DESPIERTA Y COMBATE A LOS BÁRBAROS
QUE ARRUINAN TU VIDA
8.
Cuando la No-Izquierda accede al Gobierno, pero no al Poder.
9. Destructores sociales.
“Si la libertad
es hoy humillada o encadenada, no lo es porque sus enemigos han usado la traición,
sino porque sus amigos presentaron la renuncia”. (Albert Camus)
¿Y la No-Izquierda? No ha leído a
Gramsci… y se nota en su inacción política. Esa No-Izquierda que representa, en
buena medida, a los considerados liberales, conservadores, centristas,
reformistas, socialcristianos y algunos socialdemócratas, suele llegar al
Gobierno, tanto en España, Europa o Iberoamérica, cuando la crisis económica,
unida a la corrupción, se descontrola, y se reclama su presencia como quien
llama al contable para que ordena las facturas. Pero, salvo cuadrar las cuentas
públicas y cuatro cosas más, su programa electoral no se cumple, provocando un
gran enfado en parte de su electorado y militancia. Y así se repite de manera
cíclica.
Y esos políticos se defienden: “No
podemos hacer nada… la opinión pública nos aplastaría si aprobamos tal o cual
asunto” Y tienen, en gran parte, razón. Pueden gobernar, pero no ostentas
ningún poder real. Les dejan hacer lo imprescindible para que el país pueda
funcionar -sobre todo la economía- pero no lograr llevar a cabo ni8nguna acción
de calado que pueda transformar la sociedad.
Lo fiaron todo a la política y a la
economía sin tener en cuenta que sin “hegemonía cultural” no se tienen ninguna
opción de poder cambiar nada. Compraron el marco mental construido por la
izquierda y abandonaron la batalla cultural. El resultado es bien patente: la
izquierda revolucionaria se impone de forma avasalladora en todos los cambios
sociales que lidera.
Inspirados en Antonio Gramsci, el
fundador del Partido Comunista Italiano, hay un tipo de personas cuya
dedicación profesional es “destruir” lo establecido para ir “formando la
sociedad que nosotros queremos”
Quieren construir una nueva humanidad, un
nuevo hombre, inspirado en el concepto soviético -aunque nunca lo reconocerán-,
y para ello hay que destruir lo que ya existe para que haga sitio a lo nuevo.
Los “destructores sociales” tienen la
función de ir moldeando a la sociedad, cambiando las creencias y las formas de
pensar de la gente, para que vayan aceptando, poco a poco, el “nuevo paraíso”
que debe implantarse.
No hace falta decir que muchos de esos
“destructores sociales” son marxistas o anarquistas, y tienen claro que para
cambiar las mentes de las personas deben desarrollar una hoja de ruta a medio
plazo, que incida en aquellos ámbitos que ayudan a transformar las ideas:
medios de comunicación, series de televisión, películas, teatro, novelas,
ensayos, educación, universidad… Guerra cultural en vena”
(autor Álex Rosal, LIBROSLIBRES, con el
título que encabeza, capítulo 5, p. 30-32)
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