viernes, 9 de julio de 2021

 

         DESCUBRIR  LA  VOCACIÓN  CRISTIANA: ILUSIONANTE  RETO
           Maestro bueno, ¿qué puedo hacer para heredar la vida eterna? (San  Lucas, 18, 18)
 
    Algunos –muchos-, desean vivir con seriedad y verdadera responsabilidad la vocación cristiana. Quizá nos puede ayudar la lectura de la misiva que se reseña a continuación. Tal vez, también puede ser de utilidad a nuestros amigos y  conocidos;  pues se nos recomienda, que la Doctrina cristiana, el dar a conocer a Jesucristo, son temas serios, profundos,  los que debemos proponer y sugerir con sencillez y naturalidad.

 
 “Si me preguntáis cómo se nota la llamada divina, cómo se da uno cuenta, os diré que es una visión nueva de la vida. Es como si se encendiera una luz dentro de nosotros; es un impulso misterioso, que empuja al hombre a dedicar sus más nobles energías a una actividad que, con la práctica, llega a tomar cuerpo de oficio. Esa fuerza vital, que tiene algo de alud arrollador, es lo que otros llaman vocación.
La vocación  nos lleva –sin darnos cuenta- a tomar una posición en la vida, que mantendremos con ilusión y alegría, llenos de esperanza hasta en el trance mismo de la muerte. Es un fenómeno que comunica al trabajo un sentido de misión, que ennoblece y da valor a nuestra existencia. Jesús se mete con un acto de autoridad en el alma, en la tuya, en la mía: ésa es la llamada. (…)
Al suscitar en estos años su Obra, el Señor ha querido que nunca más se desconozca o se olvide la verdad de que todos deben santificarse, y de que a la mayoría de los cristianos les corresponde santificarse en el mundo, en el trabajo ordinario. Por eso, mientras haya hombres en la tierra, existirá la Obra. Siempre se producirá este fenómeno: que haya personas de todas las profesiones y oficios, que busquen la santidad en su estado, en esa profesión o en ese oficio suyo, siendo almas contemplativas en medio de la calle. (…)
A la vuelta de tantos siglos, quiere el Señor servirse de nosotros para que todos los cristianos descubran, al fin, el valor santificador y santificante de la vida ordinaria   –del trabajo profesional-  y la eficacia del apostolado de la doctrina con el ejemplo, la amistad y  la confidencia.
Quiere Jesús, Señor Nuestro, que proclamemos hoy en mil lenguas –y con don de lenguas, para que todos sepan aplicárselo a sus propias vidas-,  en todos los rincones del mundo, ese mensaje viejo como el Evangelio, y como el Evangelio nuevo”
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Carta 9-I-1932. En  esta Carta Josemaría Escrivá trata del carácter universal y perenne del Opus Dei
al servicio de la Iglesia, glosando con detalle la vida espiritual a la que esta llamada invita. invita.                        

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