miércoles, 27 de abril de 2022

                            2, EL MARCO HISTÓRICO DEL ANTIGUO TESTAMENTO                                                                                              Segunda parte

    “La Revelación de Dios al pueblo de Israel se fue realizando en diversas épocas históricas; y a estas épocas responde también la puesta por escrito de los libros que dan testimonio de esa Revelación. De ahí que, para situar adecuadamente tanto el momento en que fueron redactados como aquel en que se enmarcan los relatos, sea conveniente conocer al menos las líneas fundamentales de la historia antigua de Israel. Esbozar los grandes rasgos del marco histórico en el que se desarrollan las narraciones de la historia bíblica facilitará la comprensión de esos relatos, permitirá hacerse cargo de la intención con la que se escribieron, y ayudará a percibir mejor su enseñanza.

     A continuación, se señalan solamente aquellos hechos de los que han quedado huellas arqueológicas o de los que se tiene conocimiento por documentos extrabíblicos antiguos.

 a), La tierra en que se formó Israel. En los inicios del segundo milenio a C., al comienzo del periodo de las excavaciones arqueológicas se denomina “bronce medio”, la región situada a orillas del Mediterráneo oriental era un país conocido por sus higueras, viñas, olivos y ganado. Había poblados en las zonas más fértiles y numerosas tribus de pastores nómadas se desplazaban por las regiones esteparias en busca de pastos para sus rebaños. A esa región se la conoce por el nombre de tierra de Canaán, tierra de Israel o Palestina.

 b), El reino de Israel.  Hay suficientes testimonios fuera de la Biblia de que, con el paso del tiempo, a partir del año 1050 y hasta el 850 a C., se fue logrando la población de la zona central de ese territorio y aquellas tierras proporcionaron un notable rendimiento agrícola a sus habitantes. La población creció y el comercio con las regiones limítrofes.

     El ese periodo se construyó la ciudad de Samaría, que ya era una “ciudad-estado” según el modelo tradicional de la región, sino una verdadera capital política, con los servicios públicos necesarios para organizar el comercio y la defensa de toda la zona central. En los textos asirios contemporáneos aparece el nombre de Samaría, y se designa a su territorio con el nombre de Israel o como el país de Omrí. También se cita algunos de sus reyes, como Ajab, Jehú y Menajem, a cada uno de los cuales se aplica la denominación genérica de “hijo de Omrí”. En una estela de piedra con una inscripción de esa época, en honor de Mesá, rey de Moab (siglo 830-805 a.C.), se habla de Yahwéh como Dios de Israel.

 c), El reino de Judá. Mientras tanto, en la región meridional, sobre todo en los alrededores de Jerusalén y en el valle de Ayalón, zonas de pequeños poblados con mercado, había una agricultura floreciente. A comienzos del siglo VII a.C., unos años después de la caída de Samaría en manos del poder asirio, se produjo un considerable desarrollo de la ciudad de Jerusalén.

     Entre el siglo VII y el VI a.C., el poder asirio se fue debilitando en manos del progresivo poderío militar de Babilonia. Ante el rey de Babilonia, el rey de Judá no pudo soportar el embate de las armas. Primero fue asediada y conquistada la fortaleza de Laquís, y más tarde Jerusalén.
     La ciudad de Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor, rey de Babilonia, en la primera mitad del siglo VI a.C. (587). Nabucodonosor se llevó cautivos a Babilonia al propio rey de Jerusalén, Yoyaqyín, y a los personajes más importantes del reino tanto del ámbito político como del religioso.
     Con la conquista de Jerusalén y su sumisión al poder babilónico llegó a su punto álgido de transformación de la estructura social de la región, que se venía preparando desde la caída de Samaría” continúa

                      (Ediciones Universidad de Navarra, Sagrada Biblia, Comentario, p.201-202)

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