SITUACIÓN
DEL HOMBRE EN EL MUNDO ACTUAL
“El género humano está viviendo
hoy un período nuevo de su historia, en el que cambios profundos y rápidos se
extienden progresivamente al universo entero. Provocados por la inteligencia y
la actividad creadora del hombre, sobre el mismo hombre repercuten, sobre sus
juicios y deseos individuales y colectivos, sobre su manera de pensar y de
comportarse para con las cosas y para con los hombres. Hasta el punto d que
podemos hablar de una verdadera transformación social y cultural, que influye
incluso en la vida religiosa.
Como ocurre en toda crisis de
crecimiento, esta transformación lleva consigo no pequeñas dificultades. Así,
aunque el hombre amplía los límites de su poder, sin embargo, no siempre es
capaz de mantenerlo sometido a su servicio. Se esfuerza en penetrar más
profundamente en lo más íntimo de su espíritu, pero con frecuencia parece más
incierto sobre si mismo. Va descubriendo paulatinamente con mayor claridad las
leyes de la vida social, pero acaba dudando de la orientación que se le debe
dar.
Jamás el género humano tuvo a su
disposición tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico; y,
sin embargo, todavía una enorme parte de los habitantes de la Tierra sufren
hambre y necesidad, y son muchedumbre los analfabetos. Jamás tuvieron los hombres
como hoy un sentido tan agudo de su libertad, y mientras tanto están surgiendo
nuevos estilos de servidumbre social y psíquica. Mientras el mundo siente tan a
lo vivo su unidad y la dependencia mutua de los individuos es una ineludible
solidaridad, se ve desmembrado gravísimamente por fuerzas antagónicas; pues
perduran todavía atroces discordias políticas, sociales, económicas, raciales e
ideológicas, e incluso existe el peligro de una guerra que podría destruirlo todo
desde los cimientos….
Trastornados por tan complejas
circunstancias, muchos de nuestros contemporáneos están incapacitados para
discernir acertadamente los valores eternos y, al mismo tiempo, para
concertarlos con los nuevos descubrimientos. De ahí que, zarandeados entre la
esperanza y la angustia, les atormenta la inquietud, preguntándose sobre la
evolución actual del mundo. Y esta evolución del mundo desafía al hombre e
incluso le fuerza a tener que dar una respuesta”.
(Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral “Gaudium et spes,
nº 4)
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