miércoles, 27 de noviembre de 2024

LA FAMILIA, CÉLULA VITAL DE LA SOCIEDAD
III, El matrimonio, fundamento de la familia

La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de
unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios
de esta institución, que no depende del hombre, sino de Dios mismo.
“Este vínculo sagrado, en atención al bien, tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio, el cual ha dotado con bienes y fines varios”                                                           (Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, n. 48)

Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio
ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio
tiene características propias, originarias y permanentes.
“A pesar de los numerosos cambios que han tenido lugar a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales, en todas las culturas existe un cierto sentido de la dignidad de la unión matrimonial, aunque no siempre se trasluzca con la misma claridad” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1603)

El matrimonio tiene como rasgos característicos:
“La totalidad, en razón de la cual los cónyuges se entregan recíprocamente en todos los aspectos de la persona, físicos y espirituales; la unidad que los hace “una sola carne” (Gn 2,24); la indisolubilidad y la fidelidad que exige la donación recíproca y definitiva; la fecundidad a la que naturalmente está abierta. El sabio designio de Dios sobre el matrimonio -designio accesible a la razón humana, no obstante, las dificultades debidas a la dureza del corazón (cf. Mt 19,8; Mc 10,5).
       La poligamia es una negación radical del designio original de Dios “porque es contraria a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer, que en el matrimonio se dan con un amor total y por lo mismo único y exclusivo”.                                                          (Juan Pablo II, Familiaris consortio, 13)

El matrimonio, en su verdad “objetiva”, está ordenado
a la procreación y educación de los hijos.
” La unión matrimonial, en efecto, permite vivir en plenitud el don sincero de sí mismo, cuyo fruto son los hijos, que, a su vez, son un don para los padres, para la entera familia y para toda la sociedad. (Juan Pablo II, Gatissimum sane 11)

El matrimonio, sin embargo, no ha sido instituido
únicamente en orden a la procreación
“El Evangelio enseña que la esterilidad física no es un mal absoluto. Los esposos que, tras haber agotado los recursos legítimos de la medicina, sufren por la esterilidad, deben asociarse a la Cruz del Señor, fuente de toda fecundidad espiritual. Pueden manifestar su generosidad adoptando niños abandonados o realizando servicios abnegados en beneficio del prójimo. (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2379
                   (Librería Editrice vaticana, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, edición 2005, p. 122-124)

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martes, 26 de noviembre de 2024

PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN
DE LA SANTA MISA
Obstáculos: el sentimentalismo. Romano Guardiani, capítulo 21/1

      El sentimentalismo consiste en la necesidad de sentirse conmovido por algo, en cada caso, por algo agradable o que proporciona felicidad, por algo doloroso o espantoso grande y noble o débil y desvalido. Uno tiene más necesidad de ello, otro la tiene en menor medida, pero cada uno en cierta manera y en cierta forma. Es notable, pero esta disposición anímica se encuentra particularmente en aquéllos que no parecen dotados de mucha sensibilidad, como son los intelectuales, hombres voluntariosos y disciplinados, por naturaleza sobrios y prácticos. Con esto queremos decir que el sentimentalismo significa una cosa diferente del verdadero sentimiento. Éste último puede ser fuerte, diáfano y puro, pero, por el contrario, el sentimentalismo está relacionado con la sensibilidad. Por eso, se encuentra principalmente en hombres que no tienen un carácter puro, determinado por valores nobles. Pero también se halla, como ya dijimos, en aquéllos que aparentemente se basan en el carácter, en la voluntad y en la disciplina, pero que simplemente se deslizan hacia la mediocridad.

     Todo esto vale también para lo religioso en general. El modo como el hombre sentimental concibe las formas religiosas; las verdades que él privilegia; las frases que repite en su boca y su comportamiento en general… todo se basa en la necesidad de sentirse conmovido. Hasta cierto punto no se puede decir mucho contra esto, ya que es precisamente una disposición natural, al igual que lo es una inteligencia mediocre o un músculo débil. Pero, en cuanto esta disposición natural se constituye en determinante, produce consecuencias funestas, ya que despoja de su grandeza a la revelación, convierte en estañas a las figuras religiosas y a la vida espiritual en algo flácido, débil, antinatural y desagradable. Ejemplo de esto lo encontramos en todas partes, simplemente tenemos que tener en cuenta los libros de meditación y los de oración, que se difunden por todas partes, así como el arte religioso habitual, o considerar el modo en que se habla de la Pasión de Cristo o d ellos pobres de espíritu. Ante todo, ha caído bajo su influencia nefasta una imagen y una invocación como la del Corazón de Jesús. En sí, esta “devoción” pertenece a lo más profundo que ha producido la piedad cristiana, pero ella debería acrecentarse por la majestuosidad de la verdad revelada, perfeccionada por la fuerza del sentimiento de Cristo, es decir, debería ser pura y noble. Pero, por el contrario, en general, esta devoción sólo es de una debilidad y antinatural insoportables.

