LA SINAGOGA. Es la más bella de las antiguas sinagogas de Israel, construida con piedra blanca o malaki, se remonta a mediados del s. IV y al parecer fue construida por judeo-cristianos de Siria, llamados despectivamente “minim”, seguidores de Cristo, o por el emperador Juliano el Apóstata (361-363). De estilo greco-romano, con capiteles corintios, tiene unas dimensiones de 24, 40 por 18,65 m. y en sus muros laterales corren dos hileras de asientos de piedra o poyos, adosados a las paredes. La engrandecen su amplio atrio lateral, el balcón que da al sur y un peristilo en la parte norte de la sala central o de oración. Posiblemente tuvo matroneo o lugar exclusivo para las mujeres.
Los elementos decorativos de la sinagoga
pueden verse en el interior del recinto franciscano: variedad de capiteles
corintios con símbolos judíos, como la menorá, el shofar y la badila, piedras
del arquitrabe, talladas con ornamentación floral, estrellas de seis y cinco
puntas, y especialmente la primera representación del Arca de la Alianza
tallada en piedra.
La sinagoga del tiempo de Jesús, en la
que Él actuó repetidas veces, ha sido localizada por el P.R. Corbo bajo el
pavimiento de la actual.
El habitáculo existía ya cuando Pedro,
procedente de Betsaida, se establece en Cafarnaún. Era de un solo piso y el
techo plano resultaba accesible gracias a unos escalones que ascendían desde el
patio.
El haberse conservado la casa de Pedro se
debe al acierto de que esta iglesia se construyó sobre un poyo artificial a un
metro de altura sobre los restos antiguos. La localización exacta de la sala
venerada quedaba bajo el mosaico del octógono central. Su pavimento, las
paredes decoradas y llenas de grafitos son invocaciones a Cristo y Pedro “están
como entonces fueron” y denotan la constante veneración.
Cuando el 570 el anónimo de Piacenza
visitó Cafarnaún, dejo escrito: “Llegamos a la casa de Pedro, que ahora es
una basílica”, no vio nada de la casa, ya que estaba bajo tierra. Esto no
quita valor a su testimonio, pues nos ubica el lugar exacto donde estaba la casa
del príncipe de los Apóstoles (E. Loffreda, o. f. m.)
(Teodoro
López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa,
relato 41, p.104-106)
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