HISTORIA DE PALESTINA
Altiplano Occidental: Las montañas de Judea, El Négueb central
Las
montañas de Judea. La división de montañas de Efraín y de Judea es más bien
histórico-política que geográfica, dada la continuidad de las mismas. En sus
cimas se asientan las principales ciudades: Jerusalén, Belén, Betsur, Hebrón, a
lo largo de una importante vía de comunicación con las ciudades de Samaría.
Su suelo, en terrazas, es rico en
variedad de frutales y viñedos. El sur, menos lluvioso, es excelente para el
pastoreo.
En la vertiente este, se inicia el
desierto de Judea. Sus áridas montañas descienden hacia el valle del Jordán más
de 1.000 m. en unos 20 km., formando wadis, lechos de torrentes, y
grandes cañones que configuran su geología. Cerca del Mar Muerto forman
acantilados verticales.
Aparte del oasis de Engadí, el desierto
de Judea no ha tenido moradores permanentes. En la parte central se desarrolló
el pastoreo menor y en ella están los desiertos de Tekoa, Zif y Maón, con
abundancia de cuevas que sirvieron de alojamiento a pastores, fugitivos y
ermitaños. El desierto de Judea fue impedimento para la comunicación entre el
este y oeste de Palestina. Esto explica la importancia estratégica de Jerusalén
en la comunicación de la llanura costera con la Transjordania.
La línea de comunicación ascendente a
Jerusalén desde Jafa, estuvo poblada de importantes ciudades en la antigüedad
(Gezer, Ayalón, Betorón…). Hebrón se encuentra en el punto más alto de las
montañas de Judea (1.020 m), y fue su más antigua capital.
El
Négueb central. Es una continuación de las montañas de Judea, que a 24 km. de
Hebrón, descienden bruscamente, y comienza el clima semiárido para ir
ascendiendo de nuevo hasta 914 m. en Ras Ramón, a 88 km. de Berseba. Las
posibilidades de la agricultura y el pastoreo hicieron que esta parte del
Négueb gozara de mayor continuidad de asentamiento que la región situada al
oeste de Berseba. La división la hace el clima. Sus ciudades principales fueron
Arad, Hormak y Aroer en el Wadi Berseba. En la actualidad posee populosas ciudades.
Más al sur ya no es reconocido como Négueb, hasta el punto de llamársele
indistintamente en la Biblia desierto de Zin, Parán y Sinaí. Por él pasaban las
principales rutas entre Egipto, Sinaí y Edom, defendidas por una serie de
fortalezas.
La parte este de las montañas sureñas
queda quebrada por grandes depresiones, como el Wadi Hathireh y el Wadi Ramón,
que marcan el límite de los asentamientos agropecuarios. Más al sur queda el
desierto de Zin, en el límite de la tierra de Canaán con el Sinaí.
(Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a
Tierra Santa, relato 36/2, p.86-87)
Nota.
estadística y datos del año 2001)
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