lunes, 7 de abril de 2025

LA MUERTE DEL SEÑOR

La muerte de Jesús como acontecimiento histórico 

      La muerte de Cristo no fue uno de los posibles términos de su vida terrena, sino la meta terrena prevista que consumaba su acción redentora, preordinada por Dios y querida también por la voluntad humana de Jesús. Efectivamente, Él mismo dijo a los discípulos, refiriéndose a su muerte: “Con un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me siento constreñido hasta que se cumpla!” (Evangelio san Lucas 12,50).

      Las narraciones del Nuevo Testamento y las profesiones de fe llevan, en primer lugar, a la cruz como acontecimiento histórico: “Fue crucificado bajo Poncio Pilato”, proclamamos en el Símbolo. Y san Pablo, subrayando que transmite lo que él mismo ha recibido, expone a los fieles de Corinto lo que estima nuclear en el Evangelio: “Pues en verdad os he transmitido, en primer lugar, lo que yo mismo he recibido: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día, según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, luego a los Doce” (1 Corintios 15, 3-5).

      Los evangelios ofrecen una narración amplia de las últimas horas de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su muerte en la cruz. Para destacar la importancia que estas horas revisten para los evangelistas, baste recordar el dato de que la Pasión ocupa una tercera parte del Evangelio de Marcos.

Se comenta a continuación los capítulos:

Las predicciones de Jesús en torno a su muerte

La Última Cena y el sentido de la Pasión

La iniciativa del Padre

El “abandono” de Jesús

La gloria de la cruz

Muerte y sepultura del Señor

    (Fernando Ocáriz, Lucas F. Mateo-Seco, José Antonio Riestra, El misterio de Jesucristo, p.407-408, Editorial Eunsa)

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