EUTANASIA – CORONAVIRUS –
ABORTO -
IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Desde
hace algún tiempo, en España, los políticos, sobre todo los de
tendencias de izquierda,
van politizando prácticamente todos los estamentos de la sociedad, y se echa de
menos, personas cultas, formadas, con peso cualificado, junto a universidades,
academias, medios de comunicación, etc. que aportasen buenas y rigurosas
informaciones, también, valentía para enfrentarse ante las mentiras y faltas de
criterio.
Entre otros
temas, algunos vuelven a proponer “La eutanasia” como
algo apremiante a tratar y si fuera posible aprobar. Por otro lado, choca
frontalmente con el “coronavirus” y si fuera poco, la presente
pandemia con el “aborto”. Es evidente cómo se percibe una falta de educación,
también de formación, de profesionalidad, pues los temas antes aludidos, son
propiamente humanos, racionales y que de estar bien enfocados,
mejorarían sin duda la vida humana y por tanto, la propia sociedad.
Para complementar lo expuesto, hago
referencia a una reciente entrevista a Mons. José Manuel Mazuelos, obispo y que
conoce de sobra la materia:
“La eutanasia es la
próxima ley inminente: Creo que la ley de la eutanasia
entra en contradicción
con el coronavirus. La pandemia nos ha dicho que
somos responsables unos
de otros. El coronavirus nos ha dicho que el hombre tiene una dimensión social,
que el individualismo no vale y la eutanasia está cimentada en el
individualismo que nos ha metido el mundo anglosalón. En mi opinión, el culmen
del individualismo es la eutanasia, porque mi vida es mía y solo mía. Y no
interesa el debate. Creo que la eutanasia, el aborto y la ideología de género
son intereses del neocapitalismo salvaje porque da dinero”.
Y otra perla, en la materia que nos
ocupa, de la Dra. Nieves González Rico, directora y académica del proyecto
“Aprendamos a amar” y directora de la Fundación Desarrollo y Persona:
“La vida es un regalo
y encierra una llamada. Cuando un padre o una madre, antes de acostarse,
contemplan a su hijo dormir desean que sea amado, querido bien. Desean que su
vida se cumpla, que se feliz. Se preguntan: ¿Qué será de él? ¿Sabré
educarlo? ¿Será querido? Y el padre y la madre reconocen, en ese
instante, que no pueden abarcar el misterio de su hijo, la grandeza de la vida
que anhelan para él, las relaciones hermosas que les gustaría poder regalarle,
no lo pueden abarcar porque les excede”
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