miércoles, 27 de septiembre de 2023

NUESTRA VIDA PRECISA LA ASISTENCIA Y
LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo y la Iglesia en los últimos tiempos
Capítulo 5, último

 

      El Espíritu Santo y la Iglesia

30, (Catecismo 737) La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su Comunión con el Padre en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su Resurrección. Les hace presente el Misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarlos, para conducirlos a la Comunión con Dios, para que den “mucho fruto".                (Evangelio, san Juan 15, 5. 8. 16).

 

31, (Catecismo 738) Así, la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu Santo, sino que es su sacramento: con todo su ser y en todos sus miembros ha sido enviada para anunciar y dar testimonio, para actualizar y extender el Misterio de la Comunión de la Santísima Trinidad.

      Todos nosotros que hemos recibido el mismo y único espíritu, a saber, el Espíritu Santo, nos

      hemos fundido entre nosotros y con Dios. Ya que por mucho que nosotros seamos numerosos

      separadamente y que Cristo haga que el Espíritu del Padre y suyo habite en cada uno de

      nosotros, este Espíritu único e indivisible lleva por sí mismo a la unidad….

                                                                                    (San Cirilo de Alejandría, Com. Evangelio s. Juan, 12)

 

32, (Catecismo 739) Puesto que el Espíritu Santo es la Unción de Cristo, es Cristo, Cabeza

del Cuerpo, quien lo distribuye entre sus miembros para alimentarlos, sanarlos, organizarlos en sus funciones mutuas, vivificarlos, enviarlos a dar testimonio, asociarlos a su ofrenda al Padre y a su intercesión por el mundo entero. Por medio de los sacramentos de la Iglesia, Cristo comunica su Espíritu, Santo y Santificador, a los miembros de su Cuerpo.

 

33, (Catecismo 740) Estas “maravillas de Dios”, ofrecidas a los creyentes en los Sacramentos de la Iglesia, producen sus frutos en la vida nueva, en Cristo, según el Espíritu.

 

34, (Catecismo 741) “El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables “(Romanos 8, 26). El Espíritu Santo, artífice de las obras de Dios, es el Maestro de la oración.

 

Resumen

Cat. nº 742.  La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el

Espíritu de su Hijo que clama: Abbá, Padre (Gálatas, 4, 6).

 

Cat. nº 743. Desde el comienzo y hasta la consumación de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía siempre a su Espíritu: la misión de ambos es conjunta e inseparable.

 

Cat. nº 744. En la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo realiza en María todas las preparaciones para la venida de Cristo al Pueblo de Dios. Mediante la acción del Espíritu Santo en ella, el Padre da al mundo el Emmanuel, “Dios con nosotros” (Evangelio, san Mateo 1, 23).

 

Cat. nº 745. El Hijo de Dios es consagrado Cristo (Mesías) mediante la Unción del Espíritu Santo en su Encarnación (cf Sal 2, 6-7).

 

Cat. nº 746. Por su Muerte y su Resurrección, Jesús es constituido Señor y Cristo en la gloria (Hechos 2, 36). De su plenitud, derrama el Espíritu Santo sobre los apóstoles y la Iglesia.

 

Cat. nº 747. El Espíritu Santo que Cristo, Cabeza, derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a la Iglesia. Ella es el sacramento de la Comunión de la Santísima Trinidad con los hombres.

               (Catecismo de la Iglesia Católica, 2ª edición, capítulo 5. Comprenden los números (737 al 747)

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