformado la de
los cruzados.
Puerta
nueva. Por la necesidad de las comunicaciones entre
los nuevos barrios extra muros con el de los cristianos, se abrió en 1887, una
nueva entrada en la murallas, que se conoce por Puerta nueva. Los árabes la
conocen por Bad el-Yedid. Es el acceso más fácil para llegar al Santo Sepulcro,
el convento de San Salvador y la hospedería “Casa Nova”.
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La impresión que produce la
ciudad santa al visitante, en cuanto descubre el perfil de sus murallas,
depende de la particular perspectiva que adopte ante ella el ánimo cansado,
ferviente o meramente curioso del viajero.
En la orografía de Jerusalén,
destacan los nombres de los montes Scopus y Olivete (850 m.), de las colinas
Bezetha, Moria, Ofel y las de Gareb y Sión. Jerusalén es mencionada en
la Biblia 656 veces, diecisiete veces destruida y dieciocho reconstruida.
Enmarcado en un simple plano,
dentro de sus murallas se podría citar como referencia: El Santo Sepulcro, la
Vía Dolorosa, la Mezquita de Omar. Como barrios: armenio, judío, cristiano y árabe.
¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén” (Salmo 121,1-2).
Entramos en Jerusalén por la
puerta de Jaffa, por el Barrio Judío,
para llegar a la explanada. Después de la destrucción de Jerusalén, el año 70, los judíos se
reunían en las ruinas del Templo para orar. Durante los doscientos años de la
Aelia Capitolina, no tienen esa posibilidad por el decreto de expulsión de
Adriano, que, además, había profanado la explanada con la erección de un templo
a Júpiter. Aunque regresan en la época de Constantino, tendrán que abandonar el
lugar de su oración cuando, en el centro se levante la mezquita de Omar. Sólo
les quedó –oculto entre las casas- el muro occidental.
El muro es parte de la gran construcción de Herodes para ampliar la
explanada hacia occidente, que busca sus cimientos en el lecho del Tiropeón,
unos 15 m. más bajo del nivel actual. Sólo las siete hiladas inferiores de grandes piedras ribeteadas, son
herodianas. Los bloques cuadrados son añadido romano y la parte final de
menor tamaño, son obra árabe
El muro es hoy el principal centro religioso
judío de Jerusalén y el lugar de reunión en el “Shabat” y fiestas nacionales, donde se ora y se realiza, como en una
singular sinagoga, el Bar-Mitzvá, la
entrada a iniciación de los adolescentes en la Ley judaica.
Jerusalén es la capital de Israel; la constituyen aproximadamente: 883.000
habitantes, 63% judíos; 32% musulmanes y
5% de cristianos. Superficie 125 kilómetros cuadrados.
Jerusalén es un trozo
estimable de suelo evangélico. Sus santuarios mantienen vivo el respeto piadoso
a Jesús, localizado allí donde ocurrieron los acontecimientos más significativos
de nuestra salvación, hasta el punto que puede organizarse la historia de su
presencia dolorosa en la ciudad,
haciendo el recorrido y meditando en los distintos lugares que mantienen y actualizan
su presencia
Barrios de Jerusalén. Como antes se cita, la
ciudad está dividida en cuatro barrios: Judío, Armenio, Cristiano (griego y
latino) y Musulmán.
Barrio judío. Se encuentra en
la parte suroeste de la ciudad amurallada, desde el Muro de las Lamentaciones hasta el barrio armenio. En la antigüedad debieron figurar el palacio de los asmoneos, donde
Jesús fue conducido ante Herodes (Lc 23,6-12), el Xistus o palacio Comunal y,
probablemente, la fortaleza Akra (1M 6), A las ruinas arqueológicas, habría que
añadir, dentro del barrio, los siguientes lugares: Santa María de los Teutones,
con monasterio y hospedería, hoy convertidos en jardines, cuatro sinagogas
sefardíes, y la de Hurba, hoy en reconstrucción.
Barrio armenio. Comprende la parte oeste, desde la puerta de Jafa a la de Sión. Rodeado
de altos muros dentro del reciento amurallado, la residencia del Patriarca
armenio-ortodoxo, de los monjes y algo más de unas doscientas familias que
vienen a constituir un pequeño estado teocrático.
Barrio cristiano. Comprende la parte noreste, desde la puerta de Jafa a la calle
del rey David hasta la puerta Nueva, habitada por los griegos ortodoxos y
católicos latinos. En él quedan enclavados, el Patriarcado griego-ortodoxo, el
Patriarcado latino con su Iglesia, el
Convento de San Salvador, sede de la
Custodia de Tierra Santa y el Patriarcado griego-católico. Todos ellos en torno
a la Basílica del Santo Sepulcro.
Frente al Santo Sepulcro se encuentra el barrio comercial del Muristán,
que ocupa el área del Hospital de San Juan, cuna de la Orden de los Caballeros
Hospitalarios de San Juan. Carlomagno había erigido en este espacio la iglesia llamada
Santa Maria Latina, con un monasterio benedictino y un hospicio para peregrinos,
que fueron destruidos por el califa Al-Hakem, En 1889 el gobierno prusiano levanta la iglesia
luterana del Santísimo Redentor en el lugar de Santa María Latina. En el ángulo
suroeste del Muristán se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, construida
por los amalcitanos sobre una estructura en forma de trébol del siglo V.
Barrio musulmán. Ocupa casi la mitad del reciento amurallado de la ciudad, en torno
a las Mezquitas. En él está el Zoco, que va desde la puerta de Damasco hasta el
barrio judío, la mayor parte de las estaciones del Vía Crucis, el lugar de la
Torre Antonia, Flagelación y Litostrótos, la piscina Betesda con la
Iglesia de Santa Ana. En sus estrechas y tortuosas callejuelas, y en las
entradas al Haram es Sherif, se pueden admirar interesantes fachadas de
edificios mamelucos, bien sean escuelas
(madrasa), hospederías (ribat), mercados
(suq), posadas (kban), monumentos funerarios (turba) o fuentes ornamentales.
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El
judaísmo en tiempos del Nuevo Testamento
“Según el historiador judío Josefo, “los judíos… tenían tres
filosofías…. La de los esenios, la de los saduceos y por último un tercer grupo
llamado los fariseos “(Antigüedades judías XVIII, 11).
Los fariseos fueron los antecesores de los rabinos. Al aplicar la Torah
a la vida corriente, los fariseos hacían posible la práctica d ela fe en
lugares apartados de la ciudad.
Los saduceos eran el partido del poder político, primero bajo los
Macabeos y luego bajo los romanos. Una asamblea llamada el Sanedrín tomaba las
decisiones en el día a día del gobierno de Judá. Aunque los fariseos ocupaban
algunos puestos en el Sanedrín, la mayoría estaba dominada por los saduceos.
Los esenios eran un grupo de judíos piadosos que protestaron por la
unión entre el poder político y el poder religioso por parte de los Macabeos.
Pensaban que el Templo se había corrompido por completo bajo los saduceos. Por
eso, se fueron fuera de Jerusalén y establecieron una pequeña comunidad en el
desierto, en Qumrán, junto al Mar Muerto. Sus escritos (los royos del Mar
Muerto descubiertos en la década de los cuarenta del siglo pasado) muestran a
una comunidad que veía a sus miembros como puros y justos, en comparación con
los contaminados saduceos y (probablemente) con los fariseos. Existe una teoría
que dice que San Juan Bautista fue un esenio”.
(Scott Hahn, Comprender las
Escrituras, p. 290)
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Otros lugares en la Jerusalén este
La Tumba de los Reyes. La reina Elena de Adiabene, país a orillas del Tigris,
una vez convertida al judaísmo, peregrinó a Jerusalén el año octavo del 44 d.C. y salvó a la ciudad
del hambre que había anunciado Agabo (Hch 11, 28).
La reina se hizo cavar en la roca viva, un complejo funerario, con
capacidad para ella y sus familiares. Lo
forma una amplia escalinata que descendía hasta un patio interior, dotado de
dos canales para recoger agua en grandes cisternas, aseguraba toda la necesaria
para las abluciones rituales. La entrada a la tumba, a la izquierda, se cierra
como era uso común, con una piedra circular. El interior de la tumba 6 x 6 m. y
desde ella se abren lateralmente varias salas sepulcrales.
Gruta de Jeremías y Cavernas Reales
Desde el
siglo XVI, viene
considerándose como la gruta
del profeta Jeremías, donde compondría “las
Lamentaciones”, a una gruta natural, enclavada en el recinto de un cementerio
musulmán, que queda situada sobre la estación
de autobuses árabes.
Museo Rockefeller. Se encuentra frente al ángulo nordeste de las murallas y sobre el foso
natural de las mismas, lugar por donde los cruzados asaltaron la ciudad.
Contiene los elementos más valiosos de la arqueología, desde la
remotísima edad de piedra, hasta los procedentes de sucesivos períodos de
Palestina. Entre otros: el cráneo del hombre de Galilea, esqueletos
prehistóricos de las cuevas del Carmelo, cabeza de una estatua de Jericó,
cerámicas y armas de Siquem. También gran parte de los manuscritos de Qumrán,
las métopas cruzadas de la fachada del Santo Sepulcro.
La Tumba de Simón el Justo.
Simón, príncipe de sus hermanos, y gloria de
su pueblo, hijo de Onías I. (Ecl 50, 1). Desde el siglo XIII veneran los
judíos su enterramiento, en el torrente
Cedrón.
En esta zona, comienza el barrio de Sheik Jarrak, donde fueron erigiendo
los más antiguos consulados de las naciones cristinas ante la ciudad de
Jerusalén, Italia, España, Francia (1850).
Barrios Occidentales
Son los situados al noreste de
las murallas desde el barrio del Mea Shearim, la calle de Jala y lo conocido
como ciudad nueva. Dicha calle, de principio de siglo, puede considerarse como
la arteria principal de Jerusalén, donde desembocan otras principales como las de
Ben Yehuda y la de King George: Este es el centro vital de la ciudad.
Catedral Anglicana
La entrada de los anglicanos en Tierra Santa en 1841, dio lugar a este
complejo, que comprende la catedral
de San Jorge levantada en 1895
al estilo de Westminster, el palacio episcopal, un colegio y hospedería para
peregrinos.
Tumbas de los Jueces o Sinedrio
En el Barrio del Sanedrín, se encuentran estos sepulcros helenísticos,
excavados en la roca, con dos hileras de lóculos. Atravesando el vestíbulo, una
puerta de pequeño tamaño, da acceso a
una gran sala donde se hallan alineados los sepulcros.
Barrio Mea Shearim o de las Cien puertas
Levantado por los judíos emigrados de Polonia (1875), lo habitan los “Hasidim” (asideos),
judíos piadosos, celosos del más estricto cumplimiento de la Ley. Todos ellos
integran un movimiento, fundado en Polonia a finales del siglo XVIII, que ha
conservado su identidad, gracias a la fidelidad a sus tradiciones, al género de
vida e incluso a la vestimenta que usaban en los ghettos de Europa. Viven
abstraídos del mundo secular que los rodea, atentos sólo a la lectura y comentarios
de la Torá en las pequeñas sinagogas y yeshivot
(escuelas). El rigor con que interpretan la Ley, les induce a exigirse y aún a
exigir estricta modestia al circular por sus calles. Algunos no reconocen el
Estado de Israel, alegando que no fue fundado por el Mesías.
Catedral Abisinia y Catedral Rusa
La Catedral de Abisinia, llamada Davra
Ghannat (lugar del cielo), está cerca de la calle de los profetas y
tiene monasterio adjunto.
La Catedral Rusa, dedicada a la Santísima Trinidad, es de estilo
moscovita. Los edificios de alrededor
estaban destinados a albergar peregrinos. Hoy los ocupa el Ministerio de
Justicia.
Delante de la catedral, puede admirarse una columna de 12 m. aún no extraída
de la roca, destinada en su día al templo herodiano.
Centro Notre Dame
La importante hospedería que los Asuncionistas quisieron abandonar por
el deterioro sufrido en los años 48-67, ha sido restaurada por el Vaticano como
centro cultural de espiritualidad y de acogida de peregrinos, dependiente de la
Santa Sede.
Monasterio de la Santa Cruz
Construido por Taciano rey de Georgia en el siglo X, lo vuelve a
reconstruir Justiniano. Pasó de manos de
los georgianos a los griegos ortodoxos. Fue levantado donde la tradición señala
el bosque en que crecía y se cortó el fecundísimo árbol de la Cruz del Señor.
Valle de Refaim o de los Gigantes
Se denomina así a una fértil
llanura que desciende del
valle de la Santa
Cruz, a lo largo de 3 kilómetros. En ella se fijó la línea divisoria entre Judá
y Benjamín (Jos 15,8), célebre por las luchas de David contra los filiteos (1Cr
14, 11).
El Museo Arqueológico y Bíblico
Muestra las colecciones del Departamento de Antigüedades y Museos de Israel. Contiene
desde el colmillo del elefante del 200.000 a.C., hasta osarios del Calcolítico
de Hazor, cerámicas cananeas, inscripciones hebreas y de otros periodos persa, helenístico,
romano, bizantino y árabe. Abarca todos los periodos de la arqueología de
Israel.
Santuario del Libro
El nombre del museo responde a la veneración
que se debe a la Sagrada Escritura.
El inapreciable muestrario de los manuscritos de Qumrán: Isaías, Manual
de disciplina, Lucha de los Hijos de la Luz contra los de las Tinieblas, Salmo
151. Pesarim (comentarios) de
Habacuc, y la Biblia de Alepo. En su sótano encierra documentos igualmente
valiosos, como cartas y objetos de la segunda rebelión judía.
Museo Nacional “Bezalel”
Lo es de artes refinadas, tanto judaica como etnográfica, y se le impuso
el nombre que lo designa, en conmemoración del artífice que, a petición y
sugerencia de Moisés, modeló el Tabernáculo en el desierto. Alberga además una
colección de pintura moderna con valiosos cuadros muy representativos de
Picasso, Chagall, Mason, Chadivif.
Maqueta de Jerusalén Herodiana
En los jardines del hotel Holy Land se exhibe una reproducción de la
Jerusalén del tiempo de Jesucristo. Construida a escala 1:50,
y más fiel reproducción a los originales. Para su realización se han tenido en cuenta
las noticias que aportan la Misná, Tosephta, el Talmud, Flavio Josefo y el
Nuevo Testamento.
Muy acertada visión conjunta de la Jerusalén, pocos años antes de su
destrucción.
Laura de Duka o de la Cuarentena
Se funda en conmemoración del ayuno de Jesús en el desierto, adosado
como un niño de águilas al monte Qarandal, frente a Jericó. Se ve cuevas
excavadas en la roca que pertenecieron a san Caritón. Actualmente es monasterio
que habitan monjes griego-ortodoxos.
Posada del Buen Samaritano
A mitad de camino entre Jerusalén y Jericó en el valle de Adumim (valle de sangre), límite entre las
tribus de Judá y Benjamín, se conmemora la parábola del Buen Samaritano. En el
actual recinto de origen turco (Khan el-Ahmar) hay vestigios de un santuario
bizantino y cruzado.
Entonces
un doctor de la Ley se levantó y dijo
para tentarle: Maestro ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le
contestó: ¿qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? (…) ¿Y quién es mi prójimo? Entonces Jesús, tomando la palabra, dijo: Un
hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y
cayó en manos de unos salteadores que después (…) (Lc 10- 25-37)
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D. AIN
KAREN
Montaña
de Judea.
Con el término bíblico “la Montaña” (Jos 10.6; Lc 1, 39) queremos referirnos a
la parte oeste de las mismas de Jerusalén al Bab el Wad (puerta del Valle), que se abre a la Sefela, y a la parte sur hasta
Hebrón. El terreno a veces escalonado en terrazas, recibe lluvia suficiente
para permitir el cultivo de frutales y viñedos.
Saliendo de Jerusalén, a 8 kilómetros, se encuentra la pequeña ciudad de Ain-Karen
(fuente del viñedo), patria de Isabel y Zacarías. Hasta 1948, sus habitantes eran en
su totalidad árabes musulmanes y cristianos. Desde 1961, ha sido incluida en el
municipio de Jerusalén.
En la distribución de la tierra
hecha por Josué, la Karen, asignada a Judá, equivale a la actual Ain Karen, según
corroboran la arqueología y la tradición. Es en el periodo bizantino cuando se
sitúa aquí la patria de San Juan Bautista.
Descendiendo hacia el fondo del
valle y, en el centro del pueblo, se encuentra con Bab Sitti Maryam, la
“fuente de la Virgen”, la única del lugar, abovedada, que mana abundantemente
por tres caños. Es de suponer, que bajaría María con su cántaro, en aquellos
tres meses que atendía a la prima Isabel.
Relatos bíblicos. En la distribución de
las tierras, Karen fue asignada a la tribu de Judá (Jos 15,59); anuncio a
Zacarías en el Templo (Lc 1,5); María se desplaza a la ciudad de Judá (Lc
1,39); nacimiento del Bautista (Lc 1,57); Juan en el desierto (Lc 1,80).
En
aquellos días, María se puso en camino (Nazaret dista de Ain Karen 130 km.) y fue aprisa a la montaña a un pueblo de
Judá, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María saltó la
criatura en su vientre. Se llenó del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo
para que me visite la madre de mi Señor!..... (Lc 1, 39-45)
“Caminamos apresuradamente hacia
las montañas, hasta el pueblo de la tribu de Judá. (Lc 1,39)
Llegamos. – Es la casa donde va a nacer, el Bautista.- Isabel aclama,
agradecida, a la Madre de su Redentor: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito
es el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi
Señor a visitarme?
El Bautista nonnato se
estremece… (Lc 1,41) – La humildad de María se vierte en el Magnificat”…
(Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo Rosario, p. 27)
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E. BELÉN – Campo de los Pastores
Belén (Bet-Lehem) (casa de
pan) se encuentra en las montañas de Judea que son similares a la parte sur
de la montaña de Efraím y dista de Jerusalén 7 km. Es un pueblo cananeo,
asentado graciosamente en la cumbre de dos colinas gemelas a 777 m. sobre el nivel del mar, y por sus
laderas se derrama el caserío formando anfiteatros. Así como Nazaret donde el
Verbo se anonadó en la encarnación, está como oculto en el fondo de un nido, Belén está
alto, pues allí se nos manifestó la luz
que ilumina a todo hombre.