      Todavía habría mucho por decir. En todo caso, el sentimentalismo existe y tiene mucha fuerza. La celebración comunitaria de la misa le resulta pesada al sentimentalista, ya que experimenta la acción sagrada como algo áspero y frío, como algo que no tiene interioridad y que no permite ningún acercamiento, como algo que ni consuela ni edifica.

      Por este motivo, el sentimentalismo busca imponerse a esto y realiza la santa Misa a su modo: el altar, cuya fisonomía nunca debería abandonar ni remotamente la forma de la mesa sagrada, se convierte en una estructura lujosa con adornos, lamparitas y angelitos; la acción se llena de ceremonias que deberían afectar a la fantasía; la vestimenta del monaguillo es elegante y vistosa. El texto y la melodía de los cantos se torna artificioso, afectado; en lugar de un misal con sus textos magníficamente redactados, pululan devocionarios llenos de reproducciones artísticas y afectos débiles y falsos. El memorial del Señor se convierte en una exposición “edificante”, y la participación colectiva en la celebración sagrada se vuelve un acontecimiento emotivo. (continúa)
                        (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / Obstáculos: el sentimentalismo, 21/1, p. 80-81)

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domingo, 24 de noviembre de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 24 al 30 noviembre 2024
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Festividad de Cristo Rey
       Si pretendemos que Cristo reine, hemos de ser coherentes: comenzar 
por entregarle nuestro corazón. Si no lo hiciésemos, hablar del reinado de 
Cristo sería vocerío sin sustancia cristiana, manifestación exterior de una 
fe que no existiría, utilización fraudulenta del nombre de Dios para las 
componendas humanas. (Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, 1973, p. 380)
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                     ciclo B – año par, Tiempo Ordinario

Día 24. DOMINGO. NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
REY DEL UNIVERSO,
solemnidad
Catecismo. Cristo reina ya mediante la Iglesia, n. 668-670

Día 25. lunes de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario.
Sanata Catalina de Alejandría, virgen y mártir, siglo IV
Cat. Esperando que todo le sea sometido, n. 671-672

Día 26. martes de la XXXIV semana.
San Leonardo de Porto Maurizio, predicador, 1676-1751
Cat. El glorioso advenimiento de Cristo, n. 673-674

Día 27. miércoles de la XXXIV semana.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Cat. La última prueba de la Iglesia, n. 675-677

Día 28. jueves de la XXXIV semana.
Santa Catalina Labouré, religiosa, siglo XIX
Cat. “Para juzgar a vivos y muertos”, n. 678-679

Día 29. viernes de la XXXIV semana.
San Saturnino de Tolosa, obispo y mártir, siglo III
Cat. La Iglesia, consumada en la gloria, n. 769

Día 30. sábado, San Andrés, apóstol, fiesta
Cat. La Tradición apostólica, n. 75-79
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- Tierra Santa: Altiplano Occidental, Alta Galilea, relato n. 38/3
- La importancia de la familia para la sociedad
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jueves, 21 de noviembre de 2024

TIERRA SANTA
Altiplano Occidental: Alta Galilea
Relato 38/3

 HAZOR. El Tel Hazor es el más grande de Palestina. El libro de Josué (Jos 11,10) narra la toma de Hazor, denominada “capital de todos aquellos reinos”. Su posición estratégica controlaba la comunicación entre Mesopotamia y Egipto, lo que la constituía en la capital más importante de Canaán. Se la cita, desde el s. XIX a.C., en los archivos de Mari y en las cartas de Tel el Amarna.

      El rey Salomón fortifico las murallas de Hazor y estableció en ella residencia de su caballería (1R 9,15-19). El año 732 es tomada por el rey asirio Teglatfasar III.
      Aparece citada de nuevo (1M 11,67), con motivo de la batalla de Jonatán Macabeo contra Demetrio II (144 a.C.).

