viernes, 28 de mayo de 2021

 

 VIDA INTERIOR,  2ª  parte (última)

Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón (San Mateo 6,21) 

“¿Quieres saber, amigo mío, si eres alma de vida interior? Hazte esta pregunta: ¿Dónde vivo habitualmente con mis pensamientos, con mis afectos, con mis deseos? Si tus pensamientos, tus afectos, tus deseo convergen hacia Jesucristo, es prueba cierta de que eres alma interior. Pero si tus pensamientos, tus afectos y deseos te llevan lejos de Dios, es signo, también cierto, de que no eres alma de vida interior. Porque no debes olvidar que ubi thesaurus vester est, ibi et cor vestrum erit, que allí donde está tu tesoro, allí está también tu corazón.

Como ves, hermano mío, el gran campo de batalla de las almas que aspiran a una verdadera y profunda vida interior es el corazón. Las batallas de Dios se ganan y se pierden en el corazón. Por esto la guarda del corazón es norma fundamental de la vida ascética. Cuando las almas quieren y no ponen trabas a la obra de Dios, El las conduce a la verdadera unión, e instaura dentro de ellas su reino, que es  regnum iustitiae, amoris et pacis, reino de justicia, de amor y de paz.

Si estas consideraciones han abierto tus ojos a la realidad de un reino de Dios que es totalmente interior  -regnum Dei intra vos est, el reino de Dios está dentro de vosotros-  ahora es necesario, amigo mío, que tus ojos se abran frente a una nueva realidad, la de que regnum coelorum vim patitur. Debes recordar que el Reino de los Cielos sufre violencia, que el camino que lleva a este reino interior, es camino de mortificación, de purificación.

Ahora que te sientes sarmiento unido a la vid, y que desear serlo cada día más, es necesario que vuelvas a escuchar la voz de Jesucristo: Ego sum vitis vera et Pater meus agrícola est, Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. El sarmiento que no dé fruto será cortado, y el que dé fruto será podado, para que aún dé más. Para que tú des más frutos, para que tu unión con el Señor se consolide, es necesaria la poda, la purificación. No temas al cuchillo del podador: Pater meus agrícola est, mi Padre es el labrador. Pues con esa poda el Señor purificará tu inteligencia y tu voluntad, tu corazón y tu memoria. No podrás adelantar un paso en la vida de unión con Dios sin dar antes necesariamente otro paso por el camino de la purificación. Y para ello es menester que colabores con el Señor; cuando llegue el momento de podar: ¡déjalo hacer! Y cuando veas caer ramas y hojas, alégrate, pensando en los nuevos y próximos frutos que esa poda promete.

Escucha de nuevo al Señor: Manete in Me, permaneced en Mí. Recuerda que la vida interior es el alma de todo apostolado. Cuanto más grande sea tu unión con Dios, más abundante será el fruto de tu apostolado

Resulta más eficaz un hombre de vida interior con unas pocas palabras espontáneas, que una persona poco interior con un discurso que agote las posibilidades del intelecto.

Quiero recordarte todavía que la sensibilidad del apóstol  por los problemas  y las necesidades de su apostolado no depende de su grado de inmersión en el trabajo  eterno, ni de su destreza, sino de su grado de unión con Dios”.

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    Del libro Ascética meditada, Salvador Canals, Colección Patmos, p. 35-38)

 

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