Pueblo asignado a Judá (Jos
15,59), fue poblado por los hijos de Efrat, de donde le viene el nombre de Efrata.
En esta región apacentaba David los ganados de su padre cuando fue ungido por
Samuel y, tres generaciones antes, su bisabuela Rut espigaba los campos de
trigo y cebada de la parcela de Booz.
Belén fue también la patria de
judíos conocidos: De Booz (Rut 2, 3-4); de Isa (Rut 4, 22); de David (Rut 4,
22), el cual fue ungido rey de Israel, por el profeta Samuel (1Samuel, 16,
12-13).
Por su situación, Belén, entre
dos colinas, que constituyen la separación de las aguas hacia el mar Muerto y
el Mediterráneo, el terreno de Belén es bastante fértil. De hecho, sus pequeños
valles y ladeas en terraza, están cubiertos de viñas, olivos y cultivo de
cereales
En tiempo de Herodes el
Grande, Belén recupera cierta importancia al encontrarse en la ruta que lleva a
las fortalezas de Herodion y Masada. Por sus inmediaciones pasaba el acueducto
que surtía de agua a Jerusalén, desde los estanques de Salomón.
De Belén había profetizado,
hacia ocho siglos, el profeta Miqueas: Más tú, Belén, Efrata, aunque eres la menor
entre las familias de Judá, de ti ha de salir aquel que ha de dominar en Israel. (Miq 5. 1). En la actualidad su
población es de unos 35.000 habitantes
en su mayoría árabes y de religión musulmana, unos 11.000 cristianos.
Patria de David y sus antepasados, centra las
esperanzas mesiánicas como lugar del nacimiento del Mesías: ¿No dice la Escritura que del linaje de David
y de la aldea de Belén ha de venir el Mesías? (Jn 7,42)
Jesús nace en Belén en tiempo del rey Herodes (Mt 2, 1). Lo acostó en
un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada (Lc 2, 7).
La gruta en que nació Jesús
estaba en la parte oriental de Belén, en sus afueras y durante m
ás de un siglo conservó su estado natural. Fue objeto de veneración y de
culto desde los primeros años por parte de judeo-cristianos, por lo que en el
año 135 el emperador Adriano plantó allí
mismo un bosque en honor de Adonis, el amante de Venus, diosa de la belleza y del
amor, para paganizar aquel lugar y borrar todo vestigio cristiano. Ello sirvió
posteriormente para identificar la verdadera gruta.
En la Historia eclesiástica, Eusebio de Cesarea
describe la construcción de la basílica constantiniana en sus obras De
ladlibus Constantini y Vita Constantini. La monja Eteria indica su ornato
y algunas de las ceremonias celebradas por el clero patriarcal de Jerusalén en
su Itinerario.
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Campo de los Pastores y Beit Sahur.
En esta región apacentaba David los ganados de tu padre cuando fue
ungido por Samuel (Sam 16, 1-13). Siglos después, cuando se cumplió el momento
de la venida del Hijo de Dios a la tierra, allí tuvo lugar el primer anuncio
del nacimiento de Jesús:
Había
unos pastores por aquellos contornos, que dormían al raso y vigilaban por turno
su rebano durante la noche. De improviso un ángel del Señor se les presentó, y
la gloria del Señor los rodeó de luz. Y se llenaron de un gran temor. El ángel les dijo: No temáis. Mirad que vengo a
anunciaros una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy os ha nacido,
en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor, y esto os
servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado en un
pesebre. (Lc 2,8-12)
Aunque el relato evangélico no
permite identificar con certeza el lugar de aquella aparición, los cristianos
enseguida la situaron en un paraje a unos dos o tres km. al este de Belén,
donde hoy se encuentra el pueblo árabe de Beit Sahur (casa de los vigilantes), cercano a los campos llamados de Booz
(Libro de Rut).
El nombre de este pueblo de unos
6.000 habitantes, en su mayoría cristianos, recuerda a los pastores que
vigilaban sus rebaños la noche de Navidad y a quienes les fue dada la gran
noticia. Egeria sitúa aquí el pasaje evangélico de la aparición de los ángeles
a los pastores, y había una gruta que hoy tienen los griegos ortodoxos junto a
una iglesia de reciente construcción.
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F. NAZARET
Nazaret era una aldea desconocida para la mayor parte de los habitantes
del mundo: un puñado de pobres casas, parcialmente excavadas en la roca, que se
agrupan en la ladera de unos promontorios en la
Baja Galilea. En dos horas de camino a pie, se llegaba a Séforis, donde
se concentraban casi toda la actividad comercial de la zona. Nazaret, la flor de Galilea, es un anfiteatro
circundado de colinas con el verdor de los cipreses, naranjos, palmeras,
almendros e higueras, que crecen en sus huertos y jardines. La vista panorámica
es encantadora. Al día de hoy cuenta con unos 79.000 habitantes: 30.000 judíos;
26.000 musulmanes; 23.000 cristianos.
El trabajo de arqueólogos ha permitido descubrir cómo eran las casas en
esta zona de Galilea hace dos mil años: muchas eran cuevas excavadas en la
roca, a veces ampliadas exteriormente con una sencilla construcción, con un
posible granero y de una cisterna para guardar agua. De todos modos, se
trabajaba por lo general de viviendas pequeñas, estrechas y poco iluminadas.
Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la
escuela donde se inicia el conocimiento del Evangelio. Aquí aprendemos a
observar, a escuchar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta
sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los
hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible a imitar
esta vida.
En el sexto mes fue enviado el ángel
Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David y
el nombre de la virgen era María. (Lc 1,26-27)
Nazaret cobra toda su
importancia por la Encarnación del Verbo
de Dios en las entrañas de María
Santísima. San Lucas introduce con sencillez el momento grandioso en que
dio comienzo nuestra redención. Conocemos muy bien cómo sigue el relato: el
anuncio del Ángel, la turbación de María, aquel diálogo cuajado de humildad, y
la respuesta final de la Virgen:
Ecce ancilla Domini; fiat mihi secundum
verbum tuum. (Lc 1, 38)
He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
“En Nazaret, Jesús, María y José
santificaban la vida ordinaria, sin
acciones espectaculares o llamativas. Llevaban una existencia aparentemente
igual a la de sus conciudadanos, importante no por la materialidad de lo que
realizaban, sino por el amor, en perfecta adhesión a la voluntad del Padre:
Acostumbraos a buscar la intimidad de Cristo con su Madre y con su padre, el Patriarca Santo, que
entonces tendréis lo que Él que tengamos: una vida contemplativa. Porque
estaremos, simultáneamente, en la tierra y en el Cielo, tratando las cosas
humanas de manera divina. (San Josemaría, 26.V.1974)
Para ir por este camino de
contemplación en la vida ordinaria, ayudará meterse con la imaginación en el
hogar de Nazaret, para afrontar las tareas cotidianas como lo harían José,
María y Jesús”. (Jesús y Eduardo Gil, Huellas de
nuestra fe, p 82)
La tradición histórica de los lugares
santos de Nazaret, radica y se fundamenta en la población judeo-cristiana,
principalmente entre los familiares de José y María, que transformaron sus
casas en iglesias-sinagogales, de las que se conservan dos baptisterios de los
siglos I y II.
En Nazaret hay varios enclaves
en los que se conserva el recuerdo de la presencia del Señor: el más importante
es la Basílica de la Anunciación; otros lugares evangélicos son la Sinagoga y
el cercano Monte del Precipicio, que rememoran el rechazo de algunos nazarenos
tras haber escuchado la predicación de Jesús; además, están la Fuente de la
Virgen, donde según algunas tradiciones antiguas, María iría a buscar agua; la
Tumba del Justo, en la que habría sido enterrado el Santo Patriarca, y la
Iglesia de San José, construida sobre los restos de una casa que la propiedad
popular ha identificado como el hogar de la Sagrada Familia.
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G. LUGARES BÍBLICOS - EVANGÉLICOS
LAS BIENAVENTURANZAS. Difícilmente podrá
hallarse alguien, incluso al margen de nuestra fe, por escasa que resulte su
sensibilidad, que no se sienta sobrecogido y se honre en admirar emocionado la
excepcional grandeza de ánimo que campea en Las Bienaventuranzas. El sentido
compasivo y misericordioso que inspiran tan insólitas bendiciones con los que
rozan la marginalidad, revelan y manifiestan
la exquisita afectividad de Jesús. Será la doctrina y el camino de la
santidad que le asigna a su Iglesia.
Sobre la localización del Monte de las Bienaventuranzas, parece ser que
el lugar más probable donde Jesús expuso la síntesis de espiritualidad, sería
la pequeña colina que cae a la actual carretera, frente al Primado. Existen, en
efecto, ruinas de una pequeña iglesia del siglo
IV, adornada de antiguos mosaicos, que aquellos piadosos cristianos levantaron
sobre la gruta de la que habla Egeria.
Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le
acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los podres de
espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los que
lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados los
mansos, porque heredarán la tierra.
Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán saciados.
Bienaventurados los
misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Bienaventurados los
pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que
padecen persecución por la justicia, porque suyo es el
Reino de los Cielos. (San
Mateo, 5, 1-10)
“Las bienaventuranzas iluminan las acciones y actitudes que
caracterizan la vida cristiana, expresan lo que
significa ser discípulo de Cristo, haber sido llamado a asociarse a su
Pasión y Resurrección” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1717)
Según la tradición de los
cristianos que habitaron en la comarca desde los tiempos de Jesús, el Sermón de
Montaña, fue pronunciado cerca de la Iglesia de la Multiplicación de los panes
y los peces, en la ladera de un monte vecino, donde había una cueva
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Lago de
Tiberiades y alrededores. En el tiempo de Jesús, el lago y la región
circundante ofrecían una vista maravillosa de campos de olivo, viñas y
frutales. La pesca era abundante en sus aguas.
Ciudades bien pobladas lo rodeaban. Tiberiades, Magdala, Cafarnaún,
Corozaín, estas en la ribera noroccidental.; Betsaida Julias, Gérgesa, Gamala,
Hippos, en la oriental.
La Biblia lo conoce como Mar de Kinneret (Num 34,11; Jos 11,2), de la
ciudad antigua cananea Tel Kinneret, donde actualmente se bombea el agua para
el riego de Israel, lago de Genesaret o Genosar (Lc 5,1), Mar de Galilea (Mt
4,18; Mc 1,16), tomado del distrito, lago de Tiberiades, por la ciudad dedicada
a Tiberio (Jn 6,1).
El lago nos hace revivir las más hermosas páginas del Evangelio. Por sus
orillas Jesús predicó el Evangelio del Reino, tomando la ciudad de Cafarnaún
como centro de su apostolado (Mt 4,13). A medida que se recorre el lago a lo
largo de sus márgenes, brotan en el alma nuevos recuerdos que parecen hacer
flotar sobre aquellas aguas de manera misteriosa la ideal figura de Cristo.
En ninguna otra parte pronunció
el Salvador más discursos que aquí, ni en
ninguna otra región manifestó tan alto grado de
omnipotencia, ni dio a conocer tanto a los hombres su bondad y cariño hacia
ellos.
Llamamiento de los primeros
discípulos. Mientras caminaba junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el
llamado Pedro y Andrés su hermano, que
echaban la red al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: Seguidme y os haré
pescadores de hombres.
Ellos, al momento, dejaron las redes y le
siguieron.
(Mt 4, 18 -20)
La pesca milagrosa. La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios,
estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto
a la orilla….. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: Rema mar adentro y echad las redes para pescar. Simón contestó: Maestro, nos hemos pasado
la noche bregando y no hemos cogido nada; pero por tu palabra, echaré las
redes…. (Lc
5, 1-11; Mt 4, 18-22; Mc 1, 16-20).
La tempestad calmada. Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo
siguieron. De pronto se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía
entre las olas; Él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron
gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!. El les dijo: ¡Cobardes!
¡Qué poca fe! Se puso en pie, increpó a los vientos y al
lago y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: ¿Quién es éste?
¡Hasta el viento y el agua le obedecen! (Mt
8, 23-27; Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25)
Jesús
camina sobre las aguas y Pedro con Él, Después
que se sació la gente, Jesús apremió a su discípulos a que subieran a la barca
y se le adelantaran a la otra orilla
mientras Él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al
monte para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba
ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario.
De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos,
viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando era un
fantasma. Jesús les dijo enseguida: Tened
confianza, soy yo, no tengáis miedo. Pedro le contestó: Señor, si eres Tú, mándame
ir hacia ti andando sobre el agua. Y le dijo: Ven. Pedro bajo de la barca y echó andar
sobre el agua
acercándose a Jesús…. Hombre de poca
fe, ¿Por qué has dudado?.... (Mt 14, 22-23; Mc 6, 45-52; Jn 6, 16-21)
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Cafarnaún
Contaba poco en la
historia de Israel. El nombre semítico que significa poblado de Nahum,
apenas aporta pistas sobre su
origen, pero indica que no llegaba a
considerarse una ciudad. Aún siendo una ciudad pequeña, se encontraba en la Vía
Maris, en
dirección hacia Siria, de ahí que tuviera guarnición militar (Mt 8,5) y aduana
(Mt 9,9). Su existencia arranca del siglo II a.C. Sus habitantes, agrupados en
pequeños núcleos familiares. La principal ruta que comunicaba Damasco y Egipto, y en una zona fronteriza entre dos
regiones gobernadas por los hijos de Herodes –Galilea, por Antipas, y Gaulanítide, por Filipo-; la ciudad populosa y
rica en tiempo de Jesús, mientras
residía en casa de Simón Pedro, ofrece hoy un panorama de extensas ruinas en
una superficie de seis hectáreas.
Jesús pasó por sus calles,
yendo a la sinagoga, a la casa de Jairo, se acercaría al telonio de Leví y no
mostró escrúpulo en ir a la casa del centurión romano. Es en su sinagoga el lugar
en el que Jesús les sorprende con el discurso
del pan de vida.
Fue para Jesús en su vida pública lo que
Nazaret en la privada. Cambió el pueblecito de montaña, alejado de las vías de
comunicación, de que, además, sus compatriotas lo habían de rechazar, pues nadie es profeta en su patria, y se
estableció en Cafarnaún. Lo eligió como centro y base de operaciones para
enseñar la buena nueva en los alrededores, en Galilea, Jerusalén, Tiro y Sidón,
y la Decápolis. A Cafarnaún, “a su ciudad” “a su casa” (Mt 9,1; Mc 2,1; 3,29),
volvía después de sus recorridos en que anunciaba el advenimiento del Reino de
Dios.
A finales del siglo IV, la
peregrina Egeria escribía: “En
Cafarnaún se ha transformado en iglesia la casa del príncipe de los Apóstoles,
cuyas paredes se han conservado hasta hoy tal y como eran.
Allí el Señor curó al endemoniado, a la que se
llega subiendo muchos escalones; dicha sinagoga está hecha con piedras
cuadradas”. (Itinerario Egeria, II,
V, 2)
Jesús,
al comenzar la vida pública, “dejó Nazaret y vino a residir en Cafarnaún,
junto al lago, en territorio de Zabulón y
de Neftalí. Así le cumplió lo que había
dicho el profeta Isaías (Is 8, 23; 9, 1): País de Zabulón y país de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que
caminaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en tierra y sombra
de muerte una luz les brilló” (Mt 4, 12-16)
La
sinagoga.
Es la más bella de las antiguas sinagogas de Israel, construida con piedra blanca
o malaki, se remonta a mediados del
siglo IV y al parecer fue construida por judeo-cristianos de Siria, llamados
despectivamente “minim”, seguidores
de Cristo, o por el emperador Juliano el Apóstata (361-363).
De estilo greco-romano, con capiteles corintios tiene unas dimensiones
de 24,40 por 18,65 m. y en sus muros laterales corren dos hileras de asientos
de piedra o poyos, adosados a las paredes. La engrandece su amplio atrio
lateral, el balcón que da al sur y un peristilo en la parte norte de la sala
central o de oración. Posiblemente tuvo matroneo
o lugar exclusivo para las mujeres.
La casa
de Pedro.
No ha resultado difícil identificar la casa de Pedro entre todas las que conforman
el poblado. Se halla en el límite meridional, ocupando un extenso espacio, a
unos 20 metro de la playa. El habitáculo
existía ya cuando Pedro, procedente de Betsaida,
se establece en Cafarnaún. Era de un
solo piso y el techo plano resultado accesible gracias a unos escalones que
ascendían desde el patio.
La Domus Ecclesiae. La sala central de la vivienda fue aislada y
convertida por los judeo-cristianos en Domus
Ecclesia para venerar el lugar santificado por la presencia de Cristo y
Pedro. En el siglo IV, se da realce al interior de la sala levantando un arco
central sobre dos pilastras que todavía existen.
“-Yo soy
el pan de vida”…. Jesús les replicó: Os
aseguro, no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que
os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del
cielo y da la vida al mundo.
Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Jesús les
contestó: Yo soy el pan de la
vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en
mí nunca pasará sed, pero como os he dicho, me habéis visto y no creéis… (Jn 6)
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Corozaín. A poca distancia de
Cafarnaún, en lo alto de la colina que mira al lago, se encuentra esta ciudad
incluida por Jesús entre las ciudades infieles (Mt 11, 20-21). Las ruinas de la
villa, de la época helenística, y de la sinagoga judía construida en piedra
basáltica durante los siglos III-IV, han sido convenientemente señalizadas para
facilitar su visita.
Ent0nces se puso
a reprochar a las ciudades donde se habían realizado la mayoría
de sus milagros, porque se habían convertido:
¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!
Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran…. (Mt 11, 20-21)
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Betsaida (casa de pesca). Después de varias
investigaciones, la sitúan en el lugar llamado Et.Tel, a 2,5 km. al nordeste
del lago de Genesaret. Betsaida vuelve a ver la luz, después de casi dos mil
años de enterramiento.