 LAS EXCAVACIONES. Dirigidas por el profesor Yadin, en 1955-58 y en 1968-70 permiten reconstruir la historia del lugar y la naturaleza de sus asentamientos, a lo largo de 21 estratos diferentes aparecidos, desde la primera “ciudad” en lo alto del montículo (III milenio a. C.) hasta su destrucción por los invasores asirios el año 732 a. C. El tel ocupa una superficie de 80 hectáreas. El momento de mayor esplendor se corresponde con el siglo XVIII a. C., cuando se construye la Ciudad Baja, fortificada con un “glacis” que protegía las diferentes estructuras: templos, edificios públicos y casas privadas. Etapas de destrucción y una nueva reedificación de la ciudad explican los estratos XVIII al XIII.

      La última y definitiva destrucción del Hazor cananeo, tiene lugar al final del siglo XIII a. C. coincidiendo con la conquista israelitas (Jos 11), aunque Jc. 4 aparece nuevamente como gran ciudad del rey Jabín. El estrato XI presenta unas ruinas de Hazor idénticas a las de otros asentamientos israelitas en Galilea.
      La Ciudad Alta comprende XII estratos hasta el periodo helenístico (ss. III-II a. C.), alcanzando su antiguo esplendor y extensión en tiempo de Salomón (1R, 9,15) con construcciones todavía sorprendentes. El 732 a. C. Hazor fue destruida por los asirios, quedando deshabitada salvo en ocasiones esporádicas.
      En la Ciudad Baja se encuentran, en diferentes áreas: templos, estelas, figuras de divinidad lunar, piedras de altar, una placa de bronce cananea y una inscripción acádica. Merece la consideración el templo del estrato I-b que consta de pórtico, atrio y santo de los santos. En general, su plan es semejante al templo de Salomón. Resulta original en el mismo una hilera de bien tallados ortostatos de basalto, alrededor del pórtico y santo de los santos. El descubrimiento más importante es el sistema hidráulico subterráneo. La hondura del pozo es de 30 m. y el túnel que conduce a la fuente de 25 m. de largo por 4,5 m. de ancho.
      En la Ciudad Alta figuran, in situ, “los establos de Salomón”, palacio-ciudadela, templo, paredes a casamata, puerta a tenaza parecida a las Gezer y Meguido, almacenes, una bemá (lugar alto) con sus navetas de culto, la ciudadela israelita ofrece indicios suficientes que nos hablan de todos y cada uno de los periodos de la ocupación israelitas, desde el siglo XII al VIII.
      Arqueólogos de la Universidad Hebrea, dirigidos por Ben Tur, la Complutense de Madrid y la de Pasadena han iniciado, después de 21 años, nuevas campañas arqueológicas en Hazor. Se ha dado ya con un edificio del siglo XVII a. C. en plena acrópolis. Se supone que se trata del palacio del rey, y aún esperan descubrir los archivos reales, a partir del hallazgo de una tableta cuneiforme en que aparece escrito el nombre de Jabín, rey de Hazor, en lengua babilónica antigua, lo que muestra relaciones comerciales y culturales intensas con los reinos vecinos de Mari y Siria. También, una estatuilla de una divinidad cananea, sedente, de 30 cm. de alto, la única de estas dimensiones.
      En el museo de cercano Kibutz Ayalet Hashajar (lucero de la mañana), se encuentra un modelo de los templos superpuestos y muchos de los elementos encontrados en las sucesivas excavaciones. (continúa)
                (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, relato 38/3 p.92-94)

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lunes, 18 de noviembre de 2024

LA FAMILIA, CÉLULA VITAL DE LA SOCIEDAD
II, La importancia de la familia para la sociedad

La familia, comunidad natural en donde se experimenta la sociabilidad
humana, contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad.
      La comunidad familiar nace la comunión de las personas: La “comunión” se refiere a la relación personal entre el “yo” y el “tú”. La “comunidad”, en cambio, supera este esquema apuntando hacia una “sociedad”, en “nosotros”. La familia, comunidad de personas, es por consiguiente la primera “sociedad” humana”.

Una sociedad a medida de la familia es la mejor garantía contra toda
tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella la persona
es siempre el centro de la atención en cuanto fin y nunca como medio.
      Es evidente que el bien de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad están estrechamente relacionados con “la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. 
Sin familias fuertes en la comunión y estables en el compromiso, los pueblos de debilitan. 
En la familia se inculcan desde los primeros años de vida los valores morales, se transmite el patrimonio espiritual de la comunidad religiosa y el patrimonio cultural de la Nación. En ella se aprenden las responsabilidades sociales y la solidaridad.

