sábado, 18 de enero de 2020



                                                           Sobre la mentira y el equívoco

   Casi todos los autores católicos y protestantes admiten que, con justa causa,
hay alguna que otra especie de engaño que no es pecado. En ciertos casos,
el silencio mismo es virtualmente engaño, según el dicho “quien calla, otorga”.
Por el contrario, en ciertas circunstancias, el silencio está absolutamente prohibido 
a un católico, como pecado mortal, cuando hay deber de hacer una profesión de fe.
    Otro modo, y el más directo de engañar de palabra, es decir efectivamente
algo que no es, y se defiende por el principio de tales palabras no son una
mentira cuando hay “causa justa” para decirlas, como el matar no es asesinato
en el caso del verdugo.  (John Henri Newman, Apología pro Vita Sua, p. 335)
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