2, EL MARCO HISTÓRICO DEL ANTIGUO
TESTAMENTO Segunda parte
“La Revelación de Dios al pueblo de Israel
se fue realizando en diversas épocas históricas; y a estas épocas responde
también la puesta por escrito de los libros que dan testimonio de esa
Revelación. De ahí que, para situar adecuadamente tanto el momento en que
fueron redactados como aquel en que se enmarcan los relatos, sea conveniente conocer
al menos las líneas fundamentales de la historia antigua de Israel. Esbozar los
grandes rasgos del marco histórico en el que se desarrollan las narraciones de
la historia bíblica facilitará la comprensión de esos relatos, permitirá
hacerse cargo de la intención con la que se escribieron, y ayudará a percibir
mejor su enseñanza.
A continuación, se señalan solamente
aquellos hechos de los que han quedado huellas arqueológicas o de los que se
tiene conocimiento por documentos extrabíblicos antiguos.
a), La tierra en que se formó
Israel. En los inicios del segundo milenio a C., al comienzo del periodo de
las excavaciones arqueológicas se denomina “bronce medio”, la región situada a
orillas del Mediterráneo oriental era un país conocido por sus higueras, viñas,
olivos y ganado. Había poblados en las zonas más fértiles y numerosas tribus de
pastores nómadas se desplazaban por las regiones esteparias en busca de pastos
para sus rebaños. A esa región se la conoce por el nombre de tierra de Canaán,
tierra de Israel o Palestina.
b), El reino de Israel.
Hay suficientes testimonios fuera de la Biblia de que, con el paso del
tiempo, a partir del año 1050 y hasta el 850 a C., se fue logrando la población
de la zona central de ese territorio y aquellas tierras proporcionaron un
notable rendimiento agrícola a sus habitantes. La población creció y el
comercio con las regiones limítrofes.
El ese periodo se construyó la ciudad de
Samaría, que ya era una “ciudad-estado” según el modelo tradicional de la
región, sino una verdadera capital política, con los servicios públicos
necesarios para organizar el comercio y la defensa de toda la zona central. En
los textos asirios contemporáneos aparece el nombre de Samaría, y se designa a
su territorio con el nombre de Israel o como el país de Omrí. También se cita
algunos de sus reyes, como Ajab, Jehú y Menajem, a cada uno de los cuales se
aplica la denominación genérica de “hijo de Omrí”. En una estela de piedra con
una inscripción de esa época, en honor de Mesá, rey de Moab (siglo 830-805
a.C.), se habla de Yahwéh como Dios de Israel.
c), El reino de Judá. Mientras tanto, en la región
meridional, sobre todo en los alrededores de Jerusalén y en el valle de Ayalón,
zonas de pequeños poblados con mercado, había una agricultura floreciente. A
comienzos del siglo VII a.C., unos años después de la caída de Samaría en manos
del poder asirio, se produjo un considerable desarrollo de la ciudad de
Jerusalén.
Entre el siglo VII y el VI a.C., el poder
asirio se fue debilitando en manos del progresivo poderío militar de Babilonia.
Ante el rey de Babilonia, el rey de Judá no pudo soportar el embate de las
armas. Primero fue asediada y conquistada la fortaleza de Laquís, y más tarde
Jerusalén.
La ciudad de Jerusalén fue tomada por
Nabucodonosor, rey de Babilonia, en la primera mitad del siglo VI a.C. (587).
Nabucodonosor se llevó cautivos a Babilonia al propio rey de Jerusalén,
Yoyaqyín, y a los personajes más importantes del reino tanto del ámbito
político como del religioso.
Con la conquista de Jerusalén y su
sumisión al poder babilónico llegó a su punto álgido de transformación de la
estructura social de la región, que se venía preparando desde la caída de
Samaría” continúa
(Ediciones Universidad de
Navarra, Sagrada Biblia, Comentario, p.201-202)
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