jueves, 27 de febrero de 2025

 

CUANDO EL AMOR CONSTRUYE LA FAMILIA

“La obra tiene como punto central el relato de cómo una familia cuyos padres buscan desde el primer momento forman un hogar cristiano -búsqueda en la que estuvieron ayudados desde el principio por el hoy reconocido como san Josemaría Escrivá-, obtiene como resultado una gran felicidad y un no menor deseo de agradecer.

En una época como la nuestra, tan llena de problemas personales de todo tipo, nos parecía que podía ser útil dejar un testimonio que se uniera al de todos aquellos que han tenido la suerte de vivir en un ambiente así, de manera que su ejemplo pueda beneficiar a muchos ….

Mostrar con ejemplos que la familia es el lugar donde se ponen las bases para la educación de la persona y de su libertad -pues la libertad ha de ser también educada-, y que eso genera una experiencia vital de felicidad, es una tarea a la que merece la pena contribuir. Ser feliz consiste en estar -en lo exterior, pero más aún en lo interior- alegre y en paz. Alegría y paz que se funden a su vez en una profunda confianza, seguridad, esperanza, frutos todos ellos, a la vez que contenidos, de un amor verdadero”.  (selección del Prólogo, Rafael Alvira Domínguez)

“La sociedad debería estar configurada de tal modo que el trabajo de los dos cónyuges no debería constituir una necesidad, sino que se debería salvaguardar completamente la libertad para elegir si la madre ha de trabajar o no. Por lo demás, hay que evitar la idea de que la autonomía de la mujer se protege mejor mediante la ocupación laboral que mediante el amor de la familia” (J. Ratzinger, Obras Completas, to. IV, p. 594) (citado en la p. 22 del libro)

Índice del libro:

Introducción: 1. El Matrimonio Alvira visto desde dentro – 2. Un matrimonio siempre actual – 3. ¿Quiénes fueron? – 4. ¿Cómo fueron?

I, En el frente del amor: 1. ¿Por qué se querían tanto? – 2. La primacía del amor conyugal – 3. Un amor cuajado de detalles – 4. Un amor que creció hasta el final.

II, El secreto de su matrimonio: 1. La presencia de Dios en su vida matrimonial – 2. Qué puso el Opus Dei en sus vidas.

III, Dios presente en todo: 1. La naturalidad de lo sobrenatural – 2. El amor a la Eucaristía – 3, Su inmenso cariño a la Virgen – 4. Una vida sin compartimentos estancos.

IV, 1. Un lugar luminoso y alegre – 2. Amor conyugal y amor filial: un equilibrio de amores – 3. El logro de la unidad – 4. Sin libertad no hay familia – 5. El papel de la cultura en el ambiente familiar.

V, Una felicidad trabajada: La presencia de la Cruz – 2. El desprendimiento de los hijos – 3. El impacto educativo de la virtud de la pobreza – 4. La conciencia de la dignidad: humildad y grandeza de ánimo – 5. El tesoro de la amistad.

Finaliza la obra con la cita de la autora (Maria Isabel Alvira);

“La auténtica pobreza -que como la auténtica riqueza son realidades del espíritu y nada tienen que ver ni con la miseria ni con la opulencia materiales- supone ser capaz de capaz y vivir la verdad de la realidad, la cual es ni más ni menos que lo que es, pero, precisamente, ser es la grandeza, mientras que, si no aciertas con el puro y simple ser, estás siempre en la vacía apariencia".

Autora Maria Isabel Alvira, es licenciada en Historia por la Universidad Complutense y doctora en Filosofía por la Universidad París-Sorbonne.

Basada en el matrimonio: Tomás Alvira y Paquita Domínguez. Hijos: José María, Tere, Rafa, Pilar, Nieves, Marian, Tomás y Concha.

                                 (Ediciones Rialp, ISBN 9788432169755, 164 p. precio 15 €

                                                         +++++++++++++++++++++++++++

miércoles, 26 de febrero de 2025

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA “FIDEI DEPOSITUM”
Papa Juan Pablo II, 11 de octubre de 1992 

       Pido, por tanto, a los pastores de la Iglesia y a los fieles, que reciban este Catecismo con un espíritu de comunión y lo utilicen constantemente cuando realizan su misión de anunciar la fe y llamar a la vida evangélica. 

      Este Catecismo les es dado para que les sirva de texto de referencia seguro y auténtico para la enseñanza de la doctrina católica, y muy particularmente para la composición de los catecismos locales. Se ofrece también a todos aquellos fieles que deseen conocer mejor las riquezas inagotables de la salvación (cf. Jn 8, 32).

