SAGRADA BIBLIA – LIBROS PROFÉTICOS
ISAÍAS (YESHAYAHU: “EL SEÑOR SALVA”)
En la Biblia cristiana el libro de Isaías es el primero de los cuatro profetas mayores, no solo porque Isaías vivió antes que los otros tres, sino también porque el libro que contiene sus oráculos es, tal vez, el más importante de los escritos proféticos. De este se dice en el libro del Eclesiástico que vivió en tiempos de Ezequías, rey de Judá (716-687 a.C.), vio el fin de los tiempos y consoló a los “afligidos de Sión”, es decir, a los desterrados a Babilonia (cf. Si 48,26-28). También la Biblia hebrea es el primero de los profetas “posteriores”, es decir, precede a Jeremías y a Ezequiel y a los doce profetas menores.
Isaías es el libro del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo, después de los Salmos. Es, asimismo el que anuncia con más claridad a Jesucristo y la economía cristiana: “Tan es así, que algunos dicen que es más evangelista que profeta (S. Agustín, De civitate Dei 18,29,1)
“Mirad, la virgen está en cinta y dará a luz un hijo,
a quien pondrán por nombre Enmanuel” (Is 7,14)
1, Estructura y síntesis del contenido. Al comienzo del libro se señala que las visiones y oráculos del profeta tuvieron lugar en tiempo de los reyes de Judá, desde el reinado de Ozías hasta el de Ezequías (1,1). En otros lugares el libro expone sucintamente las relaciones del profeta con los reyes Ajaz y Ezequías, y da cuenta de los acontecimientos históricos en los que se encuadran los oráculos que pronunció (7,1-17; 36,1)
2, Composición y marco histórico. Por los contextos históricos aludidos que refleja la redacción actual del libro, es lógico pensar que su composición se desarrolla en un marco histórico de más de dos siglos, desde el año 733 a.C. (año de la muerte del rey Uzías y comienzo del ministerio profético de Isaías) hasta los tiempos que siguieron a la vuelta de los exiliados de Babilonia, esto es, hacia el 225 a.C.
3, Enseñanza. De entre los libros del Antiguo Testamento, el de Isaías es uno d ellos más importantes por su enseñanza y su doctrina sobre Dios, sobre el hombre y sobre la salvación.
El libro refleja la paradoja de la historia dramática y venturosa del pueblo de Dios durante algo más de dos siglos. Además, con palabras de san Jerónimo en su Prólogo a Isaías, este “libro es como un compendio de todas las Escrituras”. Podrían añadirse textos de Isaías prácticamente para cada punto de la doctrina cristiana. A la vez, Isaías abre amplios horizontes hacia la plenitud de la Revelación en el Nuevo.
Sin embargo, a la hora de elegir las cuestiones más significativas, habría que acudir a los motivos que recorren todo el libro: la trascendencia de Dios – la ofensa que supone contra Él el pecado del hombre – el mesías futuro – la universalidad de la salvación y la esperanza escatológica.
4, El libro de Isaías a la luz del Nuevo Testamento. El libro de Isaías es citado explícitamente en noventa ocasiones en el Nuevo Testamento, siendo las citas implícitas más de cuatrocientas. En el origen de este uso tan frecuente está probablemente la aplicación que hizo Jesús de las palabras del profeta a los acontecimientos de su vida.
> En la sinagoga de Nazaret, se aplicó a sí mismo las palabras de Is 61,1-2:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido…” (Lc 4,16-18).
> Otras veces el Señor vio cumplidas en las vicisitudes de su actividad las palabras del profeta: así ocurre, por ejemplo, con la incomprensión de su enseñanza en parábolas por parte de las autoridades
1, Estructura y síntesis del contenido. Al comienzo del libro se señala que las visiones y oráculos del profeta tuvieron lugar en tiempo de los reyes de Judá, desde el reinado de Ozías hasta el de Ezequías (1,1). En otros lugares el libro expone sucintamente las relaciones del profeta con los reyes Ajaz y Ezequías, y da cuenta de los acontecimientos históricos en los que se encuadran los oráculos que pronunció (7,1-17; 36,1)
2, Composición y marco histórico. Por los contextos históricos aludidos que refleja la redacción actual del libro, es lógico pensar que su composición se desarrolla en un marco histórico de más de dos siglos, desde el año 733 a.C. (año de la muerte del rey Uzías y comienzo del ministerio profético de Isaías) hasta los tiempos que siguieron a la vuelta de los exiliados de Babilonia, esto es, hacia el 225 a.C.
