martes, 30 de enero de 2024

PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN DE LA
SANTA MISA: El altar como umbral
Romano Guardiani, capítulo 6

      “En la vida del creyente, se da el proceso siempre reiterado, renovado, una y otra vez, en el que él concurre a la casa de Dios, atraviesa su puerta y encuentra en el interior del recinto sagrado. Esto es importante, porque es inherente a la verdadera piedad. El hombre se encuentra ahora ahí y oye, habla, obra y realiza su servicio. Luego sale de allí y retorna nuevamente al ámbito de la existencia cotidiana y al recinto privado de su casa, pero lo que ha experimentado en la Iglesia lo lleva consigo como enseñanza, consejo y fortalecimiento.

      Más aún, el espacio sagrado está estructurado en diversas partes. Pertenece a lo esencial de la liturgia que en ella las acciones importantes no están libradas a la casualidad o a la situación anímica particular del individuo, sino que están ordenadas en la forma más cuidada posible. El acontecimiento de la conmemoración, del sacrificio redentor del Señor, no se realiza en cualquier lugar de este ámbito sagrado, sino en uno determinado: el altar. Este altar es un gran misterio, como figura religiosa originaria se encuentra en la mayoría de las religiones.

      En la época en la cual fueron escritos los libros del Nuevo Testamento, el altar era la mesa en la que se celebraba el misterio del banquete sagrado. Pero muy pronto, fue tomando su configuración típica, la que nos es transmitida en su forma más antigua a través de las catacumbas. En consecuencia, ¿qué significa el altar? Se puede expresar su sentido a través de dos imágenes o símbolos: el umbral y la mesa.

      El umbral es la puerta y tiene un doble significado: como límite y como tránsito. Dice donde termina algo y comienza otra cosa. Antes que nada, como umbral, el altar constituye simplemente el límite: entre el ámbito del mundo y el ámbito de Dios, entre los dominios accesibles al hombre y la inaccesibilidad de Dios. El altar nos hace conocer cuán distante está la mansión en la que Dios habita. Se puede decir que esa mansión se encuentra “al otro lado del altar”, para indicar la lejanía de Dios; el Todopoderoso y Soberano, exaltado por encima de todo lo terrenal.

      En consecuencia, lo que asienta esta lejanía y majestuosidad no son normas ni criterios, sino la esencia misma de Dios, es decir, su santidad. Pero, por otra parte, esto no puede ser entendido “solo espiritualmente”, o sea, abstractamente: en la liturgia todo es símbolo. Y el símbolo menciona más, evoca algo inmaterial por medio de una figura visible, tal como ocurrió antiguamente, cuando se representó a una mujer en un edificio, con los ojos vendados y con una balanza en la mano, para decir que ella era “la Justicia”, pues esta última no era visible.

      La liturgia también tiene alegorías, pero las figuras específicas que utiliza son símbolos. “Símbolo” significa que lo evocado está oculto en sí mismo, pero es perceptible en la figura o en la forma, así como el alma humana en sí es invisible, aun cuando puede ser percibida y abordada en los gestos y en los movimientos de la mirada. El altar no es una alegoría, sino un símbolo. Que él es límite, que, ” por encima de él” se encuentra la Majestad infinita, que “al otro lado de él” está la lejanía inaccesible de Dios, el creyente no lo piensa porque esté acostumbrado a ello, sino porque sabe que es verdaderamente cierto.

    (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / El altar como umbral capítulo 6, primera parte, p. 39-40)

domingo, 28 de enero de 2024


Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 28 enero al 3 febrero 2024
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Fiesta de la Presentación del Señor
      Llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de la
Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo
aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad,
en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó así
como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.