     Quiere proporcionar un punto de apoyo a los esfuerzos ecuménicos animados por el santo deseo de unidad de todos los cristianos, mostrando con exactitud el contenido y la coherencia armoniosa de la fe católica. El “Catecismo de la Iglesia Católica” es finalmente ofrecido a todo hombre que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros (cf. 1 P 3, 15) y que quiera conocer lo que cree la Iglesia Católica.

      Este Catecismo no está destinado a sustituir a los catecismos locales debidamente aprobados por las autoridades eclesiásticas, los obispos diocesanos y las Conferencias Episcopales, sobre todo cuando estos catecismos han sido aprobados por la Santa Sede. El “Catecismo de la Iglesia Católica” se destina a alentar y facilitar la redacción de nuevos catecismos locales que tengan en cuanta las diversas situaciones y culturas, pero que guarden cuidadosamente la unidad de la fe y la fidelidad a la doctrina católica.

(selección de texto de la citada publicación)

*****************************

domingo, 23 de febrero de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 23 febrero al 1 de marzo 2025
---------------------------

La caridad en la verdad

      El desarrollo, el bienestar social, una solución adecuada de los
graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad,
necesitan esta verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé
testimonio de esta verdad. Sin verdad, sin confianza y amor por lo
verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación
social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, 
con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad 
en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.
                       Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in veritate, n. 6)
--------------------------------------------------------------------------------------------------------

           ciclo C – año impar, Tiempo de Ordinario
Día 23. DOMINGO. VII DEL TIEMPO ORDINARIO
San Policarpo de Esmirna, obispo y mártir, siglo II
Cat. Signos y símbolos, n. 1145-1149

Día 24. lunes de la VII semana.
San Etelberto, Rey de Kent, siglo VII
Cat. Signos cristianos, n. 1150-1152

Día 25. martes de la VII semana.
San Valerio, eremita, siglo VII
Cat. Palabras y acciones, n. 1153-1155

Día 26. miércoles de la VII semana.
San Alejandro, Patriarca de Alejandría, siglos III-IV
Cat. Canto y música, n. 1156-1158

Día 27. jueves de la VII semana.
San Gregorio de Narek, abad y doctor de la Iglesia, siglo X
Cat. Imágenes sagradas, n. 1159-1162

Día 28. viernes de la VII semana.
San Leandro de Sevilla, obispo, siglo VI
Cat. El tiempo litúrgico, n. 1163-1165

Día 01. sábado de la VII semana.
Ángel de la Guarda de las Instituciones.
Cat. El Día del Señor, n. 1166-1167
-------------------------------------
-EL ROSTRO DE DIOS, REVELADO EN CRISTO
-Preparación santa Misa / La Institución, capítulo 23/2
               https://ramonbertrand.blogspot.com

miércoles, 19 de febrero de 2025

EL DECÁLOGO: LOS DIEZ MANDAMIENTOS
EL ROSTRO DE DIOS, REVELADO EN CRISTO

 Se ama algo en la medida en que se lo conoce y se ve que es buen. Así amamos el dinero, en la medida en que nos parece bueno: y, de otro modo, amamos a nuestros amigos: porque nos damos cuenta de que son buenos. Si nos parecieran malos, nos apartaríamos de ellos y no podríamos quererlos. Esto es una ley de la psicología humana y una ley necesaria: no podemos amar lo que no nos parece bueno. Pero al revés también es verdad, no podemos no amar lo que se nos manifiesta como bueno. Y esto pasa con las cosas y también con las personas: todo lo que se nos manifiesta como bueno lo amamos y todo lo que nos parece malo, nos causa repugnancia.

      Entonces, ¿el amor es libre? Es libre en aspectos secundarios, pero no es libre en los aspectos principales. Es decir, yo puedo ponerme en ocasión de amar a algo o a alguien, si lo trato con mayor o menor frecuencia, pero no puede evitar amarle si es bueno. Y no puedo evitar no amarle si no es bueno. Es una cuestión de principios.

      El conocimiento de Dios tiene una doble fuente. La primera es la revelación de Dios mismo. Sabemos cómo es Dios, porque Él mismo se ha mostrado en la historia de la humanidad: en la historia del pueblo de Israel, y en el mensaje de Jesucristo. En el Antiguo Testamento (la Biblia judía), se nos ha mostrado como un Dios de misericordia y de justicia. En el Nuevo Testamento (los Evangelios y los escritos de los apóstoles), como un Dios, que es llamado Verdad y Amor, y que se manifiesta como Padre. Por eso, en la medida en que se vive la fe cristiana, y se descubre que es justo y bueno y que nos quiere como Padre, es fácil amarle.

