jueves, 5 de agosto de 2021


TIEMPO PARA DIOS. Guía para la vida de oración
(Por tanto, os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo recibisteis, (Mc 11, 24)

Se trata de una publicación, desarrollada en pocas páginas (128) que orienta y afianza la vida de piedad, donde el autor ofrece en este breve, jugoso y rico texto, sugerencias y consejos para hacer oración, aprovechando las aportaciones, entre otros, de santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, santa Teresa de Lisieux, Padre Libermann y variadas citas del Santo Evangelio.

La primera edición en septiembre 2001, hoy cuenta con veinte ediciones de la castellana, lo que confirma el éxito y gran aceptación, con un lenguaje sugerente. Publicado en Ediciones Rialp, Colección Patmos, nº 217, Los cinco capítulos:

I,      LA ORACIÓN NO ES UNA TÉCNICA, SINO UNA GRACIA.
II,    CÓMO EMPLEAR EL TIEMPO DE LA ORACIÓN.
III,   EVOLUCIÓN DE LA VIDA DE ORACIÓN.
IV,   LAS CONDICIONES MATERIALES DE LA ORACIÓN.
V,     ALGUNOS MÉTODOS DE ORACIÓN

Para perseverar en la vida de oración. Es necesario evitar extraviarse partiendo de pistas falsas. Es indispensable, pues, comprender lo que es específico de la oración cristiana y la distingue de otras actividades espirituales.

“La fe y la confianza, bases de la oración. La primera disposición y la más fundamental es una actitud de fe, la vida de oración implica una parte de lucha; y el arma esencial de esa lucha es la fe.
 
Fe en la fecundidad de la vida de oración. El Señor nos llama a una vida de oración porque es la fuente de una infinidad de bienes para nosotros. Nos transforma íntimamente, nos santifica, nos sana, nos permite conocer y amar a Dios, nos hace fervorosos y generosos en el amor al prójimo. “Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá” (Mt.7,7)

“Sin vida de oración, no hay santidad. En primer lugar, es necesario estar convencido de la vital importancia de la oración. Y es que sin la oración, no podemos recibir la ayuda de Dios necesaria para transformarnos y santificarnos en profundidad.

“El tiempo que se dedica a Dios no es un tiempo que se roba a los demás. Me permitiré otra reflexión: Uno de los grandes dramas de nuestra época estriba en que ya no somos capaces de hallar tiempo los unos para los otros, de estar presentes los unos ante los otros. “Conviene orar con perseverancia y no desfallecer” (Lc 18,1)

Dios se nos da a través de la Humanidad de Jesucristo. Hacemos oración para entrar en contacto con Dios, pero a Dios nadie lo conoce. ¿Cuál es el modo, el medio que se nos ha dado para encontrar a Dios? Hay un único mediador, el Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. La Humanidad de Jesús.

“Dios habita en nuestro corazón. Desearíamos ahora enunciar un cuarto principio teológico de gran importancia también como guía en la vida de oración; a través de esta pretendemos ponernos en la presencia de Dios.

“De la inteligencia al corazón. Evidentemente, la vida de oración no es una realidad estática, sino que sigue un desarrollo, unas etapas, un progreso no siempre lineal.

“El momento para hacer oración. Cualquier momento es bueno para hacer oración pero, dentro de nuestras posibilidades, tratemos de dedicarle los momentos más favorables: aquellos en los que el alma está relativamente fresca, no agobiada.

Lugar. Dios está presente en todas partes y se puede rezar en cualquier lugar: en una habitación, en un oratorio, delante del Santísimo Sacramento, en el tren y hasta en la cola del supermercado.

Autor: Jacques Philippe es miembro de la Comunidad de las Beatitudes. En su seno ha asumido importantes responsabilidades (consejo general, responsable de los sacerdotes y los seminaristas, responsable de la formación de los pastores). Ordenado sacerdote en 1985, predica retiros en Francia.

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