                                                                       (Martirologio Romano, Elogio)
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               Tiempo Ordinario, ciclo B – año Impar

Día 28. DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO.
Santo Tomás de Aquino, presbítero dominico, siglo XIII
Catecismo. El mundo visible (I), n. 337-341

Día 29. lunes de la IV semana.
San Valero, obispo de Zaragoza, siglo III-IV
Cat. El mundo visible (II), n. 342-344

Día 30. martes de la IV semana.
Santa Martina, mártir romana, siglo III
Cat. El hombre, “a imagen de Dios (I), n. 355-358

Día 31. miércoles. San Juan Bosco, Fundador de los Salesianos, siglo XIX
Cat. El hombre, “a imagen de Dios (II), n. 359-361

Día 01. jueves de la IV semana.
Santa Viridiana, virgen y reclusa de la Toscana, siglo XIII
Cat. “Corpore et anima unus”, n. 362-368

Día 02. viernes. PRESENTACIÓN DEL SEÑOR, fiesta.
Cat. La Presentación de Jesús en el Templo, n. 529-530

Día 03. sábado de la IV semana.
San Blas, obispo y mártir de Sebaste (Armenia) siglo IV
Cat. “Hombre y mujer los creó” n. 369-373
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HISTORIA DE PALESTINA. Relato n. 13
OCTAVARIO ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.
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jueves, 25 de enero de 2024

HISTORIA DE PALESTINA
Período Bizantino (325 – 636)
(primera parte)
    Con el edicto de Milán (315) se inicia la gran expansión cristiana en Tierra Santa. La primera medida relevante es la sustitución de los obispos judeo-cristianos por otros procedentes de la gentilidad. Y en orden a rehabilitar los lugares evangélicos, no es menos decisiva la obra del emperador Constantino construye, a instancias de su madre Santa Elena, en el 326, las tres grandes basílicas: Santo Sepulcro, Eleona en el monte de los Olivos y Natividad en Belén.

     Pero el florecimiento de la Iglesia, más que en su fase meramente organizativa o en la erección material de templos prestigiosos, se cifra de manera preeminente en la incontenible difusión del cristianismo, coincidente y motivada por el edicto de Milán y la seguridad que comporta el fin de las persecuciones. Las medidas que tome en contra Juliano el Apóstata (361-363), resultarán de efectos más bien efímeros.

     El estudio de los contenidos de la fe, traerá consigo el revuelo dialéctico de animadas disputas dogmáticas en que intervendrán Santos Padres y se pronunciarán los Concilios de la Iglesia. Eusebio de Cesarea (265-340), san Caritón, san Cirilo de Jerusalén (387), san Jerónimo (342-420), son fuentes de sabiduría de su tiempo. Pero, junto al desarrollo de las querellas doctrinales, nada agitó tanto el corazón de la Iglesia como la aparición de las primeras herejías. El arrianismo, según el cual el Padre es anterior al Hijo y al Espíritu Santo, y negaba por tanto la divinidad de Jesucristo, acaba condenado en el Concilio de Nicea (325) y en el de Constantinopla (381), aunque el número de sus prosélitos llegó a ser importante en regiones como Siria. El Nestorianismo, que predicaba la simple yuxtaposición en Cristo de sus naturalezas divina y humana, afirmando que en Cristo había dos personas y que María no era Madre de Dios, sufrió la condena del Concilio de Éfeso (431), y los nestorianos buscan refugio en el impero persa. El Monofisicismo, herejía también cristológica, que afirmaba una sola naturaleza en Cristo y que igualmente llegó a tener números adeptos en Siria, sufrió el anatema del Concilio de Calcedonia (451) y origina la sucesión de las iglesias orientales monofisitas. El emperador Zenón intentó en vano, por la Henotiqué (482), la reconciliación de calcedonianos y monofisitas en la Iglesia.

      El fervor creciente es germen propicio para la proliferación de formas de vida, que explica el pronto y rápido desarrollo del monaquismo, tanto eremítico como cenobítico. Los monjes a su vez acentuarán la evangelización de los pagos -se llamaba paganos a los habitantes del campo, en oposición a los cristianos, asentados predominantemente en las ciudades-. Todo ello conlleva, paralelamente, la creciente edificación de grandes conventos, y en la fase más extrema del ascetismo siríaco, a partir de san Simeón, toma cuerpo el retiro singular de los estilitas.