Ha de afirmarse la prioridad de la familia respecto a la sociedad y al Estado.
      La familia, al menos en su función procreativa, es la condición misma de la existencia de aquéllos. En las demás funciones es pro de cada uno de sus miembros, la familia precede por su importancia y valor, a las funciones de la sociedad y el Estado deben desempeñar. La familia, sujeto titular de derechos inviolables, encuentra su legitimación en la naturaleza humana y no es en el reconocimiento del Estado. La familia no está, por tanto, en función de la sociedad y del Estado, sino que la sociedad y el Estado están en función de la familia.

Todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir 
de la centralidad y de la responsabilidad social de la familia. 
      La sociedad y el Estado, en sus relaciones con la familia, tienen la obligación de atenerse al principio de subsidiaridad. En virtud de este principio, las autoridades públicas no deben sustraer a la familia las tareas que pueden desempeñar sola o libremente asociada con otras familias; por otra parte, las mismas autoridades tienen el deber de auxiliar a la familia, asegurándole las ayudas que necesita para asumir la forma adecuada todas sus responsabilidades.
        (Librería Editrice vaticana, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, capítulo quinto p. 121-122)

domingo, 17 de noviembre de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 17 al 23 noviembre 2024
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      La caridad es el lazo que une a los hermanos, el cimiento de la paz,
la trabazón que da firmeza a la unidad; la que es superior a la esperanza
y a la fe, la que sobrepuja a la limosna y al martirio; la que quedará
con nosotros para siempre en el cielo. Quítale, sin embargo, la
paciencia, y quedará devastada.
   (San Cipriano, De bono patientiæ, n. 1
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                   ciclo B – año par, Tiempo Ordinario
Día 17. DOMINGO de la XXXIII semana.
Santa Isabel de Hungría, reina, siglo XIII
Catecismo. Resucitados con Cristo, n. 1002-1004

Día 18. lunes de la semana XXXIII.
Dedicación de las Basílicas de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles.
Cat. Morir con Cristo Jesús, n. 1005-1009

Día 19. martes de la XXXIII semana.
San Abdías, profeta Antiguo Testamento, siglo V a.C.
Cat. “Creo en la vida eterna”, 1020-1022

Día 20. miércoles de la XXXIII semana.
San Edmundo, mártir, siglo IX
Cat. El cielo, n. 1023-1029

Día 21. jueves. Presentación de la Bienaventurada Virgen María.
Cat. La purificación final o purgatorio, n. 1030-1032

Día 22. viernes. Santa Cecilia, virgen y mártir, siglo III
Cat. El infierno, n. 1033-1037

Día 23. sábado de la XXXIII semana.
San Clemente, papa y mártir, siglo I
Cat. El Juicio final, n. 1038-1041
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domingo, 10 de noviembre de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 10 al 16 noviembre 2024
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El agradecido y gran reto de buscar y a amar a Dios
     Dios ha plasmado sabiamente nuestra naturaleza humana de tal
forma que, siempre y en todo lugar, el deseo ardiente de nuestro espíritu
y de nuestro corazón tiende al infinito, a lo eterno, y no encuentra su
sosiego más que en Él. Nuestro espíritu reclama su saber sin límites,
nuestro corazón exige un amado que le pueda saciar para siempre y le
haga eternamente feliz: nuestros transitorios goces terrenos aspirar a
desembocar en una beatitud sin fin. 
(Benito Baur, O.S.B. En la intimidad con Dios, p. 14)
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                 ciclo B – año par, Tiempo Ordinario
Día 10. DOMINGO de la XXXII semana.
San León Magno, papa, siglo V
Catecismo. La vida consagrada (I), n. 914-924

Día 11. lunes, San Martín de Tours, obispo, siglo IV
Cat. La vida consagrada (II), n. 925-933

Día 12. martes de la XXXII semana.
San Josafat, obispo y mártir, 1581-1623
Cat. La Comunión de los Santos, n. 946-948

Día 13. miércoles de la XXXII semana.
San Leandro, obispo de Sevilla, siglo VI
Cat. La comunión de los bienes espirituales, n. 949-953

Día 14. jueves de la XXXII semana.
San José Pignatelli, Restaurador de los Jesuitas, 1737-1811
Cat. “Creo en la resurrección de la carne”, n. 988-991

Día 15. viernes de la XXXII semana.
San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia, 1193-1280
Cat. Revelación Progresiva de la Resurrección, n. 992-996

