DESPIERTA Y COMBATE A LOS BÁRBAROS
QUE ARRUINAN TU VIDA
4. ¿Nadie va a hacer nada?
5.
Micro-cobardías y macro-traiciones
Esa macro-traición de las élites, unida a los miles de micro-cobardías de la gente común, puso en bandeja al nacionalismo el ser hegemónico, tanto en Cataluña como en el País Vasco. Ahora lamentamos esos miedos, todos los respetos humanos o el mirar para otro lado. También el vivir acomodado “sin buscarnos problemas”, mantener los cálculos para no se estigmatizados o la falta de arrojo para frenar el odio.
Y vemos los resultados de esa cobardía: una sociedad dividida; restricciones de las libertades; empobrecimiento económico; huida de empresas y poblaciones; un ambiente de odio y violencia, que sigue latente, y la falta de esperanza en una vida mejor.
El nacionalismo supremacista fue ganando terreno gracias a nuestra inacción en forma de miles de mico-cobardías, y esa es la lección que debemos sacar hoy ante la izquierda revolucionaria, hegemónica en la opinión pública: o nos damos cuenta de que estamos sumidos en una verdadera guerra cultural que busca atrapar el Poder político para transformar nuestra forma de vida basada en la libertad y en la dignidad de las personas, o los lloros y lamentos del futuro, cuando los bárbaros se hagan con el Poder total y nos conviertan en ciudadanos de segunda, no servirán de nada.
Seamos realistas, las élites están llamadas, con excepciones, a cometer nuevas traiciones. Eso se palpa todos los días y poco podemos hacer. Una buena parta de la clase política, empresarial, intelectual, no está ni se le espera cuando hay que plantar cara a esos bárbaros. En privado, se muestran muy preocupados: “¡Algo tenemos que hacer!”, siempre hablando en plural, claro. Pero cuando llega el momento y toca rascarse el bolsillo, significarse o asumir algún riesgo, ay, amigo, los nervios aloran y se tartamudea unos lugares comunes. Paciencia, paciencia, que no estamos tal mal” O el tan socorrido: “Prudencia; prudencia; seamos prudentes… y desaparecen de la escena con una rapidez digna de un atleta.
Hay que descontar a las élites para ganar a esta guerra cultural. Es triste decirlo, pero actúan, la mayoría de ellas, de manera muy similar a los nobles escoceses de la épica película “Braveheart” de Mel Gibson. Cuando están a punto de conseguir la victoria, pactan con el enemigo proteger sus tierras y privilegios dejándose tirado en el campo de batalla.
(autor Álex Rosal, LIBROSLIBRES, con el título que encabeza, capítulo 3, p. 27-28)
No hay comentarios:
Publicar un comentario