             (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, p. 32-34, relato n. 13)

lunes, 22 de enero de 2024

 

OCTAVARIO ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Del 18 al 25 de enero – mundial y pontificia

 

§  Cada año, del 18 al 25 de enero, fiesta de la Conversión de san Pablo, la Iglesia dedica ocho días a pedir especialmente para que todos aquellos que creen en Jesucristo lleguen a forman parte de la única Iglesia fundada por Él.

 

§  El Concilio Vaticano II, en el Decreto sobre ecumenismo, instaba a esta oración,” conscientes de que este santo propósito de reconciliar a todos los cristianos en la unidad de una sola y única Iglesia de Cristo excede las fuerzas y la capacidad humana” (Decreto Unitatis Redintegratio n. 24)


Día 1º - 18 de enero, JESUCRISTO FUNDÓ UNA SOLA IGLESIA.

-      Voluntad de Cristo de fundar una sola Iglesia.

-      La oración de Jesús por la unidad.

-      La unidad, don de Dios. Convivencia amable con todos los hombres.

 

Día 2º - 19 de enero, UNIDAD INTERNA DE LA IGLESIA.

-      La unión con Cristo fundamenta la unidad de los hermanos entre sí.

-      Fomentar lo que une, evitar lo que separa.

-      El orden de la caridad.

 

Día 3º - 20 de enero, EL DEPÓSITO DE LA FE.

-      Fidelidad, sin concesiones, a la doctrina revelada. El diálogo ecuménico ha de basarse en el amor sincero a la verdad divina.

-      Exponer la doctrina con claridad.

-      Veritatem facientes in caritate, proclamar la verdad con caridad, con comprensión siempre hacia las personas.

 

Día 4º - 21 de enero, EL FUNDAMENTO DE LA UNIDAD.

-      El primado de Pedro se prolonga en la Iglesia a través de los siglos en la persona del Romano Pontífice.

-      El Vicario de Cristo.

-      El Primado, garantía de la unidad de los cristianos y cauce del verdadero ecumenismo. Amor y veneración por el Papa.

 

Día 5º - 22 de enero, CRISTO Y LA IGLESIA.

-      En la Iglesia encontramos a Cristo.

-      Imágenes y figuras de la Iglesia. Cuerpo místico de Cristo.

-      La Iglesia es una comunión de fe, de sacramentos y de régimen. La Comunión de los Santos.

 

Día 6º - 23 de enero, LA IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS.

-      Los cristianos somos linaje escogido, sacerdocio regio, pueblo adquirido en propiedad por Jesucristo.

-      Participación de los laicos en la función sacerdotal, profética y real de Cristo, La santificación de las tareas seculares.

-      El sacerdocio ministerial.

 

Día 7º - 24 de enero – MARÍA, MADRE DE LA UNIDAD.

-      Madre de la unidad en el momento de la Encarnación.

-      En el Calvario.

-      En la Iglesia naciente de Pentecostés.


Día 8º - 25 de enero, LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO.

-      En el camino de Damasco.

-      La figura de San Pablo, ejemplo de esperanza. Correspondencia a la gracia.

-      Afán de almas.

                              ++++++++++++++++++

 

         (Francisco Fernández-Carvajal, HABLAR CON DIOS, tomo IV, p. 36 ss)

domingo, 21 de enero de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 21 al 27 enero 2024
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La unidad dentro de la Iglesia
      La Eucaristía es llamada al esfuerzo creciente para llegar a ser auténticos 
seguidores de Jesús: verdaderos en las palabras, generosos en las obras, con interés 
y respeto por la dignidad y derechos de todas las personas, sea cual sea su rango o 
sus posesiones, sacrificados, honrados y justos, amables, considerados, misericordiosos.
                                                        (Juan Pablo II, Homilía en Phoenix Park, 29. IX. 1979)
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           Tiempo Ordinario, ciclo B – año Impar
Día 21. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO.
Santa Inés, mártir, siglo IV
Catecismo. El Misterio de la aparente impotencia de Dios, n. 272-274