      Pero para amarle con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas hace falta algo más. Aquí viene la segunda fuente: la experiencia personal de Dios, que se produce al tratarle y descubrirle personalmente. Si no hubiera tanto testimonio en la historia, podría parecer imposible. Sin embargo, son muchos los cristianos que han seguido ese camino de conocimiento personal de Dios y han llegado a tratarle como Dios y como Padre. Para nosotros estos santos se han convertido en maestros de oración.

                 (Juan Luis Lorda, Los diez mandamientos, colección Patmos 269, p. 31 ss. -extracto)

 Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón Él es el único Mediador entre Dios y los hombres.

 Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero hombre, tiene una inteligencia y una voluntad, perfectamente de acuerdo y sometidas a su inteligencia y a su voluntad divinas que tiene en común con el Padre y el Espíritu Santo.                                                                                                                                 (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 481 y 482)

                                                             *********************************

martes, 18 de febrero de 2025

PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN

DE LA SANTA MISA
 La Institución. Romano Guardiani, capítulo 23/2 

      El señorío es el modo en que Dios existe, y también Cristo ejerce este señorío. No por casualidad enseguida se ha introducido para él el nombre que sólo es válido para Dios: “Kyrios Christos”, y esto sucedió con la propia naturalidad que posee lo inevitable, porque él era realmente Señor. Por eso, Jesucristo reclama también el dominio no sólo sobre las cosas, sino también sobre lo que es más que las cosas: la Alianza y la Ley de Dios. A los fariseos, que le decían que sus discípulos no podían cortas ninguna espiga en día de sábado, les contesta que el Hijo del hombre es dueño del sábado, y junto con el sábado lo es también de toda la Ley (Mt 12,8). En la Última Cena, ejerce su señorío sobre la Alianza, cuando declara que la antigua ha concluido e instituye la nueva (Lc 12,20). Jesucristo mismo instituye esa acción -la Eucaristía- que constituye el núcleo y la fuente de la vida cristiana.

      Nosotros conocemos muy bien el momento en el que él ha hecho esto, y de qué manera lo ha efectuado. Los Evangelios según san Mateo, san Marcos y según san Lucas cuentan de qué forma Jesús ha celebrado, por última vez, la Cena pascual con sus discípulos antes de su muerte. En esta celebración, separándose claramente de la Antigua Alianza, ha instituido, por medio de su sangre, el nuevo banquete en conmemoración suya y la Nueva Alianza. El evangelio de san Juan relata, en el capítulo sexto, el discurso que pronunció Jesús en Cafarnaún, en el que ha proclamado por anticipado esta Institución. Finalmente, san Pablo habla de ella en el capítulo undécimo de su Primera carta a los Corintios y destaca claramente que el Señor mismo se lo ha revelado.

      En síntesis, lo que se instituyó en esa ocasión está establecido por Dios. Aquí el hombre no tiene nada que crear ni determinar, sino obedecer y realizar. No sólo eso: esta Institución también ha transmitido un poder, una custodia y un orden especiales. En sí, se podría pensar que el Señor habría instituido el Misterio y luego lo habría confiado al sentimiento piadoso de sus fieles. Luego este Misterio se habría deslizado por la historia y habría experimentado su difusión particular a partir del contenido de las horas respectivas, a partir de la peculiaridad de los pueblos y épocas. Pero, no realidad, no se ha desarrollado así.

      Ha ordenado a la Iglesia a través del ministerio y del poder, cuando eligió a los apóstoles y les dijo: “Quien a vosotros oye, a mí me oye” (Lc 10,16): “Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el Cielo” (Mt 18,18). El ministerio debía continuar a lo lardo de la historia “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Es por eso que los apóstoles debían tener sucesores, a quienes aquéllos tenían que transmitir su ministerio. La Institución está confiada a este ministerio y a la Iglesia. Su autoridad determina la forma de la realización y la difusión particular del culto sagrado.

      A partir de esto, se torna cuál es la actitud que, en primer lugar, la Iglesia exige de nosotros: fe, piedad y la participación más viva, pero no de tal modo que nuestra vivencia personal se guíe por ellas y se libere nuestra energía religiosa creativa, sino como disponibilidad y obediencia. Cuando los fieles concurren al templo a celebrar la santa Misa, no lo hacen para expresar la profunda emoción religiosa de la comunidad o para recibir estímulos a indicaciones útiles por parte de un hombre que les despierta confianza. Ellos ingresan en un ordenamiento puesto por Dios, para efectuar un servicio que está organizado de antemano.