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Tabgha (siete fuentes). Vocablo Tabgha es la composición de la palabra griega Heptapegón, como se conocía esta región del litoral del lago, abundante en
fuentes termales, siete de las cuales fueron aprovechadas por lo bizantinos
para balnearios cuyas ruinas permanecen. Es un paraje situado a tres km. al
oeste de Cafarnaún, que se extiende por una pocas hectáreas desde la orilla del
lago tierra adentro, hacia las colinas que lo rodean.
Un texto atribuido a la peregrina
Egeria, quien visitó Palestina en el siglo IV, nos ofrece un testimonio de la
memoria cristiana sobre Tabgha: “No lejos de Cafarnaún se ven los peldaños de
piedra sobre los cuales se sentó el Señor. Allí, junto al mar se encuentra un
terreno cubierto de hierba abundante y muchas palmeras (…). Junto a las paredes
de aquella iglesia pasa la vía pública, donde Mateo tenía
su telonio. Sobre el monte vecino hay un lugar donde subió el Señor para
pronunciar las Bienaventuranzas”
Relatos evangélicos: Jesús se retira a
Betsaida (Lc 9, 10); la primera multiplicación de los panes (Lc 9, 11-17); la
curación de un ciego (Mc 8, 22-26) amenaza a las ciudades infieles (Mt 11,
2024).
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Caná
(La Caná de Galilea)
Protagoniza la presentación en
sociedad de Jesús, de la mano de María, de modo que es el suyo un milagro
porfiado y compartido. María que dispone, los criados que llenan de agua los
cántaros, por indicación de Jesús, y la
obra de Dios que revela la grandeza del Hijo ante sus discípulos que le siguen.
No es gratuito que el milagro de Jesús aparezca en conexión directa con
una boda que le es familiar –siempre el amor le es familiar a Dios-, presidida
por la alegre fidelidad de los esposos, cuando además disponían de la compañía
de la Virgen y también invitados los discípulos de Jesús.
La Caná de Galilea del Evangelio, (Caná, Caña, cañaveral) se
identifica con la actual Kefar Cana a 8 km. al norte de Nazaret, una población
de 8.000 habitante musulmanes y cristianos que trabajan en la industria israelí
y en sus campos.
Era la patria de Natanael, por sobrenombre Bartolomé, el hijo de Tolomai
(Jn 21, 2). Aquí también Jesús curó al hijo de un cortesano de Cafarnaún. (Jn
4, 46-54)
La nueva remodelación del santuario ha ratificado los datos arqueológicos conocidos anteriormente, con el hallazgo del
ábside bizantino del siglo V-VI, restos de casas del siglo I al IV bajo la
actual sacristía y una cisterna.
Relatos evangélicos. Vocación de Natanael (Jn 1, 45-51); las bodas de
Caná (Jn 2, 1-12); la curación del hijo del cortesano (Jn 4, 46-54); la ciudad
de Natanael (Jn 21,2).
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El pozo
de Jacob, de la Samaritana
El pozo, cercano a Siquem, en la ciudad de Nablus, a 65 km. de
Jerusalén, en una finca que es propiedad de la Iglesia ortodoxa-Rusa, que la tradición venera como pozo de Jacob,
que un día compró a los hijos de Jamor, por el precio de cien corderos (Gn 33,
19), y que legó en calidad de
mejora a su hijo José (Gn
48,21-22) -quien luego será sepultado en Siquem, justo a
un km. del pozo (Jos 24,32) pozo también de la samaritana.
El Pozo tiene un diámetro de dos metros y medio, su profundidad es de 32
m. y está cavado en piedra caliza. En el exterior hay un brocal de piedra, y
con el sistema de garrucha, cubo y soga sacan el agua. Se encuentra dentro de
una pequeña habitación abovedada, que es capilla parroquial de los ortodoxos.
Lo preside un sencillo altar, y está rodeado de un alegre jardín.
También junto al pozo de Jacob, Jesús conversa con la Samaritana y le
revela el secreto mesiánico: él era el Mesías, y le aclaró que para adorar y
dar culto a Dios no era preciso acudir a un lugar concreto, ni a Jerusalén, ni
al Garizim.
Un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
Llega
una mujer de Samaría a sacar agua, Jesús le dice “Dame de beber”.
Pues
sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la
samaritana:
¿Cómo
tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Jn 4, 7-9)
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Betel y
alrededores
La ciudad cananea (los
almendros) es conocida desde el tiempo de los Patriarcas con el nombre de
Bet-El (Casa de Dios). Fue el primer
santuario israelita en las montañas de Efraín, en el camino de Siquem, al sur
de Silo y al norte de Ramá.
En el Bronce tardío era un centro comercial de importancia. Se encuentra
una gran capa de ceniza, coincidiendo con la entrada de los israelitas. En la
primera revuelta judía es destruida por Vespasiano. Pero florece de nuevo con
el cristianismo: San Jerónimo nos habla de una iglesia del siglo IV. En época
medieval llegó a ser feudo de los cruzados. Se notan, en efecto, ruinas de una torre
cruzada y de un monumento romano transformado en iglesia en el siglo IV.
Relatos bíblicos: Jacob eleva un
altar a Yahvé
(Gn 35, 1-7); los hijos de José en su tierra (Jc 1, 22-26), entre Ramá y Betel, bajo
la palmera, juzgaba Débora, la profetisa (Jc 4, 4), santuario del reino del
norte, cisma religioso (1R 13), escuela de profetas de Elías y Eliseo (2R 2,
2), Amós predica contra los abusos de Betel (Am 7, 10 ss., 3, 13-15; Os 6,
6-7); los asirios destruyeron Bet-Ely se llevan el becerro de oro (Os 10, 5)
reconstruido al regreso de Babilonia (Ne 11, 31), durante el tiempo de los macabeos
se convierte en plaza fuerte del general Báquides (1M 9, 50).
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Betfagé
La humilde aldea
aporta todo lo que tiene a mano, sus gentes, animales útiles, el alfombrado de
sus calles, la participación inevitable de los niños, pueri hebreorum, agitando ramos en sus manos, y la suprema cortesía del corazón entusiasmado,
para proclamar, como en triunfo, la entrada por ella del Mesías en Jerusalén.
En la ladera este del Monte de los Olivos, no lejos de la Ascensión, se
asienta el pequeño poblado, Betfagé (Casa
de los higos), de donde Jesús mandó traer el polillo para entrar en
Jerusalén.
Entrada triunfal en Jerusalén
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a
Betfagé (…) Id a la aldea que
veis enfrente y encontraréis en seguida un asna atada, con su pollino al lado
desatadlos y traédmelos. Si alguien os dijera algo responderle que el Señor los
necesita (…)
(Mt 21, 1-11)
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Betania
Es el rincón donde estaciona Jesús su recogimiento y sus
descansos, de vuelta a Jerusalén, también encuentro familiar y verdadera
confianza.
El lugar de Betania donde Jesús experimentó, con frecuencia, el calor de
la amistad humana, lloró y se compadeció ante el desenlace final de Lázaro y demostró el poder de su
divinidad resucitándolo.
Betania (Casa del pobre),
pervive en el nombre del poblado árabe al-Azariye (pueblo de Lázaro), situado según los evangelios, al flanco oriental del monte de los Olivos, a 15 estadios de
Jerusalén (2.700 m.). Por allí pasa la carretera de asfalto que de Jerusalén
conduce a Jericó.
Por los restos arqueológicos
debía encontrarse más ´hacia el noroeste, cerca de la calzada que subía de
Jericó a Jerusalén por “Betfagé-Betania.
Y sucedió que yendo de camino entró en cierta aldea, y una mujer llamada Marta le
recibió en su casa. Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada también a
los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta andaba afanada con los
múltiples quehaceres de la casa y poniéndose delante dijo: ¿Señor te importa
que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, pues, que me ayude.
Pero el Señor le respondió: Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es
necesaria. María ha escogido la mejor parte, que no será arrebatada. (Lc
10, 38-42)
A pocos metros de la moderna iglesia franciscana que hay en Betania,
está una tumba, que los vecinos dicen ser la auténtica tumba de Lázaro. Se
trata de una pequeña habitación, vieja, oscura y abandonada. En el pueblo hay
unos 500 habitantes mahometanos.
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Ramala-Al
Bireh son hoy dos ciudades distintas, cristianas y
musulmanas, que suman unos 50.000 habitantes. Se asientan en la línea divisoria de las aguas que vierten al Mediterráneo y al
Jordán. Al Bireh (los pozos) puede corresponder
a Beriot de la confederación gabonita
(Jos 9, 17); Josué la asignó a la tribu de Benjamín (Jos 18, 25).
No es improbable que la Sagrada Familia pernoctara aquí en sus
desplazamientos a Jerusalén con motivo de la Pascua; al menos la tradición
medieval sitúa aquí el lugar donde José y María
echaron de menos al niño Jesús. En su memoria, los cruzados levantaron una basílica a la Sagrada Familia.
En su parte baja se conserva aún una fuente y un kban para las caravanas, junto a la actual mezquita.
Jesús
entre los doctores. Los padres de Jesús solían ir cada año a
Jerusalén, por las fiestas de la Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años,
subieron a la fiesta según la costumbre…
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los
maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían,
quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba… (Lc 2,
41-52).
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Valles
del Cedrón, Tiropeón y Ben Hinom
Estos valles enmarcan la
Jerusalén bíblica: el Cedrón (significa “negro”, “sombrío”), plantado de
olivos, naranjos y palmeras, comienza a formarse a unos dos kilómetros al
norte de la ciudad la ciñe por el este segregándola del Monte de los Olivos, el
Tiropeón oculto hoy por el relleno de escombros y edificaciones por el oeste;
el Ben Hinom que viene de oeste a este, se une a los anteriores formando un
único Cedrón que desemboca en el Mar Muerto.
En la falda del monte, el huerto de Getsemaní, el jardín de la Agonía,
sobre él, entre la verde mancha de los cipreses y de los pinos, surge exótica
la iglesia rusa de Santa María Magdalena,
cuyas siete cúpulas de oro y forma
bulbosa resplandecen al sol. Aún más arriba, en la ladera destaca la blanca capilla del “Dominus flevit” y en la cumbre las
torres del “Pater Noster” y de la
iglesia rusa de la Ascensión.
Jesús lo atravesaría muchas veces este valle para subir al Templo por la
Puerta Dorada, para llegarse a Betania y descansar en casa de sus amigos Marta,
María y Lázaro, para descansar las noches con sus discípulos en Getsemaní.
Abarcan el Ofel -ciudad de David-,
el Templo y la Jerusalén de los Reyes. Al torrente Cedrón se llama también en
la Biblia Valle de Josafat (Yuvé
juzga), porque en él reunirá Dios a
todas las naciones para ser juzgadas (Jl 4, 1-3). De ahí que en sus laderas
hayan surgidos los cementerios judío y musulmán, con la esperanza de que la
resurrección y juicio final tendrán lugar aquí.
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Fuente
de Gihón – Piscina de Siloé
En la ladera oriental del Ofel,
ya en el lecho del Cedrón, brota la fuente bíblica de Gihón, llamada la fuente
de la Virgen en la tradición cristiana. Al nivel del manantial se desciende por
una escalera de treinta y dos peldaños, excavada en la roca. En torno a esta
fuente se desarrolla la vida de la población jebusea y la Jerusalén real.
El agua de la fuente no corre por la superficie de la colina sino que es
conducida por un canal subterráneo a la piscina de Siloé. El rey Ezequías
(718-689 a.C.), por temor al asedio de los asirios hizo excavar hacia el año
700 en la roca viva una galería, que atravesaba la colina de norte a sur y
transportaba el agua hasta la piscina (2Re 20,2; 2Cro 32, 30).
Piscina
de Siloé, “enviado”. Recibe el agua
de la fuente de Gihón. En la Fiesta de los Tabernáculos se organizaba una
procesión desde el Templo a la piscina, para tomar el agua que se vertía sobre
el altar, en recuerdo del agua milagrosa que Moisés hizo brotar del desierto
(Ex 17, 3). Jesus aprovecha este solemne momento para presentarse al pueblo
como el agua viva (Jn 7, 37-39).
Curación
de un ciego de nacimiento.
En
aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un
hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién
pecó; éste o sus padres para que naciera ciego?. Jesús contestó: Ni éste
pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios (…) (Jn 9, 1-34).
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El Monte de los Olivos (818 metros) es la continuación de la misma cadena
montañosa que discurre paralela a la ciudad de Jerusalén. Lo separa de ella el
torrente Cedrón, y desciende hasta el Monte del Escándalo (734 m) lugar así
llamado por el recuerdo de los cultos que Salomón ofrecía a sus divinidades.
La localización del lugar de la Ascensión del Señor a los
cielos, que el evangelio de Lucas sitúa cerca Betania (Lc 24,50), y los Hechos
en el Monte de los Olivos, distante de Jerusalén lo que se permite
caminar en sábado (1.892 m.).
Una de las tres grandes
basílicas construidas por Constantino, a instancias de su madre santa Elena,
sobre las grutas místicas, con Belén y el Santo
Sepulcro, es la del monte de los Olivos, elevada sobre una gruta donde los
judeo-cristianos recordaban las enseñanzas escatológicas de Jesus: Padre nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-4; discurso escatológico (Mt 24, 1-41; Mc 13,
1-4; Lc 21, 5-7).
Las excavaciones han sacado a la luz restos de esa
basílica constantiniana, de tres naves y pavimento de mosaico, sobre cuyas
ruinas se levantó en el siglo XII otra iglesia; la basílica del Monte de los
Olivos, llamada Eleona por
Egeria, recibe desde la Edad Media el título de Iglesia
del Pater-Noster, según tradición
apoyada en Lucas 11, 1-4. Por iniciativa de la princesa Aurelia de Bossi, prima
de Napoleón III, se levantó en el lugar un monasterio de religiosas carmelitas
en 1875. En el claustro y muros del recinto antiguo aparece la reproducción en
azulejos la oración de Jesús del Padrenuestro en 116 idiomas
En las puertas de acceso a la
gruta se recoge la frase de Egeria: Gruta en la que solía enseñar el Señor a
sus discípulos.
“En la propia Jerusalén se hallan estas citas históricas:
a) el Monte de los Olivos que desde el Cedrón domina Jerusalén, y guarda recuerdos
de Cristo: desde su base, con la granja de Getsemaní, testigo de la agonía del
Huerto, hasta su cima, con el lugar de la Ascensión, y con sus laderas, donde
se rememoran los lamentos sobre la ciudad santa, la enseñanza del Padre
Nuestro, y las anécdotas de su repetidos viajes a Betania, a casa de Lázaro y
sus hermanas; hoy todavía se conservan restos, reconstruidos dentro de nuevas edificaciones o al
aire libre, de varios de los muchos santuarios que en época bizantina cubrían
el Monte de los Olivos: Basílica de la Agonía, Dominus Flevi, Eleona, Imbomom, Cripta del Credo, etc.;
b) el Monte de Sión,
inicialmente la fortaleza jebusea, ,y luego la ciudad de David, se convierte en
el Monte Sión sobre el que se eleva el Templo, centro de la vida religiosa del
Pueblo de Dios, y escenario de no pocos de sus avatares históricos, como su
destrucción por Nabucodonosor o su defensa por los Macabeos;
c) el Monte Scopus, prolongación septentrional del Monte de los Olivos,
guarda la memoria de la atalaya que dominaba los accesos a Jerusalén; en su
pendiente occidental cortaba la vía de acceso a Jerusalén y al coronar los
peregrinos dicha elevación veían por primera vez la ciudad; con el tiempo se
erigió un pequeño oratorio llamado por los cruzados de Notre Dame de Montjoie,
de donde surgió la orden española de Nuestra Señora de Montjoie”
(Enciclopedia GER, vol. XIII, p 622)
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Sepulcro de la Virgen
La tradición jerosolimitana ha colocado siempre el sepulcro de la Virgen
en el torrente Cedrón. La tumba de María excavada en la roca, fue transformada
en santuario por el emperador Teodosio el Grande (379-395). Su obra consistió
en aislar la cámara sepulcral, a
semejanza del Santo Sepulcro.
Según escritos apócrifos, Domitio Virginis o Transitus Beatae Virginis de los siglos IV y V, cuyo núcleo
original se remonta a la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén de los siglos I
y II.
Allí había un complejo funerario de tres
grutas excavadas y en la más interior “en un banco de piedra que hay en la
pared oriental”, los apóstoles depositaron el cuerpo de María.
Aquel lugar fue testigo de la
asunción de María en cuerpo y alma, llevada en manos de los ángeles a los
cielos. Por una escalinata de piedra se
desciende a la iglesia del sepulcro, en un nivel interior.
Los Santos Padres y grandes doctores, en la fiesta de la Asunción de la
Madre de Dios, explican, que como la vida de la Virgen María no estuvo sujeta a
la corrupción, sino que también su triunfo sobre la muerte y su glorificación
en el cielo, a imitación de su único Hijo Jesucristo. Y así, san Juan
Damasceno, afirma con elocuencia vehemente:
“Convenía que aquella que en el parto había
conservado intacta su virginidad, conservara su cuerpo también después de la
muerte libre de corruptibilidad. Convenía que aquella que había
llevado al Creador como un niño en su seno, tuviera después su mansión en
el cielo. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma
había sido atravesada por la espada del dolor del que se había visto libre en
el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre”. (San Juan Damasceno, Homilía II in
dormitioren B.V. Mariae 14)
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Jericó
Situada en el valle del Jordán, a unos 11
km. del río y 14 del mar Muerto, a 245 m. bajo el nivel del Mediterráneo. Dos
probables etimologías: ciudad de la Luna, o ciudad de los perfumes, y que
respondería a la exuberancia del oasis en el que se hallaba la antigua ciudad,
y a la que parece eludir el texto bíblico del Eccli 24,14 (Vulgata 24, 18).
A 37 kilómetros de Jerusalén, al norte del desierto de Judea y del Mar
Muerto, se encuentra esta ciudad, llamada por la Biblia “La Ciudad de las
Palmeras” (2Cr 28, 15), por las muchas palmeras que allí hay. Está a 350 m.
bajo el nivel del mar. Algunos arqueólogos
afirman que Jericó es la ciudad más antigua del mundo. Los yacimientos que se
han encontrado allí se remontan hasta la Edad de Piedra. En tiempos de Josué,
Jericó tenía ya miles de años. Era también un lugar estratégico de acceso a
Palestina, una ciudad fuerte e importante situada en el centro de la tierra prometida.