Día 22. lunes. San Vicente, diácono de Zaragoza y mártir, siglo III-IV
Cat. El Creador, n. 279-281

Día 23. martes. San Ildefonso, monje y obispo de Toledo, siglo VII
Cat. La catequesis sobre la creación (I), n. 282-285

Día 24. miércoles. San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia
Cat. La catequesis sobre la creación (II), n. 286-289

Día 25. jueves. Conversión de San Pablo
Cat. La vida del hombre: conocer y amar a Dios, n. 1-3

Día 26. viernes. Santos Timoteo y Tito, obispos de las Iglesias
de Éfeso y Creta, siglo I
Cat. La creación: obra de la Santísima Trinidad, n. 290-292

Día 27. sábado de la II semana.
Santa Ángela de Mérici, Comunidad Hermanas Ursulinas, 1474-1540
Cat. “El mundo ha sido creado para gloria de Dios”, n. 293-294
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HISTORIA DE PALESTINA. Relato n. 12
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jueves, 18 de enero de 2024

 HISTORIA DE PALESTINA
  Período Romano 63 a. C. – 325 d. C.
 
      El papel de Roma como árbitro en las luchas de sucesión al trono entre Hircano II y Aristóbulo II, abre el período de influencia y dominio romano.
      Hircano II, a instancias de su consejero idumeo Antípatro, cede ante la tentación de independencia de solicitar ayuda de Aretas, rey nabateo. Pompeyo desbarata sus planes entrando con sus tropas de inmediato en Jerusalén (63 a.C.) y aunque confirma la autoridad de Hircano II, nombrándole Sumo Sacerdote, le somete ahora a la autoridad del gobernador romano de Siria.
      Herodes (37–4 a.C.) Hijo de Antípatro, con su habilidad conseguirá del segundo triunvirato de Roma el título de Rey. A su muerte, Augusto divide su reino entre sus hijos: Arquelao gobierna en Judea (4 a.C.–6 d.C.), Herodes Antipas, Galilea y la Perea (4 a.C.–39 d.C.) y Filipo, la Traconítide e Iturea (4 a.C. –34 d.C.).
 
JESÚS NACE EN TIEMPO DE AUGUSTO (27 a.C.–14 a.C.)
EL AÑO 6 a.C. “EN TIEMPOS DEL REY HERODES (Mt 2,1),
Y MUERE EN TIEMPO DE TIBERIO (14-37 d.C.),
SIENDO GOBERNADOR DE JUDEA PONCIO PILATO (Lc 3,1)
 
Gobernadores Romanos. Destituido Arquelao y desterrado a las Galias, Judea pasa a ser gobernada directamente por la institución de los procuradores. Citamos exclusivamente aquellos que intervienen en la vida de Jesús y en el nacimiento de la Iglesia: Copronio (6.15), Valerio Graco (15-26), Poncio Pilato (26-36), Antonio Félix (52-60), Porcio Festo (60-64) y Gesio Floro (64-66).
 
Primera revuelta judía. (66-73. El despotismo romano, la propagación de la idolatría, las luchas ideológicas entre fariseos, saduceos, esenios y herodianos, indujeron a que un grupo de insurrectos, llamados zelotas, se apoderaran de Jerusalén el año 67. Vespasiano y luego su hijo Tito se encargaron de sofocar la revuelta hasta el asedio y destrucción del Templo, el año 70.
 
Segunda revuelta judía. (132-135). Simón Bar-Kakhba encabezaría esta revuelta con la conquista de Judea y la inmediata renovación del ritual del sacrificio en el Templo. El emperador Adriano la sofoca, y destruye Jerusalén “arándola” concienzudamente, signo inconfundible de un propósito de total aniquilamiento, hasta el punto de construir sobre ella una nueva ciudad: Aelia Adriana Capitolina. Aquí termina la soberanía judía sobre Palestina, hasta el nuevo estado de Israel en 1948.
 
