VIDAS EJEMPLARES. SAN
JUSTINO (12) “Donde
está Jesucristo, allí está la Iglesia católica”
(Carta a los cristianos de Esmirna, VIII, 2)
(Flavia Neápolis 100 - Roma 165) “El apologista
griego más importante del siglo II y una de las personalidades más nobles de la
literatura cristiana primitiva. Su ciudad natal es la actual Naplusa (Siquem).
De padres paganos, intenta formase primero en una escuela estoica, luego en la
de un peripatético y finalmente en la de un pitagórico. El platonismo le atrae
también por un tiempo, hasta que un día, según relata, un anciano que se le acerca
cuando camina al borde del mar logra convencerle que la filosofía platónica no
puede satisfacer el corazón del hombre y le llama la atención sobre los
“profetas, los únicos que han anunciado la verdad”. Las palabras de éste
encienden su corazón de amor a los profetas y a los amigos de Cristo y
considera que “ésta solo es la filosofía segura y provechosa”.
(Carta a los cristianos de Esmirna, VIII, 2)
La sincera
búsqueda de la verdad, la oración humilde y el ejemplo dado por los mártires le
llevan finalmente a abrazar la fe de Cristo. Después de su conversión, que
probablemente tiene lugar en Éfeso, dedica toda su vida a la defensa de la fe
cristiana. Viste el pallium, manto usado por los filósofos griegos, y
viaja como predicador. A Roma llega cuando reina Antonino Pío (138-161). Funda
allí una escuela de la cual surge otro importante apologista, Taciano.
Tres de sus
escritos han llegado hasta nosotros: dos Apologías contra los paganos y Diálogo
contra el judío Trifón. Su teología muestra una inclinación hacia la
filosofía platónica. Justino es el primer autor cristiano que plantea el
paralelismo María-Eva en contrapartida al desarrollado por san Pablo sobre
Cristo-Adán. Es también uno de los primeros testigos del culto a los ángeles,
enseñando que desde el cielo cuidan a todos los hombres: “Entregó la
providencia de los hombres, así como las cosas bajo el cielo, a los ángeles que
para esto señaló”. Existe un auténtico relato de la muerte de Justino en el Martyrium
S. Iustini et sociorum, basado en las actas oficiales del tribunal que le
condena a Justino y seis compañeros más son decapitados”. (Ediciones Rialp, Biografías,
5ª edición, p. 36)
El realismo de san Ignacio invita a los fieles de ayer y de hoy, nos invita a todos a una síntesis progresiva entre configuración con Cristo (unión con él, vida en él) y entrega a su Iglesia (unidad con el obispo, servicio generoso a la comunidad y al mundo)
(Benedicto XVI, Grandes maestros de la Iglesia de los primeros siglos, p. 40)
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