      La Institución del Señor pertenece al ámbito de la revelación y, junto con ésta, al ámbito de la creación. Reconocer esto es clave para poder comprenderla, y aceptarla es dar el primer paso en el santuario.

                (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / La Institución, capítulo 23/2, p. 90-93)

                                                        **********************************

domingo, 16 de febrero de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 16 al 22 febrero de 2025
---------------------------


Comprensión del Génesis desde el Nuevo Testamento
   El contenido del libro del Génesis leído a la luz del Nuevo
Testamento, es decir, a la luz de la Persona y la obra de Cristo,
adquiere una dimensión nueva. Jesucristo ratifica el valor
perenne del Génesis cuando, por e. j. remite a su enseñanza
para fundamentar la indisolubilidad del matrimonio e invita,
de este modo, a acudir siempre a esos pasajes bíblicos para
conocer la verdadera dignidad del hombre y de las realidades
que vive.         
(Universidad de Navarra, Biblia / Pentateuco, introducción)
----------------------------------------------------------------------------

        ciclo C – año impar, Tiempo de Ordinario,

Día 16. DOMINGO. VI DEL TIEMPO ORDINARIO.
San Macario el Grande, abad, siglo IV
Cat. Los sacramentos de la Iglesia, n. 1117-1121

Día 17. lunes de la VI semana.
Santos Fundadores de los Siervos de Santa Maria Virgen, s. XIV
Cat. Los sacramentos de la fe, n. 1122-1126

Día 18. martes de la VI semana.
San Eladio de Toledo, arzobispo, siglos VI-VII
Cat. Los sacramentos de la salvación, n. 1127-1129

Día 19. miércoles de la VI semana.
Beato Álvaro de Córdoba, predicador dominico, siglos XIV-XV
Cat. Los sacramentos de la vida eterna, n. 1130

Día 20. jueves de la VI semana.
San Eleuterio de Tournai, obispo, siglos V-VI
Cat. La celebración de la Liturgia celestial, n. 1137-1139

Día 21. viernes de la VI semana.
San Pedro Damián, cardenal y doctor de la Iglesia, siglo XI
Cat. Los celebrantes de la liturgia sacramental, n. 1140-1141

Día 22. sábado. Cátedra de San Pedro, fiesta
Cat. “Las llaves del Reino”, n. 551-553
--------------------------------------------
-Ley natural e Iglesia, sociedad y política
-Tierra Santa / Alrededores de Cafarnaún
, relato 41
            https://ramonbertrand.blogspot.com

viernes, 14 de febrero de 2025

 

NEOS

 

 

El amor es lo que da sentido a la vida. Formar una familia, traer un hijo al mundo, verlo crecer, reír y aprender es una de las mayores fuentes de felicidad. Sin embargo, cada vez hay menos niños. Y sin niños, no hay futuro.

Este San Valentín, queremos invitarte a reflexionar sobre el futuro de nuestra sociedad.

📉 Estamos viviendo un invierno demográfico

Los datos no dejan lugar a dudas:

🔹 En 2023, España registró solo 320.656 nacimientos, el número más bajo en décadas.
🔹 La tasa de fecundidad ha caído a 1,12 hijos por mujer, muy lejos del nivel de reemplazo generacional (2,1).
🔹 La edad media para tener el primer hijo sigue subiendo: 32,59 años en España.
🔹 En la Unión Europea, 2023 marcó un mínimo histórico de nacimientos desde 1961, con solo 3,66 millones de bebés.

La natalidad está cayendo en picado y sin relevo generacional, nuestra sociedad se apaga.  Una sociedad menos feliz: sin niños, sin familias, sin relevo generacional, el futuro es más frío y solitario. El amor no es solo el presente, es también construir un mañana. Formar una familia es uno de los mayores actos de amor y de compromiso con la vida.

jueves, 13 de febrero de 2025

 

       LEY NATURAL E IGLESIA, SOCIEDAD Y POLÍTICA

Para Platón y Aristóteles la sabiduría es hija de Zauma, esto es, de la sorpresa. Por lo tanto, el saber comienza con el asombro, la admiración, el maravillarse. Santo Tomás de Aquino expone un concepto de la razón humana amplio y confiado: “El bien del hombre, como hombre, no es el que se cifra en las sensaciones corporales, sino el que es conforme a la razón”. Amplio, porque no está limitado a los espacios de la razón empírico-científica, sino abierto a la totalidad del ser y, por tanto, también a las cuestiones irrenunciables de del vivir humano. Confiado, porque la razón humana, sobre todo si se acoge la fe católica, promueve una civilización que reconoce la dignidad de la persona, esto es: la fuerza de sus deberes y la intangibilidad de sus derechos naturales: Con lenguaje rigurosamente filosófico definió Santo Tomás la criatura humana como: “lo más perfecto que hay en toda la naturaleza, es decir, un sujeto subsistente en una naturaleza racional”.