Jericó fue la primera ciudad que encontraron los
israelitas, al cruzar el Jordán. El libro de Josué narra todos los episodios de
la conquista y destrucción de la ciudad cananea. Fue adscrita a la tribu de
Benjamín.
Parece que una pequeña parte
de la muralla se mantuvo en pie, una parte que tenía pequeñas casas construidas
en su interior. En el libro de Josué se dice que la casa de Rajab “estaba en la
misma pared de la muralla” (Jos 2. 15). La Biblia dice que Rajab (mujer cananea
de Jericó que ayudó a escapar a los espías de Israel. Más tarde se casó con un
israelita y se convirtió en uno de los antepasados de Jesús) y toda su
familia se salvaron cuando Jericó fue destruida.
La toma de Jericó. Al día séptimo se levantaron con el alba, y dieron del
mismo modo siete vueltas en derredor a la ciudad. A la séptima, mientras los
sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Yahvé os
entrega la ciudad. La ciudad será dada a Yahvé en anatema, con todo cuanto en
ella hay (…) las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad
frente de sí. (Jos 6, 12-20)
La ciudad herodiana había sido fortificada por Báquides y por los
Macabeos y, cuando Herodes el Grande regresó de Roma, la encontró casi despoblada. Eligió el lugar para su
residencia de invierno por su clima altiplanicie central. Ensanchó los límites
de la ciudad hacia la desembocadura de wadi
(torrente) El-Quelt, erigió una
fortaleza, a la que llamó Kypros en
honor de su madre, reconstruyó el palacio ya existente y edificó templos, un
hipódromo, un anfiteatro, acueductos y quintas con escalinatas monumentales.
Tentaciones en el Desierto. Jesús fue llevado
al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar
cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. [….] Entonces
le dijo Jesús: Vete Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adoraras y a Él sólo darás culto. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron
los ángeles y le servían. (Mt 4, 1.11)
El ciego de Jericó. Cuando
se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino,
pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le
explicaron: pasa Jesús Nazareno. Entonces gritó: ¿Jesús, hijo de David,
ten compasión de mí? Los que iban
delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: ¡Hijo de
David, ten compasión de mí! Jesús se paró
y mandó que lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? El dijo: Señor, que vea otra vez. Jesús le contestó: Recobra la
vista, tu fe te ha curado. En seguida
recobró la vista y siguió glorificando a Dios, Y todo el pueblo, al ver esto,
alababa a Dios. (Lc 18, 35-43)
Zaqueo. Entró
Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de
publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesus, pero la gente se lo
impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una
higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús al llegar aquel
sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. (…) Jesús le contestó: Hoy ha sido la
salvación de esta casa, también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del
Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Lc 19, 1-10)
El Monte Tabor (llanura de Esdrelón o Jezrael). La montaña es
siempre lugar de apartamiento de Cristo en busca de la necesaria proximidad y
discreto diálogo con el Padre. La montaña aparece también, a veces, como escenario privilegiado para
predicación, como en las bienaventuranzas, y otras, como sitio preferente para
el retiro. Montes espiritualmente eminentes son el Calvario y el Tabor. Allí
salva; aquí se nos manifiesta Jesús en todo su esplendor.
El Monte Tabor se eleva en la llanura de Esdrelón con una altura de 588
m., formando un semicircunferencia. Se distingue de su forma graciosa, aislada,
cubierta de pequeñas encinas, algarrobos, terebintos, pinos y lentiscos. La
cumbre la forma una planicie de 1.200 por 400 m. Se denomina montaña “santa”
como el Hermón, Garizim, ´Sinaí y Olivete.
En los Evangelios no consta el lugar exacto de la Transfiguración. Eusebio de Cesarea, san Cirilo de Jerusalén, san
Jerónimo, peregrinos de los siglos IV, V y VI, afirman que es el Tabor la
montaña de la Transfiguración. El
Concilio de Constantinopla (533) erige un obispado con sede en el Tabor.
Relatos evangélicos:
La Transfiguración de
Jesús (Mt 17, 1-14; Mc 9, 2-13; Lc 9,
28-36)
Misión
apostólica de los once (Mc 28, 16-20)
Los
apóstoles testigos de la Transfiguración
(2P 1, 16-19; Sal 88, 13)
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El Cenáculo (Monte Sión)
La colina suroccidental de Jerusalén, fuera del reciento amurallado desde
el siglo V, correspondiente en tiempos de Jesús a la ciudad alta y residencial,
recibe hoy el nombre de monte de Sión cristiano para indicar
que el término Sión ha sufrido una traslación topográfica y teológica más.
La Sión bíblica correspondiente
al Ofel de la ciudad cananea de Jebús, conquistada por David hacia el año 1000
a.C. y recibe desde entonces el nombre de “ciudad de David”
Jesús celebró la cena pascual
judía en una sala grande, en el piso superior de la casa de algún conocido (Mc
14, 15). La víspera de la fiesta de
Pascua, como Jesús sabía que había llegado su hora de pasar de este mundo al
Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
(Jn 13, 1).
Otros relatos evangélicos: Lavatorio de los pies
(Jn 13, 4-17; el mandamiento
nuevo (Jn 15); la oración sacerdotal (Jn 17); la institución de la Eucaristía (Mc 14,
22-25, Mt 26, 28-29, Lc 22, 19-20), (1Co
11, 23-26); la aparición de Cristo resucitado (Jn 20, 19-23, Mc 10, 14, Lc 24, 36-45, Pentecostés (Hch 2,
1-12).
La sala gótica actual data
del siglo XIV y se debe a la restauración realizada por los franciscanos, sus
dueños legítimos desde 1342. Éstos fueron expulsados por la autoridad turca en 1551. Ya antes, en
1524, les había sido usurpado el Cenáculo,
que quedó convertido en mezquita con el argumento de que allí se encontraría
enterrado el rey David, considerado profeta de los musulmanes. Así permaneció
hasta 1948, cuando pasó a manos del estado de Israel, que lo administra hoy.
Se accede al Cenáculo a través de un edificio anexo,
subiendo unas escaleras interiores y atravesando una terraza a cielo abierto.
Se trata de una sala de 15 m de largo y 10 de ancho, prácticamente vacía de
adornos y mobiliario. Varias pilastras en las paredes y dos columnas en el
centro, con capiteles antiguos, sostienen un techo abovedado. Algunos añadidos
son evidentes, como la construcción hecha en 1920 para la plegaria islámica en
la pared central, que tapa una de las tres ventanas, o un baldaquino de época
turca sobre la escalera que lleva al nivel inferior. Debido a la existencia del
cenotafio en honor de David, que se venera como la tumba del rey bíblico,
algunos judíos acuden al nivel inferior pare rezar ante ese monumento. En la
actualidad no es posible el culto en el Cenáculo.
Cenacolino. En el convento franciscano,
fundado en 1936, se encuentra el Cenacolino o iglesia del Cenáculo, el lugar de culto más cercano
a la sala de la Última Cena. En esta capilla, el beato Álvaro celebró la Santa
Misa por última vez en su vida, la mañana del 22 de marzo de 1994. Veinticuatro años después, nuestro grupo esa mañana asistimos
a la santa Misa concelebrada por cuatro de nuestros presbíteros
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La
tumba de David. Debajo del Cenáculo está la tumba de David
identificada como tal por Benjamín Tudela
(judío español), en 1173. A través de un jardincillo exterior, se penetra en un
recinto de techo bajo y abovedado que es en la actualidad una sinagoga,
donde los judíos se alternan con la
Biblia en la mano y orando silenciosamente.
El cenotafio (monumento funerario en el que no está el cadáver del personaje al que se dedica) en honor al rey David suele estar cubierto
con un tapiz, y la sala donde se encuentra se divide en dos zonas, una para
hombres y otra para mujeres.
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Getsemaní
“Horas de amargura humana para Jesús; horas de paz inefable en el hondón
de su espíritu, porque cumple la Voluntad santa de su Padre. Unas horas éstas,
las de la oración de Jesús en el huerto, que llegan muy al fondo del alma del
cristiano. El Maestro quiso rezar con los hombres y por los hombres en el
momento culminante de su entrega a la obra redentora. (…)
Cada detalle de esa noche memorable nos afecta: hemos de vernos en ese
trance, para agradecer la bondad de Dios, para afrontar personalmente la Pasión
y Muerte del Redentor y profundizar en este misterio. Así aprenderemos a amar y
a rectificar nuestra vida. Vamos a proceder como Teresa de Jesús que, al
contemplar la vida de Cristo, hallábase mejor donde lo veía más “solo y
afligido”. “En especial –nos dice- me hallaba muy bien en la oración del
Huerto. Allí era mi acompañante. Pensaba en aquel sudor y aflicción que allí
había tenido… Deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor… Muchos años, las más
noches antes que me durmiese, cuando para dormir me encomendaba a Dios, siempre
pensaba un poco en este paso de la oración del huerto… Y tengo para mí que por
aquí ganó muy mucho mi alma, porque comencé a tener sin saber qué era…” (Libro de la vida, 9,4).
Vaya
por delante esta doctrina clara: todos podemos rezar; con más exactitud, todos
debemos rezar, porque hemos venido al mundo para amar a Dios, alabarle,
servirle y luego, en la otra vida –aquí estamos de paso-, gozarle eternamente.
¿Y qué es rezar? Sencillamente, hablar con Dios mediante oraciones
vocales o en la meditación. No cabe la excusa de que no sabemos o nos cansamos.
Hablar con Dios para aprender de Él, consiste en mirarle, en contarle nuestra
vida –trabajo, alegrías, penas, cansancios, reacciones, tentaciones-; si le
escuchamos, oiremos que nos sugiere: deja aquello, sé más cordial, trabaja mejor,
sirve a los demás, no pienses mal de nadie, habla con sinceridad y con
educación… No des
preciemos el tesoro de la oración,
porque se ama como se reza, y se reza como se ama. De seguro que, al contemplar
al Maestro en Getsemaní, se abrirá paso en nuestra mente la necesidad de orar
también cuando no resulta fácil” (Javier Echevarría, Getsemaní, p. 11-12)
Larga noche la de aquel primer Jueves
Santo en que Jesús atraviesa Cedrón para adentrarse en el huerto
de los olivos de Getsemaní, lugar
retirado donde intimar con el Padre en
oración.
El término Getsemaní, del hebreo Gat Shemen (molino de aceite), aplicado
a un olivar en la falda del monte de los Olivos, incluye tres lugares cuya
visita permite entender los movimientos
de Jesús la noche de Jueves Santo.
Hoy está cerrado por una verja de hierro.
En él hay ocho viejos olivos, retoños posiblemente de aquellos que fueron
testigos de la Oración de Jesús.
Deja
ocho de los apóstoles en un lugar (la
gruta), se adentra en el olivar con Pedro, Santiago y Juan (el huerto),
y se aleja de ellos como un tiro de
piedra (la basílica).
Gruta
del Prendimiento. Aunque del Evangelio se desprende que la traición de
Judas y el prendimiento tuvieron lugar en el huerto, la tradición ha dado este
nombre a la gruta que formaba parte de la vivienda o molino de la finca de Getsemaní.
La oración de Getsemaní. Entonces
vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí
mientras yo voy a orar (Mt 26, 36-46).
Agonía de Jesús: Llegado
allí díjoles: Orar para que no entréis en tentación. Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas,
oraba diciendo (…) (Lc 22, 39-46)
Prendimiento
de Jesus:
Jesús salió con sus discípulos al otro lado
del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus
discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía
a menudo allí con sus discípulos (…) (Jn 18, 1-11; Mc 14, 43-52)
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Vía Dolorosa (Camino del
Calvario)
“¿Quieres acompañar de cerca, muy de cerca a Jesús?... Abre el Santo
Evangelio y lee la Pasión del Señor. Pero leer sólo, no: vivir. La diferencia
es grande. Leer es recordar una cosa que pasó; vivir es hallarse presente en un
acontecimiento que está sucediendo ahora mismo, ser uno más en aquellas
escenas” (San Josemaría, Vía Crucis, IX Estación)
Seguir contritos y emocionados,
este itinerario de sudor y sangre, tratando de adivinar
el tormento de Jesús paso a
paso, es el objeto piadoso del habitual recorrido del fervor penitente. El
escenario permanece sustancialmente fiel a la primitiva geografía del recorrido,
similitud que le imprime su antigüedad.
El deseo de todo peregrino de
seguir las huellas de Jesús por Tierra Santa especialmente en su Pasión desde
el Pretorio hasta el Calvario, ha quedado plasmada en el ejercicio de Vía
crucis. Esta devoción medieval franciscana entronca con la costumbre de los
primeros cristianos. La “Dormitio
Virginis” nos habla de María
recorriendo los lugares de la Pasión. Orígenes en sus escritos corrobora esta
tradición y la peregrina Egeria nos hace un recuento de cuáles eran las stationes del Viernes Santo en su
tiempo, ratificando el recorrido tradicional.
Situado el Pretorio en la Torre
Antonia, se inicia el recorrido de la Vía Dolorosa, finalizando en el Calvario,
dentro de la Basílica del Santo Sepulcro.
I. Estación:
Jesus condenado a muerte. (Jn 19, 13-16). Se sitúa en el patio de
la escuela musulmana del Omariye.
II. Jesús
carga con la cruz. (Mt 27, 31; Jn
19, 17; Mc 15, 15-37; Lc 23, 25-46). Se fija en la pared de la capilla de la
Condenación.
III. Jesús cae
por primera vez Se conmemora en la capilla de los
armenios católicos, situada en el cruce de la Vía Dolorosa con la calle que viene de la puerta de Damasco: el antiguo
Tiropeón.
IV. Encuentro
de Jesús con su Santísima Madre. La Iglesia del Patriarcado
Armenio-católico, en honor de la Santa Maria del Espasmo recoge la tradición.
V. El cirineo ayuda a Jesús. (Mc 15, 21) En la
capilla franciscana, al comienzo de la pendiente del Gareb.
VI. La verónica
enjuga el rostro de Jesús. Se recuerda a través de una columna en la
pared de la capilla griego-católica, hoy atendida por las Hermanas de Foucauld
VII. Jesús cae por segunda vez. Viene señalada en el cruce
de la Vía Dolorosa con el Zoco (antiguo
Cardo Maximus) por una capilla propiedad de los franciscanos.
VIII. Jesús se encuentra con las piadosas mujeres. (Lc 23, 27-31) Ascendiendo hacia el Gareb,
está indicada con una
pequeña Cruz (Nike) en la pared del convento griego-ortodoxo de Caralambos.
IX. Jesús cae por tercera vez. Señalada en una columna
incrustada en la puerta del
convento copto, detrás del ábside del Santo Sepulcro. Hay que subir unas
escaleras y seguir la estrecha callejuela.
X. Jesús despojado de sus
vestiduras. (Mc 15, 22-32; 33-41; Mt 27, 31-56;
Lc 22, 26-40; Jn 19, 16-30). Ante el
altar de la Crucifixión (Basílica del Santo Sepulcro).
XI. Jesús es crucificado. En el altar de la
Crucifixión (Basílica del Santo
Sepulcro).
XII. Jesús muere en la Cruz. En el altar griego del Calvario (Basílica del
Santo Sepulcro).
XIII. Jesús en brazos de su Madre. Ante el altar de la
Dolorosa en el Calvario (Basílica de Santo Sepulcro).
XIV. Jesús es sepultado. En la edícula
del Santo Sepulcro.
Tened entre
vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo de
condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, sino
que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los
hombres, y mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. (Flp 2, 5-8)
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Torre Antonia - Litóstrotos
Ascendiendo por la calle que arranca de la
puerta de san Esteban, en la parte más alta de Betesda, se encuentran a la
izquierda, la escuela musulmana Omariye, y a la derecha, el Estudio Bíblico
Franciscano de la Flagelación. Ocupan el espacio que fue de la gran torre
Antonia, construida por Herodes el Grande en honor del triunviro Marco Antonio,
sobre la antigua torre Baris de los Macabeos.
La tradición cristiana del siglo
IV coloca en ella el lugar donde se desarrolló el proceso de Jesús: “llevaron a
Jesús de casa de Caifás al Pretorio” (Jn 18, 28). Flavio Josefo describe la
torre Antonia como palacio-fortaleza. San Juan nos dice que Pilato sentenció a
Jesús en el sitio llamado “Litóstrotos” (enlosado en hebreo). Destruida por
Tito en el año 70, fue reconvertido el lugar, en tiempos de Adriano, en la
plaza de la Aelia Capitolina; de la que permanece el arco del Ecce Homo.
En el patio del Estudio Bíblico
Franciscano de la Flagelación, dos capillas recuerdan lo acontecido en el
Pretorio. En el Estudio B.F., museo con los hallazgos realizados por la
Escuela, estudios arqueológicos y objetos procedentes de excavaciones
realizadas en: Nazaret, Cafarnaún, Magdala, etc. y cerámicas palestinense
y egipcias.
La capilla de la Flagelación es
de origen medieval. Fue puesta de nuevo al culto en 1838.
Litóstrotos. En el convento de las
Hermanas de Sión se encuentran elementos arqueológicos relacionados con la
Torre Antonia y la Jerusalén de Adriano.
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H. IGLESIAS
Y BASÍLICAS
Iglesias de Israel. Los cristianos han llenado Israel de grandes
Basílicas, numerosas y bellas iglesias,
con el fin de recordar los lugares donde vivió Jesús. En la actualidad, existen
unas 300 iglesias y capillas. Haremos mención de las más representativas o más
conocidas.
DE LA AGONÍA, Basílica. Está en el Huerto
de Getsemaní, ocupa el lugar donde el Señor se
apartó de sus discípulos como un tiro de piedra (Lc 22, 41) e inició su
oración al Padre, víspera de su pasión. También, el lugar que fue prendido
Jesús y abandonado de sus discípulos. (Mt 26. 36)
Fue destruida por los persas;
reconstruida por los cruzados, luego también destruida por Saladino y en 1020-24 se inició la
reconstrucción actual, siguiendo el trazado y estilo bizantino. Basílica
espaciosa, columnas delgadas que sostienen las doce cúpulas rebajadas con que
se quiere dar a entender la postración de Jesús en Getsemaní. Un gran mosaico
en el altar mayor reproduce la agonía de Jesús.