Día 16. sábado de la XXXII semana.
Santa Margarita de Escocia, reina, siglo XI
Cat. Cómo resucitan los muertos, n. 997-1001
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- La familia, primera sociedad natural
- Tierra Santa: Altiplano Occidental, Alta Galilea, relato n. 38
      blog, Buena Pista, htpps://ramonbertrand.blogspot.com
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jueves, 7 de noviembre de 2024

LA FAMILIA, CÉLULA VITAL DE LA SOCIEDAD
I, LA FAMILIA, PRIMERA SOCIEDAD NATURAL
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      La importancia y la centralidad de la familia, en orden a la persona y a la sociedad, está repetidamente subrayada en la Sagrada Escritura: “No está bien que el hombre esté solo” (Génesis 2,18). A partir de los textos que narran la creación del hombre (cf. Gn 1,2628; 2,7-24) se nota cómo -según el designo de Dios- la pareja constituye “la expresión primera de la comunión de personas humanas”. Eva es creada semejante a Adán, como aquella que, en su alteridad, lo completa (cf. Gn 2,18) para formar con él “una solo carne” (Génesis 2,24; cf. Mt 19,5-6). Al mismo tiempo, ambos tienen una misión procreadora que los hace colaboradores del Creador: “Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra (Génesis 1,28). La familia es considerada, en el designio de Creador, como “el lugar primario de la “humanización” de la persona y de la sociedad” y “cuna de la vida y del amor”.

      En la familia se aprende a conocer el amor y la fidelidad del Señor, así como la necesidad de corresponderle (cf. Ex 12,25-27; 13,8-14; Dt 6,20-25); los hijos aprenden las primeras y más decisivas lecciones de la sabiduría práctica a las que van unidad las virtudes (cf. Pr 1,8-9¸4, 1-4; 6,20-21). Por todo ello, el Señor se hace garante del amor y de la fidelidad conyugales (cf. Mt 2.14-15).

      Jesús nació y vivió en una familia concreta aceptando todas sus características propias y dio así una excelsa dignidad a la institución matrimonial, constituyéndola como sacramento de la nueva alianza (cf. Mt 19,3-9). En esta perspectiva, la pareja encuentra su plena dignidad y la familia su solidez.

      Iluminada por la luz del mensaje bíblico, la Iglesia considera la familia como la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la sitúa en el centro de la vida social: relegar la familia “a un papel subalterno y secundario, excluyéndola del lugar que le compete en la sociedad, significa causar un grave daño al auténtico crecimiento de todo el cuerpo social”. (Juan Pablo II, Carta a las Familias Grattissimam sane,17). La familia, ciertamente, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, posee una específica y original dimensión social, en cuanto lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad (Vat. II, Decre. Apostolicam actuositaten 11): es una institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social.


                 (Librería Editrice Vaticana, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, capítulo quinto p. 119-120)

miércoles, 6 de noviembre de 2024

 TIERRA SANTA
Altiplano Occidental: Alta Galilea
Relato 38/2

TEL DAN. Es conocida esta ciudad en la Biblia como la más septentrional de la ocupación israelita (1S 3,20), Jc 20,1; Jos 19,40-48). “Desde Dan a Berseba”. En consecuencia, es el punto de arranque de la longitud de Palestina. A los pies del Tel están las Fuentes del del río Dan.

      En Jueces 18, se narra la conquista y asentamiento de la tribu de Dan en la ciudad de Lais. En tiempo de Jeroboam, se convierte en el centro del cisma religioso (1R 12,28-29), condenado por Amós (Am 8,14). El profeta Jeremías la menciona en sus reproches a Judá (Jr 8,16).

LAS EXCAVACIONES comenzadas por el Departamento de antigüedades de Israel en 1966 bajo la dirección de A. Birán, han revelado todas las etapas de la historia de Lais-Dan, desde el 3000 a.C. hasta la destrucción por los asirios. La primitiva ciudad del Bronce Antiguo llegó a alcanzar un gran desarrollo. Una tumba y cerámica micénica evidencian la relación de Dan con las culturas del Mediterráneo. Con Jeroboam I la ciudad rebasa los límites de los contrafuertes de a primitiva y la rodea de murallas con puertas y plaza pavimentada. 