      No todo proviene de la fe. En la perspectiva moral humana, en su comportamiento hay un lugar privilegiado para la razón, la cual es capaz de discernir la ley moral natural. De lo cual se sique que el comportamiento humano cae bajo responsabilidad, la naturaleza abandonada al relativismo moral, a la frivolidad, acaba por destruirse. La razón puede reconocer esa ley natural, es decir, tanto lo que es bueno hacer como lo que es bueno evitar para conseguir el fin último del hombre, y que impone también una responsabilidad hacia el prójimo, y, por tanto, la búsqueda del bien común. 

      En otras palabras, las virtudes morales y teologales arraigan en la naturaleza humana que es racional y social por naturaleza. La gracia divina acompaña, sostiene y empuja el comportamiento ético, pero, de por sí, todos los hombres, creyentes o no, están llamados a reconocer las exigencias de la naturaleza del hombre expresadas en la ley natural. En ella ha de inspirarse la formulación de las leyes positivas, es decir, las que emanan de la autoridades civiles y políticas para regular la convivencia humana. Cuando la ley natural y la responsabilidad que esta implica se niegan, se abre dramáticamente el camino del relativismo ético en el plano individual, y al totalitarismo del Estado en el ámbito político.

      Ahora bien, los valores son lo que la persona o la sociedad valoran subjetivamente. Lo que supone centrar la atención no en razón y la verdad objetiva, sino en los sentimientos y emociones del individuo, vaporosos y efímeros por naturaleza. Los valores son un recurso universal para diluir lo que no se quiere declarar expresamente o para enmascarar lo que se dice. La Iglesia actual no se atreve a defender una educación religiosa católica, sino una educación basada en “los valores del humanismo cristiano”. La defensa de los “valores”, se encuentra hipotecada a una serie de legados previos que imposibilitan cualquier tipo de triunfo.

a)     Porque se renuncia al enjuiciamiento de la realidad donde una perspectiva clásica, que llevaría a desterrar ese monstruoso término, sustitutivo del propiamente católico anterior: las virtudes;

b)    Porque posterior a la renuncia antes mencionada, se cae en una pura fenomenología de la acción, que lleva ilusamente a pensar que el sistema liberal es neutro moralmente, debiendo ser dotado de contenido por los valores y demás inventos moralistas;

c)     Estas circunstancias acaban convirtiendo los valores en una máquina de conversión de católicos en liberales, que bautizan y sacralizan los principios de la “sociedad libre”, clamando contra los despotismos que les impiden a ellos una parcela de remanso.

                                             (Gabriel Calvo Zarraute, De Roma a Berlín, p. 39-41)

                                                            *****************************************

miércoles, 12 de febrero de 2025

TIERRA SANTA. Altiplano Occidental
ALREDEDORES DE CAFARNAÚN. Relato 41

 LA SINAGOGA. Es la más bella de las antiguas sinagogas de Israel, construida con piedra blanca o malaki, se remonta a mediados del s. IV y al parecer fue construida por judeo-cristianos de Siria, llamados despectivamente “minim”, seguidores de Cristo, o por el emperador Juliano el Apóstata (361-363). De estilo greco-romano, con capiteles corintios, tiene unas dimensiones de 24, 40 por 18,65 m. y en sus muros laterales corren dos hileras de asientos de piedra o poyos, adosados a las paredes. La engrandecen su amplio atrio lateral, el balcón que da al sur y un peristilo en la parte norte de la sala central o de oración. Posiblemente tuvo matroneo o lugar exclusivo para las mujeres.

      Los elementos decorativos de la sinagoga pueden verse en el interior del recinto franciscano: variedad de capiteles corintios con símbolos judíos, como la menorá, el shofar y la badila, piedras del arquitrabe, talladas con ornamentación floral, estrellas de seis y cinco puntas, y especialmente la primera representación del Arca de la Alianza tallada en piedra.

      La sinagoga del tiempo de Jesús, en la que Él actuó repetidas veces, ha sido localizada por el P.R. Corbo bajo el pavimiento de la actual.

 EL POBLADO. Construido en piedra basáltica, junto a la vía principal, quedan aún, a la parte derecha, las tiendas comerciales, y a la izquierda, muy agrupadas, las casas, lo que indica un género de vida matriarcal, con los hornos en el patio, ventanas bajas y escaleras exteriores para acceder al terrado construido de ramaje y barro. Las viviendas de escasa altura y techo ligero, se caracterizan por una serie de cuartos que dan a un patio central.