Se puede recordar la primera iglesia bizantina
de Teodosio el Grande, que la peregrina Egeria visitara y le diera la
calificación “iglesia elegante”. El
peregrino de Burdeos (333) la recuerda con la sobria expresión de “lugar de traición”.
La actual, construida por
Barluzzi, a lo largo de los años 1920. Su pórtico tiene tres arcadas
bizantinas, apoyadas en cuatro pilastras, con tres hermosas columnas a cada
una, que sostienen preciosos capiteles corintios y las estatuas de los cuatro
evangelistas. El mosaico del tímpano, abra de Bargellini, representa a la
Humanidad doliente, participando en la Agonía del Redentor.
El interior consta de tres
naves, separadas por columnas de piedra roja, de Belén. Cada nave tiene cuatro
cúpulas, decoradas con mosaicos.
En el presbiterio está la
“Roca Sagrada” o “Roca de la Agonía”, rodeada de una
simbólica corona de espinas, de hierro artísticamente forjado, en la cual hay
dos palomas de plata y varios pájaros pequeños
que beben en el cáliz del dolor. En su enlosado se
encuentran magníficas huellas bizantinas.
La fachada exterior, que mira al Cedrón,
aparece rematada con tímpano, cuyo luminoso y colorista mosaico, obra de Julio
Bargallini, representa a Jesús asumiendo el dolor universal de la humanidad.
También se la conoce con el
nombre de “Iglesia de las Naciones”, porque fue construida con aportación de
las naciones: Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Bélgica, España,
México y Portugal, cuyos escudos nacionales aparecen en los mosaicos y en la
reja de hierro.
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DE LA “ANUNCIACIÓN”, Basílica. Está en Nazaret, donde
la Santísima Virgen recibió el anuncio del nacimiento de Jesús (Lc 1, 26-36).
Comenzaron a edificarla el año 1960 y fue consagrada el 23 de marzo de 1969,
por Mons. Garrone. Es obra del arquitecto Giovanni Muzio. Es posiblemente una
de las más hermosas de Israel.
Se asienta sobre los restos de
la catedral cruzada, de la que se conserva el muro norte. Sus dimensiones son
de 68 m. por 29 m. con una longitud menor que la cruzada.
La iglesia superior de estilo
neobizantino, quiere ser un homenaje al Verbo de Dios encarnado. Todo en ella
se concita a este fin: el altar Mayor, con un enorme mosaico, obra de Salvatore
Fiume (de granito rojo, representa la barca de Pedro con sus velas), la Iglesia, una, santa, católica y apostólica,
y a la Virgen como Madre de la misma; una cúpula, con linterna, espléndida y
novedosa por su disposición en estrella, con paneles que simulan un enorme
lirio de blancos pétalos, cuya corola alcanza 25 m. de amplitud y 55 de altura,
partiendo del nivel del pórtico de entrada de la basílica; un “oculus”,
protegido con barandillas, que
proporciona luz cenital a la Gruta; el original Vía Crucis de cerámica con
inscripciones árabes; las vidrieras policromadas; el suelo de mármol taraceado,
que recuerda los concilios y escudos de papas que proclamaron algún dogma
mariano.
En la parte inferior de esta
iglesia, hay una gruta, en la cual el ángel Gabriel, nos recuerda y actualiza
su embajada:
En el
sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David, y
el nombre de la virgen era María (Lc
1, 26-27).
Y el
ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios:
concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lc 1, 30-31)
La Gruta de la Anunciación, fue
concebida por el arquitecto como un ambiente que facilite la contemplación del
misterio recordado en la inscripción: “Verbum
caro hic factum est”
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IGLESIA DE LOS
“ARCÁNGELES” En el interior del
barrio armenio-ortodoxo, de Jerusalén, hay una pequeña iglesia del siglo XVI,
llamada de los “Arcángeles”. Fue considerada siempre como la casa del sumo sacerdote Anás, suegro de Caifás. La
Virgen, Reina de los ángeles y arcángeles, preside su bello altar, de estilo
armenio, adornada con numerosas
lámparas.
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IGLESIA DE LA “ASCENSIÓN” Desde la cima del Monte de los Olivos: Los sacó hasta cerca de Betania y levantando
sus manos los bendijo (Lc 24, 50-51).
Para conmemorar la Gloriosa
Ascensión del Señor a los Cielos, la ilustre matrona Pomenia, construyó en este
Monte de los Olivos, una iglesia, en el 376. Al ser destrozada por los persas,
en el siglo VII, los cruzados construyeron otra, en el mismo sitio, de forma
octogonal, parecida a la actual mezquita de Omar; corrió la misma suerte que la
anterior, siendo demolida totalmente en el siglo XII, por Saladino. Sobre sus
ruinas, los musulmanes levantaron una mezquita en el 1187.
La transformación en mezquita
por los musulmanes, cubrió la edícula central con una cúpula que impide
percibir sensiblemente lo dicho a los apóstoles: “¿Qué hacéis ahí plantados
mirando al cielo?”. Aunque el lugar sigue convertido en mezquita, tiene
acceso para visitarlo, y celebrar la fiesta de la Ascensión, las diferentes
confesiones cristianas.
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IGLESIA DE LAS
“BIENAVENTURANZAS” Entre 1937 y 1938 se
edificó el santuario actual de las Bienaventuranzas pero, con el fin de
disponer de una panorámica mayor del mar de Genesaret, se eligió un
emplazamiento más alto, a unos 200 metros sobre la superficie del lago y a dos
km. de la localización antigua.
Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte, se sentó y se le acercaron
sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo: Bienaventurados los…. Mat 5,1-11; Lc 6,20-26).
Se trata de una iglesia de
planta octogonal, cubierta por una cúpula de tambor esbelto y rodeado por un
pórtico amplio que hace más tenue la luz y el calor. El uso de basalto negro
local, piedra blanca de Nazaret y travertino romano forma un conjunto armonioso
y permite que el edificio destaque entre la densa vegetación del área. En el
interior, los elementos se disponen con sencillez de líneas: en el centro, el
altar, coronado por una arquivolta de alabastro; detrás, elevado sobre un
pedestal de pórfido, el tabernáculo, decorado con escenas de la Pasión en
bronce dorado; en el tambor, ocho ventanas con vidrieras donde se leen las
palabras de las bienaventuranzas; y cerrando el espacio, la cúpula, con un
revestimiento en tonos dorados.
La iglesia obra del mismo arquitecto que diseñó las basílicas
del Tabor y de Getsemaní, el italiano Barluzzi.
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IGLESIA DE LOS
“CATÓLICOS GRIEGOS” En Nazaret, existe la
sinagoga que tanto frecuentaba Jesús, en donde se proclamó Mesías, provocando
la ira de sus paisanos, que le expulsaron de la sinagoga.
Llegó a Nazaret, donde se había criado, y
según su costumbre entró en la sinagoga en sábado, y se levantó para leer.
Entonces le entregaron del profeta
Isaías y, abriendo el libro encontró el lugar donde estaba escrito: El
Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido; me ha enviado para
evangelizar a los pobres, para sanar a los contritos de corazón, para anunciar
la redención a los cautivos… (Lc
4, 16-30).
En la actualidad, es una iglesia católica, propiedad de los católicos
griegos, que la usan como parroquia.
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IGLESIA DE LA
“CONDENACIÓN” Capilla que se encuentra en Jerusalén, dentro del
patio de acceso al convento de los Franciscanos de la Flagelación, al fondo, a
la izquierda.
En este lugar comienza la
primera Estación del Vía Crucis (Vía Dolorosa).En el suelo se ven las losas
estriadas del Lithóstrotos, que terminan en el contiguo Convento de las Damas
de Sión.
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IGLESIA “DESCENDENTIBUS ILLIS” “CUANDO DESCENDÍAN” Se trata de una capilla
pequeña, rústica, de mampostería y abierta siempre a los peregrinos. Al bajar
del Monte Tabor, suelen descansar.
Al comenzar
a descender del Monte Tabor, se pasa por delante de esta pequeña
capilla, que fue reconstruida sobre las ruinas de un antiguo oratorio. Como
está en el descenso del Tabor, le llaman: Cuando
descendían.
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IGLESIA “DOMINUS
FLEVIT “EÑ SEÑOR LLORÓ” Está en el Monte de los Olivos, a media
distancia entre la Ascensión y Getsemaní. Bajando de Eleona, a media ladera del
Olivete se encuentra esta iglesia en veneración del llanto de Jesús sobre la
Ciudad Santa:
Y
cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si
conocieras también tú en este día lo
que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te
rodearán tus enemigos con vallas (…) y no dejarán en ti piedra sobre piedra,
porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho (Lc 19, 41-44).
Pequeña capilla del arquitecto
Barluzzi (1955) abierto su altar mayor hacia la panorámica que ofrece la
Ciudad, permite al peregrino adentrarse y poder contemplar y meditar la escena
antes aludida, pues en lugar del retablo, un gran ventanal de medio punto,
permite al celebrante, ver la ciudad.
El término Getsemaní (molino de
aceite), aplicado a un olivar, en la falda del monte de los Olivos, incluye
tres lugares cuya visita permite entender los movimientos de Jesús la noche del
Jueves Santo: salió Jesús al otro lado del torrente Cedrón (Jn 18, 1); al monte
de los Olivos (Lc 22, 39); a un lugar llamado Getsemaní (Mt 26, 36); Judas
conocía el sitio (Jn 18, 2). Deja a ocho de los apóstoles en un lugar (la
gruta); se adentra en el olivar con Pedro, Santiago y Juan, y se aleja de ellos
como un tiro de piedra (la basílica
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“DORMITIO VIRGINIS” “DORMICIÓN DE LA VIRGEN” Basílica.
Según la tradición recogida por el apócrifo Dormitio Virginis del siglo II,
la Virgen María murió en Sión y fue enterrada en el torrente Cedrón. La nave
septentrional de la Agia Sion
recordaba la dormición; y san Sofronio habla de la piedra donde la Virgen se
recostó para morir. También en la basílica cruzada hubo una edícula en que
constaba esta inscripción: “Exaltata est
sancta Dei Genitrix super choros angelorum”, para recordar el tránsito de
María. El emperador prusiano Guillermo II, en 1898, obtiene el lugar del sultán
Abdul Hamid para regalarlo a los cristianos. Y la sociedad pro Palestina de Colonia,
construye la actual basílica en 1906, de arquitectura románica, según el estilo
de Aix-le Chapelle, confiándola a los benedictinos alemanes.
Basílica, de planta circular y
cúpula cónica, está dividida en dos niveles: la cripta, donde se venera
directamente la dormición con la imagen
yacente de María, y la nave central en la que destaca su ornamentación en
mosaico; el del ábside con María y Niño; “Luz del mundo”, en el más clásico
estilo bizantino, con teselas de oro, y el del pavimento con teselas de mármol
rojo y blanco, que representa toda la historia de la salvación, desde el
trisagio hasta los meses del año y signos del zodíaco, pasando por profetas,
apóstoles y evangelistas.
“Se ha dormido la Madre de Dios. –Están alrededor de su lecho los doce
Apóstoles.- (…) Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la
Gloria. – Y la Corte celestial despliega todo su aparato para agasajar a la
Señora (…). La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre y
Esposa de Dios…” (Josemaría Escrivá, Santo Rosario,
p. 78-79)
IGLESIA DEL “ECCE HOMO” Es la recogida capilla del Instituto
Religioso femenino, Damas de Sión, en Jerusalén, pared por medio con el arco
del “Ecce Homo”, que une los edificios
de ambos lados de la Vía Dolorosa, justamente, en el arco romano que arquea la
calle.
Lo más interesante de esta
iglesia, está en los sótanos donde se encuentra una parte importante del
Lithóstrotos, del tiempo de Jesús.
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IGLESIA DE LA
“FLAGELACIÓN” En el patio del Estudio
Bíblico Franciscano de la Flagelación, dos capillas recuerdan lo acontecido
en el Pretorio: la capilla de la Flagelación es de origen
medieval. Fue puesta de nuevo al culto en 1838 y restaurada en 1929 por el
arquitecto Barluzzi. La capilla de la Condenación es el ángulo oeste, reconstruida
en 1904, conserva el plazo original
bizantino. Es una preciosa capilla, de piedra de sillería, con varias y
diferentes torres, rematadas en cúpula.
Una tercera iglesia, es recuerdo de la coronación
de espinas, se levantaba en lo que hoy es patio de la escuela musulmana
Omariye, desde donde todos los viernes, a las 15 horas, comienza el Vía Crucis
público.
Se
asusta Pilatos ante en creciente tumulto. Manda entonces traer agua, y se lava
las manos a la vista del pueblo mientras dice: Inocente soy de la sangre de este
justo; vosotros veréis (Mt 22, 24). Y después de haber hecho azotar a
Jesús, lo entrega para que lo crucifiquen. Se hace el silencio en aquellas
gargantas embravecidas y posesas. Como si Dios estuviese ya vencido.
(Josemaría Escrivá, Vía Crucis, I Estación)
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IGLESIA “IN GALLI
CANTU” “DONDE EL GALLO CANTÓ” Descendiendo del monte de Sión, cruzada la
carretera, se llega a la Iglesia de los PP. Asuncionistas.
Iglesia bizantina y cruzada
recordaron el canto del gallo, unido al llanto de Pedro, en esta pendiente
hacia Siloé. Alrededor de la iglesia surgen ruinas
de la Jerusalén del tiempo de Jesucristo y una calle
escalonada de época romana que descendía del barrio alto a la ciudad baja, y por la
que pudo haber descendido Jesús la noche del Jueves
Santo, camino de Getsemaní (Jn 18, 1-3).
La iglesia tiene la forma de
cruz griega y la cubre una gran cúpula redonda y calada con una cruz de
vidrieras, en cuyo centro está la
figura de Jesús: piedra angular. El mosaico del altar mayor representa a Jesús
que atraviesa el patio y mira a Pedro, que se calentaba en una hoguera:
Y dijo Pedro: No sé, hombre, lo
que dices. Y al instante, cuando todavía estaba hablando, cantó un gallo. El
Señor se volvió y miró a Pedro. Y recordó Pedro las palabras que el Señor le
había dicho: Antes que canto el gallo hoy, me habrás negado tres veces (Lc 22, 60-61)
Los de los otros dos altares
reproducen a la mujer pecadora (Lc 7, 36-50) y al ladrón arrepentido:
Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino. Y le
respondió: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc 23, 42-43).
En el portón de bronce de la
iglesia, Jesús anuncia la triple negación de Pedro durante la Última Cena. El
dintel de ésta se puede leer: El Señor guarda tus entradas y salidas
(Sal 121,8).
Debajo de la iglesia hay una
cripta cubierta con una bóveda rebajada, con blancas y estriadas peñas
naturales. Suponen que allí estuvo el patio de las negaciones. También, la fosa
que fue arrojado Jesús y que debió pasar su última noche.
Según la tradición, en el lugar de esta iglesia,
estaba la casa del Pontífice Caifás, a donde Jesús
Fue conducido inmediatamente después del prendimiento.
Los
que detuvieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde
se habían reunido los letrados y los senadores… (Mt 26, 27).
Está construida sobre una
gruta, donde se supone que los apóstoles se escondieron durante el drama de la
Pasión.
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IGLESIA DE LA
“MAGDALENA” Por encima del Huerto de
Getsemaní, hay una colosal iglesia rusa construida en 1888, por el Zar ruso Alejandro III, en
memoria de su madre la emperatriz Maria Alexandrowna.
Iglesia de estilo ruso, resplandecen en oro sus siete cúpulas bulbosas. Pertenece
al Patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa y cuida del culto una comunidad de
monjas de la misma nacionalidad. Van vestidas de negro, y un largo velo les cae
por las espaldas hasta el suelo. El
interior de la iglesia es hermoso y no muy grande. Las paredes están cubiertas
con grandes cuadros alusivos a María Magdala. Como originalidad: éste, María
Magdalena conversa con Tiberio para defender la inocencia de Jesús y la
cobardía de Pilato. En el iconostasio y en las pilastras brillan iconos de vivos
colores. De la cúpula central pende una lámpara enorme de hierro con lámparas
rojas y cirios amarillos. En la cripta reposan los restos de la Gran Duquesa
Isabel Feodrovna asesinada en 1918 por los bolcheviques y trasladados aquí en
1921.
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IGLESIA DE LA
“MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y DE LOS PECES”
En el lugar de la primera multiplicación (Lc 14, 13-21), se levanta en el 350 un pequeño
santuario del que nos habla de peregrina Egeria. En el siglo V es sustituido
por uno más amplio, de 30 por 20 m. decorado con preciosos mosaicos, todavía
existentes, que representan la fauna y flora de Egipto. El popular mosaico de
la cesta de los panes y los peces permanece ante la mesa del altar mayor.
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IGLESIA DE “NAIM”
(Agradable) Recostada sobre la ladera norte del Jebel Dahi o pequeño Hermón, y a 7 km.
al suroeste del Monte Tabor, se la identifica con la actual Naím. Una pequeña
iglesia franciscana (desde 1880) recuerda el hecho evangélico (Lc 7, 11-17), en
medio del poblado actual musulmán. Una vez al año, celebran la Santa Misa los
franciscanos del Monte Tabor.
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IGLESIA DE LA
“NATIVIDAD” Basílica En Belén, donde tuvo
lugar la Natividad del Señor, se levanta la más antigua de las basílicas de
Tierra Santa. Para recordar tan gran acontecimiento, el Emperador Constantino y
su Madre Santa Elena la construyeron en el año 326, sobre la Gruta del Nacimiento
de Jesús.
La que actualmente
contemplamos, es la de Justiniano (540), que se ha conservado en sus líneas
fundamentales, circundada por los
conventos franciscanos, griego y armenio. La plaza anterior a la basílica, quedaba ocupada en el siglo
IV por el atrio constantiniano.