      En la acrópolis se levanta el santuario nacional al “becerro de oro” (1R 12,26-33). Destruido éste por Ben-Hadad de Damasco (1R 15,20), lo restaura Ajab y alcanza su esplendor en tiempo de Jeroboam II (785). Los hallazgos arqueológicos de 1984 demuestran que, a pesar del exilio asirio (731), el culto del santuario continúa ejerciéndose mientras la ciudad iba quedando cada vez más deshabitada. 
      Dichos hallazgos han proporcionado, como elementos más destacables, un cetro real, una estatuilla de cerámica del dios Bes, diez de Osiris y cerámica persa (s. V-IV a.C). Una inscripción, hallada en un fragmento de estela, menciona la “Beit David”, al hablar de una historia militar del s. IX a.C. Es la primera confirmación extrabíblica de la dinastía de David. Dicha inscripción recuerda la batalla entre el rey de Arám -hoy Siria-, el rey de Israel y el rey de Judá. Pudiera tratarse de Ben-Hadad I, rey de Siria, quien, sobornado por Asa, rey de Judá, atacó a Baasha, rey de Israel, según 1R 15,16-22).

      Los vestigios griegos indican que fue importante en la época helenística, como testimonian inscripciones griegas y arameas. Sufre cambios en la época romana, con la instalación de una fuente cultual, que perdura hasta el s. III y IV d.C.

EL REINO ARAMEO DE JESUR
. La Universidad de Tel Avis, ha descubierto en Tel Hadar, ribera oriental del lago de Genesaret, una fortaleza palacio perteneciente al antiguo reino de Jesur. Data del s. XI a.C., y aparece formada por planta baja y un solo piso, con fuertes muros defensivos que alcanzan los dos metros.
      La Biblia menciona y localiza este reino al sur del monte Hermón, entre el lago de Genesaret y la región de Basán. Tenía como frontera a la tribuid de Manasés (Dt 3,14). Es obligado recordar como David contrajo matrimonio con Maaka, hija del rey jesurita Talmay (2S 3,3). De este matrimonio nacería Absalón, quien huyendo de David se refugia durante dos años en la corte de su abuelo (2R 13,37; 15,8). Es la primera vez que se estudia y testimonia la existencia de este reino arameo, a partir de este destacadísimo hallazgo.

KADESH DE NEFTALI.
Es la patria de Barac, general de la profetisa Débora (Jc 4,6). Ciudad fuerte y levítica (Jos 19,37), ocupada por Teglatfalasar III, sus habitantes fueron deportados a Asiria (2R 15,29). Fue repoblada de nuevo al regreso del exilio. En ella vence Jonatán Macabeo al general Demetrio (1M 11,63.74). 
Continúa. 

          (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, relato 38/2 p.91-92)

                                                                    **********************

domingo, 3 de noviembre de 2024

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 3 al 9 noviembre 2024
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La Iglesia en el tiempo

   La comunidad de todos los santos es la humanidad constituida en unidad 
según el modelo trinitario, la naciente ciudad futura que intentamos construir 
con nuestra vida: la imagen de la Iglesia al final de la semana, valga la expresión, 
en cuyo origen se halla la Iglesia terrenal que comenzó en la Cena del Señor 
en Jerusalén.        (Joseph Card. Ratzinger, Cooperadores de la verdad, p. 417)
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             ciclo B – año par, Tiempo Ordinario
Día 03. DOMINGO de la XXXI semana.
San Martín de Porres, religioso dominico, 1579-1639
Catecismo. Los caminos de la misión, n. 849-851

Día 04. lunes, San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, siglo XVI.
Cat. Razón del ministerio eclesial, n. 874-879

Día 05. martes de la XXXI semana.
Santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan Bautista, siglo I.
Cat. Los fieles cristianos laicos, n. 897-900

Día 06. miércoles de la XXXI semana.
Santos Pedro Poveda e Inocencio de la Inmaculada, presbíteros y mártires.
Cat. La participación de los laicos en la misión sacerdotal de Cristo, n. 901-903

Día 07. jueves de la XXXI semana.
San Wilibrordo, obispo de Utrecht, 658-739
Cat. Participación en la misión profética de Cristo, n. 904-907

Día 08. viernes de la XXXI semana.
Los cuatro santos coronados, mártires, siglo III-IV
Cat. Su participación en la misión regía de Cristo, n. 908-913

Día 09. sábado. Dedicación de la Basílica de Letrán.
Cat. ¿Dónde celebrar?, n. 1179-1186
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- Preparación santa Misa / Los obstáculos: la rutina. capítulo 20/2
- Tierra Santa: Altiplano Occidental, Alta Galilea, relato n. 38
        blog, Buena Pista, htpps://ramonbertrand.blogspot.com
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