sábado, 29 de agosto de 2020



                                LA  MISERICORDIA  DIVINA

     Dios es misericordioso, y ese divino atributo es como la brújula y guía y necesaria para la historia de cada hombre. En la medida que mejor la conozcamos, valoremos, vivamos  y agradezcamos, nos enriquecerá y podremos dar más gloria a Dios.

Dice Santo Tomás (Suma Teológica, 2,2), La misericordia es lo propio de Dios, y en ella se manifiesta de forma máxima su omnipotencia

Dios misericordioso y clemente Tras el pecado de Israel, que se apartó de Dios para adorar al becerro de oro (cf. Ex 32), Dios escucha la intercesión de Moisés y acepta marchar en medio de un pueblo infiel, manifestando así su amor (cf. Ex 33, 12-17)

Excelente desarrollo acomete al Papa Juan Pablo II, en la Encíclica Dives in Misericordia, sobre la Parábola del hijo pródigo (30 noviembre 1980):  
     “Ya en los umbrales del N. T. resuena en el Evangelio de san Lucas una correspondencia singular entre dos términos referentes a la misericordia divina, en los que se refleja intensamente toda la tradición vétero-testamentaria. Aquel hijo, que recibe del padre la parte del patrimonio que le corresponde y abandona la casa para malgastarla en un país lejano, viviendo disolutamente, es en cierto sentido el hombre de todos los tiempos, comenzando por aquél que primeramente perdió la herencia de la gracia y de la justicia original…La parábola toca indirectamente toda clase de rupturas de la alianza de amor, toda pérdida de la gracia, todo pecado… La analogía se desplaza claramente hacia el interior del hombre…”

La aludida Parábola del hijo pródigo, se puede repasar, leyendo el Evangelio de san Lucas, 14, 11-32, y puede completarse, con el siguiente texto:

      “La ley judía preveía que el hijo más joven recibiría un tercio de la fortuna de su padre (Deuteronomio 21, 15-17). Y aunque la división de las propiedades del padre podía hacerse en vida, los hijos no accedían a la herencia hasta después de su muerte (Eclo 33, 20-24). Conociendo estos datos, la forma de actuar del padre de la parábola, que representa a Dios mismo, está ya insinuada desde el comienzo del relato. Esta parábola, en efecto, nos muestra la bondad del padre que olvida todo lo que hizo contra él el hijo. Una bondad que no es comprendida por el hijo mayor que representa a los escribas y fariseos….
Esta parábola, central en el mensaje cristiano sobre Dios, quiere ser una invitación a descubrir  en el amor del padre de la parábola la bondad y el perdón de Dios; una invitación a dejarse arrastrar por su dinámica de amor y a participar de su alegría. Es algo que no puede ser comprendido desde la “justicia” estricta de los hombres, tal como la expresa el hermano mayor”.
                                (Varios autores, Comentario al Nuevo Testamento, p.234, La Casa de la Biblia)

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