domingo, 27 de abril de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
Siguiendo el Año litúrgico, del 27 abril al 3 mayo 2025
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       Me es sumamente agradable este decidido propósito tuyo de
hacerte santa. Bendigo tus esfuerzos y te daré la oportunidad de
santificarte. Sé atenta para que no se te escape ninguna oportunidad
de Mi providencia te dará para santificarte. Si no logras aprovechar
una oportunidad dada no pierdas la calma, sino que humíllate
profundamente ante Mí y sumérgete toda con gran confianza en Mi
misericordia y así ganarás más de lo que has perdido, porque a un
alma humilde se da con gran generosidad, más de lo que ella
misma pida.      
(Santa María Faustina Kowalska, DIARIO, n. 1361, p. 486-87)
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                 Termina la Octava de Pascua
Día 27. DOMINGO II DE PASCUA o DE LA DIVINA MISERICORDIA.
Nuestra Señora de Montserrat
Cat. El año litúrgico, n. 1168-1171

                     Tiempo Pascual

Día 28. lunes de la II semana.
San Pedro Chanel, presbítero y mártir, siglo XIX
Cat. El sacramento del Bautismo, n. 1213-1216

Día 29. martes de la II semana.
Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, siglo XIV
Cat. Las prefiguraciones del Bautismo Antigua Alianza, n. 1217-1222

Día 30. miércoles de la II semana.
San Pío V, papa, siglo XVI
Cat. La iniciación cristiana, n. 1229-1233

Día 01. jueves de la II semana.
San José Obrero
Cat. La mistagogia de la celebración, n. 1234-1245

Día 02. viernes de la II semana.
San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, años 295-373
Cat. Bautismo de niños y adultos, n. 1246-1252

Día 03. sábado de la II semana.
Santos Felipe y Santiago, apóstoles, fiesta
Cat. La Iglesia apostólica, n. 857
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TIERRA SANTA /Ciudades en torno al lago, relato 44
LA FAMILIA ES EL SANTUARIO DE LA VIDA
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jueves, 24 de abril de 2025

LA FAMILIA, CÉLULA VITAL DE LA SOCIEDAD
b. (1). La familia es el santuario de la vida

 230.  El amor conyugal está por su naturaleza abierto a la acogida de la vida. (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2366). En la tarea procreadora se revela de forma eminente la dignidad del ser humano, llamado a hacerse intérprete de la bondad: y de la fecundidad que proviene de Dios: “La paternidad y la maternidad humanas, aún siendo biológicamente parecidas a las de otros seres de la naturaleza, tienen en sí mismas, de manera esencial y exclusiva, una “semejanzacon Dios, sobre la que se funda la familia, entendida como comunidad de personas unidas en el amor.

      La procreación expresa la subjetividad social de la familia e inicia un dinamismo de amor y de solidaridad entre las generaciones que constituye la base de la sociedad. Es necesario redescubrir el valor social de partícula del bien común ínsita en cada nuevo ser humano: cada niño “hace de sí mismo un don a los hermanos, hermanas, padres, a toda la familia. Su vida se convierte en don para los mismos donantes de la vida., los cuales no dejarán de sentir la presencio del hijo, su participación en la vida de ellos, su aportación a su bien común y al de la comunidad familiar”. (Juan Pablo II, Gratissimam sane, 11)   

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 231. La familia fundada en el matrimonio es verdaderamente el santuario de la vida, “el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a los que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano” (Juan Pablo II, Centesimus amnus, 39)

      Las familias cristianas tienen, en virtud del sacramento recibido, la peculiar misión de ser testigos y anunciadoras del Evangelio de la vida. Es un compromiso que adquiere, en la sociedad, el valor de verdadera y valiente profecía. Por este motivo, “servir el Evangelio de la vida supone que las familias, participando especialmente en asociaciones familiares, trabajan para que las leyes e instituciones del Estado no violen de ningún modo el derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, sino que la defiendas y promuevan” (Juan Pablo II, Carta encíclica Evangelium vitae 93)

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 232. La familia contribuye de modo eminente al bien social por medio de la paternidad y la maternidad responsables, formas peculiares de la especial participación de los cónyuges en la obra creadora de Dios. (Concilio Vaticano II, Constitución. Pastoral Gaudium et spes 50).

