2, EL MARCO HISTÓRICO DEL ANTIGUO TESTAMENTO Cuarta y última parte
3, Los Libros
Históricos de la Biblia y la historia profana
“El pueblo de Israel guardó memoria de las gestas de sus antepasados. Con el correr del tiempo estos recuerdos sirvieron para actualizar la fe en su Dios, iluminar las situaciones nuevas y proporcionar una orientación precisa para mantenerse fieles a su Alianza. Además, todas esas reflexiones se fueron poniendo por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, de modo que su enseñanza se mantuviera para siempre.
Como consecuencia, el valor de la Biblia como fuente histórica es
incalculable si se atiende al enorme cúmulo de noticias que ofrece al
historiador: de una parte, los recuerdos que sus tradiciones conservan acerca
de lo sucedido en épocas pretéritas; pero también y sobre todo lo que la misma redacción
refleja sobre los distintos momentos en que se fueron poniendo por escrito sus
textos.
La finalidad didáctica, la pedagogía divina,
ha dejado su impronta indeleble en toda la Biblia y también en los libros que
tratan más directamente de temas históricos. Los relatos que se contienen en
ellos tienen como objeto proporcionar enseñanzas y ejemplos de comportamiento,
así como transmitir una normativa adecuada para regir las relaciones entre Dios
y su pueblo, Por lo tanto, la historia que narran no ha sido escrita para
satisfacer nuestra curiosidad con detalles sobre el modo en que se
desarrollaban los hechos concretos y verificables de la historia de Israel. Los
libros sagrados ofrecen algo más: una reflexión religiosa sobre la historia
pasada buscando las interpretaciones y enseñanzas que se pueden extraer de
ella, y las posibles soluciones a los problemas planteados en el presente, o a
los que se pueden plantear en el futuro. Reflexión que ha sido llevada a cabo y
consignada por escrito mediante una acción particular del Espíritu Santo.
Precisamente por tratarse de libros de historia antigua sin más, los libros históricos del Antiguo Testamento no ofrecen una narración completa, detallada y plenamente coherente de todos los acontecimientos sucedidos desde la creación del mundo hasta la plenitud de los tiempos, sino que presentan una selección realizada con criterios más religiosos que políticos o culturales. Por eso no será de extrañar el silencio de la Biblia sobre algunos sucesos importantes en la historia del Antiguo Oriente. Tampoco deben sorprender las repeticiones del texto sagrado e incluso las diferencias en el modo de hablar de los mismos acontecimientos en diversos pasajes.
4, Contenido del
presente volumen
En la Sagrada Escritura la narración de la acción salvadora de Dios se inicia en el primero de los libros, el Génesis, y continúa hasta el último, el Apocalipsis. Pero los cinco primeros libros constituyen un bloque de tal entidad y extensión que reclaman para sí un volumen completo: el Pentateuco.
El presente volumen es su continuación. En efecto, el Pentateuco
comenzaba hablando de la creación del mundo y del hombre. Después trata de los
orígenes de Israel y terminaba con la muerte de Moisés a las puertas de la
tierra prometida por Dios a su pueblo. Los libros que se integran en este
segundo volumen prolongan la narración: en un primer momento, se narran las
vicisitudes del pueblo de Dios desde la toma de posesión de la tierra que Dios
le entregaba, hasta el momento en que la pierde, hasta que Jerusalén fue conquistada por
Nabucodonosor, y el rey de Judá, junto con los principales personajes de su
corte, fue llevado a la cautividad de Babilonia.
El extenso relato que comienza con el
libro de Josué, continúa con Jueces y los dos libros de Samuel y termina con
los libros de los Reyes tiene una cierta relación con el libro del
Deuteronomio. Por eso, al conjunto de esos libros se les suele denominar
“historia deuteronomista”.
(Facultad de Teología Universidad de Navarra,
Sagrada Biblia, Comentario, p. 204-025, selección)
“El pueblo de Israel guardó memoria de las gestas de sus antepasados. Con el correr del tiempo estos recuerdos sirvieron para actualizar la fe en su Dios, iluminar las situaciones nuevas y proporcionar una orientación precisa para mantenerse fieles a su Alianza. Además, todas esas reflexiones se fueron poniendo por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, de modo que su enseñanza se mantuviera para siempre.
Precisamente por tratarse de libros de historia antigua sin más, los libros históricos del Antiguo Testamento no ofrecen una narración completa, detallada y plenamente coherente de todos los acontecimientos sucedidos desde la creación del mundo hasta la plenitud de los tiempos, sino que presentan una selección realizada con criterios más religiosos que políticos o culturales. Por eso no será de extrañar el silencio de la Biblia sobre algunos sucesos importantes en la historia del Antiguo Oriente. Tampoco deben sorprender las repeticiones del texto sagrado e incluso las diferencias en el modo de hablar de los mismos acontecimientos en diversos pasajes.
En la Sagrada Escritura la narración de la acción salvadora de Dios se inicia en el primero de los libros, el Génesis, y continúa hasta el último, el Apocalipsis. Pero los cinco primeros libros constituyen un bloque de tal entidad y extensión que reclaman para sí un volumen completo: el Pentateuco.
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