 LA CASA DE SAN PEDRO. No ha resultado difícil identificar la casa de Pedro entre todas las que conforman el poblado. Se halla en el límite meridional, ocupando un extenso espacio, a unos 20 metros de la playa. Tanto al norte como al oeste, quedaba englobada en un conglomerado de casas igualmente privadas. Sin embargo, al sur quedaba un amplio espacio libre, sin habitaciones, al borde mismo del lago, Por el este, se comunicaba con la calle principal del pueblo. Apenas si distaba 30 metros de la primitiva sinagoga.

      El habitáculo existía ya cuando Pedro, procedente de Betsaida, se establece en Cafarnaún. Era de un solo piso y el techo plano resultaba accesible gracias a unos escalones que ascendían desde el patio.

 LA DOMUS ECCLESIAE. La sala central de la vivienda aislada y convertida por los judeo-cristianos en Domus Ecclesia para venerar el lugar santificado por la presencia del Cristo y Pedro. En el s. IV, se da realce al interior de la sala levantando un arco central sobre dos pilares que todavía existen. En el s. V se erigió una basílica de planta octogonal sobre todo el solar de la casa, con octógono central sobre la sala venerada y un octógono externo al que se accedía por ocho umbrales desde un pórtico o galería que daba acceso a otras dependencias. Posteriormente en el pasillo este se añadió un ábside con un baptisterio.

      El haberse conservado la casa de Pedro se debe al acierto de que esta iglesia se construyó sobre un poyo artificial a un metro de altura sobre los restos antiguos. La localización exacta de la sala venerada quedaba bajo el mosaico del octógono central. Su pavimento, las paredes decoradas y llenas de grafitos son invocaciones a Cristo y Pedro “están como entonces fueron” y denotan la constante veneración.

      Cuando el 570 el anónimo de Piacenza visitó Cafarnaún, dejo escrito: “Llegamos a la casa de Pedro, que ahora es una basílica”, no vio nada de la casa, ya que estaba bajo tierra. Esto no quita valor a su testimonio, pues nos ubica el lugar exacto donde estaba la casa del príncipe de los Apóstoles (E. Loffreda, o. f. m.)

 MEMORIAL DE SAN PEDRO. En nuestros días se ha levantado un nuevo santuario sobre el recinto sagrado, que evoca la imagen de una barca, obra del arquitecto Ildo Avetta. El proyecto tiene la finalidad de proteger las ruinas veneradas y facilitar la celebración de la Eucaristía, cerca de la sinagoga donde Jesús pronunció el discurso del Pan de Vida.

         (Teodoro López, Carlos Sáez, Ángel Martín, Peregrinación a Tierra Santa, relato 41, p.104-106)

domingo, 9 de febrero de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 9 al 15 febrero de 2025
---------------------------

Humildad: la ambición de servir
      Los antiguos griegos exaltaron la virtud de la magnanimidad,
pero no llegaron a comprender cabalmente el significado de la
humildad. Por ello carecían del concepto de creatio ex nihilo, el
concepto de creación a partir de la nada…
     La humildad, por tanto, se refiere a la actitud del hombre
hacia Dios. Es el hábito de vivir en la verdad: la verdad sobre
nuestra condición de criatura, y la verdad sobre nuestras
cualidades y nuestros defectos
.
      (Alexandre Havard, Liderazgo virtuoso, p. 65-66, Ediciones Palabra)
----------------------------------------------------------------------

         ciclo C – año impar, Tiempo de Ordinario
Día 09. DOMINGO. V DEL TIEMPO ORDINARIO.
San Pedro de Dama, sacerdote, siglo VIII
Cat. Razón de ser de la liturgia, n. 1066-1068

Día 10. lunes de la V semana.
Santa Escolástica, hermana de san Benito, virgen, siglo VI
Cat. Significado de la palabra “Liturgia” n. 1069-1070

.Día 11. martes de la V semana.
Bienaventurada Virgen María de Lourdes
Cat. La Liturgia, fuente de Vida, n. 1071-1075

Día 12. Miércoles de la V semana.
Santa Eulalia de Barcelona, mártir, 290-303
Cat. La Liturgia, obra de la Santísima Trinidad, n. 1077-1083

Día 13. Jueves de la V semana.
San Benigno, presbítero y mártir, siglo III-IV
Cat. Cristo glorificado, n. 1084-1085

Día 14. viernes, Santos Cirilo, monje y Metodio, obispo,
Patronos de Europa, siglo IX
Cat. La gracia del Espíritu Santo, n. 1585-1589