      La carga que conlleva esta responsabilidad, no se puede invocar para justificar posturas egoístas, sino que debe guiar las opciones de los cónyuges hacia una generosa acogida de la vida: “En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en práctica, ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa, ya sea con la decisión tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido”. (Pablo VI, Carta encíclica Humanae vitae, 10). Las motivaciones que deben guiar a los esposos en el ejercicio responsable de la paternidad y de la maternidad, derivan del pleno reconocimiento de los propios deberes hacia Dios, hacia sí mismos, hacia la familia y hacia la sociedad en una justa jerarquía de valores. 
            (Librería Editrice vaticana, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, (b, 1) edición 2005, p. 131-133)

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TIERRA SANTA. Altiplano Occidental
Ciudades en torno al lago. Relato 44

Tel El Oreime (zona occidental) Es el lugar de la Genesaret evangélica, que da nombre al lago y a la amplia y fértil llanura que se abre a sus pies. Corresponde a la Kineret del A. Testamento (Jos 19,35) que hunde sus raíces en las épocas del Bronce y del Hierro. En 1928 se descubrió una inscripción que celebra los triunfos del faraón Tutmosis III en Meguido, en 1478 a.C. Las históricas cuevas de Wadi el Amut aportaron, en 1925, un cráneo humano del Neanderthal y  del periodo paleolítico: “el hombre galileo del paleóntropo palestinense”.

 Las grutas de Arbela. Frente a Magdala se abre la llanura de Genesaret, por donde transcurre el Wadi Al-Hamam (valle de los pichones). Es un desfiladero con numerosas cuevas (1M 9.2), en que se refugiaron los macabeos ante el acoso que hubieron de soportar por parte del general seléucida Báquides, en el 160 a.C. En tiempo de Herodes, fueron masacrados en este mismo lugar los rebeldes celotas galileos. Era un paso obligado de subida desde el lago al Mediterráneo.

 Magdala (Tariquea, salazones en griego). Situada al noroeste del lago, cruzada igualmente por la Via Maris, se conservan de ella restos arqueológicos que fueron excavados por el P.V. Corbo e 1971. Es la puerta del valle de Genesaret, donde Jesús realizó innumerables curaciones (Mt 34,36) y en la que, en nuestros días, ha surgido el Kibutz Ginosar, en cuyo museo se conserva una barca del siglo I,, hallada en el fondo del lago a la altura del poblado, contemporánea por tanto de Jesucristo. Fue construida alrededor del año 34 a.C. y mide 12 de largo y 2,25 de ancho, con la que se podían transportar hasta 50 personas.

      En tiempos de Jesús la ciudad era muy floreciente por su industria tintorera y de salazones, de ésta le viene el nombre griego de Tariquea con que la conocen los escritores romanos. Tal vez llegó a ser una de las ciudades más importantes, de las que rodean el lago, por las noticias, un poco exageradas, que aporta Flavio Josefo. En la primera revuelta judía, Vespasiano la destruyó de manera inmisericorde. En la tradición cristina, se la supone patria de María Magdalena (Lc 8,2; Mc 15,40-47; Jn 20,14-18).

 Tiberiades. Junto al lago, en la parte occidental, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Tiberias y un poco más al norte, la actual ciudad construida por Herodes Antipas, del 17 al 20, en honor de Tiberio, como capital de su reino o tetrarquía, entre Hammat y Raqqat (Jos 19,35) fue considerada ciudad impura para los judíos, por haber sido edificada sobre el cementerio de Hammat, y estar habitada predominantemente por paganos. El rabí Simón Bar Yokai, en el siglo II, le levantó el entredicho. En tiempos del rey agripa, la ciudad era incluso esplendorosa: contaba con la palacio, estudio, baños, etc. y abundantes aguas proveniente de Yevnael. Defendida por Flavio Josefo, se rindió a Vespasiano durante la revuelta judía.

