jueves, 21 de marzo de 2024

 DESPIERTA Y COMBATE A LOS BÁRBAROS
QUE ARRUINAN TU VIDA
   4. ¿Nadie va a hacer nada?
5. Micro-cobardías y macro-traiciones
 
“Nadie comete un error mayor que el que no hace nada porque cree que sólo puede hacer un poco” Edmund Burke
“Las patrias son defendidas por los pobres y vendidas por los ricos” Charles Péguy
 
      Eso nos preguntamos muchos catalanes libres de nacionalismo años antes de que los dirigentes independentistas dieran el golpe de Estado y proclamaran de forma unilateral la independencia de Cataluña. “¿Nadie va a hacer nada?”, era un grito recurre te en la calle. “No te preocupes, Madrid reaccionará” decían unos. “Nuestra burguesía está a punto de dar un paso adelante”, comentaban otros. Al final, nada de nada.
      Todo el mundo estaba pendiente de que alguien hiciera algo. Pero casi nadie hizo nada… Se instaló una especie de conciencia generalizada de delegación de responsabilidades. Nadie se sentía capaz de hacer nada porque todos esperábamos a que alguien hiciera algo.
 
      Esa macro-traición de las élites, unida a los miles de micro-cobardías de la gente común, puso en bandeja al nacionalismo el ser hegemónico, tanto en Cataluña como en el País Vasco. Ahora lamentamos esos miedos, todos los respetos humanos o el mirar para otro lado. También el vivir acomodado “sin buscarnos problemas”, mantener los cálculos para no se estigmatizados o la falta de arrojo para frenar el odio.
      Y vemos los resultados de esa cobardía: una sociedad dividida; restricciones de las libertades; empobrecimiento económico; huida de empresas y poblaciones; un ambiente de odio y violencia, que sigue latente, y la falta de esperanza en una vida mejor.
      El nacionalismo supremacista fue ganando terreno gracias a nuestra inacción en forma de miles de mico-cobardías, y esa es la lección que debemos sacar hoy ante la izquierda revolucionaria, hegemónica en la opinión pública: o nos damos cuenta de que estamos sumidos en una verdadera guerra cultural que busca atrapar el Poder político para transformar nuestra forma de vida basada en la libertad y en la dignidad de las personas, o los lloros y lamentos del futuro, cuando los bárbaros se hagan con el Poder total y nos conviertan en ciudadanos de segunda, no servirán de nada.
      Seamos realistas, las élites están llamadas, con excepciones, a cometer nuevas traiciones. Eso se palpa todos los días y poco podemos hacer. Una buena parta de la clase política, empresarial, intelectual, no está ni se le espera cuando hay que plantar cara a esos bárbaros. En privado, se muestran muy preocupados: “¡Algo tenemos que hacer!”, siempre hablando en plural, claro. Pero cuando llega el momento y toca rascarse el bolsillo, significarse o asumir algún riesgo, ay, amigo, los nervios aloran y se tartamudea unos lugares comunes. Paciencia, paciencia, que no estamos tal mal” O el tan socorrido: “Prudencia; prudencia; seamos prudentes… y desaparecen de la escena con una rapidez digna de un atleta.
      Hay que descontar a las élites para ganar a esta guerra cultural. Es triste decirlo, pero actúan, la mayoría de ellas, de manera muy similar a los nobles escoceses de la épica película “Braveheart” de Mel Gibson. Cuando están a punto de conseguir la victoria, pactan con el enemigo proteger sus tierras y privilegios dejándose tirado en el campo de batalla.
            (autor Álex Rosal, LIBROSLIBRES, con el título que encabeza, capítulo 3, p. 27-28)

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