viernes, 25 de marzo de 2022

 

LOS LIBROS HISTÓRICOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Primera parte

     “Dios, creando y conservando el universo por su Palabra (cfr s. Juan 1,3), ofrece a los hombres en la creación un testimonio perenne de sí mismo (cfr Rm 1,19-20); queriendo además abrir el camino de la salvación que viene de lo alto, se reveló desde el principio a nuestros primeros padres” (cfr Conc. Vaticano II, Dei Verbum, n. 3). Cuando llegó el momento oportuno, eligió un pueblo al que fue preparando, guiando e instruyendo “para que lo reconociera a Él como Dios único y verdadero, como Padre providente y justo juez, y para que esperase al Salvador prometido” (cfr Dei Verbum, n. 2). La dispensación de la salvación se fue realizando paso a paso, siguiendo unas etapas en la historia de este pueblo hasta que llegó la plenitud de los tiempos cuando el Salvador vino al mundo (cfr Ga 4,4). Dios que intervenía delicadamente y se hacía presente en el acontecer de la historia humana, fue abriendo de ese modo los caminos de la salvación que quedarían definitivamente despejados en el misterio pascual de Cristo Jesús.

     Esta “economía de la salvación, anunciada, contada y explicada por los autores sagrados, se encuentra, hecha palabra de Dios, en los libros del Antiguo Testamento” (cfr Dei Verbum, n 14).
     Los llamados “libros históricos” del Antiguo Testamento relatan los avatares del pueblo elegido desde el comienzo de la conquista de Canaán hasta las luchas que en el siglo II a.C. los israelitas tuvieron que entablar para defender su identidad ante los peligros del helenismo. En sus páginas, por tanto, se pueden encontrar elementos de gran interés para la historia antigua, sobre todo del pueblo de Israel que fue el primer beneficiario de la elección divina. Sin embargo, esos textos hablan fundamentalmente de la salvación preparada y realizada por Dios a lo largo de la historia de Israel, y de la que se beneficiarían todos los hombres (Dei Verbum, n 11).
     Cuando se lee la Sagrada Escritura en su conjunto a la luz de la fe cristiana, se puede apreciar lo que aporta cada uno de sus libros en el progreso hacia la plenitud de la Revelación. En consecuencia, lo narrado en los libros históricos del Antiguo Testamento sólo se entiende en toda su profundidad cuando se contempla debidamente encuadrado dentro de la gran manifestación de Dios que culmina en Jesucristo. De este modo “los libros del Antiguo Testamento, incorporados a la predicación evangélica, alcanzan y muestran su plenitud de sentido en el Nuevo Testamento y a su vez lo iluminan y explican” (cfr Dei Verbum, n 6).
     La luz nueva que proyecta la fe cristiana sobre estos libros venerables del pueblo de Israel no les priva de su sentido original, sino que ayuda a verlos con más profundidad y los sitúa en el momento que les corresponde dentro del camino hacia la plenitud de la Revelación. Por eso, para entender bien, es necesario prestar atención tanto al sentido propio de cada texto como a su significación dentro del conjunto de la manifestación del designio salvífico de Dios que ofrece la totalidad de la Sagrada Escritura” Continúa

           (Facultad de Teología Universidad de Navarra. Sagrada Biblia, Comentario, p.199)

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