Día 15. sábado de la V semana.
Beato Ángelo de Sansepolcro, presbítero y ermitaño, siglo XIV
Cat. Liturgia terrena y liturgia celestial, n. 1088-1090.
------------------------------------------------------------
-La unicidad de la persona de Cristo
-Preparación santa Misa / La Institución,
capítulo 23/1
                https://ramonbertrand.blogspot.com

viernes, 7 de febrero de 2025

 PREPARACIÓN PARA LA CELEBLACIÓN
DE LA SANTA MISA
La Institución. Romano Guardiani, capítulo 23/1

 La Santa Misa pertenece al segundo ámbito de la vida religiosa. Es un modo en que el cristiano se dirige inmediatamente a Dios, puesto que ella es el núcleo de esta relación inmediata con Dios. Cuando el creyente concurre a la iglesia, abandona el espacio de la existencia pública e ingresa en el otro espacio reservado de la casa de Dios. Allí él se encuentra reunido en comunidad con los otros y, en presencia de Dios, permanece en el culto sagrado.

      La vida religiosa es la unión del hombre con Dios. No consiste simplemente en un conocimiento o en una experiencia, sino también en un estar-realmente-unido a él. Dios es, y también el hombre es, pero frente a Dios y originado por él. De Dios al hombre y del hombre a Dios hay una relación, más esencial y real que todo aquello que dentro del mundo puede vincular a un ser a otro. Esta unión y efecto que ella produce en la experiencia, en el pensamiento y en el obrar del hombre es la vida religiosa.

      La vida religiosa puede recibir ahora una doble orientación. Puede integrarse en el obrar cotidiano, en el intercambio con los otros hombres, en la relación con las cosas, en el trabajo, la labor y el combate de la existencia cotidiana. Puede ser que un hombre realiza en forma responsable su labor diaria, porque es consciente de que esta última responde a la voluntad de Dios; o respetuoso del mandamiento divino, vacila frente a una injusticia; o bien, acoge con paciencia y compasión al prójimo, al estar impregnado del amor de Cristo. Esta es una auténtica vida religiosa, hasta cierto punto la demostración de la autenticidad religiosa. La religión llega a ser aquí el alma de la misma existencia cotidiana, aquello que la Sagrada Escritura llama “el caminar en presencia de Dios”. Pero la vida religiosa también puede separar de las acciones y sucesos externos y dirigirse inmediatamente a Dios, por e. j. cuando el individuo medita sobre la revelación divina; cuando se dirige con sus peticiones a él; cuando camina interiormente delante de Dios; cuando examina su propio obrar y se renueve en el bien.

      Sin embargo, ahora debemos distinguir algo. Lo que hacemos en este espacio reservado no surge de la espontaneidad de nuestra vivencia y necesidad religiosa, como si concurriéramos a la iglesia a causa de una gran penuria colectiva y expresáramos nuestra aflicción frente a Dios. También este es naturalmente posible, y pertenece a las experiencias religiosas más intensas que puede vivir un hombre, cuando él -junto con los otros- se pone delante de Dios y siente que él es aquél de quien todo procede y hacia quien todo se dirige. Pero lo que acontece en la Santa Misa no tiene este carácter, por cuanto ella no es la expresión espontánea de la existencia, que se entiende y se desenvuelve religiosamente en sí misma. Tampoco es el resultado de esa energía creadora, que a partir de la agitación interior del momento articula la palabra piadosa y la acción expresiva, sino que es algo ordenado en sí mismo y establecido como válido para siempre. Nunca se desarrolla a partir de la relación del individuo y de la comunidad con Dios, sino que sale al encuentro del hombre y exige que él la reconozca, confíe en ella y la realice. No se basa en creación, sino en la institución.

      Pero tal institución no la puede realizar cualquiera, sino sólo quien está facultado para hacerlo. Ella no tiene su origen en la piedad personal o en la súbita idea creadora, sino en la autoridad: quien tiene autoridad, puede realizarla en su ámbito. Allí donde el padre es la cabeza reconocida -también en sentido religioso- de la familia, puede introducir una costumbre o una celebración que luego une a la familia.

      El hombre no tiene poder para disponer un precepto tal. No hay ninguna autoridad terrenal que pueda obligar de una forma tal, lo cual prueba el hecho que siempre afirmamos de que todo auténtico poder proviene de Dios. Dios no le ha concedido al hombre establecer una acción que obligue a todos los pueblos y épocas por igual.