Segundo período romano. (135-325). Durante este período, tanto el judaísmo como el cristianismo, viven una larga etapa de persecuciones y catacumbas que resultará evangélicamente fecunda.
      Para el judaísmo, es la era del Talmud, que se gesta en este período. Los rabinos y las sinagogas tuvieron un papel preponderante en semejante empresa, con florecimiento de los centros de estudio de Yamnia y Tiberíades.
      En la ciudad de Yamnia, precisamente, lleva a cabo Johanan Ben Zakkai, desde el 70, recopilación de los textos de la Ley, sus comentarios y exégesis, fundamento del Talmud. Por otra parte, en Tiberíades, desde el año 250, los discípulos del rabino Judá Hanasi redactarían la Ley oral que se conoce por la Misná. Y posteriormente, añadida la Guemará a la Misná, conformarán el Talmud. Para el cristianismo, es la época de las comunidades judeo-cristianas, que tan interesante huella ha dejado tras de sí, y que el Estudio Bíblico Franciscano de la Flagelación, con el P. Bagatti al frente, ha desvelado con tanto mérito e interés para la teología bíblica actual.
                   (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, p. 31-32, relato n. 12)

domingo, 14 de enero de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 14 al 20 enero 2024
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 El conocimiento de sí mismo
      El conocimiento más perfecto de la infinita grandeza de Dios va unido
al reconocimiento más preciso de la propia miseria; de tal manera que el
reconocimiento de las propias limitaciones es como un presupuesto necesario
para alcanzar a Dios.
     Donde se ha difuminado el sentido de pecado, allí se desvanece el sentido
de Dios: no se ve a Dios porque no se ven las miserias que lo ocultan: se produce
-en frase de Buber- “el eclipse de Dios”.     
(Juan Luis Lorda, Para ser cristiano, p. 40)
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                Tiempo Ordinario, ciclo B – año Impar
Día 14. DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO.
San Juan de Ribera, religioso, siglo XVI
Catecismo. Los símbolos de la fe, n. 185-197

Día 15. lunes de la II semana.
San Mauro, abad, siglo VI
Cat. Creo en Dios Padre, n. 198-202

Día 16. martes de la II semana.
San Marcelo I, Papa, siglo IV
Cat. Dios revela su nombre, n. 203-209

Día 17. miércoles. San Antonio, abad, 250-356
Cat. “Dios misericordioso y clemente”, n. 210-213

     Del 18 al 25 Octavario de oración por la unidad de los cristianos
Día 18. jueves de la II semana.
Santa Prisca o Priscila, mártir, sigo I
Cat. Dios, “El que Es”, es Verdad, n. 214-217

Día 19. viernes de la II semana.
San Mario, obispo, siglo VI
Cat. Dios es Amor, n. 218-221

Día 20. sábado de la II semana.
San Sebastián, soldado romano, mártir, siglo IV
Cat. El Todopoderoso, n. 268-271
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HISTORIA DE PALESTINA En los albores del tiempo (IV)
Período de Restauración- Período Helenístico. Capítulo n. 11
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sábado, 13 de enero de 2024

HISTORIA DE PALESTINA
En los alborees del tiempo (IV)
Período de Restauración – Período Helenístico

Período de Restauración (538 - 333 a. C.) A la dominación babilónica sucede la del impero persa, cuyo rey Ciro permite, sin embargo, el año 538, que vuelvan unos 40.000 repatriados conducidos por Zorobabel. El 520 se inicia la redificación del Tempo y cinco años después se celebra su consagración.

La segunda repatriación la encabeza Esdras, sacerdote Artajerjes concede a Nehemías, su copero, en 455, levantar los muros de Jerusalén. La administración interna, sin embargo, pasará a manos del Sumo Sacerdote, en función hereditaria, institución que permanece bajo el imperio persa y helénico. (Es 1-10; Ne 1-13).

