Perdón, perdón y gracias
“Con el fin
de adaptarme anímicamente a la Ley de Memoria Democrática de Sánchez, Bolaños,
Marlaska, Podemos, ERC y la ETA, necesito pedir perdón. Y lo hago, en hinojos y
humillado desde una petición de misericordia iluminada por la gratitud
histórica. Quiero agradecer desde aquí a socialistas y comunistas su entereza y
coraje por fusilar sin dudas a cinco mil peligrosos elementos de la Reacción
conservadora en Paracuellos del Jarama, entre ellos, a 267 menores de edad.
Obviamente, esos asesinatos, ya perdonados por la Ley de Amnistía, no pueden
calificarse como tales. Cuando la izquierda fusila, ejecuta a fascistas. Cuando
lo hace la derecha, asesina. Perdón por haberme confundido.
Como nieto de
un ejecutado en Paracuellos, el escritor y comediógrafo Pedro Muñoz-Seca,
quiero pedir perdón a socialistas y comunistas por haberlos responsabilizado de
su muerte. El culpable fue él, escribiendo lo que no gustaba a socialistas ni
comunistas. Y les agradezco, con muchos años transcurridos después de su
valiente gesta, de haberse mofado de Muñoz-Seca, cuando herido de muerte sobre
la tierra de Paracuellos, tuvo que esperar más de cuatro minutos de agonía
mientras los milicianos, con gran sentido del humor, se reían de sus últimos
estertores, para recibir el tiro de gracia. Y deseo agradecerles la eficacia de
su tiro de pistola en la sien, tardío pero definitivo, prueba de la caridad y
humanidad de quienes se vieron obligados, por culpa de sus comedias, a terminar
con su vida.
Pido perdón
en nombre de la familia Ceñal. Ocho hermanos asturianos. Ramón y Rafael y el
mayor de todos no se hallaban aquella noche en su casa. Los primeros estaban en
el Seminario, y el tercero se había incorporado al Ejército Nacional, el que
ganó la guerra y hoy, afortunadamente, la ha perdido con más de 80 años de
retraso. Pido perdón en nombre de su madre, que vio cómo, con justicia
revolucionaria, se llevaron a sus cinco hijos para fusilarlos por el terrible
delito de creer en Dios, y entre los cinco, al más pequeño, que había cumplido
diez años de edad. Pido perdón a los que se vieron inducidos a fusilar a esos
cinco jóvenes y peligrosos cristianos, y lo hago también en nombre de su madre,
que no supo interpretar la situación, perdió la cabeza, y se fue apagando poco
a poco en un hospital con un rosario entre las manos hasta que su merecido
sufrimiento terminó con su vida.
Pido perdón y
agradezco a socialistas y comunistas el fusilamiento de los cinco hermanos De
la Quadra Salcedo y Arrieta Mascarúa. De los obispos, sacerdotes, religiosos,
seminaristas, monjas y hermanas de la Caridad que murieron torturados y
fusilados, ellas previamente violadas, por su empecinamiento antidemocrático de
creer en Dios y no dar su brazo a torcer, prueba inequívoca de su soberbia,
renegando de su fe. Pido perdón a socialistas y comunistas y al presidente de
la Generalidad de Cataluña, Luis Companys, por las muchas decenas de miles de
militares y paisanos ejecutados, por no tener cabida, lugar ni sitio en la
España roja y separada, paraíso de la igualdad, de Largo Caballero, Negrín,
Prieto y Stalin. Y como la nueva Ley de Memoria Democrática alcanza hasta 1982,
ruego encarecidamente a la ETA, hoy gobernante con sus votos, que me perdone
por no saber aceptar las ejecuciones –jamás asesinatos–, de los vascos y demás
españoles que no perdieron ni un segundo en intentar ser comprensivos con la
valentía de sus comandos. Especialmente, los comandos que asesinaron niños,
futuros fascistas.
Pido perdón y
agradezco que, al fin, gracias a la Ley de Memoria Democrática de Sánchez,
Bolaños, Marlaska, Podemos, ERC y la ETA, haya alcanzado la luz de la verdad, y
aprendido la diferencia que se establece entre el asesinato derechista y la
ejecución obligada por motivos de progreso, sostenibilidad, empoderamiento y
futuro.
Perdón,
perdón, y gracias mil, Sánchez, Bolaños, Marlaska, ERC, Podemos y la ETA”.
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(Publicado, periódico El
Debate, COSAS QUE PASAN ALFONSO USSÍA, 20,11,2021)
Mucho se viene hablando y escribiendo sobre nuestro pasado sobre la nuestra
última guerra civil, en ocasiones, con falta de objetividad y rigor histórico.
En ella, en Paracuellos, muchos asesinatos, hoy muchos santos canonizados,
todos mártires. Hoy nos debemos al perdón y a no pretender sacar rédito
desfigurando los hechos.