      Desde el siglo III a.C. comienza a ser centro del judaísmo y la tercera ciudad santa de Israel. El Sanedrín llega desde Séforis para instalarse en ella. Y aquí se dictó la Misná y el Talmud, se añadieron las vocales a la escritura hebrea (masoras) y se aceptó la palabra “nasi” (presidente) para la suprema autoridad religiosa. Como ciudad rabínica que es, posee los sepulcros del rabí Meir (el hacedor de milagros); la del rabí Akiva y, convertida en santuario de gran veneración, la del Maimónides, médico muy curativo, filósofo notable y excelso teólogo, nacido en Córdoba (España). El epitafio de su tumba reza así: “Después de Mosés, nadie más grande que Mosés”.
      Durante el periodo bizantino el conde José de Galilea edificó muchas iglesias en Tiberiades, que fue obispado en el siglo VI. En el periodo árabe tuvo su importancia como capital administrativa. Los cruzados la mantuvieron hasta la derrota de los Cuernos de Hattín. De ellos ha quedado la iglesia de san Pedro, actual convento franciscano.
                     (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, relato 44, p.118-119)

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lunes, 21 de abril de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 20 al 26 de abril 2025
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Tiempo Pascual
Los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección
hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría
y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más
aún, como “un gran domingo”
.    (San Atanasio)
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                     Comienza la Octava de Pascua

Día 20. DOMINGO DE PASCUA DE LA SEÑOR DEL SEÑOR.
Cat. Jesucristo fue sepultado, n. 624-628

Día 21. LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Cat. Al tercer día resucitó de entre los muertos, n. 638-639

Día 22. MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Cat. El sepulcro vacío, n. 640

Día 23. MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
CatLas apariciones del Resucitado, n. 641-644

Día 24. JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
CatEl estado de la humanidad resucitada de Cristo, n. 645-647

Día 25. VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Cat. La Resurrección obra de la Santísima Trinidad, n. 648-650

Día 26. SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA.
Cat. Sentido y alcance salvífico de la Resurrección, 651-655
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LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
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LA RESUCCIÓN DEL SEÑOR
El hecho de la Resurrección del Señor

La resurrección de Jesús es tema central de la predicación apostólica, y forma una unidad indisoluble con el misterio de la crucifixión y de la muerte. “A este Jesús -dice san Pedro-, Dios lo ha constituido Señor y Mesías” (Hch 2,32.36). Es la misma afirmación que encontramos en los discursos de san Pablo: “Os anunciamos -dice en la sinagoga de Antioquía- la realización de la promesa hecha a nuestros padres, que Dios ha llevado a cabo para nosotros, sus descendientes, al resucitar a Jesús, según estaba escrito en el salmo segundo: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy” (Hch 13,32-33).

 La Resurrección es, antes que nada, la glorificación del mismo Cristo, “hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz, por lo que Dios lo exaltó y le otorgó un nombre que está sobre todo nombre” (Flp 2,8-9). Esta glorificación, que le corresponde en atención a su dignidad de Hijo, al mismo tiempo, ha sido conquistada -merecida- por Jesucristo, conforme se subraya en el texto citado de Filipenses: Dios lo exaltó por haber sido obediente hasta la muerte de cruz, es decir, Cristo, obedeciendo, mereció su exaltación. Esta exaltación fue también objeto de esperanza para Cristo, y de oración, conforme se ve p. ej., en Jn 17, 1 y 5.