Período Helenístico (333 – 63 a.C.)
Alejandro el Grande conquista Palestina el 332. Un año después de su muerte, sus generales se reparten su vasto imperio. Los Tolomeos o Lágidas se quedan con Egipto y Palestina, y los Seléucidas con Siria. Judea es sometida a los Tolomeos hasta el 177 a.C., en que, disputada por los Seléucidas, pasa a dominio de éstos. Tolomeo II (285-246 a.C.) es quien manda traducir la Biblia al griego, la llamada versión de los Setenta (LXX).

Antíoco IV Epífanes (175-163 a.C.)
, se comporta como un vehemente helenizador de los territorios ocupados, hasta el punto de exigir que se adorase a Zeus en el Tempo. Precisamente porque impone la helenización de la cultura, Matatías de Modín, con sus hijos, se lanza a una guerra de guerrillas, recogida en los libros de los Macabeos.

Judas Macabeo, 164, después de violentas luchas contra los Seléucidas, purifica el Templo instituyendo la fiesta de las Luces o “Hanuká”, logra la independencia, y el 128 se reconquista las fronteras de David y de Salomón. A los hermanos macabeos (Judas, Jonatán y Simeón) les sucede la dinastía asmonea.

Juan Hircano
(134-104) conquista Transjordania y el litoral adueñándose de la Via Maris y de la Ruta de los Reyes. Luego procede a extender sus dominios a Idumea, parte de Samaría y de la zona costera. Los límites de Judea se describen en el libro de Judit (1,8-9; 2,28; 3, 1-6). A su largo reinado le sucede su hijo Judas Aristóbulo I, que reina sólo un año.

Alejandro Janneo asume el título de rey y rige sus dominios desde 103 al 76 a.C. Su lucha contra los fariseos y saduceos será objetivo prioritario de su reinado y lleva con sus conquistas a su máxima extensión al estado macabeo. En el 76 le sucede su viuda Alejandra. En el 67 Hircano II sucede a su madre, pero sufre la suplantación por su hermano Aristóbulo II (67.63 a. C.) como rey y Sumo Sacerdote.

                 (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, p. 30-31, relato n. 11)

domingo, 7 de enero de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 7 al 13 enero 2024
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El conocimiento de sí mismo
      El conocimiento más perfecto de la infinita grandeza de Dios va unido al
reconocimiento más preciso de la propia miseria; de tal manera que el 
reconocimiento de las propias limitaciones es como un presupuesto necesario 
para alcanzar a Dios.
     Donde se ha difuminado el sentido de pecado, allí se desvanece el sentido 
de Dios: no se ve a Dios porque no se ven las miserias que lo ocultan: se produce
 -en frase de Buber- “el eclipse de Dios”.
                                                 (Juan Luis Lorda, Para ser cristiano, p. 40, Colección Patmos 204)
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                          Tiempo de Navidad
Día 07. DOMINGO. BAUTISMO DEL SEÑOR, fiesta
Catecismo. El Bautismo de Jesús, n. 535-537
                 Termina el Tiempo de Navidad
                         Tiempo Ordinario
Día 08. Lunes de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Severino, presbítero y monje, siglo V
Cat. “Yo sé en quien tengo puesta mi fe”, n. 150-152

Día 09. martes de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir, siglo IX
Cat. La fe y la inteligencia, n. 156-159

Día 10. miércoles de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Gregorio de Nisa, obispo, siglo IV
Cat. Libertad, necesidad y perseverancia de la fe, n. 160-162

Día 11. jueves de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Tomás de Cori, presbítero franciscano, 1655-1729
Cat. La fe, comienzo de la vida eterna, n. 163-165

Día 12. viernes de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Benito Biscop, abad, siglo VII
Cat. La fe, un acto personal y eclesial, n. 166-171

Día 13. Sábado de la I semana del Tiempo Ordinario.
San Hilario de Poitiers, obispo y doctor de la Iglesia, siglo IV
Cat. Una sola fe, n. 172-175
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HISTORIA DE PALESTINA En los albores del tiempo (III)
De los Patriarca a los Jueces / Las Monarquías. Capítulo n. 10
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jueves, 4 de enero de 2024

