viernes, 11 de octubre de 2024

                          EL VALOR DE LA VERDAD (I)

Si se desea tener una conciencia bien formada; si se desea encontrar la buena y segura doctrina; si se desea localizar el mejor y completo manual, la mejor biblioteca de orientación humana y moral, etc., todo ello en el:

                            CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA,

                            publicado por la Asociación de Editores del Catecismo, ISBN 84-288-111-3

      Algunas referencias sobre “La Verdad”, reseñadas en la citada publicación:

Vivir la Verdad. El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su Palabra es verdad (Proverbios 8,7). Su les es verdad (Salmos 119.142) “Tu verdad, de edad en edad” (Salmos 119,90). Puesto que Dios es el “Veraz” (Romanos 3,4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la verdad. (Salmos 119,30). Catecismo n. 2465

 En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. “Lleno de gracia y de verdad” (Juan 1,14), él es la “luz del mundo” (Juan 8,12), la Verdad (Juan 14,6) El que cree en él, no permanece en las tinieblas (Juan 12,46). El discípulo de Jesús “permanece en su palabra”, para conocer “la verdad que hace libres” (Juan 8,31-32) y que santifica (Juan 17,17). Seguir a Jesús es vivir del “Espíritu de verdad” (Juan 14,17) que el Padre envía en su nombre y que conduce “a la verdad completa” (Juan 16,13). Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la verdad: “Sea vuestro lenguaje: “sí, sí”; “no, no” (Mateo 5,7). Catecismo n. 2466

 Buscar la verdad y el bien. La conciencia como juicio de un acto, no está exenta de la posibilidad del error. “Sin embargo, muchas veces ocurre que la conciencia yerra por ignorancia invencible, sin que por ello pierda su dignidad. Pero no se puede decir esto cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega” (Gaudium et spes, 16). Con estas breves palabras, el Concilio ofrece una síntesis de la doctrina que la Iglesia ha elaborado a lo largo de los siglos sobre la conciencia errónea.  (Juan Pablo II, Encíclica, Veritatis splendor 62ª)

Rectificar cuando sea necesario. Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte, ni de otro modo alguno, y para esto ten presente que Dios es el Dios de la verdad. Si acaso faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si puedes, con alguna explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa tiene más gracia y fuerza para disculpar que la mentira.     (San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III, 30)

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