 En este misterio se manifiesta la íntima naturaleza del Señorío de Jesús: “Si confiesas con tu boca al Señor Jesús y creyeres en tu corazón que Dios lo ha resucitado de entre los muertos, serás salvo”, escribe san Pablo poniendo de manifiesto que la fe en Jesús como Señor está en dependencia de la fe en el acontecimiento supremo en que se manifiesta: la resurrección (cfr Rom 10,9). Es el mismo pensamiento que aparece en los discursos de san Pedro (cfr Hch 2,32. 36; 3, 13-26). La resurrección de Jesús tiene, pues, una dimensión soteriológica indiscutible. Con la resurrección de Jesús, Dios da cumplimiento a sus promesas de un Mesías salvador (cfr Hch 13,30. 32-37). La relación entre la resurrección de Jesús y nuestra salvación es tan estrecha, que san Pablo no duda en afirmar: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe” (1 Co 15,14 y 17).

El testimonio del Nuevo Testamento: el anuncio de Jesús, el sepulcro vacío, las apariciones a los discípulos.

En el Nuevo Testamento se encuentran numerosísimos testimonios referentes a la resurrección del Señor, incluso en aquellos escritos que se detienen poco en la narración de hechos de la vida de Jesús. Hay como una universal urgencia de dar testimonio de la resurrección de Cristo, de forma que este acontecimiento se encuentra reflejado no sólo en los cuatro evangelios, sino en los discursos misioneros de san Pedro y san Pablo recogidos en Hechos, en las cartas paulinas y en otros escritos apostólicos.

 Los relatos de la resurrección, al mismo tiempo que ponen de relieve que existe identidad entre el cuerpo sepultado y el cuerpo resucitado de Cristo, dan fe de que, siendo el mismo, se encuentra en un estado superior en el que no está sometido a las normales leyes físicas. Así se desprende de la forma en que tienen lugar las apariciones: Jesús entre en el cenáculo estando las puertas cerradas (cfr Lc 24,36; Jn 20,19.26). Porque le ven pueden testificar con un testimonio que es único; pero, al mismo tiempo, esa visión es un don de la gracia que, a su vez, han de aceptar por la fe. Jesús dice a Tomás: “Porque me has visto has creído; dichosos lo que sin ver creyeron” (Jn 20,29). Se trata de una auténtica experiencia, que sólo fructifica si es acogida en la fe.

        (Fernando Ocáriz, Lucas F. Mateo-Seco, José Antonio Riestra, El misterio de Jesucristo, 

                           4ª edición, selección texto, p. 457 y ss. Editorial Eunsa)

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domingo, 13 de abril de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 13 al 19 de abril 2025
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Introducción a la Semana Santa

   Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la 
salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida, 
comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.
   En relación con la Semana Santa, el amor y el cuidado de las 
manifestaciones de piedad tradicionalmente estimadas por el pueblo 
debe llevar necesariamente a valorar las acciones litúrgicas, sostenidas 
ciertamente por los actos de piedad popular.
                                 (Del Directorio sobre la Piedad popular y la liturgia, n. 138)
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Día 13. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
Cat. La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, n. 559-560

Día 14. LUNES SANTO
Cat. “Dios le hizo pecado por nosotros”, n. 602-603

Día 15. MARTES SANTO
Cat. Dios tiene la iniciativa del amor redentor universal, n. 604-605

Día 16. MIÉRCOLES SANTO
Cat. Toda la vida de Cristo es ofrenda al Padre, n. 606-607

                    Comienza el Triduo Pascual

Día 17. JUEVES SANTO EN LA CENA DEL SEÑOR
Cat. “El cordero que quita el pecado del mundo”, n. 608-611

Día 18. VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
Cat. La agonía de Getsemaní, n. 612-614

Día 19. SÁBADO SANTO EN LA SEPULTURA DEL SEÑOR
Cat. “Jesucristo descendió a los infiernos”, n. 631-635
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La Muerte del Señor / Como acontecimiento histórico 
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lunes, 7 de abril de 2025

LA MUERTE DEL SEÑOR

La muerte de Jesús como acontecimiento histórico 

      La muerte de Cristo no fue uno de los posibles términos de su vida terrena, sino la meta terrena prevista que consumaba su acción redentora, preordinada por Dios y querida también por la voluntad humana de Jesús. Efectivamente, Él mismo dijo a los discípulos, refiriéndose a su muerte: “Con un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me siento constreñido hasta que se cumpla!” (Evangelio san Lucas 12,50).

