CAVILOSAS
VARIACIONES DE LOS JUICIOS POLÍTICOS
¿Están en el poder nuestros
amigos políticos, o aquellos que más nos convienen, y dan algunas providencias
contrarias a la ley? “Las
circunstancias, decimos pueden más que los hombres y las leyes; el gobierno no siempre puede
ajustarse a estricta legalidad: a veces lo más legal es lo más ilegítimo; y
además, así los individuos, como los pueblos, como los gobiernos, tienen un
instinto de conservación que se sobrepone a todo; una necesidad a cuya
presencia ceden todas las consideraciones y todos los derechos.” La infracción
de la ley ¿se ha hecho con lisura, confesándola sin rodeos, excusándose con la
necesidad? “Bien hecho, decimos; la franqueza es una de las mejores prendas de
todo gobierno. ¿De qué sirve engañar a los pueblos y empeñarse en gobernar con
ficciones y mentiras? ¿Se ha procurado no quebrantar la ley, pero se ha eludido
con una cavilación fútil interpretándola en sentido abiertamente contrario a la
mente del legislador? “La ocurrencia ha sido feliz, debimos, al menos se
muestra tan profundo respeto a la ley que no se le desmiente ni en la última
extremidad. La legalidad es cosa sagrada, contra la cual es preciso no atentar
nunca; no hace poco el gobierno que, no pudiendo salvar el fondo, deja intactas
las formas. Si algo hay de arbitrariedad, al menos no se presenta con la
irritante férula del despotismo. Esto es preciso para la libertad de los
pueblos.”
(Jaime Balmes, El Criterio, p. 212)
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