VIDA
INTERIOR, 2ª parte (última)
Porque donde está tu tesoro
allí estará tu corazón (San Mateo
6,21)
“¿Quieres
saber, amigo mío, si eres alma de vida interior? Hazte esta pregunta: ¿Dónde
vivo habitualmente con mis pensamientos, con mis afectos, con mis deseos? Si
tus pensamientos, tus afectos, tus deseo convergen hacia Jesucristo, es prueba
cierta de que eres alma interior. Pero si tus pensamientos, tus afectos y
deseos te llevan lejos de Dios, es signo, también cierto, de que no eres alma
de vida interior. Porque no debes olvidar que ubi thesaurus vester est, ibi et
cor vestrum erit, que allí donde está tu tesoro, allí está también tu
corazón.
Como
ves, hermano mío, el gran campo de batalla de las almas que aspiran a una
verdadera y profunda vida interior es el corazón. Las batallas de Dios se ganan
y se pierden en el corazón. Por esto la guarda del corazón es norma fundamental
de la vida ascética. Cuando las almas quieren y no ponen trabas a la obra de
Dios, El las conduce a la verdadera unión, e instaura dentro de ellas su reino,
que es regnum iustitiae, amoris et pacis, reino de justicia, de amor y de paz.
Si
estas consideraciones han abierto tus ojos a la realidad de un reino de Dios
que es totalmente interior -regnum
Dei intra vos est, el reino de Dios está dentro de vosotros- ahora es necesario, amigo mío, que tus ojos
se abran frente a una nueva realidad, la de que regnum coelorum vim patitur.
Debes recordar que el Reino de los Cielos sufre violencia, que el camino que
lleva a este reino interior, es camino de mortificación, de purificación.
Ahora
que te sientes sarmiento unido a la vid, y que desear serlo cada día más, es
necesario que vuelvas a escuchar la voz de Jesucristo: Ego sum vitis vera et Pater meus
agrícola est, Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. El
sarmiento que no dé fruto será cortado, y el que dé fruto será podado, para que
aún dé más. Para que tú des más frutos, para que tu unión con el Señor se
consolide, es necesaria la poda, la purificación. No temas al cuchillo del podador:
Pater
meus agrícola est, mi Padre es el labrador. Pues con esa poda el Señor
purificará tu inteligencia y tu voluntad, tu corazón y tu memoria. No podrás
adelantar un paso en la vida de unión con Dios sin dar antes necesariamente
otro paso por el camino de la purificación. Y para ello es menester que
colabores con el Señor; cuando llegue el momento de podar: ¡déjalo hacer! Y
cuando veas caer ramas y hojas, alégrate, pensando en los nuevos y próximos
frutos que esa poda promete.
Escucha
de nuevo al Señor: Manete in Me, permaneced en Mí. Recuerda que la vida interior
es el alma de todo apostolado. Cuanto más grande sea tu unión con Dios, más
abundante será el fruto de tu apostolado
Resulta
más eficaz un hombre de vida interior con unas pocas palabras espontáneas, que
una persona poco interior con un discurso que agote las posibilidades del
intelecto.
Quiero
recordarte todavía que la sensibilidad del apóstol por los problemas y las necesidades de su apostolado no depende
de su grado de inmersión en el trabajo
eterno, ni de su destreza, sino de su grado de unión con Dios”.
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Del libro Ascética meditada, Salvador Canals,
Colección Patmos, p. 35-38)
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