      Las narraciones del Nuevo Testamento y las profesiones de fe llevan, en primer lugar, a la cruz como acontecimiento histórico: “Fue crucificado bajo Poncio Pilato”, proclamamos en el Símbolo. Y san Pablo, subrayando que transmite lo que él mismo ha recibido, expone a los fieles de Corinto lo que estima nuclear en el Evangelio: “Pues en verdad os he transmitido, en primer lugar, lo que yo mismo he recibido: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día, según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, luego a los Doce” (1 Corintios 15, 3-5).

      Los evangelios ofrecen una narración amplia de las últimas horas de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su muerte en la cruz. Para destacar la importancia que estas horas revisten para los evangelistas, baste recordar el dato de que la Pasión ocupa una tercera parte del Evangelio de Marcos.

Se comenta a continuación los capítulos:

Las predicciones de Jesús en torno a su muerte

La Última Cena y el sentido de la Pasión

La iniciativa del Padre

El “abandono” de Jesús

La gloria de la cruz

Muerte y sepultura del Señor

    (Fernando Ocáriz, Lucas F. Mateo-Seco, José Antonio Riestra, El misterio de Jesucristo, p.407-408, Editorial Eunsa)

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domingo, 6 de abril de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 6 al 12 de abril 2025
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Necesitamos de los demás

    No podemos florecer sin la capacidad de conversar con otros, sin intercambiar 
experiencias sobre cómo alcanzar el bien y la felicidad en lo concreto, si no nos 
educamos como razonadores prácticos. Nos marchitamos si el entorno no nos 
permite esas actividades, si el estilo de vida nos arrastra en contra de la reflexión
y el diálogo, si nuestras relaciones son nulas, escasas, pobres o tóxicas; si nos 
movemos en un ambiente contaminado. Nos secamos cuando vivimos sin sentido, 
cuando desconocemos quiénes somos en lo más profundo, por qué hacemos lo que 
hacemos o por qué elegimos lo que elegimos.  (Isabel Sánchez, CUIDARNOS, p. 38, Editorial Planeta)
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               ciclo C – año impar, Tiempo de Cuaresma
Día 06. DOMINGO V DE CUARESMA
San Prudencio de Troyes, obispo, siglo IX
Cat. Jesús, piedra de escándalo (I), n. 587-589

Día 07. lunes de la V semana.
San Juan Bautista de La Salle, presbítero, educador y
Fundador Hnos. Escuelas Cristianas, siglo XVIII
Cat. Jesús, piedra de escándalo (II), n. 590-591

Día 08. martes de la V semana.
San Dionisio de Corinto, obispo, siglo II
Cat. El proceso de Jesús, n. 595-596

Día 09. miércoles de la V semana.
Santa María de Cleofás, siglo I
Cat. Los judíos no son responsables colectivamente de la muerte de Jesús, n. 597

Día 10. jueves de la V semana.
San Miguel de los Santos, presbítero trinitario, siglos XVI-XVII
Cat. Todos los pecadores fueron autores de la Pasión de Cristo, n. 598

Día 11. viernes de la V semana.
San Estanislao de Croacia, obispo y mártir, siglo XI
Cat. “Jesús entregado según el preciso designio de Dios”, n. 599-601

Día 12. sábado de la IV semana.
San Alferio, abad, de Salerno, siglo XI
Cat. La subida de Jesús a Jerusalén, n. 557-558
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