La fachada reforzada con contrafuertes, tiene tres puertas, reducidas hoy a un bajo
de estrecho pasaje. Aún se pueden contemplar el arquitrabe bizantino y el arco
cruzado. Se entra a la basílica por el antiguo nártex, totalmente oscuro a
causa del cegamiento de las ventanas.
Cuatro hileras de columnas
monolíticas de piedra rosada del país, decoradas por los cruzados, con pinturas
de santos dividen su interior en cinco naves. El techo de madera
de cedro del Líbano, muy deteriorado, tuvo que ser restaurado a instancias del
Procurador fray Andrés de Montoya, franciscano español, en los años 1714-25. El
crucero tiene la misma anchura que la nave central, rematado en su cabecera
por tres ábsides
semicirculares.
Debajo del transepto se
encuentra la gruta de la Natividad. Para el acceso a la misma, habilitaron dos
escaleras laterales, aunque en la Basílica constantiniana posiblemente se
bajaba desde la misma nave central.
Dentro de la basílica puede
admirarse el magnífico baptisterio octogonal, de una sola pieza, del siglo VI;
y los mosaicos del piso de la basílica constantiniana, que quedan a 80 cm. Bajo
el piso actual.
El actual iconostasio de los
griegos impresiona por su riqueza artesanal del siglo XVIII, pero desfigura la
originalidad de la basílica. La propiedad de la misma es compartida por las
comunidades griega, armenia y franciscana,
a la que le fueron despojados, en distintas épocas,
sus derechos adquiridos en 1347.
Lo principal de esta Basílica es
la Gruta del Nacimiento del Salvador, que está debajo del presbiterio. Tiene
diez m. de largo por tres de ancho. Se baja a ella por unas escaleras de 16
peldaños, que hay a uno y otro lado de gran coro de la basílica.
Esta forrada de tapices de amianto que fueron regalo de España.
Debajo del altar de esta Gruta y
sobre el suelo de mármol, una estrella grande, de plata, indica el lugar exacto
donde nació Jesús con una inscripción:
“Hic de Virgine Maria Jesus Christus
natus est”
Se dice que, la estrella de la plata que
trajeron los españoles de América en el siglo XVI.
Los sacerdotes de rito latino,
no pueden celebrar Misa en el Altar de la Natividad; este privilegio está reservado
a los ortodoxos-griegos; los primeros, deben celebrar en el Altar de los Reyes
Magos.
El pesebre se encuentra a la
derecha de la Gruta, transformado ahora en una pequeña capilla latina. El
pesebre auténtico se conserva, hoy, en la Basílica de Santa María la Mayor de
Roma.
Frente al altar del Santo Pesebre, hay otro pequeño altar que
recuerda la adoración de los Reyes Magos.
San Jerónimo vivió muchos años
cerca de la Gruta, y allí trabajó sin descanso; tradujo la Biblia al latín (la
Vulgata). Murió en el 420 y aquí está sepultado.
Contemplo ahora a Jesús, reclinado en un pesebre (Lc 2, 12), en un
lugar que es sitio adecuado sólo para las bestias. ¿Dónde está, Señor, tu
realeza: la diadema, la espada, el cetro? Le pertenecen, y no los quiere; reina
envuelto en pañales. Es un Rey inerme, que se nos muestra indefenso: es un niño
pequeño. ¿Cómo no recordar aquellas palabras del Apóstol: se anonadó a sí
mismo, tomando forma de siervo (Fil
2, 7)? (Josemaría Escrivá. Es Cristo que pasa, nº 31)
La capilla lateral derecha
está dedicada al Santísimo, pinturas de estilo picasiano, obra de Rafael Úbeda
Adosada a la Basílica, en su
lado norte, se encuentra la Iglesia de santa Catalina de Alejandría, parroquia
para los católicos de Belén y las Grutas de san Jerónimo. Aprovecha estructuras
medievales y fue agrandada en 1880 por el Beato Frederic Jansoone,
habiendo desaparecido la galería oriental del claustro de san Jerónimo.
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IGLESIA DE “NUESTRA
SEÑORA DEL DOLOR” Esta pequeña iglesia se
encuentra entre la tercera y cuarta Estación del Viacrucis, en la Vía Dolorosa.
Es una iglesia armenio-católica; fue construida en 1881 y está dedicada a
Nuestra Señora de Dolor o Dolorosa.
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IGLESIA DE LOS
“PASTORES” La noche en que Jesús nació en Belén, un ángel se apareció a unos
pastores que velaban sus rebaños (Lc 2, 8-14).
El lugar donde se encontraban los pastores está a unos tres km. de Belén, a
los pies de la colina de Belén, entre
campos verdes y espigados, para recordar este glorioso y celestial acontecimiento,
los franciscanos construyeron este iglesia en el año 1953, con el título
“Sanctorum Angelorum ad Pastores”.
IGLESIA DEL “PATER
NOSTER” “PADRE NUESTRO” Basílica El Maestro puso siempre
especial insistencia en que sus seguidores supieran hablarle a Dios desde la
limpieza y sencillez de corazón, desde el perdón fraternal que pacifica el
ámbito en que se reclama la divina presencia, desde la cotidiana sinceridad de nuestras necesidades
que confiesan mejor que nosotros mismos nuestra radical miseria, allegándose
entonces hasta Él con toda la afectividad filial y confianza posibles.
Una de las tres basílicas
construidas por Constantino, a instancias de su madre santa Elena.
Basílica en el monte de los Olivos, llamada Eleona por Egeria, recibe desde
la Edad Media el título de Iglesia del Pater Noster, según tradición apoyada en
san Lucas 11, 14.
Por iniciativa de la princesa
Aurelia de Bossi, prima de Napoleón III, se levantó en el lugar un monasterio
de religiosas carmelitas en 1875, quien han ambientado la iglesia, el claustro
y muros del recinto antiguo con la reproducción en 43 grandes azulejos de
cerámica la oración de Jesús en 116
idiomas. (Mt 6, 9 – 13)
En las puertas de acceso a la
gruta se recoge la frase de Egeria: Gruta
en la que solía enseñar el Señor a sus discípulos.
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IGLESIA DEL “PRIMADO” Junto al
Lago de Genesaret, hay una histórica
piedra llamada “Mensa Christi” Mesa de
Cristo. Recuerda la tercera aparición del Señor Resucitado a sus discípulos,
cuando a la orilla del lago les ofreció de comer:
Después volvió a aparecerse Jesús a sus discípulos a
orillas del mar de Tiberiades. Se apareció así: estaban juntos Simón Pedro y
Tomás –el llamado Dídimo-, Natanael –que era de Caná de Galilea-, los hijos de
Zebedeo (…) Jesús les dijo: Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevía a
preguntarle: ¿Tú quién eres?, pues sabían que era el Señor. Vino Jesús, tomó el
pan y lo distribuyó…. (Jn 21, 1- 13).
Es este mismo lugar donde Jesús
concedió a San Pedro el Primado de su Iglesia. (Jn 21, 15- 23).
Para recordar estas delicadas y
magistrales escenas evangélicas, los franciscanos construyeron esta modesta
iglesia en 1933, de piedra cuadrada, de color gris oscuro.
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IGLESIA DE “SAN ESTEBAN”
Se encuentra en Caná de Galilea, a la salida del
pueblo hacia Tiberiades. Los cristianos de Caná, en tiempos pasados,
construyeron una pequeña iglesia, en la casa de San
Bartolomé, el cual era de este pueblo,
como así también, Santiago el Menor.
Más tarde los mahometanos la convirtieron en mezquita, que luego fue destruida.
Los Franciscanos compraron las ruinas de
esta mezquita y volvieron a construir esta sencilla iglesia de San
Bartolomé.
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IGLESIA DE “SAN GABRIEL”
Esta iglesia se encuentra en Nazaret, en el lugar donde, según la tradición
greco-ortodoxa se dio la aparición del Ángel San Gabriel a la Virgen María,
para anunciarle sería Madre de Dios. Por tal motivo, los griegos-ortodoxos la
construyeron.
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IGLESIA DE “SAN JOSÉ” Está en Nazaret, al norte de la Iglesia de
la Anunciación, a unos 200 metros de la misma. Fue construida en el año 1914
sobre las ruinas de otra iglesia del siglo VI, del emperador Justiniano. En la
cripta se ven los restos de esta primitiva iglesia.
Amplia, de tres naves, de
estilo románico, con preciosas columnas y excelente artesonado. Su torre es
alta y cuadrada, En el friso del arco que forma el ábside hay una inscripción
que dice:
“Hic Jesus erat súbditus illis”. “Bajó con ellos, vino a Nazaret y les
estaba sujeto” (Lc 2,51).
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IGLESIA DE “SAN JUAN
BAUTISTA” En Ain Karen, en la
misma casa donde vivieron Zacarías e Isabel, en el año 1885, y en las mismas
ruinas de un antiguo santuario bizantino del siglo V, los franciscanos
construyeron esta Iglesia, dedicada a San Juan Bautista, el Precursor.
Tiene tres naves, separadas por pilastras, y
cúpula de tambor en el centro. El piso es de mármol. Por una escalera a la
izquierda, se desciende a la Gruta de la Natividad de San Juan Bautista. En
esta iglesia hay varias donaciones de cuadros de España: La degollación del Bautista, de Ribera; San Juan Bautista Penitente, de Murillo y San Juan Bautista Niño, de Ribera.
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IGLESIA DE “SAN LÁZARO” A tres km. de Jerusalén, está Betania,
donde vivían Lázaro y sus hermanas Marta y María, y donde Lázaro, fue
resucitado por Jesús (san Juan 11, 1 – 14).
A unos cien metro de la tumba de
Lázaro, se encuentra esta iglesia, que fue construida en 1954 por Barluzzi. Es
bella, limpia y luminosa. Está levantada en forma de cruz griega, sobre el
lugar de la antigua basílica, levantada en su día por los cruzados; en el siglo
IV existía una iglesia bizantina, la que fue derribada por los persas.
Nuevamente en el siglo XII, por tercera vez los cruzados la construyeron y fue
demolida.
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IGLESIA DE “SANTA ANA” Muy cerca de la Puerta de San Esteban y
antes de llegar a la Vía Dolorosa, se encuentra esta iglesia, llamada también,
Nacimiento de la Virgen María. Está dentro del seminario griego-ortodoxo de los
Padres Blancos y junto a la Piscina Probática.
Es obra de los Cruzados,
quienes construyeron esta bellísima iglesia en memoria de Santa Ana, madre de
la Virgen. Es de estilo románico, de piedra vista, por dentro y por fuera.
Tiene tres naves, está coronada por una cúpula de tambor. Está edificada sobre
la cripta venerada como el lugar del nacimiento de la Virgen. En la cripta se
enseña el lugar de su nacimiento.
Fue construida en el año 1100,
por la esposa del Balduino I, rey de Jerusalén, a la muerte de su hermano el
rey Godofredo de Bouillón.
Durante el reino de Saladino
(1171-1193), fue convertida en una escuela del Corán. Durante la guerra de
Crimea, en 1856, pasó a manos de Francia, que restauró. En la actualidad,
cuidan de ella los Padres Blancos, franceses.
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IGLESIA DE “SANTA
CATALINA” Esta Iglesia de Santa
Catalina de Alejandría se encuentra en Belén, pegada a la Iglesia de la
Natividad, con la cual se comunica por un pasillo subterráneo, que pueden
utilizar los peregrinos. Fue construida en el año 1881 por los Franciscanos.
Actualmente es la Parroquia de los católicos de Belén, regidos por los propios
Franciscanos. Sus lámparas tienen forma de rueda de tortura, que recuerdan el
martirio de Santa Catalina.
IGLESIA DEL “SANTO
SEPULCRO” Basílica del Santo Sepulcro y
Calvario.
Podría confundir al peregrino,
si esperase encontrar el Calvario y Santo Sepulcro en campo abierto. Se trata
de un edificio sagrado, dentro de las murallas, oprimido en un barrio comprimido
de casas y callejuelas angostas. Es cierto que puede sufrir cierta decepción,
ante dificultades de los accesos o falta de clima de recogimiento. En parte
podría quedar justificado por los diversos grupos cristianos copropietarios del
templo. A esto, se uniría las diversas liturgias, culturas y amalgama de
ornamentación en la decoración.
Los textos sagrados del Evangelio se
anteponen a todo lo anterior y aportan los datos suficientes para identificar
los lugares donde se efectuaron los misterios de la Redención: la Pasión,
Muerte y Resurrección de Jesús.
Tanto los Sinópticos como San Juan
coinciden en que Jesús murió un viernes (Mt 27, 62; Mc 15, 42; Lc 23, 54; Jn
19, 31). Y según la precisión de Jn 18, 28 –los judíos no entraron en el pretorio para
no contaminarse y poder comer la Pascua- Jesús murió el 14 de Nisán, día
tradicional para la manducación de la Pascua.
Esta
Iglesia es el santuario más sagrado del mundo, construido sobre el lugar de la
Crucifixión,
inhumación y resurrección del Salvador del mundo, Jesucristo.
§ Cinco son las iglesias
construidas sobre estos santos lugares:
la primera en el año 124. El Emperador Adriano, queriendo borrar el
cristianismo, la destruyó totalmente, y en su lugar edificó un tempo dedicado a
Júpiter.
§ En el año 326 el Emperador Constantino destruyó el
templo de Adriano, y en el 335 inauguraba la segunda iglesia del Santo
Sepulcro. Cosroes, rey persa, la volvió a destruir en el año 614.
§ Al poco tiempo el Abate
Modesto la reconstruye, aunque humilde y sencilla, y ésta es la tercera iglesia
aquí construida. En el año 1009 el califa fatimita de Egipto, Hakín, la vuelve
a destruir, lo que originó uno de los principales motivos de las Cruzadas.
§ El emperador de
Constantinopla Constantino IX Monómaco (1042-1055), empezó a construir la
cuarta iglesia del Santo Sepulcro, que terminó el Patriarca Nicéforo.
§ En el siglo XII los
Cruzados reforman notablemente la iglesia anterior y construyen la quinta
iglesia, que es la actual. En el año 1808, esta iglesia de los Cruzados es
destruida parcialmente, por el fuego. En poco tiempo fue reparada por los
griegos-ortodoxos, quizá no con acierto. En el año 1949, vuelve a incendiarse.
El 1954, las tres principales Comunidades Cristianas, Franciscanos, griegos-ortodoxos
y armenios, se pusieron de acuerdo, para su digna y total restauración, que
sigue todavía, y que aún les costará mucho tiempo para terminarla.
Los textos sagrados del
Evangelio aportan los datos suficientes para identificar los lugares donde se
efectuaron los misterios de la Redención: la
Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesús. Tanto los Sinópticos como San Juan coinciden en que Jesús murió un
viernes (Mt 27, 62; Mc 15, 42; Lc 23, 54; Jn 19, 31). Y según la precisión de
Jn 18, 28 –los judíos no entraron
en el pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua- Jesús murió el 14 de Nisán, día
tradicional para la manducación de la Pascua.
La Basílica Constantiniana. La Tumba del
Resucitado o “Anástasis”.
La tumba, recortada de su entorno rocoso,
quedaba en el centro de una gran rotonda, adornada por tres exedras o ábsides,
y coronada por una cúpula central, sostenida por 12 columnas que alternaban con
tres grupos de pilares de sustentación. Un oculus central de la cúpula y
las ventanas de la galería proporcionaban abundante luz a todo el recinto. Un
deambulatorio rodeaba la Rotonda, dándole mayor amplitud. Así el misterio de la
Resurrección o “Anástasis” quedaba enmarcado en este suntuoso monumento.
La Roca del Calvario en el sector del tripórtico
o patio porticado. Un gran patio porticado mediaba entre la Anástasis y el Martyrium. En el
encuentro del pórtico sur y este, descollaba a cielo descubierto la Roca del
Calvario, rodeada de cancelas y coronada por una cruz de oro. La Roca puede verse
en la capilla de Adán (lado oeste), en la Basílica (lado norte) y su ápice en
el Calvario, dejado visible recientemente por los griegos ortodoxos en 1988. El
lado este, con la gruta de Adán, donde mejor se aprecia, permanece oculto
dentro del convento griego ortodoxo.
La Basílica o el Martyrium. Forma parte del tercer
bloque del gran complejo Constantino. Sabemos por Eusebio de Cesarea que
Constantino quiso que esta iglesia superara en magnificencia a todos los
monumentos. Le precedía el Cardo Maximus,
un atrio oriental que se unía a la Basílica por tres puertas. Su interior
estaba articulado en cinco naves con artesonado de oro y el ábside con doce
columnas de plata, orientado al oeste, hacia el Anástasis. La nave central
tenía una anchura de 15 m. dotada de galerías superiores.
La composición de la
Basílica del Santo Sepulcro es como sigue:
Atrio: Piedra de la Unción, Rotonda o
Anástasis, Capilla de la Aparición y coro de los franciscanos, Capilla de santa Elena, Capilla de la Invención de la
Cruz, Santo Calvario, Coro de los Griegos. (8 espacios o lugares).
Además están: Capilla de Santiago el Menor, Capilla de San Juan
Bautista, Capilla de los 40 Mártires, Convento de san Abrahán, Capilla de San
Juan, Capilla de San Miguel, Acceso a la basílica, Campanario, Capilla de los
Francos, Santa María Egipciaca, Porteros musulmanes, Memorial de las tres
Marías, Capilla del Ángel, Tumba del Señor, Capilla de los Coptos, Capilla de
los Sirios, Tumba judía de José de Arimatea, Pasadizo, Sala cruzada, Altar de
María Magdalena, Convento franciscano, Sacristía, Arcos de la Virgen, Cárcel de
Cristo, Girola, Capilla de Longinos, Capilla del reparto de las vestimentas,
Capilla de los Improperios, Capilla de Adán (bajo del Calvario), Altar de la
Crucifixión y Altar de la muerte Jesús. (31 espacios o lugares).
La actual Basílica del Santo
Sepulcro es básicamente la construida por los cruzados. Comparten su propiedad
tres comunidades cristianas: griegos-ortodoxos, latinos o católicos y armenios-ortodoxos,
bien que también los coptos y sirios tienen lugares de culto. Despojados los
franciscanos el 1757 de la propiedad de la basílica, ésta y los horarios de
culto quedan regulados por el statu quo
decretado por las autoridades turcas en 1852, según el cual, nada puede ser
cambiado o renovado.