 HISTORIA DE PALESTINA
En los alborees del tiempo (III)
 
DE LOS PATRIARCAS A LOS JUEVES (1850 – 1020 A. C.)
      Período de los Patriarcas. Comprende, desde la salida de Abrahán de Ur de los Caldeos (1850 a.C.), hasta el Éxodo (1250 a.C.), la historia de Abrahán, de Isaac, de Jacob y la bajada de éste con sus hijos a Egipto (Gn 12-50), a mediados de la Era de Bronce (Gn 11-25).
      Período del Éxodo (1250 a.C.). Abarca la salida de Moisés de Egipto y la peregrinación por el desierto (Libro del Éxodo y Números).
      Período de Asentamiento (1220 – 1200 a.C.). A lo largo del siglo XIII a.C. el pueblo se asiente en la Tierra Prometida, conquistando parte de Canaán, (Libro de Josué y Jueces). Se corresponde con la decadencia de los imperios Egipto, Babilónico, Mitani e Hitita y la llegada de los pueblos del Mar. Aunque coincide ya con el Edad de Hierro, éste, no aparece de manera manifiesta extendido, el Palestina, hasta el siglo X (1S 13, 19-23).
      Período de los Jueces (1200 a.C.). Durante casi 200 años los israelitas fueron gobernados por personalidades investidas del favor divino y dotados de habilidades políticas y militares con que se ganaban la confianza del pueblo. Otoniel, Ehud, Samgar, Débora, Gedeón, Jefté, Tolá, Yair, Ibsan, Elou, Abadón, Sansón. (Libro de los Jueces).
 
LA MONARQUÍA (1020 – 587 A.C.)
      Saúl. Su primer rey (1020-1010 a.C.), logra arrojar a los filisteos de las zonas montañosas y hacerles retroceder a la Filistea (1S 10-31; 1Cr 10), Pero la unidad del reino (1010-930 a.C.) se lleva a cabo con David y Salomón (2S 2-24; 1R 1-2, 1C 11-29).
      David (1010-970 a.C) funda una dinastía que perdura 400 años hasta la conquista babilónica. Tiene a Jerusalén como capital y alcanza su máxima extensión llegando hasta el Éufrates. Salomón, que llegará a convertir su sabiduría en proverbial (970-931 a.C.), edificó el primer templo y los palacios reales. Funda y fortifica numerosas ciudades, como Hazor, Meguido, Gezer o Etzion-Geber en el Mar Rojo. Y el pueblo ve complacido cómo Jerusalén se transforma hasta alcanzar la categoría de una gran metrópoli donde afluye la riqueza y el comercio.
      A la muerte de Salomón, 931, se divide el reino en dos monarquías. Diez tribus norteñas, siguiendo a Jeroboán, forman el Reino de Israel con capital sucesivamente en Siquém, Tirsá y Samaría, y el reinado de 20 monarcas. Cae el año 721, cuando irrumpe en todo el Oriente el imperio asirio con Sargón II, quien deporta a su población a Nínive y sustituye por colonos extranjeros (1R 12-22, 2R 1-25, 2C 10-36).
      Las tribus de Judá y Benjamín permanecen fieles a la dinastía davídica y forman el Reino de Judá, gobernado por 21 reyes, que perdura hasta el 587 a.C., fecha en que Nabucodonosor, rey de Babilonia, destruye el Templo y deporta a sus ciudadanos al desierto.
      Durante ambos reinados actuaron con atrevido denuedo y fervoroso ahínco los profetas que se afanaron por avisar al pueblo elegido de su comprometida obligación para con Dios. Y a lo largo de tres siglos, denunciaron la corrupción e infidelidades de monarcas y pueblo, que conllevaría la caída de ambos reinos, al igual que la de otros imperios. La presencia del profetismo perdurará hasta el siglo después de la destrucción de Jerusalén.
             (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, p. 29-30, relato n. 10)