miércoles, 23 de agosto de 2023

NUESTRA VIDA PRECISA LA ASISTENCIA Y
LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
Recorrido, pasos, siguiendo como la mejor guía del
Catecismo de la Iglesia Católica
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1, (Catecismo 109-114) El Espíritu Santo, interprete de la Escritura. Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Tres criterios: Prestar una gran atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura”; Leer la Escritura en “la Tradición viva de toda la Iglesia”; Estar atento 
“a la analogía de la fe”.

2, (Catecismo 158)
“La fe trata de comprender(San Anselmo); “creo para comprender y comprendo para creer mejor” (San Agustín). La gracia de la fe abre “los ojos del corazón” 
(Efesios 1,18).

3, (Catecismo 243-248)
El Padre y el Hijo revelado por el Espíritu. El Espíritu Santo es revelado, así como otra Persona divina con relación a Jesús y al Padre. La fe apostólica relativa al Espíritu Santo fue confesada por el segundo Concilio Ecuménico en el año 381 en Constantinopla: “Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre” (DS 150). La Tradición: procede del Padre por el Hijo (filioque) (Ad gentes 660). La afirmación del filioque no figuraba en el símbolo confesado en año 381 en Constantinopla.

4, (Catecismo 298)
Puesto que Dios puede crear de la nada, puede por El Espíritu Santo puede dar la vida del alma a los pecadores creando en ellos un corazón puro (Salmos 51,12). El “da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean” (Romanos 4,17)

5, (Catecismo 485)
En el misterio de la Encarnación. La misión del Espíritu Santo está siempre unida y ordenada a la del Hijo (San Juan 16. 14-15). El Espíritu Santo fue enviado para santificar el seno de la Virgen y fecundarla por obra divina, él que es “el Señor que da la vida “, haciendo que ella conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya.

6, (Catecismo 683-686)
Creo en el Espíritu Santo “nadie puede decir: “Jesús es Señor!” sino por influjo del Espíritu Santo” (1 Corintios 12, 3). Con su gracia es el “primero” que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva que es: “que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (san Juan 17, 3). Creer en el Espíritu Santo es, por tanto, profesar que el Espíritu Santo es una persona de la Santísima Trinidad, consubstancial al Padre y al Hijo, “que con el Padre y el Hijo reciben una misma adoración y gloria” (Símbolo de Nicea-Constantinopla). El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del Designio de nuestra salvación y hasta su consumación. “últimos tiempos”.

Nota. Si se desea obtener mayor conocimiento, se sugiere repasar los números que se 
reseñan (000), del Catecismo de la Iglesia Católica.

                          (Catecismo de la Iglesia Católica, 2ª edición, capítulo 1, números (109 al 683) del Catecismo)



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