El Atrio. El acceso a la basílica viene precedido
por un patio que en el siglo XII tenía un pórtico columnado. En el lado
derecho de la plaza está el convento de san Abrahán,
de los griegos ortodoxos, y las capillas de San Juan y San Miguel de los
armenios y etíopes respectivamente. En el lado izquierdo, la parroquia
griego-ortodoxa con tres capillas: Santiago, San Juan y los 40 Mártires.
La fachada y el campanario cruzado. La fachada románica se compone de un doble cuerpo, separado por una
cornisa finamente labrada; la parte superior con dos ventanas que dan luz al
transepto, y la doble puerta, rematada en un frontis bellamente decorado.
La puerta del lado derecho fue
clausurada por Saladino. Junto a ésta arranca la escalera de piedra que conduce
a la capilla de los francos, antigua entrada cruzada al santo Calvario. A la
izquierda se encuentra el campanario, originariamente de tres cuerpos, que
alcanzaba una altura de 48 m, pero le falta la parte superior, que cayó en el
terremoto del siglo XVI.
La piedra de la Unción. Franqueada la puerta
de la basílica se encuentra la piedra memorial que recuerda el rito judío
realizado con el Señor antes de la sepultura (Jn 19, 38), que solía hacerse en
la antecámara sepulcral. Frente a ella, un gran mosaico representa el
descendimiento, la unción y sepultura de Jesús.
El Calvario. El montículo del Calvario, al ser
incorporado al interior de la basílica, obligó a los arquitectos cruzados a
crear un doble plano. Una escalera, a mano derecha de la entrada, conduce al
nivel superior a la altura la cima de la roca. En torno a ella tres altares
recuerdan los momentos de la crucifixión y muerte de Jesús. El espacio
está dividido en dos naves o capillas: la de la derecha es propiedad de los
latinos, con los altares de la crucifixión y de la Dolorosas; la de la
izquierda de los griegos-ortodoxos, en la misma cima de la roca del Calvario
que sostuvo la Cruz, indicada por un disco de plato bajo el altar.
La
capilla de Adán. En el plano inferior del
Calvario continúa viéndose la roca con su hendidura (Mt 27, 51).
El título de capilla de Adán procede de la
literatura judeo-cristiana y homilías mistagógicas de los santos Padres que
señalan su tumba bajo la roca del Calvario.
La edícula del Santo Sepulcro. La tumba del Señor, lugar de su gloriosa
resurrección, ocupa el centro de la gran rotonda –Anástasis constantiniana- de
21 m de diámetro, rodeada por una hilera de pilastras y columnas que sustentan
una doble galería de 18 arcos y remata en la gran cúpula de 31 m de altura.
El Catolicón griego. El crucero de la
basílica, el antiguo coro de los canónigos del Santo Sepulcro, recibe hoy el
nombre de Catolicón y sirve de iglesia patriarcal a los griegos ortodoxos. A
poca distancia de la entrada resalta una piedra llamada onfalos,
el ombligo del mundo, queriendo indicar que este punto, entre el Calvario y el Santo
Sepulcro, entre el cielo y la tierra, señala el centro de la creación, cuando
la bondad de Dios opero en él la Redención del hombre (Sal 73, 12). La cúpula
del mismo está decorada con mosaicos de estilo bizantino.
Capillas
de santa Elena y de la Invención de la Santa Cruz. Una amplia escalinata, en cuyas paredes los peregrinos
de diferentes épocas han dejado grabadas infinitud de cruces, conduce a la
capilla de santa Elena, propiedad de los armenios. Cuatro grandes columnas
bizantinas con capiteles cruzados sostienen la bóveda y la cúpula que recibe su
luz del antiguo claustro de los canónigos del Santo Sepulcro, hoy habitado por
los monjes etíopes. A la derecha, la escalera sigue descendiendo a una cavidad,
antigua cisterna, llamada capilla de la Invención de la santa Cruz.
Como privilegio y única excepción, en la Basílica del Santo Sepulcro, se
celebra la
Pascua de Resurrección,
santa Misa, en la mañana del Sábado Santo.
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IGLESIA DE LA
“TRANSFIGURACIÓN” Basílica. El Monte Tabor, según la
tradición, fue el escenario de la Transfiguración del Señor (Mt. 17, 1-9). En
el siglo V se levantó en lo más alto de este monte, una bella basílica, en
honor de este hecho evangélico.
La actual basílica, construida por los católicos en 1924, es obra del
arquitecto Barluzzi. Tiene la forma de tres tiendas, en consonancia con la escena evangélica.
En sus dos tres laterales se encuentras antiguas capillas dedicadas a Moisés y a
Elías. El pavimento de la Iglesia es de mármol. La cuidan los Franciscanos y
además tienen un convento y una residencia para peregrinos. Desde la puerta del
Viento, una larga avenida flanqueada de cipreses conduce hasta la basílica de
la Transfiguración y el convento franciscano. Delante de la iglesia, pueden
verse las ruinas del monasterio benedictino del siglo XII, aunque también hay
vestigios de la fortaleza sarracena.
La fachada, con el gran arco
entre las dos torres y los frontones triangulares de las cubiertas, transmite
al mismo tiempo bienvenida e invita a rezar. Al atravesar las puertas de
bronce, esta sensación se multiplica: la nave central separada de las laterales
por grandes arcos de medio punto, se convierte en una escalera tallada en la roca que desciende hasta la cripta.
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IGLESIA DE LA “TUMBA DE
LA VIRGEN” Es también
conocida, “Iglesia de la Asunción” o
“Transitus Virginis”. Está en el valle de Josafat, junto a la Basílica de la
Agonía, y como se puede ver, es distinta de la antes reseñada: Iglesia de la
“Dormición de la Virgen” que está junto al Cenáculo.
Los Cruzados, sobre sus ruinas,
construyeron la actual; pero la parte superior fue destruida por el sultán
Saladino. Posteriormente fue reconstruida, y se encargaron de ella los
Franciscano, durante tres siglos. En 1757, los turcos les obligaron a
abandonarla, y se la encomendaron a los Griegos y a los Armenios. Actualmente,
ejercen culto en ella los griegos-ortodoxos, los armenios, los sirios y los
abisinios.
A la iglesia, que es muy
oscura, se baja por una escalinata, de 48 peldaños de piedra. Hacia la mitad de
la escalinata, a la derecha, hay una
capilla dedicada a San Joaquín y Santa
Ana; a la izquierda y a la misma altura, hay otra capilla dedicada a San José.
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IGLESIA DE LA
“VISITACIÓN” En Ain-Karen, lugar del
nacimiento de San Juan Bautista, hay dos bellas iglesias: una dedicada a San
Juan Bautista, y la otra a la “Visitación de la Virgen” a su prima Santa
Isabel.
Es Santuario de la Visitación,
lo forman dos iglesias superpuestas. La inferior, en forma de cripta bizantina,
está adornada con frescos representados por la Visitación, San Zacarías y San
Juan Bautista.
Se llega hasta la iglesia de la
Visitación por subida escalonada, desde la que se domina Ain Karen y sus
alrededores. Al final de la cuesta el reciento está delimitado por una
artística verja, que da entrada a un patio alargado: a la izquierda, en una
pared del santuario, un mosaico representa a Santa María en viaje desde
Nazaret, a los un burro y rodeada de ángeles; a la derecha, junto a la puerta,
con conjunto escultórico el saludo de dos mujeres; detrás, el muro está
cubierto por el Magnificat, el himno
que María exclamó, escrito en numerosos idiomas.
La iglesia de la Visitación,
terminada en 1940, se levanta sobre la cripta, en el mismo espacio que ocupó la
construida por los cruzados en el siglo XII.
En el ábside una gran pintura de F. Manetti evoca la glorificación de
María. En la pared de la derecha, cinco grandes frescos conmemoran el Concilio
de Éfeso que declaró a María la Madre de
Dios, a María cobijando bajo su manto a la Iglesia universal, las Bodas de
Caná, la Batalla de Lepanto y la defensa de la Concepción Inmaculada de María,
sostenida por Juan Duns Escoto en la Sorbona de París.
El santuario de San Juan
Bautista, construido sobre la casa donde, según la tradición, vivían Zacarías e
Isabel. Las excavaciones han demostrado que la vivienda se convirtió en el
lugar de culto y enterramientos hacia el siglo IV. El interior de la iglesia
está adornado con azulejos de Manises, colocados en el siglo XIX y al fondo de la
nave norte, una gruta excavada en la roca
conserva la memoria del nacimiento del Precursor. En el patio que circunda
a la iglesia aparece en varios idiomas el
Benedictus,
que Zacarías, padre de Juan, lleno del
Espíritu Santo, profetizó diciendo:
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su
pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David su siervo…. (Lc
1, 5-89)
En la cripta, un ábside alberga
el altar; otro, con la forma de túnel un pozo con una pequeña fuente. En un
nicho, se conserva una roca donde, según antiguas tradiciones, santa Isabel
escondió a su hijo para librarlo de la matanza de inocentes de Herodes.
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J. LUGARES DEL
ISLAM
MEZQUITA DE
EL-AKSA. El Emperador Justiniano I, el año
530 levantó una magnífica iglesia de tres
naves, en la parte meridional de la explanada del Templo judío, que
tituló: “Iglesia de la Presentación de María”, porque según la leyenda, en este
lugar se verificó la Presentación de la Virgen en el Templo.
En el 637, el califa Omar
arrebató Jerusalén al imperio bizantino, transformó esta iglesia en mezquita,
poniéndole el nombre de el-Aksá, la más alejada, por ser la más septentrional o
más lejana de las tres principales: La Meca, Medina y Jerusalén.
Es grande, de siete naves, bella
y hermosa, de gran valor artístico. Forma un rectángulo de 90 metros de largo
por 60 de ancho. Esta mezquita es el santuario más venerado del Islán, en la ciudad
de Jerusalén. A unos 500 metros de la mezquita de Omar
Debajo de ésta, se encuentran
los célebres establos o caballerizas de Salomón. Grandioso, con decenas de
columnas, con pórticos y capitales de auténtica belleza y pueden recordar a la
Mezquita de Córdoba.
MEZQUITA DE
OMAR. Está construida en la explanada de
Templo; os obra del califa Omar, segundo de los califas que sucedieron a
Mahoma, de quien era yerno, construida a finales del siglo séptimo, obra
maestra del islamismo. Tiene cuatro puertas de acceso, correspondiente a los
cuatro puntos cardinales; 56 bellas y armónicas vidrieras, de fascinante
policromía. También muchos y valiosos mosaicos, no hay bancos ni sillas, sí
ricas alfombras extendidas en el suelo.
Exteriormente tiene forma
octogonal, midiendo cada lado 20 metros, con un diámetro de 60. La cúpula es
dorada, de una aleación de bronce y aluminio, tiene una altura de 34 metros y
18 de diámetro.
También se la conoce con el
nombre de “El Domo de la Roca”, “Casa de la Roca”, porque en ella se encuentra
la histórica Roca del Monte Moriá, que está en el centro de la mezquita, debajo
de la cúpula. Esta piedra tiene unos 17 metros de largo por 13 de ancho, y 1,5
alto.
Según la tradición islámica,
sobre esta piedra Abrahán se disponía a sacrificar a su hijo Isaac
(Gen 22, 1- 19). Como antes se cita, es uno de los tres famosos lugares
sagrados del Islám.
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K. LUGARES DEL JUDAISMO
Jerusalén. Es la más sagrada de
las ciudades del judaísmo, así como el epicentro espiritual del pueblo judío
desde siglo diez (a. C.) cuando el sitio fue escogido por el Rey David para
emplazamiento del Templo sagrado.
Menora. Gran candelabro de siete brazos, que está
colocado frente al Parlamento Israelí. Lo tienen todas las sinagogas.
Las sinagogas judías nacieron en
el destierro de Babilonia, por la necesidad que tenían de reunirse para oír la
Palabra de Dios. Puede haber en Israel unas 6.000.
En los evangelios: Recorría Jesús toda Galilea enseñando en las
sinagogas… (Mt 4, 23)
Templo (Explanada). La explanada del antiguo
Templo de Salomón ocupa una superficie de 470 metros de larga por 295 de ancha,
(tres veces la plaza del Vaticano)
Muro de Las
Lamentaciones. Los judíos lo llaman también Muro
del Oeste. Para ellos, es el lugar más sagrado de Jerusalén, porque es lo único
que se conserva del antiguo Templo de Salomón, reconstruido después del exilio
de Babilonia (520 al 516 a.C.), llamado postexílico, que a la vez fue destruido
por Tito en el año 70 (d. C). Actualmente el Muro hace las veces del Templo.
Este Muro es para los judíos un
lugar de gloria nacional y centro del culto religioso a Yahveh. Se reza en
cualquier momento del día o de la noche, especialmente los viernes, cuando el
sol se pone y empieza, para ellos, el nuevo día.
El Muro consta de 24 hileras de
grandes piedras. Al pie del mismo hay una gran explanada para las grandes
concentraciones de judíos. En esta explanada hay separación de sexos; una
alambrada divisoria, colocada en el centro, deja a los hombres a la izquierda y
a las mujeres a la derecha.
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L. OTRAS
CIUDADES Y LUGARES DE PALESTINA
“Entre los cristianos la
expresión Tierra Santa, designa generalmente el marco geográfico de la vida de Jesucristo.
Corresponde a la antigua tierra de Canaán, la tierra santa prometida por Dios a
los Patriarcas”. El nombre de Palestina, dado por los griegos a dicha región,
prevaleció por sobre el de Canaán.
Al hablar de Tierra Santa se
apunta principalmente a los Santos Lugares, es decir, a los santuarios que
conservan el recuerdo de los principales hechos evangélicos. De todos ellos los
que más importancia han tenido a través de la historia son: la
basílica del Santo Sepulcro con el Calvario, en Jerusalén y la basílica de la
Natividad en Belén.
Canaán o Palestina han
designado la región delimitada por el desierto de Siria y el Mediterráneo, por
el Líbano y por la península del Sinaí. En la época de Jesús, Palestina, bajo
el yugo romano, estaba dividida en provincias. Al oeste del Jordán (la
Cisjordania) y de norte a sur estaban las provincias de Galilea, Samaría y
Judea; al este, en las regiones de Moab y de Ammón, se situaban las provincias
de la Decápolis y de Perea. La vida de Jesús tal como la presentan los
evangelios se desarrolla principalmente en Cisjordania. Los puntos que más
interesan al relato evangélico son, en Judea: Jerusalén, Belén, Ain Karem, Emaús,
Arimatea, Efraín, Jericó y Betania; en Samaría: Samaría y Sicar; en Galilea:
Nazaret, el lago de Tiberiades, el monte Tabor, Magdala y Cafarnaún. La Perea y la Decápolis, así como otras regiones al
norte de Galilea: Siria-Fenicia (regiones de Tiro y Sidón), la Traconítide
(Cesarea de Filipo) fueron también visitadas por Jesús, y de estas regiones “le
siguieron numerosas muchedumbres” (Enciclopedia GER, vol.22 p 463).
Toda persona está condicionada
por su entorno geográfico, la Sagrada Familia y de modo excepcional Jesús por
sus correrías, tuvo el suyo muy concreto en Palestina. Las bellezas de Galilea
llenaron sus ojos a lo largo de su vida, en un ámbito que goza de una
temperatura templada, una vegetación exuberante y la clara luz mediterránea. La
montañosa Samaría y la adusta Judea fueron escenario privilegiado de su
ministerio. El padre Garrigou-Lagrange dice que la Geografía de Palestina es como el quinto Evangelio. Viajar y
conocer Tierra Santa, es dar una excepcional oportunidad para enriquecer la
asidua lectura de la Biblia, y quizá de modo especial, los cuatro Evangelios:
Marcos, Mateo, Lucas y Juan.
San Gregorio Magno escribía a
Juan, Patriarca de Jerusalén, que “allí -en Tierra Santa- es
fácil ver con los ojos aquello que en otros sitios se cree por la fe”.
“Por tanto, los Santos Lugares tienen el
alto valor de ofrecer a la fe un sostén irrebatible, permitiendo al cristiano
estar en contacto directo con el ambiente en que el Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros”. (Exhortación Apostólica Nobis in animo, de
Pablo VI, 25.III.1974).
A la hora de citar o comentar
algún lugar bíblico, no se puede garantizar con certeza, si tal lugar o piedras
son las auténticas de los relatos evangélicos, y que en su momento, constituyeron
protagonismo en la vida de Jesús, de María o José. Pero sí se palpa y se
constata, la tierra, el mar, la vegetación, etc., son idénticas a la que Jesús,
recorrió, contempló y el aire que respiró.
Casa de Caifás. Frente de la puerta de Sión o de David, se está reconstruyendo la iglesia
de san Salvador, propiedad de los armenios, sobre el lugar tradicional de la
casa de Caifás. En el siglo IV, el peregrino de Burdeos la recuerda, cerca del
Cenáculo. Se pueden ver en dicho espacio antiguos restos de una iglesia
bizantina y de una capilla cruzada.
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Vía Maris
(la vía del Mar). Procede de
Egipto, después de cruzar el torrente de Arish, transcurría a todo lo largo de
la costa mediterránea. En el Éxodo se llamaba “Camino de la tierra de los
Filisteos”, e Isaías la llamaba “camino del mar” (Is 8,23). No hubo otra que la
aventajase en importancia, pues se utilizó interrumpidamente durante todos y
cada uno de los periodos históricos y junto a ella fueron surgiendo las
ciudades más antiguas del país.
Al alcanzar el valle del Sarón se dividía
en dos ramales importantes: el del norte que, por la llanura de Acre, se
dirigía a Fenicia y Ugarit, llegando hasta la Anatolia; y el del oriente que, siguiendo
el Valle Ara, entre Aruna y Meguido, a lo largo del valle del Esdrelón y Hazor,
se dirigía por la Bepá a Damasco y Mesopotamia.