3, Enseñanza. De entre los libros del Antiguo Testamento, el de Isaías es uno d ellos más importantes por su enseñanza y su doctrina sobre Dios, sobre el hombre y sobre la salvación.
El libro refleja la paradoja de la historia dramática y venturosa del pueblo de Dios durante algo más de dos siglos. Además, con palabras de san Jerónimo en su Prólogo a Isaías, este “libro es como un compendio de todas las Escrituras”. Podrían añadirse textos de Isaías prácticamente para cada punto de la doctrina cristiana. A la vez, Isaías abre amplios horizontes hacia la plenitud de la Revelación en el Nuevo.
Sin embargo, a la hora de elegir las cuestiones más significativas, habría que acudir a los motivos que recorren todo el libro: la trascendencia de Dios – la ofensa que supone contra Él el pecado del hombre – el mesías futuro – la universalidad de la salvación y la esperanza escatológica.
4, El libro de Isaías a la luz del Nuevo Testamento. El libro de Isaías es citado explícitamente en noventa ocasiones en el Nuevo Testamento, siendo las citas implícitas más de cuatrocientas. En el origen de este uso tan frecuente está probablemente la aplicación que hizo Jesús de las palabras del profeta a los acontecimientos de su vida.
> En la sinagoga de Nazaret, se aplicó a sí mismo las palabras de Is 61,1-2:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido…” (Lc 4,16-18).
> Otras veces el Señor vio cumplidas en las vicisitudes de su actividad las palabras del profeta: así ocurre, por ejemplo, con la incomprensión de su enseñanza en parábolas por parte de las autoridades
(Mt 13,14ss).
> Pero es especialmente en los acontecimientos de la Pasión donde Jesús se presentó a sí mismo como el Hijo del Hombre que “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos” (Mt 20,28); como el siervo sufriente del que se decía, cargó sobre ´´el las rebeldía del pueblo elegido y de todos los hombres (Is 53,4-5); a partir de su muerte en la cruz y de su resurrección, los Apóstoles entendieron que en Jesús se habían cumplido aquellos oráculos sobre el Sirvo del Señor. Así, al narrar la pasión del Señor los evangelistas parece que tienen delante los poemas del Siervo sufriente par amostrar el valor expiatorio de la muerte de Cristo. (Mt 26,63; 27,13-14; Is 53,7; Mt 27,38; Is 5312).
El libro de Isaías es -también en este caso después de los Salmos- el texto del Antiguo Testamento con más presencia en la Liturgia. En algunos momentos del ciclo litúrgico -como Adviento o Navidad-Isaías ocupa casi tres cuartas partes del anuncio profético del Antiguo Testamento.
(Publicación, LIBROS PROFÉTICOS, autor Fernando Milán, Ediciones Universidad de Navarra, p. 55-72)
> Pero es especialmente en los acontecimientos de la Pasión donde Jesús se presentó a sí mismo como el Hijo del Hombre que “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos” (Mt 20,28); como el siervo sufriente del que se decía, cargó sobre ´´el las rebeldía del pueblo elegido y de todos los hombres (Is 53,4-5); a partir de su muerte en la cruz y de su resurrección, los Apóstoles entendieron que en Jesús se habían cumplido aquellos oráculos sobre el Sirvo del Señor. Así, al narrar la pasión del Señor los evangelistas parece que tienen delante los poemas del Siervo sufriente par amostrar el valor expiatorio de la muerte de Cristo. (Mt 26,63; 27,13-14; Is 53,7; Mt 27,38; Is 5312).
El libro de Isaías es -también en este caso después de los Salmos- el texto del Antiguo Testamento con más presencia en la Liturgia. En algunos momentos del ciclo litúrgico -como Adviento o Navidad-Isaías ocupa casi tres cuartas partes del anuncio profético del Antiguo Testamento.
(Publicación, LIBROS PROFÉTICOS, autor Fernando Milán, Ediciones Universidad de Navarra, p. 55-72)
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