Ø Los que
promueven la división en la sociedad con la lucha de clases, de sexos, de
culturas y de religiones, frente a los que creemos que nos enriquecemos
mutuamente y crecemos como sociedad si colaboramos con lealtad entre todos.
Ø Los que quieren
un Estado grande y omnipresente que todo lo abarque, frente a los que
preferimos que sean los individuos los que generen iniciativas y, sólo en el
caso de que la sociedad civil logre sus propósitos, intervenga la
Administración como último recurso.
Ø Los que quieren
adueñarse de las propiedades de los demás, frente a los que defendemos la
propiedad privada como un pilar de la sociedad.
Ø Los que no
cumplen las Leyes, frente a los que si estamos dispuestos a cumplirlas.
Ø Los que fomentan
el odio al hombre, frente a los que, considerándonos pro-mujer. No somos
anti-hombre, y valoramos la complementariedad entre ambos.
Ø Los que no
reconocen ni respetan la pluralidad de los demás, frente a los que aceptamos
que existan distintos puntos de vista y maneras de pensar.
Ø Los que sólo
exigen derechos, frente a los que consideramos que tenemos derechos, pero
también deberes y obligaciones como ciudadanos.
Ø Los que reclaman
ayudas y subvenciones permanentemente, frente a los que intentamos generar
riqueza y pagar con nuestros impuestos el bienestar común.
Ø Los que quieren
utilizar el idioma como arma política, frente a los que consideramos que el
lenguaje debería ser un medio para comunicarnos sin más connotación ideológica.
Ø Los que
promueven todo tipo de adicciones en nombre de la libertad, frente a los que
queremos apartar esas esclavitudes modernas de entre nosotros.
Ø Los que
desprecian el Cristianismo y apoyan con entusiasmo iniciativas del mundo
musulmán, frente a los que creemos que las sociedades abiertas y el respeto por
los derechos humanos son fruto de una civilización que hunde sus raíces en los
valores del Evangelio.
Ø Los que quieren
hacer de su deseo Ley, frente a los que no queremos rebelarnos contra la
naturaleza.
Ø Los que
cosifican a las personas, frente a los que defendemos la dignidad del ser
humano.
Ø Los que
consideran que los niños no son de los padres, frente a los que no queremos que
los políticos adoctrinen a nuestros hijos.
Ø Los que señalan
un único camino a la mujer que tiene un embarazo imprevisto, frente a los que
creemos que con ayudas esa embarazada puede sacar adelante a su bebé.
Ø Los que empujan
a los ancianos al suicidio asistido, frente a los que reclamamos la extensión
de los cuidados paliativos para aliviar el dolor.
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