Clemente de Alejandría. “Teólogo, nació probablemente en Atenas a mediados
del siglo II. En su conjunto, la catequesis de Clemente acompaña paso a paso el
camino del catecúmeno y del bautizado para que, con las “alas” de la fe y la
razón, llegue a un conocimiento profundo de la verdad, que es Jesucristo, el
Verbo de Dios.
Clemente sigue señalando con decisión el
camino a quienes quieren “dar razón” de su fe en Jesucristo. Puede servir de
ejemplo a los cristianos, a los catequistas y a los teólogos de nuestro tiempo.
Siendo todavía joven, llegó a Alejandría,
la “ciudad símbolo” de la fecunda encrucijada entre diferentes culturas que caracterizó
la edad helenista. Allí fue discípulo de Panteno, y le sucedió en la dirección
de la escuela catequética. Numerosas fuentes atestiguan que fue ordenado
presbítero. Durante la persecución de los años 202-203 abandonó Alejandría para
refugiarse en Cesarea, en Capadocia, donde falleció hacia el años 215.
Las obras más importantes que nos quedan de
él son tres: el Protréptico, el Pedagogo y los Stromata. Clemente distingue después dos niveles de la vida
cristiana. El primero: los cristianos creyentes que viven la fe de una manera
común, pero siempre abierta a los horizontes de la santidad. Y el segundo: los
“gnósticos”, es decir, los que ya llevan una vida de perfección
espiritual; en todo caso, el cristiano
debe comenzar por la base común de la fe; a través de un camino de búsqueda
debe dejarse guiar por Cristo, para llegar así al conocimiento de la Verdad y
de las verdades que forman el contenido de la fe.(…)
Clemente de Alejandría propició la segunda gran ocasión de diálogo entre el anuncio cristiano y la filosofía griega. Sabemos que san Pablo en el Areópago de Atenas, donde nació Clemente, hizo el primer intento de diálogo con la filosofía griega –en gran parte fue un fracaso- , pero le dijeron: “Otra vez te escucharemos”. Ahora Clemente retoma este diálogo y lo ennoblece al máximo en la tradición filosófica griega”
(Benedicto XVI. Grandes
maestros de la Iglesia de los primeros siglos, p. 60 y s.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario