HISTORIA DE PALESTINA
La llanura costera. Relato n. 26/1
Se la conoce por JAFA, YAFO, JOPE (La bella), nombre que le viene de Jopa, hija de Eolo y esposa de Cefeas, rey de Etiopía. Según los antiguos rabino, de Jafet, hijo de Noé. La mitología griega ve, en las rocas anteriores al puerto, las famosas “rocas de Andrómeda”, víctima expiatoria de un dragón marino. Perseo, con su caballo Pegaso, la libero. Las excavaciones arqueológicas realizadas en Jafa dan restos del Bronce Medio e indicios ciertos del paso de los hicsos. Su historia comienza con los egipcios, tanto es así que en el templo de Karnak consta el haber sido confiscada en 1600 a. C., por Tutmosis III.
Tocó en suerte a la tribu de Dan (Jc 1,34), pero no se vio en manos de los israelitas hasta el tiempo del rey David. Hay constancia de que Salomón empleó su puerto (2Cr 2,15), y de que el profeta Jonás (s. VIII a. C.) embarcó en él en dirección a Tarsis (Jon 1), huyendo de la llamada divina. Codiciado botín de guerra, la conquistaron y disfrutaron de su bienestar y belleza tanto asirios como babilonios, persas y griegos. Y de nuevo vuelven a disputársela con denodado ahínco los seléucidas y los tolomeos. Gracias a las Escrituras, es bien conocido su protagonismo durante la época macabea (2M 12, 3-7); 1M 12, 33). Marco Antonio, ya en época romana, se la entrega como regalo a Cleopatra. La verdad es que perdió mucha de su importancia cuando Herodes construye el competitivo y bien situado puerto de Cesarea. En ella floreció el cristianismo, como consecuencia de la estancia del apóstol Pedro. Y consta que su obispo asistió al Concilio de Éfeso (431).
Durante la dominación árabe y turca, Jafa se convirtió en el principal puerto de Palentina, hasta que los ingleses inauguran el de Haifa. Godofredo de Bouillón, en el tiempo cruzado, la había erigido en condado sujeto al rey de Jerusalén. San Luis IX en 1251, la protegió mediante la construcción de un castillo y la dotó de una iglesia que posteriormente, ocuparon los franciscanos. Bonaparte, de camino para San Juan de Acre, moró en su convento. En 1807, Aga Mahmud Abut, reconstruyó Jafa con las ruinas de Ascalón, lo que hoy se llama “la vieja Jafa”. Y en 1837, Ibrahím Pachá la levantó del terremoto que tan malparada la había dejado, no dudando en echar mano de las mismas piedras de Ascalón y Cesarea. Con motivo del jubileo del sultán Abdul Hamid II, 1906, se levantó la esbelta y céntrica torre del reloj. En la guerra de 1948, su población se ve mermada y queda absorbida como un barrio árabe de Tel-Aviv. Actualmente forma un mismo ayuntamiento con Tel-Aviv.
Desde la iglesia de San Pedro se contempla un panorama excepcional de la costa: el paseo marítimo, con la cadena de hoteles, embajadas y edificios comerciales de la moderna ciudad de Tel-Aviv. continúa
(Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, relato 26/1, p. 62-63)
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