La
ruta de los Reyes (Nm 20, 17) corría a lo largo del desierto de
Transjordania sirviendo de enlace para el intenso comercio desarrollado entre
los países del sur de Arabia y Damasco. La sección norte, conocida como “Camino
de Basán” (Nm 21,33) llegó a crearle competencia a la propia “Vía Maris”. La
Biblia llama a la parte del sur “el camino del desierto de Edom” y cita nombre
de ciudades y diferentes reinos por los que cruza al igual que las rivalidades
que suscitaba por su valor comercial y estratégico. De ella arrancaban ramales
hacia Egipto, Áqaba y Petra.
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El Monte Carmelo. En la gran bahía de Haifa se alza
el espigón del Monte Carmelo. Es una bella cadena de montañas con una longitud
de 24 km., que arranca d elas montañas de Samaría, cuyas floridas laderas miran
al Mediterráneo y al valle de Zabulón. Existe un paso central que facilita la comunión entre los valles de Esdrelón y el
Sarón. Su altitud media es de 300 m. La Escritura celebra su fecundidad y
hermosura, traduciendo la palabra hebrea “Carmel” por huerto o jardín de Dios.
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Monasterio de la Cuarentena. Desde Tel es-Sultán puede verse hacia el
oeste el monasterio griego-ortodoxo colgado en el acantilado del monte Qarantal
como un nido de águilas, erigido en recuerdo de las tentaciones de Jesús en el
desierto.
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Qumrán. Sobre una pequeña meseta de materiales de aluvión, entre los acantilados
del desierto de Judea y el Mar Muerto, se hallan las ruinas del “monasterio” de
Qumrán, de especial interés para el estudio bíblico y el conocimiento del
período histórico coincidente con los orígenes cristianismo, situado a 13 km al
sur de Jericó y 2 km al oeste del mar Muerto, donde se hallaron en 1947 los
manuscritos o rollos de la Comunidad judía. El hallazgo, como muchos de su
clase, se realizó casualmente: Un pastor beduino llamado Muhammad al-Dib,
apacentaba un rebaño de cabras, una se internó por los abruptos riscos
del acantilado, se introdujo en una cueva, fue en su busca y encontró a la
cabra ante vasijas conteniendo los pergaminos.
Paleografía. La cantidad de manuscritos
encontrados ha hecho avanzar el estudio de la Paleografía hebrea. Se pueden
distinguir rasgos de unos 400 escribas. La letra ordinaria se usaba para la
copia de los libros bíblicos, y la cursiva para la de los demás documentos.
Los textos. Se han recogido
unos 40.000 fragmentos de las 11 cuevas, lo que arroja un total de 500
libros, unos pocos íntegros y la mayor parte en fragmentos. De ellos, 100
forman parte de la Biblia. Está representado todo el Antiguo Testamento.
Algunos de los libros del A.T. están repetidos, además de la versión hebrea de
la Biblia, la de los LXX.
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Río Jordán. Para San Lucas, el encuentro
entre Jesús y su primo San Juan Bautista, es digno de una estela conmemorativa:
En el año décimo quinto del
imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes
Tetrarca de Galilea, su hermano Filipo Tetrarca de Iturea y de la Traconítide,
y Lisanias Tetrarca de Abilene, durante el sumo sacerdote de Anás y Caifás,
vino la palabra de Dios sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. Y
recorrió toda la región del Jordán…
(Lc 3, 1-6)
El río Jordán es el más sagrado y largo
de Israel. Nace en el Líbano, a los pies del Monte Hermón, cuya altura es de
2.800 m. El Jordán atraviesa toda Palestina, y después de recorrer 320 km.
desemboca en el Mar Muerto. Una paradoja: Jordán, llamado “el río de la vida”,
desemboca en un Mar Muerto. Unos 25 m. de anchura y no mucha profundidad: unos
2 metros.
Dios dijo a Josué que había
llegado el momento de cruzar el río Jordán y entrar en Canaán. Para los
cristianos, el paso del Jordán es figura del bautismo (Jos 3, 9-17). (Josué,
uno de los espías enviados a Canaán. Sólo él y Caleb tuvieron fe en la promesa
de que Dios entregaría la tierra a Israel. Sería el sucesor de Moisés como
líder del pueblo de Israel).
Entonces vino Jesús al Jordán
desde Galilea, para ser bautizado por Juan. Pero éste se resistía diciendo: Soy
yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí? (Mt 3, 13 – 14).
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Haifa (La bella). Fue conquistada por los
Cruzados en 1100 y destruida en 1761 por Taher el Amar. Está al pie
del Monte Carmelo y a orillas de la bahía de Acre, a 150 km. de Jerusalén. Es
el principal puerto del país, ciudad muy industrial, relativamente moderna y de
260.000 hab.
No se menciona en la Biblia,
aunque sí aparece nombrada en el Talmud; cuenta además con muestras
arqueológicas de antiguos establecimientos cananeos, israelitas, fenicios,
persas y helenísticos.
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Cesarea de
Palestina o Marítima. Ciudad marítima de
Palestina, construida por Herodes el Grande entre los años 20 al 9 a.C., en
honor de César Augusto. Fue el primer puerto de Palestina, y una de las más bellas ciudades de aquella
época. Aquí vivía Poncio Pilato y desde aquí fue a Jerusalén para procesar a Jesús.
Aquí predicó Pedro y bautizó al
centurión romano y otros (Hch 10). También aquí Pablo fue acusado ante el
procurador como alborotador y profanador del Tempo y estuvo encarcelado dos
años (Hch 21-27).
Desde antiguo la primitiva
iglesia dio rango episcopal a Cesarea. El año 195 se celebra aquí un concilio
que determina que la Pascua cristiana se celebre el D0mingo. Orígenes traslada a ella su
escuela bíblica, desde Alejandría, por discrepancias con su obispo Demetrio.
Ordenado sacerdote en 250, compone la primera versión políglota de la Sagrada
Escritura, llamada Éxaplas. Y el primer
historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea, ocupa la sede episcopal de esta
ciudad, del 313 al 340. Sus conocidas y prestigiosas obras: Onomasticón (geografía de Palestina) y
la Historia Eclesiástica.
Entre Haifa y Tel-Aviv se
encuentran las ruinas de esta ciudad, donde aún
pueden verse el magnífico acueducto que construyó Herodes el Grande.
Tel-Aviv. (Colonia de Primavera) Ciudad nueva de Israel, fundada en el año
1909. Es la primera ciudad construida por los judíos, después de más de 2000
años, antes era un desierto. Está situada junto al Mediterráneo, en el centro
del país, con una población de 450.000 habitantes.
El término Tel-Aviv aparece en
la Sagrada Escritura una sola vez, durante el destierro de Babilonia (Ez
3,15). Su área incluye otras ciudades,
entre otras: Jafa o Joppe, una ciudad antiquísima y tiene su origen en Jafet,
hijo de Noé. En esta ciudad vivió San Pedro, algún tiempo, en casa de Simón el
curtidor (Hc 9, 43). También donde Pedro resucitó a Tabita (Hc 9, 36-43) y tuvo
la visión que le invitaba a recibir a
los gentiles (Hc 10, 9-23).
Así como en Jerusalén, capital
oficial de Israel, hay muchas iglesias, el Tel-Aviv, capital de hecho de
Israel, no hay ninguna; sólo hay sinagogas. La iglesia católica más próxima se
encuentra en Yafo, a las afueras de Tel-Aviv.
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Gaza. (La fuerte) Ciudad cananea muy antigua. En el
siglo XII, a.C. fue conquistada por los filisteos. Es célebre en la historia de
los judíos. Sansón se llevó sus puertas y se sepultó bajo las ruinas de su
templo con 3.000 filisteos (Jc 16). En esta ciudad estuvo la Sagrada Familia a
su regreso de Egipto.
Todavía existe, en la
actualidad; está a 92 km. de Jerusalén. En ella hay una preciosa mezquita, que
en el siglo XII era una bella iglesia cristiana, construida por los Cruzados.
Actual capital de la “franja de
Gaza”, primera zona de la Autonomía Palestina tras los acuerdos de Oslo, es el
centro de una llanura de 50 km. de largo por 6 km. de ancho, comprendida entre
el Mediterráneo y una serie de dunas y colinas de roca arenosa, bordeaba al
norte por el río Shiqura y al sur por el Besor-Arza (el torrente bíblico
El-Arish). Hoy cuenta con una población de 900.000 habitantes.
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Kibutz Kineret. Fundado en 1908, como la primera granja
agrícola de Israel. Ocupa los terrenos antiguos de ciudad de Senabris del
Talmud, que es donde acamparon las tropas
del emperador Vespasiano antes de entrar en Tiberiades.
Aldea comunal en donde toda la
propiedad y los medios de producción son comunes y no existen bienes privados.
Hay unos 280 Kibutzim en Israel.
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Las alturas del Golán. (Zona oriental) El sistema montañoso del
Golán cubre la parte este del lago de Genesaret. Es parte de las antiguas
tierras De Basán (Dt 3, 10), llamada posteriormente Gaulanítide en época de Herodes de Filipo. Su meseta
llegó a un punto de máxima prosperidad,
con la Decápolis, en el periodo bizantino. De todo ello quedan
resabios en las ruinas de sus iglesias, monasterios y edificios públicos de los
siglos IV al VII.
La relación entre Golán y Basán queda reflejada en Jos 20, 8;
21, 27. Su historia bíblica la podemos reconocer en los relatos de Za 11,2; Dt
3 y 4, 41-43; Sal 21. 13.
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Gerasa. A 48 km. de Amán, entre las montañas de
Galaad, se encuentran las ruinas bien conservadas de la que fuera ciudad de la
Decápolis (región de paganos de origen griego y sirio). Se la llamó también “Antioquía del
Chrysorrhoas”, río de oro, por un pequeño arroyo que la divide en dos.
En el año 90 entra a formar parte de la nueva
provincia de Arabia. En tiempo de Trajano se construyen las termas. Con motivo
de la visita del emperador Adriano (129-130) se levanta el arco de triunfo en
su honor, remodelándose el templo de Artemisa, el Zeus, el Nnfeo y otros dedicados
a diferente dioses.
Ciudad de Transjordania, en
tiempos de Jesús. De allí era el endemoniado geraseno, del que nos hablan los
Evangelios (Mc 5, 1-20).
Amán. Pocos son los monumentos que
perdurar aún de la Filadelfia de la Decápolis. El teatro romano, en parte restaurado, capacidad 6.000 personas. Las
pocas columnas que están en pie junto a él formaban parte del Cardo y del foro.
En el ala izquierda del teatro está instalado el Museo de folclor jordano.
Existen restos de un gran templo romano
dedicado a Hércules, que contenía una imagen de 8 m. de alta. Se atribuye al
emperador Marco Aurelio (161-180 d.C.) Bajo los edificios romanos estaba la
roca sagrada de los amonitas. Lo que mejor se conserva dentro de la Acrópolis
es el castilla, obra de los califas de Damasco.
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Petra.
La sorprendente ciudad rosada, capital de los nabateos, se encuentra a
250 km. al sur de Amán. Desde wadi Musa,
pueblo de beduinos sedentarizados, junto a la fuente de Moisés, se contempla la cima de Jebel Harún en las montañas de Edom y las colinas y roca que
ocultan la ciudad. El único acceso a Petra a través del Siq, desfiladero de un kilómetro de largo con paredes de hasta 100
metros de altura, formado por el antiguo torrente que conducía las tumbas de la
Urna, la, la corina, la escalonada, y
la del Sexto Florentino (140 d.C.). La
mejor tumba de Petra llamada el Deir o
Monasterio.
Sabemos que Petra contó con una estimable
población cristiana en las primeras décadas del siglo IV, y con obispado.
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Monasterio de Santa Catalina.
Este monasterio está muy dentro del Sinaí, cerca del Monte Gebel Musa, a
400 km. de El Cairo. Está construido en el lugar mismo donde Dios se apareció a
Moisés en la zarza ardiendo (Éxodo 3, 2.4) y fue construido en el siglo VI.
La iglesia justiniana, de planta
basilical y columnas de granito, encierra bellezas artísticas de la época
bizantina. Un mosaico que representa la Transfiguración decora el ábside
central y de sus paredes penden numerosos icono de los siglos VII al XVIII.
Tras el altar mayor se encuentra
-como una cripta- la primitiva capilla de la “zarza Ardiente”.
Su primitiva capilla fue consagrada a
la Virgen, por voluntad de Santa Elena. Más tarde fue llamada de la
Transfiguración.
Desde el siglo VIII se llama de Santa Catalina, porque como
es sabido, esta santa fue martirizada en Alejandría el año 387, y se cuenta,
que los ángeles transportaron sus restos, desde Alejandría, donde fue
martirizada, a esta bíblica montaña.
En el dintel del pórtico puede leerse,
en griego y en árabe: “Este santo convento del Monte Sinaí donde Dios habló a
Moisés, fue construido desde sus fundamentos por el piadoso emperador de los
romanos, Justiniano, para su eterna memoria y la de su esposa Teodora. Fue
concluido
el año 30 de
su reinado. Em emperador estableció un superior llamado Doulas, en el año 6021
después de Adán, 527 d.C.”
La estructura del monasterio, el refectorio, de estilo gótico; la torre de
las campanas; la galería de los iconos, donde se exhiben 150 sugestivos
ejemplares
Este monasterio habitado siempre por
monjes griegos ortodoxos, es sede del arzobispado del Sin aí, con estatuto
propio dentro de la Iglesia Ortodoxa. Vigente una biblioteca con 30.000 volúmenes,
8.000 manuscritos y documentos; alguno de éstos, lleva la firma de Mahoma y
otro de Napoleón.
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El Mar Muerto. Mar interior de Palestina, a 35 km. de Jerusalén. Bíblicamente recibe el
nombre de Mar del Desierto, Mar Oriental, Mar de la Sal. Se llama Mar Muerto
desde el siglo II (d. C.)
Forma un lago de 85 km. de largo
por 16 de ancho, a 398 m. bajo el nivel del Mediterráneo, sus aguas calientes
pueden llegar hasta los 50 grados, salitrosas, aceitosas y amargas, 26% de sal.
Flanqueado por dos cordilleras de montañas a ambos lados. Se trata de un mar
interior que comprende la depresión más grande de tierra: su profundidad
desciende hasta una cota máxima de 800 m.
Anualmente recibe 6,5
millones de litros de agua del río Jordán, que se detienen aquí sin salida
posible, dada la elevada evaporación.
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Tiberiades. Pocos lugares de Tierra
Santa acercan con tanta inmediatez al Nuevo Testamento como el mar de
Genesaret, en Galilea. El paisaje se mantiene casi inalterado; su
contemplación, que recrea la vista y relaja el espíritu, llena el alma de una
sensación grata; el recuerdo de Jesús y el eco de sus palabras, que aún parecen
resonar en estos parajes, hacen transcender el tiempo presente.
Las huellas más importantes del
paso del Señor por estas tierras se conservan en la parte noroeste del mar de
Genesaret, alrededor de Cafarnaún: Y le seguían grandes multitudes de
Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán (Mt 4,
23-25). El Señor había dejado Nazaret y vivía en Cafarnaún, en la parte
noroeste del mar de Genesaret, donde algunos de los Doce o sus parientes
disponían de casas.
Tabgha es un paraje situado a
tres kilómetros al oeste de Cafarnaún, que se extiende por unas pocas hectáreas
desde la orilla del lago tierra adentro, hacia las colinas que lo rodean. Según
tradición de cristianos que habitaron aquella zona, Jesús, allí habría
multiplicado los cinco panes y los dos peces para dar de comer a una multitud;
allí habría pronunciado el Discurso de la Montaña que comienza con las
Bienaventuranzas; y allí se habría aparecido a los Apóstoles después de
resucitado, cuando propició la segunda pesca milagrosa y confirmó a san Pedro
como primado de la Iglesia.(Mt 14,13-21; Mc 6, 32-44; Lc 9, 12-17; Jn 6, 1-15)
La riqueza de la comarca se
debía en primer lugar a los recursos de pesca en el lago, que tiene 21 km de
largo de norte a sur, una anchura máxima de 12 km y una profundidad media de 45
m. Su caudal procede principalmente del río Jordán y de algunos manantiales que
nacen a sus orillas o bajo la superficie del agua. El pescado más abundante es
la tilapia, también conocido como pez de san Pedro.
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Monte Sión.
La colina suroccidental de
Jerusalén, fuera del recinto amurallado desde el siglo V, correspondiente en
tiempos de Jesús a la ciudad alta y residencial, recibe hoy el nombre de
monte Sión cristiano para indicar que el término Sión ha sufrido una traslación
topográfica y teológica más.
La Sión bíblica
corresponde al Ofel de la ciudad cananea de Jebús, conquistada por David hacia
el año 1000 a.C. y recibe desde entonces el nombre de “ciudad de David”. Para
los cristianos Sión fue mucho más. Para abarcar los hondos misterios de sus
raíces, traslada el nombre al monte donde se alza el Cenáculo. En la tradición
cristiana, Sión ampliará su ámbito a la Jerusalén celestial (Rom 11, 26; Heb
12, 22; Sal 110, 2).
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Ofel (cerro): Ciudad de David.
Abarca una lengua de terreno en declive hasta el valle de Hinom (2Cr
27,3; Ne 7,3), y corresponde a la fortaleza jebusea conquistada por David y su
general Joás (1Cr 11, 47), denominada luego Sión y Ciudad de David.
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Si al principio comentaba, que al regreso de la primera visita a Tierra
Santa, se lee y se saborea mejor las
Sagradas Escrituras, por la propia experiencia de visitar lugares que en ésta
se relata, también se podría concluir: Se obtiene mayor y mejor rendimiento de
la visita, aquellos que de antemano la conocen porque asiduamente la manejan, y
este conocimiento, les sitúa en cada momento.
Nota. Recopilado
textos e información de los siguientes libros:
Huellas de nuestra fe, Enciclopedia GER, Peregrinación a Tierra Santa,
Comprender las Escrituras, El Viaje de Egeria: La peregrina hispana del siglo
IV, Nuevo Testamento de la Biblia de Eunsa, Viaje a Tierra Santa de José Gallardo.
En algunos otros casos, se cita la referencia
del libro.
En Madrid, 25 de Julio del 2018, festividad de Santiago Apóstol. Ramón Bertrand
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