JUECES
Los libros históricos del Antiguo Testamento INTRODUCCIÓN
La primera es que “Dios se reveló
progresivamente”. Esto es, la Revelación divina se fue realizando de modo gradual,
tanto en los contenidos doctrinales como en la sensibilidad ética. Por eso no
se pueden tomar ahora como modelos unos personajes que actúan con unas
convicciones o unos criterios éticos que fueron superados cuando la Revelación
alcanzó su culminación en Jesucristo. Incluso en el momento en que se escribió
este libro, aunque todavía no se había llegado a esta plenitud, ya se habían
dejado atrás muchas de las conductas primitivas.
Junto a esto hay que tener en cuenta que
para entender el mensaje que cualquier autor transmite con sus escritos no se
pueden entresacar unas palabras o unas narraciones del texto en el que figuran
sin tener en cuento el conjunto de la obra. Por ello, leído en su conjunto, se
puede apreciar que las hazañas de los jueces no han sido incluidas en el libro
sagrado como modelos de comportamiento ni de actitud religiosa. Esos hombres
vivían en un tiempo de costumbres y valores muy elementales, y su
comportamiento manifiesta la rudeza de su época. Aunque la Sagrada Escritura
hable claramente de estos sucesos no pretende presentarlos como ejemplares. Ya
San Agustín aducía estos criterios en la lectura de la Sagrada Escritura: “En
ella se condena, por derecho divino, la formación o el trato carnal ilícito;
por lo cual, al mencionar tales acciones, llevadas a cabo por algunas personas,
sin emitir en ese momento juicio sobre ellas, nos permite que emitamos nosotros
nuestro juicio, pero no nos manda alabarlas. ¿Quién de nosotros no detesta en
el mismo evangelio la crueldad de Herodes, cuando, preocupado por el nacimiento
de Cristo, mandó matar a tantos niños? Con ello, allí no se vitupera dicha
acción, únicamente se narra”.
La intervención salvadora de Dios
comienza por la elección gratuita del hombre al que corresponderá restablecer
la situación. La gratuidad de la vocación es un rasgo sobresaliente en toda la
obra. Así lo expresa, por ejemplo, el diálogo de Gedeón con el Ángel de Señor: “Él
respondió: “Señor mío, ¿cómo voy a liberar a Israel? Mi clan es el más
insignificante de Manasés y yo soy el más joven de mi familia”. El Señor le
dijo: “Yo estaré contigo y tú derrotarás a Madián como a un solo hombre”.
El libro de los Jueces es también un
canto de liberación. Cuando Dios contempla las dificultades su pueblo ante el
peligro y escucha su petición de ayuda, acude a liberarlos de sus enemigos
temporales. Estas experiencias de liberación son los primeros jalones, después
de la liberación de Egipto, de la acción divina que culminará en la liberación
definitiva. Estos recuerdos servirán para alimentar la esperanza en los
momentos difíciles del Destierro (siglo VI a.C.) y son presagio de realidades
más profundas que se manifestarán posteriormente”. Tercera parte,
continuará.
(Facultad de Teología Universidad de Navarra, Comentario,
Sagrada Biblia, p. 223-224)
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