miércoles, 24 de diciembre de 2025

                    Carta Apostólica «Una fidelidad que genera futuro» del Papa León XIV

dada a conocer este lunes 22 de diciembre 2025, se sitúa en el marco del 60º aniversario de Optatam totius y Presbyterorum ordinis, textos fundamentales del Concilio Vaticano II sobre la formación y el ministerio de los presbíteros.

                                 Resumen en 10 puntos de la Carta Apostólica
1. La fidelidad al ministerio sacerdotal, vivida como gracia y conversión cotidiana, es la condición para que la Iglesia tenga futuro y para que el sacerdocio siga siendo fuente de esperanza y fecundidad.


2. Los Decretos Optatam totius y Presbyterorum ordinis conservan plena actualidad y deben seguir siendo estudiados y acogidos como textos vivos que iluminan la identidad, la misión y la formación de los presbíteros.


3. El ministerio sacerdotal se comprende únicamente dentro del Pueblo de Dios, en comunión con los fieles, con los demás presbíteros y con el obispo, evitando todo aislamiento y toda autorreferencialidad.


4. Toda vocación nace del encuentro personal con Cristo y se sostiene en la memoria viva de su llamada, especialmente en los momentos de prueba, mediante la oración, la escucha de la Palabra y el acompañamiento espiritual.


5. La formación sacerdotal debe ser integral y permanente; no concluye con el seminario, sino que acompaña toda la vida del presbítero en sus dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral.


6. A la luz de las heridas causadas por los abusos y de las fragilidades del clero, se subraya la urgencia de una auténtica madurez humana y afectiva, integrada con una sólida vida espiritual, como base de un testimonio creíble.


7. La fraternidad presbiteral es un don que nace del sacramento del Orden y exige un compromiso concreto: cuidado mutuo, justicia material, atención a los sacerdotes más frágiles y superación del individualismo.


8. El sacerdote está llamado a vivir su ministerio en clave sinodal, colaborando con los laicos y los diáconos, valorando los carismas y superando modelos de liderazgo clerical y centralizador.


9. La identidad del presbítero se descubre en el servicio misionero; debe evitar tanto el activismo eficientista como el repliegue pasivo, manteniendo como principio unificador la caridad pastoral.


10. El futuro de la Iglesia pasa por una renovada pastoral vocacional, capaz de proponer a los jóvenes una entrega plena y de cuidar todas las vocaciones como don imprescindible para la vida y la misión de la Iglesia.

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