                (Romano Guardini, Celebración de la Santa Misa / La Institución, capítulo 23/1, p. 88-90)

                                                           ***************************************

jueves, 6 de febrero de 2025

 LA UNICIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO

      Al terminar el siglo IV, toda la teología era consciente de la necesidad de mantener firmemente la integridad de las dos naturalezas en Cristo. Nicea había puesto de relieve la unidad de Cristo y la perfecta divinidad del Verbo; el rechazo del apolinarismo había recalcado, a su vez, que la unidad de Cristo no podía afirmarse sobre la negación de una humanidad completa. Era claro que ambos extremos -unidad y diversidad en Cristo- debían ser afirmados sin ninguna ambigüedad.

      Por otro lado, con la afirmación de la doble naturaleza de Cristo se habían clarificado puntos importantes del misterio de la Encarnación, entre ellos, la consustancialidad de Cristo con el Padre y con los hombres y, por tanto, se había clarificado la naturaleza de su mediación, pues ésta se fundamenta en el mismo ser de Cristo. Esta mediación hay que entenderla no como la mediación de alguien que estuviese ontológicamente entre Dios y los hombres -como mediación de un ser intermedio-, sino como la de quien, por unir en sí mismo lo humano y lo divino, pertenece por propia naturaleza a ambos mundos. La mediación de Cristo se realiza pues en la íntima unidad de su ser. Era lógico, pues, plantearse en forma refleja la cuestión de cómo concebir esta unidad.

      La unidad de Cristo se constituye así en el centro de atención de la cristología del siglo V, indisolublemente unidad a la soteriología. Se trata de una cuestión sobre la que las tradiciones alejandrina y antioquena, tenían posiciones diversas y complementarias, y que podía haberse solventado en forma pacífica. No fue así, sino que estalló en forma apasionada, alcanzando momentos muy agrios, sobre todo, en el enfrentamiento de sus personajes más emblemáticos: Nestorio (+450), patriarca de Constantinopla, y Cirilo (+444), patriarca de Alejandría. Los tiempos y el pensamiento teológico se encontraban duros para afrontar esta cuestión, pues contaban con la rica herencia teológica recibida de los siglos anteriores.

Cristología y soteriología

Son inseparables. La primera es el estudio de la Persona de Cristo; la segunda es el estudio de la obra de Cristo, es decir, la salvación de los hombres. Ambos extremos son inseparables, porque en Jesucristo su ser, es decir, su naturaleza de Dios y hombre, y su vocación del Salvador son inseparables.

 (Fernando Ocáriz/Lucas F. Mateo-Seco/José Antonio Riestra,El Misterio de Jesucristo, Editorial Eunsa, 4ª edic. p. 28 y 191)

 

domingo, 2 de febrero de 2025

Repasar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica,
siguiendo el Año litúrgico, del 2 al 8 febrero de 2025
---------------------------


Justicia en las palabras y en los juicios
   Toda persona tiene derecho a conservar su buen nombre, mientras 
no haya demostrado con hechos indignos, públicos y notorios, que no 
le corresponde. La calumnia, la maledicencia, la murmuración… 
constituyen grandes faltas de justicia con el prójimo, pues el buen nombre 
es preferible a las grandesriquezas (Prov 22,1) ya que, con su pérdida, el 
hombre queda incapacitado para realizar una buena parte del bien que 
podía haber llevado a cabo.
               (Francisco Fernández-Carvajal, Hablar con Dios, II, p. 158, Ediciones Palabra)
---------------------------------------------------------------------------------------

                 ciclo C – año impar, Tiempo de Ordinario
Día 02. DOMINGO. Presentación del Señor, fiesta
Cat. La Presentación en el Templo, La huida a Egipto, n. 529-530

Día 03. lunes de la IV semana.
San Blas, obispo y mártir, siglo IV
Cat. El mundo visible, n. 337-344


Día 04. martes de la IV semana.
San Andrés Corsini, obispo y confesor, siglo XIV
Cat. El hombre, “a imagen de Dios” (I) n. 355-358

Día 05. miércoles, Santa Águeda, virgen y mártir, siglo III
Cat. El hombre, “a imagen de Dios” (II) n. 359-361

Día 06. jueves, Santos Pablo Miki y Compañeros, mártires, siglo XVI
Cat. “Corpore et anima unus”, n. 362-368

Día 07. viernes de la IV semana.
San Lucas el Joven, eremita, siglo X
Cat. “Hombre y mujer los creó”, n. 369-373

Día 08. sábado de la IV semana.
San Jerónimo Emiliano, sacerdote, Fundador de la Orden de los
Padres Somascos, siglo XV
Cat. El hombre en el Paraíso, n. 374-379
------------------------------------------------
-Preparación santa Misa. Obstáculos: La deficiencia, capítulo 22
-Tierra Santa: Cafarnaún, relato 40
           https://ramonbertrand.blogspot.com